Exodo 13
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Introducción
Introducción
Hemos terminado con las 10 pagas de Egipto. Hemos visto como Dios quiere que su pueblo recuerde siempre esta gloriosa redención. Exodo 13:8,9,16 (Nada que ver con filacterias), la fiesta de la pascua y la de los panes sin levadura tenían este proposito, poner delante de los ojos del pueblo de Dios su redención y su propósito “servir a Dios en libertad”.
Hoy veremos otra ordenanza más asociada con la redención de Egipto, esta en los vs. 1-2; 11-16, por medio de esta ordenanza de la “Consagración de todo primogénito” Dios quiere enseñar a su pueblo que por cuanto han sido redimidos y llamados a vivir para el servicio de Jehová, deben comprender que todo lo que poseen es propiedad de Dios. Esta mañana veremos una gloriosa enseñanza acerca de las implicaciones de la redención para la vida de todo creyente, Dios quiere que su pueblo ponga delante de sus ojos como la redención impacta todo lo que hacen (No hay tal cosa como separar la vida secular, de lo religioso), todo lo que somos y lo que tenemos (familia, vocación, pertenencias) todo es de Jehová, veremos como es una gracia que se nos permita disfrutar de todas estas cosas.
1. El contexto de la ordenanza.
1. El contexto de la ordenanza.
Dios había dicho a Faraón por boca de Moisés las siguientes palabras en Éxodo 4:22-23. Es importante entender que el Exodo fue la redención de Israel, el hijo primogénito de Dios (Oseas 11:1).
Entonces hay una conexión entre la pascua y la consagración de los primogénitos. Varias cosas importantes aprendemos de esta conexión:
Dios había destruido al primogénito de los egipcios (tanto hombre como bestia) al tiempo vemos como redime a los primogénitos de los hijos de Israel y luego reclama su derecho sobre toda su descendencia, la reclama como suya: Éxodo 13: 1,2; cf. 34:19, 20; Éxodo 22:29 por esta razón el pueblo de Israel debían consagrar sus hijos a Dios, ellos le pertenecían.
Noten que este mandamiento está conectado con la ultima plaga. Dios envió al ángel de la muerte para exterminar a todo primogénito de Egipto (Exodo 13:15) Pero este ángel de la muerte no podía reclamar a los primogénitos de Israel, le pertenecían a Dios - Dios los reclamo como suyos por la sangre del cordero pascual provisto por él y que anticipaba a Cristo. Los padres debían enseñar a sus hijos esta lección de historia para explicarles acerca de su redención.
Consagrar, puede significar sacrificar y asi se traduce en otros textos del A.T., pero aquí significa “considerar como perteneciente al Señor; considerar como perteneciente a Dios " - Exodo 13:2 Esto nada tiene que ver con las costumbres paganas.
Veamos algo de contexto para comprender mejor esto ultimo:
Los primogénitos eran importantes en el mundo antiguo, como lo son en muchas culturas de hoy, porque "significaban el centro y el futuro de la familia". El hijo mayor tenía responsabilidades y privilegios especiales, incluido el derecho a la herencia. Pero Dios no estaba mostrando favoritismo. El objetivo de consagrar al primogénito era realmente mostrar que toda la familia pertenecía a Dios. El primogénito representó a toda la descendencia, incluidas las niñas y el resto de los niños. El mismo principio se aplicó cuando los israelitas trajeron sus primicias a la Fiesta de la Cosecha (Éxodo 23:16,19). Ofrecieron lo primero y lo mejor para demostrar que toda la cosecha pertenecía a Dios. De la misma manera, el primogénito fue la primicia de la familia. Consagrarlo era consagrar a todos los que salieron del vientre de una madre.
Recordemos como Faraón había tratado de matar a los hijos de Israel ahogándolos en el Nilo (Éxodo 1:15,16). No solo fue un intento cruel de genocidio, sino que también fue un rechazo de los derechos que Dios tiene sobre sus hijos. El faraón estaba tratando de apoderarse de la prerrogativa de Dios. Al final, fue castigado con la muerte de su propio hijo primogénito, tal como Dios le había advertido (Éxodo 4: 23b). Al afligir a los egipcios con la muerte, Dios no estaba siendo vengativo, él estaba defendiendo con razón y justicia su derecho a ser padre de sus hijos. Dios reclama este mismo derecho sobre todos sus hijos e hijas. Y si que tiene derechos sobre su pueblo:
Por un lado, Dios es nuestro Padre en virtud de la creación. Como nuestro creador, merece nuestra adoración y nuestra obediencia (Deuteronomio 32: 6b). Somos sus hijos por creación, lo que le da derecho a recibir todas nuestras alabanzas.
Pero además pertenecemos a Dios por que nos redimió, este era el punto de esta consagración de los hijos.
De manera que Dios es nuestro legítimo Padre tanto por creación como por redención.
Y por su puesto, en esta primera noche de pascua, el pueblo de Dios reconoció los derechos que Dios tiene sobre ellos al dedicar a sus primogénitos, Dios quería además que ellos recordaran esta verdad de generación en generación (Éxodo 13: 11-13; cf. Éxodo 34:20) por esto ellos debían entregar a Dios su descendencia.
¿Cómo lo hacían?
En el caso de los animales, esto significó ofrecer al primogénito como sacrificio Números 18:17. Pero en esta orden hay una excepción “el burro”, este era el único animal doméstico inmundo que usaron los hebreos en Egipto, era muy útil para una familia. Dios les permite el burro, pero para hacerlo ellos deben redimirlo mediante el sacrificio de un animal limpio (Un cordero), si no querían redimir el burro, debían romper su cuello - para no confundirlo con un sacrificio.
Israel así entendió que no podía disponer de aquello que le pertenece a Dios, el burro primogénito debía morir u otro animal limpio debe ser sacrificado tomando su lugar.
Hermano, es un acto de gracia que Dios permitiera que el dueño del burro le compre este animal a Dios mediante el pago de un precio, si es que lo necesitaba para su trabajo. De esta manera los Judíos comprendieron como niños, de manera pedagógica, que todo lo que tenemos pertenece a Dios. No le ofrecemos a Dios algo que nos pertenece - aun lo sacrificado era provisión de Dios. Dios nos deja usar las cosas que le pertenecen a El y esta es la razón para redimir animales.
En el caso de los primogénitos, no debían ser sacrificados de ninguna manera. Para el tiempo de Moisés los pueblos sacrificaban a sus primogénitos, de hecho los cananeos practicaban el culto a Moloc en el que los primogénitos varones eran quemados vivos como sacrificio para asegurar una cosecha abundante. En Israel no se debe hacer esto, Dios lo prohibió (Deut. 18:10), el primogénito debe ser redimido, así como lo fue en Egipto, ¿Como podían redimirlos?
Consagrándolos para que sirvieran a Dios toda su vida, como lo hizo Ana 1 Sam. 1:11- 27,28
Dios hizo provisión separando la tribu de Levi Numeros 3:11-13 - si el numero de primogénitos excedía el número de Levitas, la familia para eximir al hijo del servicio en el tabernaculo, debian pagar un precio por su rescate Numeros 3:44-48; Núm. 18: 14-16; Lucas 2: 22b,23 Jesús no necesitaba ser redimido, por supuesto, pero era necesario que cumpliera toda justicia; por eso sus padres guardaron el rito de la redención. Además, toda su vida la dedicó a servir a Dios Padre. Juan 6:38 De principio a fin, desde el pesebre hasta la cruz, y luego hasta la tumba vacía y la diestra de Dios, Jesús se dedicó a servir a Dios en la salvación de los pecadores.
De esta manera se le esta enseñando al pueblo de Dios sobre la redención por sustitución. Los primogénitos toman el lugar de una familia, un primogénitos puede ser redimido mediante el pago de un precio, de esta manera el pueblo fue consagrado a Dios, uno toma el lugar de otros como sustituto. Por medio de un sustituto, mediante el pago de un precio, el hijo que ofrecieron fue devuelto para el servicio de Dios, de esta manera ellos reconocían la necesidad de gracia para ellos y para su descendencia, reconocían que su relación filial con Jehová estaba basada en la provisión sustitutiva que Dios había prometido en este rito.
Por otra parte, este ritual le ayudó a los padres a entender que sus hijos realmente no les pertenecían en absoluto, son propiedad de Dios.
Aplicación.
Tito 2:4 Si alguien no se refugia en Jesucristo, si no ha puesto en él su confianza, esa persona morirá bajo la ira de Dios, como murieron los primogénitos de los Egpcios.
Para la cultura egipcia los primogénitos eran intrínsecamente santos, en nuestro texto queda claro que solo Dios otorga este estatus por gracia - aun en el Nuevo testamento Dios es quien determina que es santo y que es inmundo 1 Corintios 7:14.
Por otra parte este texto nos enseña que nuestros hijos no nos pertenecen, Efesios 6:4 – Dios nos entrego estos dones para que los discipuláramos, es por esto que le aplicamos en esta iglesia la señal del bautismo siendo bebes, como la iglesia del A.T. apartaba a sus hijos con la circuncisión. Debemos conducir de tal manera a nuestros hijos que ellos lleguen a glorificar a Dios – no criamos hijos para nosotros, sino en el Señor. Al igual que sus padres, los hijos dependen de la gracia de Dios para salvación en Jesucristo.
Un hombre que entendió esto fue Abraham (Génesis 22). De hecho, es difícil pensar en la redención de los hijos y no pensar en su ejemplo. Dios le dijo a Abraham que tomara a su hijo, su único hijo, Isaac, a quien amaba, y lo sacrificara como holocausto. Abraham hizo lo que se le dijo, y no fue hasta que levantó su cuchillo para matar a su hijo que Dios intervino proporcionando un sustituto. Abraham comprendió lo que significa ser padre. Sabía que Isaac era para el placer de Dios, no para el suyo, y por lo tanto estaba dispuesto a ofrecerlo en el altar de Dios. La forma en que el resto de los israelitas aprendió esta lección fue consagrando a sus hijos a Dios al nacer. Al redimir a sus hijos, los padres aprendieron que los hijos están hechos para Dios y para su gloria. Luego tuvieron la responsabilidad de explicar este principio a sus hijos (Éxodo 13: 14-16)
Una de las razones por las que Dios le dio a su pueblo tantas formas de conmemorar el éxodo (la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura, la consagración del primogénito) fue para que tuvieran muchas oportunidades de enseñar a sus hijos acerca del plan de redención que Dios había diseñado. Este rito fue una señal para que los hijos comprendieran que fueron redimidos por gracia, ellos podían saberse hijos de Dios por cuanto Dios había señalado un precio por su rescate que anticipaba al cordero de Dios que finalmente pagaría por sus pecados. Con este rito, los hijos también comprenderían que ellos no pertenecía a sus padres, ni siquiera se pertenecían a si mismos, sino a Dios, su creador y redentor.
El acto de redimir al primogénito en Israel fue una mera sombra de la obra de Cristo. El resultado de la décima plaga fue una liberación de Israel que fue física, terrenal y temporal. La obra redentora de Cristo en su muerte es mucho mayor: es también eterna y espiritual. Así, el acto de redención del Antiguo Testamento alcanza su cúspide y su cumplimiento en la obra del gran Redentor en el Nuevo Testamento.
Hemos sido redimidos. Hemos sido redimidos de hecho, por el mismo Hijo de Dios, el Primogénito del Padre (Col. 1:15; Apocalipsis 1: 5) Jesús es el Hijo Número Uno de Dios, el primero de todos sus hijos e hijas, y el primero en resucitar de entre los muertos. Dios ofreció a su Hijo primogénito, no para ser redimido sino para ser el Redentor de su pueblo (Rom. 8:32). Que precio tan grande se pago por nuestra redención (1 Ped. 1:18,19). Fue definitivamente un alto precio.
El entendimiento de nuestra redención ayudara a cada familia a vivir sus vidas con una perspectiva correcta – Nuestros hijos pertenecen a Dios, al igual que nosotros que hemos creído en Jesucristo y esto tiene implicaciones profundas.
Implicaciones de esta doctrina.
En Éxodo, la redención estaba estrechamente relacionada con la consagración. El objetivo de ser redimidos era ser apartado para el servicio de Dios. Lo mismo ocurre con la redención en Cristo (1 Cor. 6: 19b,20a). Se ha pagado un gran precio por nuestra redención. Ha sido pagado por Dios mismo, en la persona de su Hijo, y ahora le pertenecemos por toda a eternidad. Todo lo que somos y tenemos le pertenece: nuestro tiempo, dinero, cuerpos, talentos, todo.
Como creyentes somos contados como primogénitos en virtud de nuestra unión con Cristo. Somos la iglesia del primogénito que está apartada para Dios (Hebreos 12:23). De hecho, el nombre que se nos da a todos los creyentes es: "santos o apartados" (Romanos 1:7; 1 Corintios 1: 2; Efesios 1: 1), todos los creyentes tenemos una relación especial y apartada con el Creador. Somos los primogénitos de Israel.
Por otra parte, sabemos que muchos niños se pasan la vida luchando por liberarse de sus padres. Están decididos a no ser controlados por ellos, sino a vivir libres de su yugo. Asumen, erróneamente, que se pertenecen, que son libres, que pueden vivir para seguir su propio placer. Pero no fuimos creados para nuestro propio placer, o para el placer de nuestros padres, fuimos creados para el placer de Dios y no encontraremos gozo hasta que le entreguemos nuestras vidas a él en sacrificio vivo, santo y agradable Romanos 12:1
Entender que pertenecemos a Dios, determinara como usamos nuestros ojos, nuestro cuerpo, con quién pasamos el tiempo y todo lo demás en la vida, nuestra principal preocupación no es agradarnos a nosotros mismos, ni a nuestros padres, sino agradar al Dios que nos salvó para su gloria.
Considera hermano, cuan costosa fue nuestra redención. Fue costoso para Dios, y en cierto modo también es costoso para nosotros porque exige todo lo que tenemos. Pero también es la fuente de toda nuestra seguridad y la base de toda nuestra esperanza. En su pregunta inicial, el Catecismo de Heidelberg pregunta:
P.1. ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?
R. Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del poder del diablo, satisfaciendo enteramente con preciosa sangre por todos mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación. Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eterna y me hace pronto y aparejado para vivir en adelante según su santa voluntad.
Finalmente:
La Biblia dice que Jesús es “el primogénito entre muchos hermanos” (Rom. 8:29). También describe al pueblo de Dios como “la iglesia de los primogénitos” (Heb. 12:23). Esto significa que todo el que ha sido redimido en Jesucristo pertenece a la familia de Dios. El propósito de la redención es convertirnos a todos en hijos e hijas de Dios, hijos del Padre celestial. No hay mayor privilegio que ser hijo de Dios mediante la redención de los hijos.