Un pueblo bendecido.
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Leer Psa 33:12-22
Lo que comenzó cuando un pequeño grupo de 102 personas zarpó de Inglaterra hacia América, habría de convertirse en la nación más poderosa y bendecida del planeta: los Estados Unidos de América. Arribaron en el invierno de 1620 y solamente la mitad sobrevivió ese invierno. Vinieron en busca de un lugar donde adorar a Dios con libertad, algo que Inglaterra les prohibía. Su deseo era también fundar “A city on a hill”, donde la luz de Cristo brillara de tal manera que todos los hombres del mundo pudieran verla.
156 años después, en un día como hoy, 4 de Julio de 1776, la Declaración de Independencia fue adoptada. La bendición de Dios sobre esta nación hizo que, en menos de 200 años, este país fuera el más próspero y poderoso del mundo.
Desafortunadamente, durante los últimos 60 años, esta nación, poco a poco, le ha ido dando la espalda a Dios. La decadencia moral y espiritual son evidentes; basta con ver las noticias para darse cuenta de las aberraciones que ahora son consideradas normales y un derecho.
Aunque la nación, como un todo, le da la espalda, hay un pueblo, escogido desde antes de la fundación del mundo, que todavía tiene a Dios como su Señor: ese es el pueblo de Dios, los redimidos con la sangre de Cristo, escogidos como Su herencia.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor, El pueblo que Él ha escogido como Su herencia.
El pueblo de Dios es bienaventurado, bendecido, y dichoso porque tiene...
Un Dios misericordioso.
Un Dios misericordioso.
Él ama la justicia y el derecho; Llena está la tierra de la misericordia del Señor.
Con todos nuestros errores, tanto personales como nacionales, lo que más necesitamos es la misericordia de Dios.
Si la LXX está correcta al ascribir este salmo a David, podemos entender más aún esta alabanza: David había sido recipiente de dicha misericordia. Su pecado con Betsabé le trajo mucho dolor físico y emocional, pero Dios fue misericordioso con él.
El pueblo de Dios no es perfecto y le falla a Dios constantemente; y si todavía estamos vivos, si no hemos sido consumidos, ha sido por Su misericordia. Sus misericordias son nuevas cada mañana, escribió Jeremías. ¡Grande es Su fidelidad!
Fiel en todo lo que hace.
Fiel en todo lo que hace.
Porque la palabra del Señor es recta, Y toda su obra es hecha con fidelidad.
No importa cuanto le fallemos, o que tan infieles seamos, Él no nos falla, Él siempre actúa con fidelidad hacia Su pueblo.
Palabra fiel es esta: Que si morimos con Él, también viviremos con Él; Si perseveramos, también reinaremos con Él; Si lo negamos, Él también nos negará; Si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse Él mismo.
En Su misericordia, Él siempre busca el bien para los suyos. Nunca nos falla, nunca nos traiciona, como nosotros a Él, sino que nos es fiel.
Digno de ser alabado.
Digno de ser alabado.
Como el músico que alienta a la audiencia a unirse a él, el escritor anima al pueblo de Dios a alabarle por su misericordia y fidelidad.
“Canten de júbilo en el Señor...” 1
“Den gracias al Señor con la lira y con el arpa” 2
“Cántenle cántico nuevo…con voz de júbilo, toquen con arte” 3
El pueblo de Dios es bienaventurado, bendecido, y dichoso porque tiene...
Un Dios Todopoderoso.
Un Dios Todopoderoso.
Esta nación llegó a ser poderosa porque Dios la favoreció por el temor que tenían sus habitantes.
Cuando Faraón quizo destruir al pueblo de Israel, matando a los niños:
Dios favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy poderoso.
Él no es un dios con minúscula, sino Dios de dioses y Señor de señores, el Todopoderoso cuya palabra es poderosa:
Que crea con Su Palabra.
Que crea con Su Palabra.
Cuando Dios habla o manda, las cosas se hacen:
Dios dijo: “Sea la luz”. Y hubo luz. Gen 1:3
Entonces dijo Dios: “Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.” Y así fue. Gen 1:7
Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, Y todo su ejército por el aliento de Su boca. Él junta las aguas del mar como un montón; Pone en almacenes los abismos.
Porque Él habló, y fue hecho; Él mandó, y todo se confirmó.
¡Ese es nuestro Dios!
Porque es Todopoderoso, Él es digno de ser temido.
Que es digno de ser temido.
Que es digno de ser temido.
Porque grande es el Señor, y muy digno de ser alabado; Temible es Él también sobre todos los dioses.
Tema al Señor toda la tierra; Tiemblen en Su presencia todos los habitantes del mundo.
El Señor hace nulo el consejo de las naciones; Frustra los designios de los pueblos.
Así como puede hacer poderoso a una nación, así también puede destruirla o humillarla.
Tristemente, esta nación ha dejado de temer, ha dejado de ser “una nación bajo Dios”, como dice la oración a la bandera. “En Dios confiamos” ha quedado como una mentira de cristianos y no-cristianos.
Cuya voluntad permanece para siempre.
Cuya voluntad permanece para siempre.
El consejo del Señor permanece para siempre, Los designios de Su corazón de generación en generación.
La voluntad de Dios siempre se hace, de una u otra manera, por las suaves o por las duras. Su voluntad es perfecta y no puede fallar.
Así como promete bendición a los que le temen también promete maldición a los que le desprecian. Por eso temo por esta nación y por este pueblo cristiano que desprecia Sus mandamientos.
Un Dios protector.
Un Dios protector.
Nuestra alma espera al Señor; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo;
La función de un escudo es proteger.
16-19
Protege a los suyos de enemigos.
Protege a los suyos de enemigos.
Dios ha protegido a esta nación en dos guerras mundiales y en muchas guerras internacionales.
Pero lo mejor de todo es que Él es nuestro escudo.
Los vrs. 13-14 nos dicen que Dios observa desde los cielos, como un padre observa vigilante a sus amados hijos.
Es un error pensar que es por nuestra fuerza o astucia que nos libramos de nuestros enemigos. No es por el caballo ni por la fuerza; es porque Dios cuida a los suyos (Vrs 16-17). Mientras estés bajo Su protección, los planes de tus enemigos no fructificarán. 13-17
Provee para los suyos.
Provee para los suyos.
Dios hizo esta nación como un lugar que mana leche y miel, un lugar donde nadie se muere de hambre, donde tenemos más de lo que necesitamos. ¿Por qué? Porque...
Los ojos del Señor están sobre los que le temen, Sobre los que esperan en Su misericordia, Para librar su alma de la muerte, Y conservarlos con vida en tiempos de hambre.
Antes que le pidamos, Él ya sabe lo que necesitamos. Y si cuida de las aves, cuanto más no cuidará de Su pueblo.
Los protege de la muerte espiritual.
Los protege de la muerte espiritual.
Los ojos del Señor están sobre los que le temen, Sobre los que esperan en Su misericordia, Para librar su alma de la muerte, Y conservarlos con vida en tiempos de hambre.
Esa es la protección más importante de todas. ¿De que serviría tener todo e ir al infierno? ¿De que serviría ganar el mundo y perder el alma?
Cristo vino a salvarnos de la muerte espiritual, la segunda muerte, el lago de fuego y azufre. Para ello, dio Su vida, derramó Su sangre y nos inscribió en el libro de la vida.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor, El pueblo que Él ha escogido como Su herencia.