quien soy yo

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descubriendo nuestra identidad

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¿Quién soy yo?” es una de esas preguntas existenciales que, si no sabemos responder, pueden llegar a convertirse en un obstáculo a la hora de ser felices.
a travez del tiempo a habido algun momento que nos hemos hecho esta pregunta o alguien nos ha preguntado.
puede ser que hayamos respondido con seguridad por que ya hemos entendido quienes somos y el proposito que hay en nuestras vidas .
o somos como algunas personas que este tema no les importa y no se preocupan por el.
o talvez continua aquella pregunta en tu mente y por la razon de no saber quien eres estas desanimado sin rimbo y sin fuerzas para proseguir, y aquello te tiene triste y desmotivado con respecto a tu futuro y el proposito que hay para tu vida.
muchos aspectos de nuestra propia personalidad son mejor conocidos por quienes nos rodean que por nosotros.
Salmo 139:1–6 NVI
1 Señor, tú me examinas, tú me conoces. 2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. 3 Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. 4 No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda. 5 Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano. 6 Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo.
Dios esta al tanto de toda nuestra vida y el puede guiarnos para descubrir nuestra identidad conferme al llamado al reino de los cielos
Lucas 18:9–14 NVI
9 A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola: 10 «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro, recaudador de impuestos. 11 El fariseo se puso a orar consigo mismo: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres—ladrones, malhechores, adúlteros—ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. 12 Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo.” 13 En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” 14 »Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
El Evangelio de Lucas: El historiador Lucas ESTUDIO DE FRASES Y PALABRAS

El hombre confiaba en su práctica religiosa. Recordemos que el profeta Isaías dice que las obras de justicia de los seres humanos junto con la salvación por mérito propio son trapos sucios delante de Dios (ver Is 64:6).

Lucas 16:15 NVI
15 Él les dijo: «Ustedes se hacen los buenos ante la gente, pero Dios conoce sus corazones. Dense cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios.
Mateo 23:23 NVI
23 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.
Mateo 6:16 NVI
16 »Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que éstos ya han obtenido toda su recompensa.
Salmo 51:1–5 NVI
1 Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. 2 Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. 3 Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. 4 Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable. 5 Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.
Romanos 5:12 NVI
12 Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.
Romanos 3:20–24 NVI
20 Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado. 21 Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. 22 Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
1 Juan 1:8–2:2 NVI
8 Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. 9 Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 10 Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros. 1 Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. 2 Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.
Romanos 7:22–25 NVI
22 Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; 23 pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. 24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? 25 ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado.
Marcos 1:15 NVI
15 «Se ha cumplido el tiempo—decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!»
Juan 1:11–13 NVI
11 Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. 12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. 13 Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.
Salmo 34:18 NVI
18 El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.
Isaías 57:15 NVI
15 Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.
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