Una Vida que Honra a Dios 2

Vida que honra a Dios 2  •  Sermon  •  Submitted
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Dios puede usar el sufrimiento para responder al mal

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Una vida que honra a Dios 2
Estamos estudiando la historia de Job e intentando comprender el sufrimiento en algunos casos. La semana pasada vimos a satanás está frente a Dios, lo acusa de sobornar a la humanidad. Le dice que Job lo ama porque le da todo lo que pide; implica que no lo adora por quién ÉL es, sino que le adora, sirve, le ama por lo que hace por él, pero si le quita todo verá que le dan la espalda, que lo negarán. Está acusando el carácter y honor de Dios.
Así que extiende tu mano y quítale todo lo que tiene, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!” (Job 1:11, NTV)
Mientras eso sucede en el cielo en la tierra Job está ajeno, desconoce lo que le espera.
—Muy bien, puedes probarlo —dijo el Señor a Satanás—. Haz lo que quieras con todo lo que posee, pero no le hagas ningún daño físico. Entonces Satanás salió de la presencia de Señor.” (Job 1:12, NTV)
Satanás sale de la presencia de Dios, tiempo después regresa para informa que ha arruinado a Job, pero él sigue manteniendo fidelidad a Dios y es como si Dios mismo le dijera: ¿quieres hacerle más daño? ¡adelante!
—Muy bien, haz con él lo que quieras —dijo el Señora Satanás— pero no le quites la vida.” (Job 2:6, NTV)
La primera vez podía tocar sólo las posesiones, pero ahora puede tocar también su cuerpo, pero no matarlo. Dios entrega a Job con satanás y es aquí donde entra el sufrimiento, pero no como parte principal del libro sino como un catalizador, el catalizador acelera una reacción entre dos químicos sin intervenir en ella.
Entonces el libro de Job no se trata del sufrimiento, sino sobre la relación entre Dios y los hombres; el catalizador para saber cómo reaccionará el hombre es ¡el sufrimiento! ¿Cómo va a reaccionar la humanidad? ¿cómo va a interactuar el hombre con Dios? Esta respuesta no puede ser teórica, tiene que responderse en la práctica.
Si empiezas tu caminar con Dios o vienes por primera vez, te invito a venir la siguiente, porque hoy se plantearán más dudas que respuestas. Te advierto que hoy será un poco complicado.
Hasta aquí las escenas del cielo y empiezan las de la tierra. La realidad de la vida de Job, un hombre que hace todo lo correcto y le sucede todo lo malo que le puede suceder a alguien.
Un día cuando los hijos y las hijas de Job celebraban en casa del hermano mayor,” (Job 1:13, NTV)
Los hermanos están en la casa de Job Jr. En el V. 5 vemos que Job ora por sus hijos cuando terminan la fiesta, quizá desde este día está orando por ellos. Los hijos celebrando, contentos, bailan, comen, recuerdan historias con papá y en un momento, de repente Job siente que está en un infierno o que el infierno lo visita.
llegó un mensajero a casa de Job con las siguientes noticias: «Sus bueyes estaban arando y los burros comiendo a su lado, cuando los sabeanos nos asaltaron. Robaron todos los animales y mataron a los trabajadores, y yo soy el único que escapó para contárselo».” (Job 1:14–15, NTV)
Este es el primer golpe. Después de una narrativa dramática, dice que el que llevó el reporte sigue hablando cuando llega otro mensajero:
Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó otro con esta noticia: «Cayó del cielo el fuego de Dios y calcinó a las ovejas y a todos los pastores; yo soy el único que escapó para contárselo». Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó un tercero con esta noticia: «Tres bandas de saqueadores caldeos robaron sus camellos y mataron a los sirvientes; yo soy el único que escapó para contárselo». No había terminado de hablar el tercer mensajero cuando llegó otro con esta noticia: «Sus hijos e hijas estaban festejando en casa del hermano mayor y, de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo».” (Job 1:16–19, NTV)
Quizá es el momento de mayor desolación para Job. Quien ha sufrido la pérdida trágica de un familiar, sabe lo doloroso que es; quién ha sufrido la pérdida de 3 o 5 familiares en periodo corto es más doloroso, imagina que los 10 hijos mueren en un mismo día. Podemos imaginar el pesar en la vida de Job, con cada mensajero el peso sobre sus hombros se hace casi insoportable. Si has leído la historia sabes que esto va a empeorar antes que mejore; parece que los problemas vienen acompañados ¿no es cierto?
Entonces Satanás salió de la presencia de Dios e hirió a Job con terribles llagas en la piel, desde la cabeza hasta los pies. Job, sentado entre cenizas, se rascaba con un trozo de teja.” (Job 2:7–8, NTV)
Por si fuera poco, ahora sufre en carne propia y lo menciona por todo el libro:
Mi cuerpo está cubierto de gusanos y de costras; se me abre la piel y supura pus.” (Job 7:5, NTV)
Me has reducido a piel y huesos, como si tuvieras que demostrar que he pecado; mi carne consumida testifica en mi contra.” (Job 16:8, NTV)
Mis ojos están hinchados de tanto llorar, y soy solamente una sombra de lo que fui.” (Job 17:7, NTV)
»Y ahora la vida se me escapa; la depresión me persigue durante el día. De noche, mis huesos se llenan de dolor que me atormenta incesantemente.” (Job 30:16–17, NTV)
¿Has dicho esto en alguna ocasión? Quizá en esta semana. Job pierde todo lo que ama, lo que ha sido importante le es arrebatado en un instante. El sufrimiento y el dolor son naturales en la vida, quisiéramos que no fuera así, pero ¡así es! Nacemos hambrientos, desnudos, después las cosas empeoran, nacemos llorando y cada día entendemos el por qué.
En la vida experimentamos todo tipo de pérdidas: relaciones, sueños, pasión, salud, recursos, amistades, familia; podemos ver el libro de Job como un ejemplo del aguante al sufrimiento. Si Job sobrevivió a ese sufrimiento, seguramente ¡yo también puedo! Mi sufrimiento es diferente al de él, pero Job somos nosotros, porque todos perdemos algo, no se trata del tamaño de la pérdida ni de comparar, sino de aceptar que ¡toda pérdida es dolorosa!
Job le pregunta a Dios ¿por qué? Y lo mismo nosotros. Esa pregunta está en todo el libro, su razonamiento, su cerebro pregunta ¿por qué? Pero hay otra pregunta que Job hace, y es ¿dónde? ¿dónde está Dios?
A todos nos gusta la imagen de Dios protegiéndonos y es algo que ¡es verdad! Eso queremos de Dios, que ante cualquier eventualidad, es más, antes que sucede algo malo, nos proteja. Algunos nos dicen que con Dios nada malo puede sucedernos ¿en serio? Porque las pérdidas, el sufrimiento llegan de repente, pero nos aseguran que en menos de lo que tardas en decir ¡ayuda! Los problemas se solucionarán. Pregunto ¿siempre es así? Sabemos que no es así, por eso la gente pregunta ¿dónde está Dios? Esto apenas empieza, se pone más difícil, aguanten.
¿Dios dónde estás? ¿Dios, por qué? En esos momentos necesitamos saber dónde está Dios ¿está conmigo? ¿está detrás de este dolor? Al final del libro se menciona que Job tiene otros hijos, más riqueza, etc.
Entonces vinieron a él todos sus hermanos, todas sus hermanas y todos los que le habían conocido antes, y comieron con él en su casa. Se compadecieron de él y lo consolaron por todo aquel mal que Jehovah había traído sobre él...” (Job 42:11, RVA)
La palabra “mal” ha traído problemas con algunos, por la implicación. Pero no es una afirmación moral de Dios, sino sólo hace ver una condición. Es la misma palabra para decir: “la manzana está podrida (mala)”, describe una condición de una situación, no es una afirmación moral.
En el capítulo 2, satanás regresa a la presencia de Dios y vemos otra parte del diálogo:
…Y aunque tú me incitaste contra él para arruinarlo sin motivo…” (Job 2:3, NVI)
Es la única parte en la Biblia que se lee que Dios fue incitado para arruinar a alguien. Dios le dice a satanás: “has hecho tu acusación ¡ya me la esperaba! Es la oportunidad para que el universo sepa que me aman por quien YO SOY. Mi honra es más importante que la comodidad.
Satanás incita a Dios para arruinar a Job, esto es difícil de entender. Como si Dios le da el VoBo para que dañe a Job. La pregunta del millón es: ¿Quién es responsable de lo que le pasa a Job: ¿Dios o satanás?La respuest: ¡sí!
Dios delega en satanás esa tarea, por raro que suene ¡así es! Dios está detrás de todo lo que está pasando, en el libro de Job, se menciona más de 30 veces: Dios Todopoderoso, nada pasa sin que lo apruebes, Dios Soberano.
Dios está detrás de esto y se que es incómodo decir que está detrás del dolor de Job. ÉL lo permite y eso está claro, suena perturbador, pero está claro. El sufrimiento es el catalizador, pero no hubiera pasado si Dios no lo permite. Ahora bien, parece que esto contradice la teología bíblica, pero ¡no es así! La teología dice que Dios a quién adoramos, amamos es Todopoderoso y es Amoroso.
Una cosa ha dicho Dios, y dos veces lo he escuchado: Que tú, oh Dios, eres poderoso;” (Salmo 62:11, NVI)
El problema es cuando llega el sufrimiento y el dolor, porque vamos a pensar que una de estas afirmaciones no puede ser verdad: O es Todopoderoso o es Amoroso. Si eres Dios Todopoderoso ¡detén el sufrimiento! Lo puedes hacer ¿o no?, si no lo puedes hacer entonces ¡no eres todopoderoso!
La otra opción es que sí puede detener el sufrimiento, pero ¡no quiere! Entonces ¡no es amoroso! Y esto nos deja en una dificultad y eso mismo es lo que hace dudar a mucha gente en medio del sufrimiento.
C. S. Lewis escribió un libro llamado “El problema del dolor” un tratado filosófico, ontológico del dolor; años después casi al final de su vida escribe “Una pena observada” que trata de la muerte de su esposa por cáncer. Se conocen en la edad adulta, se casan y meses después ella muere y él escribe:
“Después de este sufrimiento llego a esta conclusión: No es que diga que Dios no existe, sino que digo ¡as{i es Dios! No te engañes más”. C. S. Lewis
¡Así es Dios! ¿cómo así? Es Todopoderoso, nos ama y está detrás del dolor y sufrimiento. Ahora dime ¿qué hacemos con esa frase? ¡algo tenemos que hacer! Porque como que esto no encaja con nuestro paradigma, no encaja en la forma como queremos ver a Dios. ÉL puede detener el mal, cambiar las circunstancias de mi vida y ¡no lo hace! ¿qué vas a hacer cuando está pregunta salga de lo profundo de tu corazón? Y ¿sabes? Depende de lo que creas, así será tu forma de reaccionar. Cuando Dios quiera usar tu vida como campo de batalla para responder la acusación de satanás ¿qué vas a hacer? Hay 2 formas de responder:
1, ¡No quiero un Dios así! No niego que Dios existe, pero no quiero estar cerca de ÉL, si es así. Hay quienes dicen: me niego a creer en Dios porque deja que exista el sufrimiento. Es lo mismo que decir: dejaré que mi experiencia, lo que siento, lo que pasa en mi vida determine mis creencias y no lo que Dios ya ha revelado. Lo que siento es más importante que lo que se me ha revelado (así surgen las ideologías), lo que siento determina si lo que creo es verdad o si voy a creer lo que se me revela.
¿Qué hago con el hecho que ÉL no actúa como yo quiero que actúe? ¿qué haré cuando no me defienda como creo que debe o como quiero que me defienda?
Max Lucado un escritor cuenta que cuando fue a comprar una bicicleta para su hija que cumplía años, los acompañó la hermanita y al verlo dijo: yo también quiero una, él le dijo ¡no! Sólo para la cumpleañera y su hija contestó, entonces ¡quiero un nuevo papá! ¿te suena familiar? Cuando Dios no te da lo que quieres ¿vas a decir eso? ¡quiero un Dios nuevo! Aunque burda, la analogía explica que si dices ¡quiero un nuevo papá! ¿Acaso por decir eso dejas de creer en los papás? Eso sucede cuando Dios no actúa como quieres lo que dices es: Creo en Dios, pero no quiero estar cerca de ÉL.
No es fácil de entender a Dios porque nuestro marco de referencia es lo físico, lo que vemos, y en nuestro mundo lo único que importa es ¡la comodidad, la salud! Porque es lo único con que puedo “medir” y compararme con otros padres para ver cómo lo estoy haciendo. Esa es nuestra desventaja porque queremos que Dios haga lo mismo y con Dios ¡no es así! Hay muchas cosas involucradas, la primera respuesta es rechazar a Dios. La otra es:
2, decir: Voy a dejar de pedir respuestas o querer entender todo; para saber que tengo un Padre Amoroso ¿necesito saber qué está haciendo? ¿necesito entender? Si exiges entender entonces tendrás problemas. La Biblia nos dice que no podemos entender, descifrar a Dios, es inescrutable. Queremos entender lo que no podemos entender, si lo pudiéramos entender entonces ¡no sería Dios!
Cuando digo: Dios si me dices el por qué, podré seguir adelante y Dios te dice: “No te diré, no insistas, no lo haré, para ti será un misterio”.
Daré un ejemplo que no es fácil, pero es simple. La verdad es que lo que mi experiencia, lo que veo, lo que siento no determina lo que creo. Al ver el cielo, el sol, la luna y las estrellas parece que se mueven, pero la revelación nos dice que no es así, es la tierra la que se mueve y va a 100K Km/Hr. Pero dime ¿lo sientes? Ahora hagamos la pregunta ¿vas a creer lo que ves y sientes o confías en lo que se te ha revelado?
El dato de la velocidad de la tierra lo puedes verificar, pero con Dios ¡no lo puedes hacer! Es en ese momento que debes soltar ese deseo de saber el ¿por qué? Pero no basta con soltarlo, tienes que aférrate a algo y es abrazar el misterio, la realidad de ese misterio. Cuando dejas de decir ¡tengo que saber! ¿por qué Dios! ¿por qué yo? Recuerda que Dios es un misterio, porque te ama profundamente y…permite el sufrimiento.
Es un misterio porque no se ajusta a lo que tengo preconcebido, mi paradigma de cómo quiero que sea Dios, cuando dejo mis demandas a un lado, y acepto, abrazo ese misterio que no podemos entender el hecho que Dios nos ama profundamente y aún así, permite el sufrimiento en mi vida. Estos pensamientos no son mutuamente exclusivos.
Una vez que aceptamos esa realidad, puedo decir en cualquier circunstancia o situación: ¡ÉL ES MI DIOS! Si no lo acepto, entonces mi adoración, servicio, entrega será comprometida por mis circunstancias y no será total.
Imagina que le digo a la pastora: amo tus ojos azules y tu rubia cabellera, después de la cachetada diría ¿qué te pasa? Pues algo así queremos hacer con Dios: Dios te amor, porque siempre me proteges, siempre me haces sentir bien, y porque nunca nada malo me pasará; eso sí es adoración, pero incompleta, comprometida.
Dios es un misterio, esto nos asombra. Se que me amas profundamente y también se que permitirás el sufrimiento en mi vida. Dios, te adoro porque eres Dios. Se que harás cosas que no voy a entender, pero también se que eres Dios y por eso te adoro. ¿Lo puedes repetir?
Nosotros tenemos algo que Job no tenía ¡tenemos a Jesús!
y a confortar a los dolientes…Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria.” (Isaías 61:3, NVI)
En la cruz Jesús dijo: “Padre ¿por qué me has desamparado? Ese es el mismo grito de todo ser humano es tu grito y el mío ¿por qué no estás? Jesús hace la misma pregunta en el momento de dolor más profundo, cuando no aguantaba más, estaba diciendo: Padre ¡se que puedes parar esto!
Aún Jesús dejó de preguntar y lo que empezó con un Padre ¿por qué me has desamparado? ¿recuerdas con qué termina? Termina con un ¡En tus Manos encomiendo mi Espíritu! Estaba diciendo: dejaré de preguntar y confiaré.
Si quieres todas las respuestas ¡nunca tendrás paz! Cuando te sostienes en Jesús, entonces tu paz será sobrenatural, entonces ¡tomate de Jesús! Es la única manera de caminar con seguridad a través de esta vida.
Palabra de Dios
Oremos
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