La Mortificación del Pecado 9º parte A.
La mortificación del pecado. • Sermon • Submitted
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1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. 26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Verdades importantes.
Verdades importantes.
1. Existen dos formas de vivir.
1. Existen dos formas de vivir.
Conforme a la carne y conforme al Espíritu.
1. Vivir conforme a la carne.
1. Vivir conforme a la carne.
Vivir conforme a la carne es vivir siendo guiado por el pecado, por los deseos pecaminosos.
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
El vivir en la carne no agrada a Dios y trae la muerte.
5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Y esta es una característica de los que no se han convertido a Dios.
2. Vivir conforme al Espíritu.
2. Vivir conforme al Espíritu.
El vivir conforme al Espíritu es una característica de los que se han convertido a él.
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
El Espíritu nos libera del poder del pecado (carne)
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Esta libertad del poder del pecado ocurre gracias a la obra de Cristo.
3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
2. Los que han sido liberados del pecado deben mortificar las obras de la carne.
2. Los que han sido liberados del pecado deben mortificar las obras de la carne.
13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Es necesario comprender qué es mortificar las obras de la carne.
Es necesario comprender qué es mortificar las obras de la carne.
Es un “debilitamiento de este deseo pecaminoso o malo, de tal modo que se vuelva cada vez menos violento en sus esfuerzos para provocarnos y tentarnos a pecar.
Esto se logra con el poder del Espíritu de Dios que mora en el creyente.
Esto se logra con el poder del Espíritu de Dios que mora en el creyente.
Romanos 8:13 (RVR60)
13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
El Espíritu hace que nuestros corazones sobreabunden con la gracia y produce frutos que se oponen a la naturaleza pecaminosa.
El Espíritu hace que nuestros corazones sobreabunden con la gracia y produce frutos que se oponen a la naturaleza pecaminosa.
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
3. Solamente un creyente, es decir, una persona que está verdaderamente unida con Cristo es capaz de mortificar el pecado.
3. Solamente un creyente, es decir, una persona que está verdaderamente unida con Cristo es capaz de mortificar el pecado.
Romanos 8:13 (RVR60)
13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Una persona no regenerada por el Espíritu (es decir, una persona que no está realmente unida con Cristo por la fe), puede hacer algo parecido a la mortificación, pero no puede realmente mortificar ni siquiera un solo pecado, en una manera aceptable a Dios.
¿Estas unido a Cristo? ¿Eres tú el que lucha contra el pecado o es el poder del Espíritu el que te ayuda a dejar el pecado?