Salvados y con propósito
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· 60 viewsDios ha hecho una poderosa obra en los que creímos en Jesús, que afecta nuestro estilo de vida y nuestras relaciones
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El plan de salvacion
3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. 12 A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
3 ¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva 4 y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, 5 a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos. 6 Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. 7 El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele. 8 Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, 9 pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.
10 Los profetas, que anunciaron la gracia reservada para ustedes, estudiaron cuidadosamente esta salvación. 11 Querían descubrir a qué tiempo y a cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando testificó de antemano acerca de los sufrimientos de Cristo y de la gloria que vendría después de éstos. 12 A ellos se les reveló que no se estaban sirviendo a sí mismos, sino que les servían a ustedes. Hablaban de las cosas que ahora les han anunciado los que les predicaron el evangelio por medio del Espíritu Santo enviado del cielo. Aun los mismos ángeles anhelan contemplar esas cosas.
3 Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación 4 y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse. 5 Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean.
6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aun cuando tengan que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. 7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
8 Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible. 9 La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas.
10 Incluso los profetas quisieron saber más cuando profetizaron acerca de esta salvación inmerecida que estaba preparada para ustedes. 11 Se preguntaban a qué tiempo y en qué circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando les dijo de antemano sobre los sufrimientos de Cristo y de la inmensa gloria que después vendría.
12 Se les dijo que los mensajes que habían recibido no eran para ellos sino para ustedes. Y ahora esta Buena Noticia les fue anunciada a ustedes por medio de aquellos que la predicaron con el poder del Espíritu Santo, enviado del cielo. Todo es tan maravilloso que aun los ángeles observan con gran expectación cómo suceden estas cosas.
a. Su programa
3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
3 ¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva
3 Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación
Es la intención de Pedro hablar justamente de quienes somos en Cristo y lo que él ha hecho y hace en nuestras vidas.
Pedro exalta a nuestro buen Dios y Señor. ¿Por qué? "Por su gran misericordia". Dios te tuvo misericordia. La misericordia de Dios es su inmenso amor en acción, que cuando vio nuestra condición y nuestro destino intervino para que no fuera así. Dios en su misericordia, y por medio de nuestra fe en Jesús, nos hizo nacer de nuevo. Eso fue de lo que el propio Jesús le habló a Nicodemo (Juan 3:5). A ese concepto Pedro le agrega que la resurrección de Jesús también fue importante para eso. Es como sí así como Jesús se levantó de la tumba, nosotros también nos levantamos - con él - de nuestra tumba espiritual, para la nueva vida en él.
Nuestra vida no tenía rumbo ni un destino cierto. Ahora, en esta nueva vida, tenemos una esperanza viva. Nuestra vida cuenta, nuestra vida trasciende las fronteras de la muerte. Jamás podremos caer en la total desesperanza, porque siempre tendremos un mañana glorioso delante de nosotros. ¡Gracias a Dios!
4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,
4 y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes,
4 y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse.
La esperanza es solo parte de lo que Dios preparó para nosotros. Nos deleitamos en la esperanza, ¡pero hay mucho más! Nos espera una herencia muy especial, descripta aquí con estas tres palabras especiales: "indestructible, incontaminada e inmarchitable". Siempre me llamaron la atención estas palabras. Analicémoslas por un momento. Son tres palabras precedidas por partículas negativas (en español, "in"), es decir, definen claramente lo que no puede ocurrir con nuestra herencia. Nuestra herencia no puede ser destruida, no puede ser contaminada, no puede llegar a echarse a perder o marchitarse. No envejece, no se gasta, no falla. Somos herederos de algo que nunca podremos perder.
Creo que el propio Pedro carecía de las palabras suficientes para describir nuestra herencia. Y no considero que fuera un error de Pedro, sino que en realidad nuestras palabras humanas no alcanzan para describir algo tan sublime. Esa herencia "está reservada en el cielo para ustedes".
¿Cómo te hace sentir esto? ¿No le da esta noticia un sentido de continuidad a tu vida? No vives solamente para el aquí y ahora, y ni siquiera la muerte tiene el poder para dar por terminada tu etapa productiva. Todo lo maravilloso de Dios que disfrutamos aquí y ahora es solamente una muestra, el comienzo de algo muchísimo más maravilloso que aún nos espera.
Realmente, tener vida eterna y ser herederos de Dios es algo especial.
5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
5 a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos.
5 Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean.
El poder de Dios nos protege por medio de la fe. Dios ha extendido su mano sobre nosotros y nos cubre, nos sostiene y nos dirige. Tenemos la salvación, pero al mismo tiempo la salvación "se ha de revelar en los últimos tiempos", tiene un cumplimiento esperado. Y quien nos protege hasta ese momento es Dios, con su poder, por medio de nuestra fe.
Confía en Dios. Él cumple lo que promete. En este tiempo te está protegiendo, y tiene un tesoro preparado para entregarte.
b. Su problema
6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
6 Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo.
6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aun cuando tengan que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.
Lo que está haciendo Pedro es recordarnos las inmensas promesas de Dios, que son las que nos sostienen en este tiempo en el que inevitablemente tenemos que atravesar momentos de dificultad. Vivimos en medio de un sistema hostil a nuestro Señor, y por tanto también hostil a nosotros, sus hijos y agentes. Todos los días nos enfrentamos a dificultades de diferente índole y nos sentimos golpeados por diferentes problemas. Pero llevamos por dentro esta alegría que Dios nos ha dado, y que tiene que ver con esta herencia que nos espera.
En este versículo se nos da otra pista que más adelante será reiterada: nuestros problemas no son ni eternos ni permanentes. Las diversas pruebas que atravesamos son "por un tiempo".
7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
7 El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.
7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
Las cosas más valiosas atraviesan duros procesos para alcanzar su máximo nivel. Lo mismo ocurre con nuestra fe.
¿Tu fe está siendo probada? Es muy fácil asegurar que uno tiene fe cuando todo marcha bien, cuando no hay problemas. Pero la fe realmente se pone de manifiesto en medio de las situaciones complicadas, las luchas, los momentos de angustia, las dificultades. Dios está trabajando con lo más íntimo de tu ser, y al final la cosecha va a ser muy rica, para él y para ti. Así que afírmate, confía y alégrate, porque Dios está contigo y en ningún momento va a dejar de apoyarte y sostenerte.
Aunque sea por un momento, ¿logras imaginarte aquel glorioso momento en que Jesús regrese en las nubes para buscarnos, para que estemos con él para siempre? En ese precioso momento vas a mirar esa fe, esa que tantas lágrimas te costó en el proceso de la vida, y la vas a ver brillar como el oro refinado, y con toda tu reverencia, y con lágrimas de felicidad, se la vas a ofrecer a Jesús como tu más preciosa ofrenda. Él la va a recibir con una sonrisa, va a secar sus lágrimas, y te va a tomar de la mano para llevarte a aquel lugar donde no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor. Valora este tiempo de refinamiento de tu fe; Dios está tratando contigo y no te dejará en el camino.
8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
8 Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso,
8 Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible.
Presta atención a la manera en que Pedro describe el sentir de los cristianos. Amamos a quien no vemos. Es posible que Pedro, al escribir estas palabras, recordara aquellos momentos en los que Jesús, mirándolo a los ojos, le preguntó si lo amaba, y él tuvo que responder que sí, que en realidad lo quería (reconociendo que había descubierto que su amor era imperfecto y limitado, Juan 21:15-17). Pero nosotros sin vernos en la mirada de Jesús, solo presintiéndolo, acercándonos a él por la fe, le amamos, porque hemos recibido su amor y lo hemos sentido.
También sentimos el gozo, ese gozo que no depende de lo que ocurre en nuestra vida o a nuestro alrededor. Alcanza con la presencia de nuestro Salvador, alcanza con la obra interna del Espíritu Santo renovándonos interiormente. ¡Y Pedro lo conocía también! Habla de ese gozo como quien lo ha experimentado, por lo que los cristianos de todas las épocas, desde el siglo I al XXI, hablamos el mismo idioma.
No sé lo que estás viviendo en este momento, pero estoy seguro de que si has creído en Jesús, ese gozo está allí, interno, profundo, real, "indescriptible y glorioso". Solo necesitas un tiempo para detenerte, acercarte al Padre celestial, elevar una simple oración. La fe cristiana no es una mera convicción intelectual. Afecta nuestro sentir, toca nuestras emociones, sacude nuestros sentimientos. El amor y el gozo de los que Pedro habla aquí son reales y sensibles. ¡Disfrútalos!
9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
9 pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.
9 La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas.
Sí, es cierto, la meta de nuestra fe es nuestra salvación. Yo aquí le agregaría que con esta declaración viene otra experiencia sensible, que es la de la paz de Dios. El hecho de sabernos salvos nos llena de esa paz indescriptible, que como diría Pablo va más allá de lo comprensible (Fil. 4:7).
Me gusta como Pedro combina los eventos futuros de nuestra condición espiritual, la herencia que no envejece y que nos espera en los cielos, con lo que ocurre hoy en día y podemos sentir, el amor, el gozo y la paz que sentimos y son la fuente de nuestra fortaleza y ánimo cada día.
Eres salvo, eres un rico heredero, y lo puedes sentir latiendo en tu propio interior, llenándote de amor, gozo y paz. ¡Alégrate en Jesús!
c. Su profecía
10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
10 Los profetas, que anunciaron la gracia reservada para ustedes, estudiaron cuidadosamente esta salvación.
10 Incluso los profetas quisieron saber más cuando profetizaron acerca de esta salvación inmerecida que estaba preparada para ustedes.
La salvación que en este día tenemos en nuestro corazón los que hemos creído en Jesús fue anunciada previamente por los profetas de Dios. ¿Cómo lo habrán experimentado ellos? Pedro habla de la gracia, este bien inmerecido que hemos recibido de Dios. Los profetas la anunciaron, la estudiaron y la observaron. Suena como que la consideraron cuidadosamente, la contemplaron, la valoraron.
Ellos la tomaron con cuidado; y tú que la tienes, ¿cómo la valoras? ¿La cuidas?
11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
11 Querían descubrir a qué tiempo y a cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando testificó de antemano acerca de los sufrimientos de Cristo y de la gloria que vendría después de éstos.
11 Se preguntaban a qué tiempo y en qué circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando les dijo de antemano sobre los sufrimientos de Cristo y de la inmensa gloria que después vendría.
El asunto de la salvación y el Salvador despertaba la curiosidad de los profetas; "querían descubrir", como si fuera una ciencia. Es interesante como lo expresa el apóstol aquí: dice que el Espíritu de Cristo estaba en ellos y les testificaba. Claro que se refiere al Espíritu Santo en su labor de revelarles lo que habían de anunciar; pero iban a hablar y escribir acerca de Cristo, y era el propio Espíritu de Cristo quien les traía la revelación.
Es maravilloso reconocer que el mismo Espíritu que obró en sus vidas, que les testificó de aquella manera, es el que hoy en día obra en nuestras vidas. A ellos les anunció "de antemano acerca de los sufrimientos de Cristo y de la gloria que vendría después de estos". A nosotros nos reveló que este personaje y este evento céntricos de la historia de la humanidad tuvieron relevancia personal para nosotros, nos afectaron personalmente. Y al conocerlo le abrimos nuestro corazón a Jesús.
Dios habla, y lo hace, como lo hizo a aquellos profetas, lo hace por medio de su Espíritu. El Espíritu de Dios está obrando en tu vida y Dios quiere hablar a tu corazón. Dedica tiempo para detenerte y escucharlo, y déjalo obrar, conmoverte y agitar también tu curiosidad.
12 A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
12 A ellos se les reveló que no se estaban sirviendo a sí mismos, sino que les servían a ustedes. Hablaban de las cosas que ahora les han anunciado los que les predicaron el evangelio por medio del Espíritu Santo enviado del cielo. Aun los mismos ángeles anhelan contemplar esas cosas.
12 Se les dijo que los mensajes que habían recibido no eran para ellos sino para ustedes. Y ahora esta Buena Noticia les fue anunciada a ustedes por medio de aquellos que la predicaron con el poder del Espíritu Santo, enviado del cielo. Todo es tan maravilloso que aun los ángeles observan con gran expectación cómo suceden estas cosas.
¡Qué especial habrá sido aquella experiencia para los profetas! Cuando entendieron que no se estaban sirviendo a sí mismos llegaron a la conclusión de que estaban hablando de eventos futuros, cosas que serían comprendidas por generaciones futuras. Nos servían a nosotros.
¡Dios! ¡Es tan impresionante tu amor y cuidadosa planificación por amor a nosotros! Recuerdo ahora lo que dice Isaías 43:4. Dios estuvo dispuesto a hacer una inversión muy grande por nuestra salvación, incluso tomando a hombres que vivieron mucho antes que nosotros para anunciarla detalladamente. Un día le habló a Isaías, o a Jeremías, a Oseas y los demás, aún a Moisés, y lo hizo por amor a mí, para servirme a mí. ¿Te das cuenta? Dios invirtió la vida de personas en ti, para que te sirvieran, aún mucho antes de que nacieras.
A aquellos profetas Dios les reveló una verdad preciosa, la misma que nos ha sido anunciada a nosotros (y había sido anunciada a los primeros lectores de esta carta) por medio del mismo Espíritu Santo. La intervención de Dios en las vidas de las personas es algo maravilloso.
Lo que Dios nos ha dado es tan maravilloso y valioso que aún los ángeles anhelan contemplarlo. Valora la salvación que has recibido, el precioso mensaje que escuchaste de parte de Dios y por obra del Espíritu Santo pudiste entender y recibir; atesóralo y compártelo. Lo que tienes es un inmenso privilegio, el tesoro de todos los siglos, el regalo de Dios para que tengas vida eterna. ¡Gracias a Dios!
2. Productos de la salvación
a. La santidad
13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
13 Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo.
13 Así que piensen con claridad y ejerciten el control propio. Pongan su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo.
Teniendo en cuenta lo valiosa que es la salvación que hemos recibido, debemos tomar algunas medidas aplicables a nuestro diario vivir. Las que aparecen en este versículo y los siguientes son indicaciones que el Espíritu Santo inspiró a Pedro a transmitir en cuanto a cómo vivir la vida cristiana.
"...dispónganse a actuar con inteligencia...". Esto sería algo así como decir "Estén preparados para actuar inteligentemente". Son muchas las ocasiones en la vida en las que nos dejamos llevar. Hacia donde va la corriente, allí vamos; lo que hacen los demás, hacemos; lo que parece bien al sentido común de la sociedad, eso aplicamos. Eso no es actuar con inteligencia. Lo que Dios nos está diciendo es que Él nos capacitó para actuar de una manera diferente, teniéndolo a Él como referente más importante en nuestras vidas. Estando sin Cristo no puedes actuar con inteligencia; muchas veces eras llevado de aquí para allá por tus pasiones, por las opiniones de los demás y por las ambiciones. Prepárate para una nueva manera de vivir, actuando con inteligencia.
"...tengan dominio propio...". Vivimos en una sociedad en la que, cada vez más, parece haberse perdido esta cualidad. Es más, parecen animarnos por todos los medios a abandonar el dominio propio, a dejarnos llevar. El problema es que cuando renunciamos al dominio propio, cuando nos dejamos llevar, caemos bajo el dominio de fortalezas que nos esclavizan utilizando nuestras propias pasiones y compulsiones. Escucha la voz de Dios y activa tu dominio propio. No te dejes llevar. Dios te dio el dominio propio como fruto del Espíritu Santo en tu vida. Ejercítate a decir que no, porque tienes la autoridad para hacerlo. Tú eliges el destinatario de tu confianza. Nadie tiene mayor autoridad que nuestro Creador para decirnos como debemos vivir. Préstale atención y ejerce tu dominio propio.
"...pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo". ¿Existen otras alternativas? Sí, claro. El mundo te ofrece toda una gama de opciones. Dedícale tu esperanza al dinero, y vivirás en función de él. Pon tu esperanza en el gobierno o un sistema político, y tendrás algo por lo que luchar. Pon tu esperanza en tus propios recursos, fuerzas y capacidades, pero ten en cuenta que tarde o temprano descubrirás tus limitaciones. Lo cierto es que la única fuente confiable de esperanza es aquella gracia, aquella inmensa herencia de la que Pedro ya nos ha hablado, que va a quedar claramente a la vista cuando Jesús regrese. Aquello en lo que pones tu esperanza determina como vas a vivir e influye en tus decisiones de todos los días. Apóyate con confianza en la gracia que recibirás, no porque te hayas hecho merecedor de ella sino porque Jesucristo pagó el precio por ti (por eso es gracia y no recompensa), y tu vida encontrará un equilibrio que de otra manera no tendría.
14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
14 Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia.
14 Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia,
"...no se amolden a los malos deseos...". No necesitas hacer un análisis demasiado profundo de tu corazón para descubrir que muchas veces surgen malos deseos en ti. El hecho de que surjan no es el problema principal, porque la realidad es que surgen en el corazón de todos nosotros. Surgen en nosotros y nos invitan. Son deseos, ganas, de mayor o menor intensidad, y nos invitan a seguirlas con la promesa del placer, la diversión, una nueva experiencia, alguna medida de satisfacción.
Pero escucha lo que Dios te está diciendo: no te metas en ese molde. Es el molde en el que la mayoría está cayendo, es cierto, y eso determina los principios morales y los valores de la sociedad en que vives. Pero tú tienes otra fuente de valores y principios. No te amoldes a esas ganas, no las sigas, sencillamente diles que no. Si estás en Cristo ya no vives en la ignorancia sino a otro nivel. Tienes otra autoridad sobre tu propia vida, y el Espíritu Santo que está en ti te lo confirma. Levántate con esa autoridad que recibiste de Jesús y no te amoldes a aquellos deseos.
15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
15 Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; 16 pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»
15 pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. 16 Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo».
Dios te ha invitado a ser como él, Santo, diferente, apartado del molde de los demás. Dios es distinguible de la multitud, y así tienes que serlo tú, porque Dios te ha invitado a serlo. Los miembros de la familia de Dios somos una honrosa minoría, y eso se nota en nuestra manera de vivir. Nuestro Padre Dios nos ha llamado a ser santos en todo lo que hagamos, así como él lo es. Son los genes de Dios en nosotros los que vamos a reflejar. Tenemos el poder de ser diferentes y dejar que Dios obre en nosotros.
Es interesante que el apóstol baje el concepto de santidad al nivel de las acciones. No se trata de una concepción intelectual, de una fórmula filosófica a la que mostramos nuestro asentimiento conceptual. Se trata de nuestros hechos, lo que hacemos cada día. La diferencia en tu vida no va a consistir en que vayas a la reunión los domingos. Se va a notar en la ocasión en que todos le den la espalda al rechazado, todos menos tú. Se va a ver cuando todos consideren aceptable e incluso digno de destaque algún acto corrupto o inmoral, todos menos tú. ¿Por qué? Porque tú eres santo, como Dios nuestro Padre.
¿Sientes que te queda grande ser considerado santo? ¿No te llamarías santo a ti mismo? Estoy enteramente de acuerdo y me ocurre lo mismo. Nosotros sabemos cuáles son nuestros pensamientos, conocemos cuáles han sido nuestras palabras, acciones y aún nuestras intenciones profundas, y no le llamaríamos santo a alguien como nosotros. Pero Dios nos propone aquí una nueva manera de vivir, una en la que aceptamos su invitación a ser santos, a actuar de una forma diferente a la de los demás. No se trata de hacer algo o dejar de hacerlo porque "la religión no me permite" ni porque "en la iglesia me enseñaron que no lo hiciera". Tienes una relación viva con Dios, y el Espíritu Santo en tu interior te habla claramente en cuanto a tu comportamiento, tus decisiones, y está obrando en ti. Simplemente camina con Dios, escucha su voz y respóndele: "Sí, Padre, quiero ser santo como tú en todo lo que haga".
b. La reverencia
17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
17 Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo.
17 Recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él mientras sean «extranjeros en la tierra».
Algo que no debemos olvidar es el hecho de que nuestro Padre celestial es el Juez de todos los mortales: "...juzga con imparcialidad las obras de cada uno". No somos los protegidos de un superhéroe que nos defiende hagamos las cosas bien o no. Nuestro amparo y fortaleza es también el Juez eterno e imparcial, y eso nos incluye. Dios será también nuestro juez, y será imparcial. En su condición de Juez justo no manifestará favoritismos, por más ocasiones que hayamos pisado los atrios del edificio que lleve su nombre.
Este versículo no es un burdo intento de manipulación con el uso de la religión, para que la gente "se porte bien". Es una cruda realidad. No vivas con miedo ante Dios, como si él fuera un ser arbitrario, caprichoso y cruel. No se trata de eso. Él es el Dios de amor, quien ES amor y no puede dejar de serlo porque esa es su esencia (1 Juan 4:8). Pero Él también es el Juez ante quien todos nos tenemos que presentar. Vive tus días en esta vida con temor ante Él, respetándole profundamente, considerando con cuidado donde pisas, andando como quien sabe que un día tendrá que rendir cuenta por sus acciones.
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
18 Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata,
18 Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. Y el rescate que él pagó no consistió simplemente en oro o plata
De nuestros padres y abuelos heredamos un estilo de vida absurdo, basado en el egoísmo, la hostilidad, la mentira. Al creer en Jesús fuimos rescatados de ese estilo de vida, y ya no lo necesitamos más. No tenemos por qué seguir viviendo de aquella manera y somos libres para caminar con Jesús y establecer con él nuestro estilo de vida. Esto puede parecer una doctrina, pero es una realidad perceptible y experimentable en tu vida. Fuiste rescatado de un estilo de vida opresivo y frustrante, para una vida nueva y diferente.
Jesús pagó el rescate por ti, y no lo hizo con moneda corriente.
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
19 sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.
19 sino que fue la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha.
Jesús pagó con su propia sangre por tu vida. Hizo lo que nadie más ha hecho y posiblemente no hará por ti: entregó su vida por la tuya.
Los judíos habían recibido la Ley de parte de Dios. De acuerdo a ella se presentaban una vez por año en su presencia y era sacrificado un cordero por los pecados del pueblo, un cordero sin mancha y sin defecto. Aquel cordero lo representaba a Jesús, era una manera de expresar la manera en que Dios finalmente nos salvaría, por medio de un sustituto. En realidad ningún cordero puede pagar el precio por tu alma, pero el Cordero de Dios, Jesús, sí lo hizo.
Aquel estilo de vida que habías recibido de tus antepasados te llevaba a la condenación. No había escapatoria. Pero Dios envió a Jesús, y aquella condenación que era para ti cayó sobre Jesús en la cruz. Jesús no merecía morir, y menos como un condenado a la pena máxima, como si hubiera cometido los peores delitos. Ese era tu lugar, y él lo tomó. Derramó su preciosa sangre pagando el precio por tu alma, por tu salvación, por tu libertad de aquel estilo de vida opresor y frustrante. Ahora eres libre por él. Y la maravilla es que no se quedó confinado a la tumba para nunca más salir, sino que hoy camina a tu lado garantizándote seguridad, dirección, sabiduría, fortaleza y paz. Él es tu Salvador.
20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
20 Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes.
20 Dios lo eligió como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora él se lo ha revelado a ustedes en estos últimos días.
Hay aspectos de lo que ha ocurrido en el ambiente espiritual que se escapan a nuestra humana comprensión. Pablo explicó que hay cosas que por el momento comprendemos en forma parcial, pero que llegará un momento en que entenderemos todo con claridad (1Cor. 13:9-12). Una de esas cosas difíciles de entender es esta elección de Jesús previa a la creación. Lo que sí queda claro es que el entendimiento de Dios deja al nuestro como una mota de polvo frente al universo. Dios lo sabe todo, y su conocimiento supera por lejos nuestras fantasías más audaces.
Pero Pedro cumplía con presentar a Jesús, el Salvador. Aquel que existía desde antes que el tiempo fuese se manifestó ante él y los que vivieron en su momento. Jesús no fue una persona común y corriente. Fue una intervención divina en la historia de la humanidad, y el Creador pisó la tierra y convivió con su propia creación. ¿Por qué? ¿Cómo parte de un experimento, para ver cómo se sentía? No; "en beneficio de ustedes", explica Pedro.
21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
21 Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.
21 Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa.
Jesús fue quien nos llevó a la relación que ahora tenemos con Dios. Creemos en Dios por medio de él, en el Dios que "lo resucitó y glorificó". ¿Cuál fue la meta de todo eso? "...que su fe y esperanza están puestas en Dios". Jesús es quien le da equilibrio a tu vida. Cuando lo consideras, cuando contemplas lo que hizo por ti, le dedicas tu confianza a quien se la tienes que dedicar, a Dios.
Nosotros somos el cumplimiento del plan original de Dios para la humanidad. Dios quería que todos los seres humanos viviéramos así, en una relación de confianza con él. Pero el pecado entró en nuestras vidas y nuestra historia y estableció la separación que tantas consecuencias negativas ha traído. Por medio de Jesús, volvemos a aquella relación en la que vivimos conforme al propósito para el que fuimos creados.
Gracias, Jesús. Por ti mi fe y mi esperanza están puestas en Dios.
c. El amor
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
22 Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros.
22 Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados, por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero. Ámense profundamente de todo corazón.
Aquí hay dos conceptos que no son muy populares en nuestro tiempo. No se habla mucho de purificación, ¿verdad? Parece como si nadie quisiera purificarse, como si nadie reconociera que necesita ser purificado. Eso quedó atrás, como un concepto obsoleto extraído de algún rincón oscuro de la Edad Media. Pero es exactamente eso lo que obtenemos los que nos acercamos a Jesús, y justamente lo hicimos porque reconocimos nuestra corrupción, nuestra suciedad, nuestra necesidad de purificación.
El otro concepto impopular es el de la obediencia. Lo que se escucha por todas partes es que nadie tiene derecho de imponernos nada, que todos tenemos derechos de conducir nuestro propio destino, que nada ni nadie nos puede exigir obediencia. Pero nosotros, cuando creímos en Jesús reconocimos nuestra desobediencia, reconocimos que la Verdad, en la persona de nuestro Salvador, sí tenía autoridad para demandar obediencia, y le obedecimos.
Estos conceptos que nuestra cultura está descartando por considerarlos obsoletos, imprácticos, contrarios al bienestar que uno puede encontrar en la vida, son pilares de nuestra fe y nuestra vida. No te avergüences de haber sido purificado, ni de haber obedecido la verdad y hacerlo cada día. La paz que tenemos como resultado de esta actitud nuestra realmente escasea por todas partes.
Uno de los resultados de nuestro encuentro con Jesús es el amor por nuestros hermanos, los que como nosotros han decidido ser sus discípulos. Ese amor lo tienes, surge espontáneamente en tu corazón como fruto de la obra del Espíritu Santo en tu vida. Y Pedro se encarga de animarnos a que le demos rienda suelta a ese amor: "ámense de todo corazón los unos a los otros".
Detente un momento a pensar en tus hermanos cristianos. ¿Puedes ponerle rostro a las palabras de este versículo? ¿Puedes ponerle nombre? Pon tu amor por tu hermano o hermana en una oración en este momento, y proponte manifestarle tu amor con un gesto, una palabra, una llamada telefónica, un regalo, un abrazo. Siembra ese amor que Dios puso en tu corazón por obra del Espíritu Santo, y te sorprenderás de los resultados.
23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
23 Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
23 Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios.
No sé si te ocurre lo mismo que a mí. Estas descripciones de lo que sucedió en nuestra vida espiritual, en el proceso de nuestra vida al encontrarnos con Jesús y dar inicio a nuestra relación con Dios, realmente hacen algo especial en mi interior.
Sí, es cierto, nacimos de nuevo. Es lo que Jesús le decía a Nicodemo (Juan 3:5) aquella noche que se acercó a él en busca de la verdad. Por más largo que haya sido el camino desde que te sucedió a ti, seguro que algo salta de alegría en tu interior al leer esta afirmación de Pedro.
Y no naciste como el producto de una semilla que se eche a perder con el tiempo, sino como resultado de la que permanece. Y aquí menciona la intervención de la Palabra de Dios en nuestra vida. La Palabra llegó a tu vida y produjo un impacto en ti, te movió a reaccionar y despertó tu fe. Esa Palabra no es de las que se lleva el viento, no es palabra de hombre. Esta "vive y permanece". Dios cumple sus promesas. Cada palabra que Dios te ha dicho es firme y se cumple.
Gracias a Dios por su Palabra y por la obra que ha hecho y está haciendo en nuestras vidas.
24 Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
24 Porque
«todo mortal es como la hierba,
y toda su gloria como la flor del campo;
la hierba se seca y la flor se cae,
25 pero la palabra del Señor permanece para siempre.»
Y ésta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes.
24 Como dicen las Escrituras:
«Los seres humanos son como la hierba,
su belleza es como la flor del campo.
La hierba se seca, y la flor se marchita.
25 Pero la palabra del Señor permanece para siempre».
Y esta palabra es el mensaje de la Buena Noticia que se les ha predicado.
Pedro cita aquí Isaías 40:6-8, y nos aclara que esta es la Palabra del evangelio que nos ha sido predicado. Los mortales somos y pasamos. Nuestra vida es efímera, pasajera, como la de las flores del campo. Pero aquella palabra del evangelio que recibimos permanece y se cumple, aún más allá de los límites de nuestra vida terrenal. Dios es fiel, y su Palabra poderosa y eterna.
¡Gracias, Dios nuestro, por tu poderosa Palabra!
3. El propósito de la salvación
a. El crecimiento
1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
1 Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia,
1 Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes.
Presta atención a estas palabras. Acá no se está hablando de religión, de ritos de invocación ni liturgias. Estas palabras se refieren a tu vida diaria, a tu trato con los demás, a tus relaciones en tu hogar, en tu ámbito laboral, entre tus amigos, vecinos y conocidos. La Biblia tiene mucho más para decir de lo que sucede fuera de los templos de lo que ocurre dentro.
Toma la decisión consciente de abandonar estas cosas. En el mundo la maldad es moneda corriente, especialmente desde que han ido cayendo los principios y valores morales que por muchos años sostuvieron las relaciones entre miembros de una misma comunidad. El engaño es algo absolutamente normal, de tal manera que muchos padres le enseñan a los hijos a mentir, bajo el pretexto de que una pequeña mentira "no le hace mal a nadie" (cuando la realidad es que a la primera persona que le hace mal es a quien la pronuncia). ¿Hipocresía? ¡Vivimos fingiendo, cultivando una imagen para que los demás tengan un alto concepto de nosotros! Una cosa es la imagen que proyectamos y otra muy diferente quienes somos en realidad. Se nos enseña a hacerlo, y lo tomamos como si fuera todo un arte. Si se trata de envidias, el consumismo es la envidia transformada en ciencia. Hemos aprendido a utilizar la tecnología para poner constantemente delante de nuestros ojos lo que no tenemos y necesitamos querer tener, o lo que no somos y necesitamos anhelar ser. Y si solamente un veinte por ciento de las calumnias que se lanzan nuestros políticos en una campaña electoral fueran imitadas por la población ya estaríamos en problemas. Hablamos sin conocer, acusamos sin tener motivos o por razones egoístas.
Así que este versículo habla del estilo de vida de nuestra gente, lo que se considera normal y aceptable en la sociedad en que vivimos. Pero justamente aquí la Palabra de Dios nos exhorta a que nuestro estilo de vida establezca una diferencia con el de los demás. Abandona todas estas cosas. ¿Necesitas recordar los antónimos de las actitudes mencionadas en el versículo? Bondad, honestidad, sinceridad, humildad, amabilidad.
¿Te das cuenta que puedes hacer la diferencia en el lugar donde vives y en tus relaciones? No necesitas abrir tu boca para hablar de Dios para presentar un mensaje elocuente para cualquiera que se quiera tomar el trabajo de observar lo que haces.
2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
2 deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación,
2 Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo
Habiendo abandonado todo esto que el mundo maneja con tanta frecuencia, desea "la leche pura de la Palabra". En varias ocasiones, la Palabra de Dios es comparada con el alimento. Así lo hizo el propio Jesús cuando el diablo lo vino a tentar (Mat. 4:4). La idea es que así como los alimentos materiales fortaleces y le conservan la vida a nuestro cuerpo físico, y en el caso de los niños les proveen crecimiento, algo semejante ocurre con la Palabra de Dios y nuestras almas.
Pedro nos insta a que deseemos algo diferente a lo que desea el mundo. Desea la Palabra de Dios. Y deséala con ansias, como un pequeño bebé desea la leche materna. ¿Has observado alguna vez a un bebé con hambre? No tiene vocabulario, no sabe cómo expresarse, pero te aseguro que se dará a entender cuando quiere la leche. Llorará y escucharás su voz. Esa es la actitud que se nos exhorta a imitar en este versículo.
No importa cuántos años hace que te congregas en una iglesia; necesitas crecer. La vitamina para el crecimiento de los cristianos es la Palabra de Dios. Búscala, anhélala, procura llenarte de ella. ¿Con cuánta frecuencia te alimentas? No es de extrañarse la falta de crecimiento en algunos cristianos. Dios quiere hablarte, quiere tocar tu corazón con su poderosa Palabra, quiere renovarte y llenar tu vida de su obra. Acércate a él humildemente cada día para escuchar su voz.
Observa que Pedro no habla de la Biblia, solo de la Palabra. Sí, encontrarás la Palabra de Dios en la Biblia. Pero hay ocasiones en las que puedes abrir la Biblia y no escuchar la voz de Dios. ¿Entiendes a qué me refiero? Lo importante aquí es tu actitud, la sed que tengas por escucharlo a Dios, por dejar que la voz de Dios haga la diferencia en tu día. No te limites a leer la Biblia. Escúchalo a Dios, deja que él agite tu interior y transforme tus pensamientos, tus actitudes, tu forma de ver las situaciones, tu sentir.
3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
3 ahora que han probado lo bueno que es el Señor.
3 ahora que han probado la bondad del Señor.
Si experimentaste el perdón de parte de Dios al creer en Jesús, ya sabes lo que es realmente bueno. Ahora que conoces lo bueno sigue adelante. Dios tiene más para darte, más para hacer en ti. No te detengas.
b. Los sacrificios
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
4 Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él,
4 Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es la piedra viva principal del templo de Dios. La gente lo rechazó, pero Dios lo eligió para darle gran honra.
¿Tendría Pedro en mente aquella pregunta que respondió con tanta seguridad antes que todos los demás? Jesús había preguntado: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" (Mat. 16:15-18). El primero en responder había sido Simón, afirmando sin temor que Jesús era el Cristo, el Salvador, el Hijo de Dios. Luego Jesús había dicho que sobre aquella roca edificaría su iglesia, palabras que fueron bastante mal interpretadas más adelante.
Aquí Pedro mismo enseña quien es la Roca, y por cierto que no es él. Jesús es la Piedra, y no cualquier piedra, sino la Piedra Viva. Este es el fundamento sobre el que Jesús edifica su iglesia, y Pedro lo vuelve a pronunciar aún con más convicción que antes.
Esta Piedra Viva ha sido - y es - rechazada por los seres humanos. Esta es la parte triste. Es asombroso ver la gran variedad de "piedras" que las personas escogen para apoyar sus vidas, y desechan la única que realmente les puede proveer seguridad. Esta es una de las tantas cosas en las que Dios y los humanos sin Cristo están en desacuerdo. Para Dios, esta Piedra es escogida y preciosa.
Aquí está nuestra decisión. Junto con Simón Pedro hemos elegido estar de acuerdo con Dios, por más que en el tiempo presente parezcamos estar en minoría. Jesús es el Hijo de Dios, el Salvador, la única fuente de apoyo firme y digno de toda confianza.
Cuando todo lo demás en tu vida, las personas, las situaciones, la salud o la economía, fallen, Jesús permanece firme, digno de toda confianza. Gracias a Dios por la inmensa seguridad que tenemos en Jesús.
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
5 también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.
5 Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos. Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios.
Algo sucede en nuestras vidas cuando nos acercamos a Jesús: somos transformados a su semejanza, en piedras vivas. Lo que Pedro está dibujando es una definición de la iglesia. Si que habrían retumbado en su memoria aquellas palabras de Jesús.
Te acercas a Dios y te transformas, tú también, en una piedra viva. Contigo y con las demás piedras vivas que son los otros discípulos de Jesús está siendo construida una casa espiritual. Que te quede bien claro esto: no eres un toque aislado de la obra de Dios, abandonado en la soledad. Eres parte de un proyecto en conjunto, eres uno de los materiales siendo hechos parte de un todo que compone la Iglesia de Dios. El Señor nos salva y nos hace parte de su proyecto comunitario, todo al mismo tiempo.
Pedro cambia inmediatamente la figura y nos coloca las vestiduras sacerdotales. Llegamos a ser un sacerdocio santo. Estas palabras tendrían un peso significativo al ser pronunciadas por los labios de un judío. Los sacerdotes eran personas escogidas para una tarea muy especial: eran los encargados de acercarse personalmente a Dios y oficiar de mediadores entre él y las demás personas. Esta labor implicaba ese privilegio y esa responsabilidad tan especiales de estar en contacto directo con Dios y presentárselo a los otros.
¿Te das cuenta de lo que te está diciendo aquí la Palabra de Dios? Eres parte del edificio de Dios, junto con los demás discípulos. Y eres un sacerdote santo delante de Dios. Tienes el privilegio del trato directo con Dios, te presentas ante él como la mayoría de los mortales no pueden hacer. Eres un mediador entre Dios y nuestra raza.
Pedro define nuestra tarea como "ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo". Esa es tu vida, en eso consisten tus días. Las cosas que haces, tus actos de servicio, el testimonio que das ante los demás, tus momentos de oración, todo eso son sacrificios espirituales recibidos por Dios. Este mismo momento de tratar con él lo es. Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, valida lo que nosotros ofrecemos y lo hace agradable ante el Padre.
Aquí tienes el panorama completo, las piezas del rompecabezas cayendo en su lugar. Aquí es donde tu vida encuentra sentido. Y este es el momento de preguntarte: ¿qué tipo de sacrificios espirituales le estoy ofreciendo a Dios? ¿Qué recibe Dios de mi parte por medio de mi desempeño diario en mi trabajo, en casa, en mi trato con mis amigos, familiares, compañeros, conocidos, hermanos en la fe? Ser cristiano implica una vida al servicio de Dios, servicio este que no está reservado para unos pocos "líderes de la iglesia". En la Iglesia de Jesucristo, si no sirves, no sirves.
Pídele a Dios que siga mostrándote tu lugar, ahora específicamente, en el desarrollo de lo que él está haciendo en este tiempo a tu alrededor, para que le puedas ofrecer los sacrificios espirituales que él quiere recibir de ti.
6 Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;
Y el que creyere en él, no será avergonzado.
6 Así dice la Escritura:
«Miren que pongo en Sión
una piedra principal escogida y preciosa,
y el que confíe en ella
no será jamás defraudado.»
6 Como dicen las Escrituras:
«Pongo en Jerusalén una piedra principal,
elegida para gran honra,
y todo el que confíe en él
jamás será deshonrado».
Pedro comienza una serie de citas del Antiguo Testamento para ilustrar el asunto de la Piedra, la Roca. La llegada de la Piedra sobre la cual somos edificados como casa espiritual ya había sido anunciada, muchos años antes. Esta primera cita es de Isaías 28:16.
La que se escucha es la voz de Dios, anunciando que va a colocar una piedra en Sion. La terminología es la corriente en la arquitectura, la construcción. Habla de colocar una piedra principal; se refiere a la piedra de cimiento que será punto de referencia para todo el edificio que será construido. Eso es Jesús, nuestro cimiento, nuestro punto de referencia, nuestro apoyo. En nuestro transitar por la vida vamos siendo edificados sobre Él, nuestra Piedra angular. ¿Todavía te queda la duda de si Pedro se consideraría la piedra sobre la que sería construida la iglesia? Pedro sabía perfectamente quién era la Piedra preciosa y escogida, la Piedra especial, la Piedra separada desde aquel entonces que escapa a nuestra comprensión.
Observa la promesa que Dios te está extendiendo en estas palabras: "el que confíe en ella no será jamás defraudado". Existen puntos de apoyo que se ven bien, y a veces uno deja caer su peso sobre ellos para descubrir que eran solo apariencia. ¿Nunca te ha sucedido? Te apoyas porque parece que aquello es firme, capaz de sostenerte, pero cuando reciben todo tu peso ceden para dar lugar a tu caída. Jesús jamás será así. Cuando depositas tu confianza en Jesús tienes la garantía de que nunca te va a defraudar. Confía en él.
7 Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,
La piedra que los edificadores desecharon,
Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
7 Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos,
«la piedra que desecharon los constructores
ha llegado a ser la piedra angular»,
7 Así es, ustedes, los que confían en él, reconocen la honra que Dios le ha dado; pero para aquellos que lo rechazan,
«La piedra que los constructores rechazaron
ahora se ha convertido en la piedra principal».
Claro que hay una diferencia entre el efecto que nuestra valiosa Piedra produce en unos y en otros. Para nosotros es la Piedra preciosa, pero para otros es lo que dice Salmos 118:22.
Esto ocurre a nuestro alrededor todos los días. Conocemos a las personas que hoy en día rechazan a Jesús, por diferentes motivos, pero con el resultado de que se apoyan en otras "piedras" y tratan de vivir la vida a su manera, siguiendo sus propios intereses. Ellos desechan a Jesús, y resulta que él es justamente lo más importante en la vida. Lo mismo sucedió en Belén cuando no hubo lugar para su nacimiento en el hostal. Lo mismo le sucedió a los que tuvieron frente a ellos al Salvador de la humanidad y terminaron crucificándole.
Que Dios nos de la gracia que hace falta para abrirle los ojos a muchos, para que sean menos los que lo rechazan. No quiero ser uno de los motivos para que dejen a Jesús de lado; al contrario. Sé un testimonio de él.
8 y:
Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.
8 y también:
«una piedra de tropiezo
y una roca que hace caer.»
Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.
8 Además,
«Él es la piedra que hace tropezar a muchos,
es la roca que los hace caer».
Tropiezan porque no obedecen la palabra de Dios y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado.
Esta última cita es de Isaías 8:14. ¿Te ha sucedido alguna vez haber dado un consejo que fue rechazado y que luego se dieran las consecuencias que habías anticipado? La tentación inmediata es decirle a la persona: "¿Ves lo que sucede? ¡Yo te lo había dicho!". Va a llegar un día en el que vamos a tener argumentos para usar esas palabras, pero que tal vez estemos tan alegres por nuestra salvación y tan tristes por la condenación de los que lo rechazaron que no las pronunciaremos.
Hay solo dos alternativas: te apoyas en Jesús con toda tu confianza, o tarde o temprano tropiezas con él. ¿A quién está poniendo Dios en tu corazón en este momento? ¿Quién necesita volver a escuchar estas palabras? ¿Quién ha rechazado el mensaje de salvación y sientes esa carga de darle otra oportunidad para que lo acepte? Deja que Dios te lleve. Esa persona que ahora está rechazando podría estar tropezando con esta misma Piedra dentro de no mucho tiempo. Vuelve a intentar hacérselo saber, y que Dios use tu testimonio.
c. El testimonio
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
9 Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.
Una preciosa definición de la identidad de los cristianos y la Iglesia de Jesucristo. Tú eres quien dice este versículo que eres, y eres parte de la comunidad de los que creyeron en Jesús y disfrutan de este mismo privilegio.
Linaje escogido. En la antigüedad, cuando un rey conquistaba otro reino, seleccionaba a los nobles, los más capacitados, mejor preparados, para llevarlos a su reino y formar parte de su corte. El Rey de reyes, en el avance del Reino de los cielos conquistó el lugar donde estábamos y nos escogió para llevarnos a su Reino, formar parte de su corte, servirle. Esto nos hace especiales, al tiempo que nos declara integrantes de una familia. No estás solo en tu tránsito por esta vida; eres parte de un linaje especial. Alégrate de que Dios te escogió en Cristo Jesús.
Real sacerdocio. Los sacerdotes más especiales e influyentes eran los que tenían acceso directo al rey de la nación. Esos somos nosotros. Dios nos dio acceso a su Lugar Santísimo al rasgar el velo del templo en el momento de la muerte de Jesús por nosotros. Somos intermediarios entre Dios y los que aún no han establecido una relación con Él por la fe en Jesús. Somos los destinatarios de inmensos privilegios y grandes responsabilidades, y Dios está con nosotros para que cumplamos con nuestra labor.
Nación santa. Los judíos consideraban que este título le correspondía al pueblo de Israel. Es significativo el hecho de que un judío haya escrito estas palabras. Dios levantó una Nación santa, cuyos ciudadanos llevan escrita su ley en el corazón (Jer. 31:33). Dios estableció la fe como la regla para la obtención de esta ciudadanía del Reino de los cielos, e hizo de nosotros una nación especial, esparcida por todos los rincones de este planeta y sirviendo a nuestro Rey como embajadores.
Pueblo que pertenece a Dios. Él pagó el precio por ti, y tú le perteneces. Somos el pueblo de los que hemos sido comprados por el precio de la sangre de Jesús. Hemos reconocido nuestra necesidad, hemos sentido nuestra culpa y nos hemos arrepentido, y hemos creído que Jesús es el Camino. Y Dios nos amó, y nos hizo su pertenencia. Dios se deleita en cuidar de nosotros (Is. 43:1-4).
Como linaje, sacerdocio, nación y pueblo tenemos una tarea en común: la de dar a conocer las obras de Dios, el que nos llamó a salir de la oscuridad para caer bajo su clara luz. Si eres parte de este linaje, eres un testigo de las obras de Dios. El amor con el que Dios te amó, el perdón que recibiste de Él, son un poderoso testimonio para que otros puedan encontrar esta luz en la que nosotros ahora vivimos. No es una tarea que vamos a realizar por nuestra propia cuenta ni siguiendo nuestro propio proyecto, sino que es su obra, orquestada, coordinada y dirigida por su Espíritu Santo.
Tienes identidad y tienes un propósito en la vida. Eso es más de lo que muchos tienen. Y tu identidad y propósito son de lo mejor. No dejes que tus pensamientos acepten nada que no sea esta valoración de parte de Dios. El Creador del universo te ha mirado, ha considerado tu vida, ha visto tu fe, y hoy está obrando en ti y en los que recorren esta vida tomados de la mano de Jesús. Nunca dejes de darle gracias.
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
10 Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.
10 «Antes no tenían identidad como pueblo,
ahora son pueblo de Dios.
Antes no recibieron misericordia,
ahora han recibido la misericordia de Dios».
Antes no teníamos nada en común. Los cristianos pertenecemos a todas las naciones bajo el sol, venimos de diferentes trasfondos sociales, culturales y económicos, y sin Jesús no había nada que nos hiciera identificarnos unos con otros. Pero en Cristo se cayeron nuestras fronteras y ahora somos un pueblo, minoritario pero tremendamente poderoso.
Sin Jesús no éramos objeto de la misericordia de Dios. Al creer en Jesús fuimos alcanzados por el inmenso caudal del amor de Dios, que ha afectado cada aspecto de nuestra existencia.
Gracias, Dios nuestro, por tanta misericordia.