La seguridad de la salvación

Efesios 2:8 (RVR60)

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.

Introducción

Estamos convencidos que somos salvos por gracia, y no depende de nosotros sino de Dios, pero si la salvación depende de Dios.

¿Por qué tenemos que hacer buenas obras?

¿Podemos perder la salvación?

¿Tenemos seguridad de salvación?

¿Por qué tenemos que hacer buenas obras?

Predicamos que debemos perseverar y hacer los bueno para guardar la salvación.

Pablo dice que somos salvos por la fe Efesios 2:8

Santiago dice que necesitamos buenas obras: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Santiago 2:14”

Las buenas obras son el fruto de la fe, por tanto una fe que no de fruto es una fe falsa.

“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno. Mateo 13:23”

Las buenas obras son el resultado de la fe

“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Mateo 3:10”

Debemos cambiar la mentalidad respecto a las buenas obras, no hacemos el bien para alcanzar salvación, tampoco para que Dios nos bendiga, lo hacemos porque somos salvos y estamos agradecidos por lo que Cristo hizo por nosotros.

¿Podemos perder la salvación?

Cuando estudiamos la salvación, llegamos a conocer que no depende de nosotros sino de Dios, Él nos atrae y nos redarguye con El Santo Espíritu, y comprendemos que consiste en un nuevo nacimiento y en convertirse en un nuevo hombre, parece difícil creer que podemos perder la salvación.

Sin embargo, también entendemos que debemos perseverar: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Mateo 24:13”

La apostasía es el abandono y rechazo de la fe, si hay apostasía es porque una vez fueron iluminados con la Palabra:

“4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Hebreos 6:4–6”

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 1 Timoteo 4:1”

Aquí es donde las doctrinas se dividen:

El hiper-calvinista: El que acepta a Cristo nunca perderá la salvación aunque caiga en pecado.

El calvinista: El predestinado no pierde la salvación, y los que aceptan a Cristo y caen es porque no son predestinados.

El Arminiano: Los que aceptan a Cristo pueden perder la salvación. (No hay seguridad de salvación)

¿Tenemos seguridad de la Salvación?

La confianza del cristiano es la esperanza de la salvación, si no la tiene es como los impíos que no tienen esperanza:

“12 Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Tito 2:12–13”

“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. Efesios 1:13–14” El Espíritu Santo en nosotros es la garantía de que somos salvos.

Por tanto, si hemos llegado al conocimiento de Cristo, tenemos la seguridad que somos salvos, y Él nos ayuda y nos guarda de caer en pecado. “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. 1 Juan 5:18”

Creemos que la salvación está disponible para todos y no solo para un grupo de personas, pero también creemos que si somos salvos es por su gracia y no por nuestra voluntad.

Este es un misterio que no podemos entender, pero lo agradecemos. En lo personal prefiero decir que la salvación se desprecia no se pierde.

Aun así somos conscientes de que debemos cuidar la salvación como un tesoro y perseverar para que nuestro nombre no sea borrado del libro de la vida.

“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apocalipsis 3:5”

La misericordia de Dios

Sin embargo, no creemos que nuestro nombre es borrado cada vez que pecamos y vuelto a escribirse cuando pedimos perdón.

Porque contamos con la misericordia de Dios: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Lamentaciones 3:22”

Dios es fiel: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo. 2 Timoteo 2:13”

La nube que cubría a Israel durante el día simbolizaba la misericordia de Dios, a pesar de que le fallaron (becerro de oro, la murmuración, la rebelión) nunca se apartó la nube de ellos: “Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego. Éxodo 13:22”

Conclusión

Debemos gozarnos por la esperanza gloriosa de salvación, somos salvos por la gracia y misericordia de Dios, solamente debemos creer, pues la fe verdadera es reflejada en los frutos.

reconocer que nuestra perseverancia no depende de nuestras fuerzas sino de Él: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5”

Nutrir nuestra mente con la Palabra de Dios: “y renovaos en el espíritu de vuestra mente, Efesios 4:23”