El Sufrimiento no es en vano I
El Sufrimiento no es en vano I • Sermon • Submitted
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· 39 viewsDios nos amó y entregó a Su Hijo, pero no por que nos lo debía, sino por amor.
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Se dice que cuando la vida va bien y no hay problemas es más fácil darle el control de nuestras vidas a Dios, si la vida no me sonríe, cuando menos espero que sea justa para soltar el control de mi vida. El personaje de hoy, Job diría: ¡no es cierto muchas veces la vida no es justa!
Bueno, si la vida no es como queremos y tampoco justa, cuando menos que pueda entender por qué suceden las cosas; Job dice: ¡a mí no me sucedió así. Muchas veces no entenderás el por qué, si esperas soltar el control cuando te vaya bien, la vida sea justa o entiendas las cosas, la verdad es que te vas a frustrar. Esta pandemia vino a confirmar de forma cruel que esto es cierto. Hoy veremos el detrás del telón de la historia de Job. Oremos
“Un día los miembros de la corte celestial llegaron para presentarse delante del Señor, y el Acusador, Satanás, vino con ellos. El Señor le preguntó a Satanás: —¿De dónde vienes? Satanás contestó al Señor: —He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre. Entonces el Señor preguntó a Satanás: —¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal. Satanás le respondió al Señor: —Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios: siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es! Así que extiende tu mano y quítale todo lo que tiene, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara! —Muy bien, puedes probarlo —dijo el Señora Satanás—. Haz lo que quieras con todo lo que posee, pero no le hagas ningún daño físico. Entonces Satanás salió de la presencia de Señor.” (Job 1:6–12, NTV)
“Un día los miembros de la corte celestial llegaron nuevamente para presentarse delante del Señor, y el Acusador, Satanás, vino con ellos. El Señor le preguntó: —¿De dónde vienes? Satanás contestó al Señor: —He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre. Entonces el Señor preguntó a Satanás: —¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal. Además ha conservado su integridad a pesar de que tú me incitaste a que le hiciera daño sin ningún motivo. Satanás respondió al Señor: —¡Piel por piel! Cualquier hombre renunciaría a todo lo que tiene para salvar su vida. Así que extiende tu mano y quítale la salud, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara! —Muy bien, haz con él lo que quieras —dijo el Señor a Satanás— pero no le quites la vida.” (Job 2:1–6, NTV)
Vemos a 3 personajes: Dios y satanás saben todo lo que está sucediendo, el 3º no tiene idea de lo que pasa, es el objeto del diálogo: Job.
Primero veamos a satanás y qué podemos entender de él, ¿Qué podemos saber de él?
“Un día los miembros de la corte celestial llegaron para presentarse delante del Señor, y el Acusador, Satanás, vino con ellos.” (Job 1:6, NTV)
Primero sabemos que tiene acceso a la presencia de Dios, si crees que está en el infierno, vestido de rojo, tienes una mala concepción de él ¿por qué querría estar en el infierno? Es horrible. Ahí terminará, pero al fin de los tiempos. Si me preguntas ¿por qué tiene acceso a Dios? La respuesta es: no tengo la menor idea. También sabemos que se pasea por la tierra buscando algo, pero ¿qué busca?
Dios le pregunta ¿Dónde andas? Si satanás es el acusador por excelencia y anda buscando algo ¿qué busca? Evidencia para presentar un caso ante Dios. También sabemos que satanás conoce a Job, cuando Dios lo menciona, él está familiarizado, sabe quién es, dónde vive, lo ha estudiado.
“Satanás le respondió al Señor: —Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios: siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es!” (Job 1:9–10, NTV)
Job, claro, el santo por interés te ama porque le das lo que quiere. Job es un asalariado, hace lo que le pides, porque le pagas con protección.
Eso cree satanás del creyente y muchos piensan lo mismo. Te aman, te adoran, pero ¡no es gratis! Mira todo lo que le has dado, en realidad no te ama, se ama a sí mismo y hace lo que tiene que hacer para conseguir de ti lo que quiere. ¡Esa es la acusación!
Este argumento lo podemos entender, porque mientras le das a alguien lo que quiere ¡te ama! Pero cuando se lo niegas, te dan la espalda ¿te ha pasado? Él era todo un caballero hasta que pusiste un algo, entonces reveló lo patán. El socio rompe la relación y busca tener el mayor beneficio y abandona al socio. A los pastores nos pasa, cuando el consejo o la atención no es lo que esperaban, en ese momento el pastor se vuelve injusto, insensible, interesado, etc.
Satanás dice: Job te ama porque la pagas para que te ame. Entonces la acusación no es tanto para Job como para Dios. ¡Dios está siendo acusado de sobornar! Esa es la verdadera acusación.
Job es el mejor hombre, eso dice Dios. Satanás responde: es el mejor porque lo sobornas, le das para que te ame, Dios en realidad ¡usas a la gente! Satanás ataca el carácter de Dios, pero más que eso, ataca el Señorío, valor y la honra de Dios. Le dice ¡te conozco! Desde que me creaste te he observado y no vale la pena seguirte o amarte por quién tú eres. Si no le dieras nada ¡no te amarían! Porque no vale la pena amarte ni adorarte ¡esa es la acusación! Acusa a Dios, a la humanidad y pelea contra Dios.
Satanás le está diciendo: tu generosidad no es desinteresada, buscas algo en retribución. La santidad de las personas no es desinteresada ¡esperan algo a cambio! Satanás sigue rondando la tierra buscando evidencia para acusar a Dios y a ti. Satanás es el 2º pescador más grande de la historia y hará lo que sea para acusarte y matarte. Satanás pretende herir el corazón de Dios y te quiere usar para hacerlo.
Veamos a Dios y lo que necesitas saber de ÉL ¿qué me dice esta historia sobre ÉL? Algo que debemos entender sobre el dolor y el sufrimiento es que es mejor aprenderlo antes que lleguen. Y, como la vida es dura, es complicada, debemos seguir aprendiendo porque los tiempos son malos. Esto lo debes grabar en tu corazón para poder sobrevivir en estos tiempos difíciles: ¡No podemos usar o querer controlar a Dios!
“Entonces el Señor preguntó a Satanás: —¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal.” (Job 1:8, NTV)
Dios ve que satanás llega y decide tomar la ofensiva poniendo a Job al frente del escenario.
Se qué estás buscando y cuál es la acusación… ¿has considerado a Job? Te lo presento, Dios toma la iniciativa.
¿Qué nos dice esto? Que Dios entiende lo que está pasando y sabe que es la pregunta que todo el universo hace y dice: “haré lo que sea necesario para contestar esa pregunta y haré lo que tengo que hacer para dar respuesta, porque esto es ¡la guerra!
¿Qué quiere decir esto? Agárrate, porque quizá no te va a gustar: Dios está dispuesto a usar mi vida como un campo de batalla para responder la acusación de satanás. Dios quiere usar tu vida para dar respuestas. Yo se que al escuchar esto, dan ganas de decir: ¡y yo por qué! Si es así, mejor no me acerco.
Al leer lo que se trama para Job, no puedes dejar de sentir pena, pesar. ¿Por qué Job? La verdad es que no podemos entenderlo. ¿Por qué Dios platica con satanás? Y dan ganas de decirle a Dios lo que debe hacer o de defenderlo. Pero lo mejor es no querer defender a Dios, lo mejor es hacernos un lado y poner atención. La mejor manera de defenderte de un león es salirte del su camino.
Esto es más que una guerra, es un duelo al estilo más clásico ¿recuerdas las películas de duelos? En el duelo las reglas están establecidas claramente, tiene que ser equitativo, justo, la misma arma, la misma distancia; y es lo que hace Dios, ÉL mismo se contiene para que el duelo sea justo. Porque en el duelo lo que está involucrado es algo más que habilidad, en el centro de los duelos es: el Honor.
Todo se trata del honor, de la gloria. Dios decide no inclinar la balanza a SU favor. ÉL podía hacerlo y al leer Job pensamos ¡Dios haz algo! Demuéstrale a satanás que no tiene razón, desata tu poder, porque cuando SU poder se desata en forma total ¡no hay dudas quién es el vencedor! Pero parece que Dios dice: “No lo haré, porque mi gloria y mi honor son más importantes y valiosos”. Es más, me contendré porque quiero que la respuesta dada sea definitiva. Cuando esta pregunta se vuelva a hacer, que se sepa que Job no me ama por lo que hago, sino por quien YO SOY. No quiero dudas, quiero que el universo sepa que me ama por quien YO SOY y no por lo que puedo hacer por él.
Eso aprendemos de Dios, ÉL quiere responder esa pregunta por medio de tu vida y es más importante Su Honor que nuestra comodidad. Con todo y lo difícil que pareciera de entender. Pero, si lo entendemos se nos quita un peso de encina; si no lo entiendes te preparas para una vida de frustración. Porque la vida no es fácil, porque la vida no es justa y porque no podemos entender todo lo que sucede.
¿Qué más aprendemos de Dios? ÉL quiere que la verdad se sepa. ÉL conoce SU carácter, sabe que la acusación no es verdad y quiere que se sepa. ÉL conoce el carácter de satanás y quiere develar lo que es ante la Creación.
Dios también conoce el carácter de Job, y es Dios diciendo: “¡Job, creo en ti!” serás el testigo principal en este juicio, creo que cuando te quedes sólo, vacío, decidirás serme fiel, no por lo que puedo hacer por ti. Cuando sientas que ya no puedes más, me escogerás a mí, por encima de tu comodidad. ¡Eso es lo que aprendemos de Dios y es lo que quiere revelar a toda la Creación!
Pero ¿dónde queda Job? Recuerda, Job somos nosotros. Job es un hombre que busca a Dios.
“Había un hombre llamado Job que vivía en la tierra de Uz. Era un hombre intachable, de absoluta integridad, que tenía temor de Dios y se mantenía apartado del mal. Tenía siete hijos y tres hijas. Poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas burras; también tenía muchos sirvientes. En realidad, era la persona más rica de toda aquella región. Los hijos de Job se turnaban en preparar banquetes en sus casas e invitaban a sus tres hermanas para que celebraran con ellos. Cuando las fiestas terminaban —a veces después de varios días— Job purificaba a sus hijos. Se levantaba temprano por la mañana y ofrecía una ofrenda quemada por cada uno de ellos, porque pensaba: «Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en el corazón». Esta era una práctica habitual de Job.” (Job 1:1–5, NTV)
Job quería que sus hijos estuvieran bien con Dios, también sabemos que era respetado por la gente, era un juez justo, sabio en sus consejos, buen patrón, hospedador (cap. 29 y 30). Y satanás dice que no es más que un títere de Dios, lo que pretende es decir que nadie ama a Dios por quien ÉL es. Pero veremos que Job lo ama.
Este libro fue escrito en la época de los patriarcas, el pensamiento general era que, si eras justo, las cosas te irían bien. Haces lo bueno, Dios tiene que darte lo bueno. Esa era la creencia y algunos siguen creyendo eso, si haces cosas buenas, Dios tiene que hacer Su parte. Quo pro quo, algo a cambio de algo.
Es este libro satanás nos obliga a responder desde el principio a la pregunta ¿por qué amas a Dios? ¿por qué le adoras, el sirves y le sigues?
¿Le adoras porque eso aprendiste en tu casa? ¿le adoras porque, de todo lo que has leído, es lo que más te convence? ¿es lo que te ha funcionado? ¿en una ocasión respondió como quisiste? Lo amas porque con Dios puedes tener cierto tipo de control. Si hago lo que me dice y me porto bien, entonces me estoy ganando el derecho que me de lo que le pido cuando lo pida.
¿Por qué amas a Dios? Satanás está parado frente a Dios diciendo de ti y de mí que lo amamos sólo por lo que ÉL nos da, pero ¡quítale lo que le has dado y verás si no te maldice en tu cara! ¡Esa es la acusación que ha hecho delante de Dios!
Las personas no se enojan por las cosas que no reciben, se enojan porque creen que tiene el derecho de recibir esas cosas. Mientras más crean que tienen el derecho de recibirlas, será más su frustración al no recibirlas. Muchos siguen creyendo eso: si hago buenas obras, ayudo a la gente, oro, entonces merezco que todo me vaya bien. Y cuando la gente cree eso, se forma el escenario perfecto para la frustración y esa es la mejor arma de satanás. Mira, si creemos eso, vamos a buscar otro significado en la historia de Job o la vamos a minimizar, porque, si eso le pasó a Job que era justo ¡qué me puede pasar a mí!
Al ver la historia de Job aprendemos a adorar a Dios, por quien ÉL es y no por lo que puede hacer por mí. No se trata de mí, no soy el titular de la historia, pero sí soy el testigo principal en esta acusación de satanás a Dios.
En los 2 primeros capítulos de Job se quita la tensión, en la narración sabemos que está satanás y Dios, pero en la tierra, sin saber nada está Job. ¿Cómo reaccionará Job? ¡la carga de la prueba recae en Job!
“A veces pienso que a nosotros, los apóstoles, Dios nos puso en exhibición como prisioneros de guerra al final del desfile del vencedor, condenados a muerte. Nos hemos convertido en un espectáculo para el mundo entero, tanto para la gente como para los ángeles.” (1 Corintios 4:9, NTV)
Dios nos puso como en un desfile ¡somos el espectáculo! En los teatros romanos cabían hasta 20 mil espectadores, pero el espectáculo no es para entretener, es para ver qué pasaba en la ciudad y los prisioneros eran la evidencia. Lo que Pablo dice es que hay una historia: Dios y satanás. Hay un debate: ¿Por qué aman a Dios? Dios responde ¡porque soy Dios! Satanás dice: ¡no! Te aman por lo que les das.
La forma que Dios tiene para responder es a través de tu respuesta, mi respuesta, la de todos, es una pieza importante de evidencia. En este libro vemos que tu respuesta cuenta, sea que lo creas o no, te guste o no.
¿Vale la pena a amar a Dios por quién ÉL es? La única manera de amar a Dios sin tomar en cuenta lo que hace, es ¡saber quién ÉL ES! La única manera de saber quién ÉL es, es ¡viendo a Jesús!
Esa es nuestra ventaja sobre Job. Nosotros tenemos a Jesús en la historia; al ver lo que hizo por ti y por mí en esa cruz, así es como puedes asegurarle a tu corazón que vale la pena amar a Dios, no por lo que hace por ti, sino por quién ÉL es y lo que hizo a través de Jesús. ¡Dios es digno! ¡ÉL es digno!
En el huerto del Edén, el acusador llegó y no se acercó a Dios, sino a un hombre y una mujer y les dijo: “Dios no los ama” les mintió, si comes de esa fruta no morirás; Dios sólo quiere usarte, controlarte, en realidad no lo necesitas y ahí, ¡le creímos!
Desde ese momento, creemos fácilmente las mentiras de satanás, creemos la acusación: ¡Dios no es bueno! Después llega satanás frente a Dios y le dice que le amamos por lo que nos da. Dios le dice ¡no es cierto! Dios no le cree, porque ÉL puede ver que ahora tenemos a Jesús y sabe lo que SU Espíritu puede hacer por nosotros.
Dios cree en el carácter de Job cuando dice: esta persona está aprobada, me ama aunque no le de todas las cosas, aunque no le de nada, porque tiene lo más importante: Una relación profunda conmigo.
Imagina a Dios diciendo a Jesús: “Hijo mío, tienes una tarea que hacer, si la cumples fielmente, si obedeces a la perfección, entonces, morirás en la cruz, irás al infierno a cumplir otra tarea, pero sólo si me obedeces a la perfección.”
La obediencia perfecta no hizo que Jesús no sufriera, ni que estuviera en la comodidad, además ¡Jesús no tenía por qué hacerlo! Jesús es la única persona que amaba a Dios a cambio de nada, lo ama por quien ÉL es. Entonces ¿por qué lo hizo? ¡por ti y por mí! Al ver que ÉL no tenía que hacer ese sacrificio, no importa qué tan bueno creas que eres ¡Jesús no te debía nada para tener que hacerlo! No te debía nada y te lo dio todo. Yo le debo todo y no tengo nada que darle ¿puedes creerlo?
Al aprender esto, en la medida que lo aceptas, es la manera que tu estilo de vida gritará que satanás es un mentiroso y está derrotado. No tiene más poder en tu vida, sus mentiras no te harán dudar del amor de Dios, aun, con lo difícil que la vida pueda ser.
Palabra de Dios
Oremos