La Fidelidad Del Siervo
El tercer siervo cumplió mal: Cavó un hoyo en la tierra, y escondió el dinero de su señor
Este siervo se creía que todo iría bien, ya que podía decir: Aquí tienes lo que es tuyo. Muchos que se llaman cristianos edifican grandes esperanzas para el cielo sobre años enteros de ociosidad y falta de fruto como si fuese bastante con profesar el nombre y dejarse ver en los cultos; no se dan cuenta de que están edificando sobre arena (7:26–27).
Como decía F. Bacon, el dinero es como el estiércol de los animales o fiemo, que produce mal olor y ningún bien si está en un montón, pero es de mucho provecho si se distribuye por el campo. Lo mismo pasa con los dones espirituales, tenerlos y no usarlos para provecho común es quitarles la finalidad con que fueron encomendados.
2. La aprobación que el amo da a los siervos fieles (vv. 21, 23). Veamos:
Cristo les aplica dos excelentes epítetos: bueno y fiel; aprueba con énfasis el trabajo que han llevado a cabo: Muy bien hecho; sólo a los siervos buenos acepta Dios el trabajo como bien hecho. Si hacemos el bien y lo hacemos bien, recibiremos del Señor la misma alabanza que estos siervos
(a) Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Esta expresión da a entender que el amo tenía grandes caudales y muchos negocios que atender, y todo esto lo iba a confiar a quienes habían demostrado su fidelidad en lo poco.
(b) Entra en el gozo de tu señor. Notemos, primero, que el estado de los bienaventurados es un estado de gozo: perfecta comunión con Dios, perfecta santidad y perfecta compañía han de proporcionar perfecto gozo