Sermon del Monte (2)

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Matthew 3:2–3 (NBLA)
«Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado» Porque este {Juan} es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, cuando dijo: «Voz del que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, Hagan derechas Sus sendas”».
Malachi 3:1 NBLA
«Yo envío a Mi mensajero, y él preparará el camino delante de Mí. Y vendrá de repente a Su templo el Señor a quien ustedes buscan; el mensajero del pacto en quien ustedes se complacen, ya viene», dice el Señor de los ejércitos.
Matthew 4:17 NBLA
Desde entonces Jesús comenzó a predicar: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado».
Matthew 4:23–24 NBLA
Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Se extendió Su fama por toda Siria; y traían a Él todos los que estaban enfermos, afectados con diversas enfermedades y dolores, los endemoniados, epilépticos y paralíticos, y Él los sanaba.
Psalm 24:1–3 NBLA
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, El mundo y los que en él habitan. Porque Él la fundó sobre los mares, Y la asentó sobre los ríos. ¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién podrá estar en Su lugar santo?
Psalm 24:4–5 NBLA
El de manos limpias y corazón puro, El que no ha alzado su alma a la falsedad Ni jurado con engaño. Ese recibirá bendición del Señor, Y justicia del Dios de su salvación.
Malachi 3:2–3 NBLA
«¿Pero quién podrá soportar el día de Su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando Él aparezca? Porque Él es como fuego de fundidor y como jabón de lavanderos. »Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al Señor.
Matthew 3:8 NBLA
»Por tanto, den frutos dignos de arrepentimiento;
Matthew 3:10 NBLA
»El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
Matthew 3:12 NBLA
»El bieldo está en Su mano y limpiará completamente Su era; y recogerá Su trigo en el granero, pero quemará la paja en un fuego que no se apaga»
Matthew 11:2–6 NBLA
Al oír Juan en la cárcel de las obras de Cristo, mandó por medio de sus discípulos a decir a Jesús: «¿Eres Tú el que ha de venir, o esperaremos a otro?» Jesús les respondió: «Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven: los ciegos reciben la vista y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio. »Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí».
Matthew 5:1–3 NBLA
Cuando Jesús vio a las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, Sus discípulos se acercaron a Él. Y abriendo Su boca, les enseñaba, diciendo: «Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
John 13:17 NBLA
»Si saben esto, serán felices si lo practican.
John 20:29 NBLA
Jesús le dijo*: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron».
Titus 2:13 NBLA
aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús.
Luke 16:19–22 NBLA
»Había cierto hombre rico que se vestía de púrpura y lino fino, celebrando cada día fiestas con esplendidez. »Y un pobre llamado Lázaro que se tiraba en el suelo a su puerta cubierto de llagas, ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; además, hasta los perros venían y le lamían las llagas. »Sucedió que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado.
Matthew 19:16–22 NBLA
Y un hombre se acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué cosa buena haré para obtener la vida eterna?» Jesús le respondió: «¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Solo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos». «¿Cuáles?», preguntó* el hombre. Y Jesús respondió: «No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no darás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre; y amarás a tu prójimo como a ti mismo». El joven dijo*: «Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía?» Jesús le respondió: «Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sé Mi discípulo». Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Matthew 19:23–30 NBLA
Jesús dijo entonces a Sus discípulos: «En verdad les digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. »Otra vez les digo que es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios». Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y decían: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» Jesús, mirándolos, les dijo: «Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible». Entonces Pedro le respondió: «Mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, recibiremos?» Jesús les dijo: «En verdad les digo que ustedes que me han seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria, ustedes se sentarán también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. »Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por Mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. »Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.
Psalm 51:17 NBLA
Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; Al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás.
Psalm 34:18 NBLA
Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, Y salva a los abatidos de espíritu.
Luke 18:9–14 NBLA
Dijo también Jesús esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos. »El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. ”Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano”. »Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, ten piedad de mí, pecador”. »Les digo que este descendió a su casa justificado pero aquel no; porque todo el que se engrandece será humillado, pero el que se humilla será engrandecido».
Matthew 5:4 NBLA
»Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
John 11:35 NBLA
Jesús lloró.
Psalm 42:1–3 NBLA
Como el ciervo anhela las corrientes de agua, Así suspira por Ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche, Mientras me dicen todo el día: «¿Dónde está tu Dios?».
2 Timothy 1:3–4 NBLA
Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones, deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de alegría.
Jeremiah 9:1 NBLA
Quién me diera que mi cabeza se hiciera agua, Y mis ojos fuente de lágrimas, Para que yo llorara día y noche Por los muertos de la hija de mi pueblo.
Acts 20:31 NBLA
»Por tanto, estén alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas.
Psalm 126:5–6 NBLA
Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, En verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.
Luke 7:37–39 NBLA
Había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y poniéndose detrás de Él a Sus pies, llorando, comenzó a regar Sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza, besaba Sus pies y los ungía con el perfume. Pero al ver esto el fariseo que lo había invitado, dijo para sí: «Si Este fuera un profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, que es una pecadora»
Luke 19:41 NBLA
Cuando Jesús se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella,
Psalm 32:3–5 NBLA
Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió Con mi gemir durante todo el día. Porque día y noche Tu mano pesaba sobre mí; Mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano. (Selah) Te manifesté mi pecado, Y no encubrí mi iniquidad. Dije: «Confesaré mis transgresiones al Señor»; Y Tú perdonaste la culpa de mi pecado. (Selah)
2 Corinthians 7:10 NBLA
Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Psalm 51:1–3 NBLA
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a Tu misericordia; Conforme a lo inmenso de Tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame por completo de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis transgresiones, Y mi pecado está siempre delante de mí.
Psalm 51:10–12 NBLA
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de Tu presencia, Y no quites de mí Tu Santo Espíritu. Restitúyeme el gozo de Tu salvación, Y sostenme con un espíritu de poder.
Matthew 11:28–29 NBLA
»Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. »Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas.
Revelation 7:16 NBLA
»Ya no tendrán hambre ni sed, ni el sol les hará daño, ni ningún calor abrasador,
Revelation 21:4–5 NBLA
»Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado» El que está sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y añadió*: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas»
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