Dejando Los Privilegios Pasajeros Para Servir Mejor A Cristo, V. (12)
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TRANSFORMADOS CONFORME A SU GLORIA (Fil 3:21-4:1)
TRANSFORMADOS CONFORME A SU GLORIA (Fil 3:21-4:1)
21El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
En este versículo Pablo hace alusión a la perfección que todo cristiano experimentará en el futuro. La que él consideraba como “no alcanzada”, será una realidad a la venida del Señor. Cristo “transformará el cuerpo de la humillación nuestra”.
1. Manifestación de su poder
El cuerpo de “humillación” será transformado por un acto de Dios; lo que nos indica la impotencia humana ante esa transformación inminente.
El hombre no puede ejecutar ese cambio con su propia fuerza. El cuerpo tal como es, no puede ver ni entrar en el reino de los cielos;
A. necesita ser transformado. “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción” (1 Co. 15:53 .
B. El resultado será un cuerpo semejante al cuerpo de la gloria de Cristo, “por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Fil. 3:21). El creyente ha venido experimentando una madurez o perfección progresiva, pero llegará a la perfección final y total.
C. El libro de Proverbios ilustra este desarrollo diciendo: “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Pr. 4:18).
D. Lo mortal tiene que vestirse de inmortalidad. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo …” (Ro. 8:29). “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co. 3:18). “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Jn. 3:2).
2. El impulso a esperar su venida
El apóstol toca este tema al escribir a los tesalonicenses diciendo: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts. 5:23).
El creyente tiene una esperanza que el inconverso desconoce. Pablo dice que no somos como los que viven “sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Ef. 2:12).
No podemos entristecernos como los que “no tienen esperanza” (1 Ts. 4:13).
Un Hijo de Dios maduro reflejará esta esperanza, pues sabe con toda seguridad que todas las pruebas, aflicciones y crisis tendrán su fin a la venida del Señor. Nuestro deber es estar preparados para ese evento inminente.
El Dr. Gene Getz en su libro La medida de la iglesia, considera la esperanza como una de las 3 virtudes que manifiestan madurez en una congregación. Pablo, cuando felicitaba a las iglesias, hacía mención de su amor, fe y esperanza (Ef. 1:15, 16, 18; Col. 1:3–6; 1 Ts. 1:2, 3; 1 Co. 13:13). El Dr. Getz afirma que la esperanza:
1. Refleja la fe en una resurrección futura.
2. Refleja la seguridad en la salvación eterna.
3. Procede de una vida que espera la segunda venida de Cristo.
4. Manifiesta una estabilidad doctrinal.
5. Refleja la alegría (gozo) del cristiano.
Una iglesia local está formada por individuos y cada uno de nosotros debe examinarse a sí mismo y ver en qué está basando su esperanza. Una vida madura y firme podrá decir con el apóstol Juan: “Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Ap. 22:20).
III. La esperanza de su retorno
3:20–21
B. Seremos transformados conforme a su gloria (3:21)
1. La manifestación de su poder
2. El impulso a esperar su venida
I. REQUISITOS PARA GOZAR A CRISTO (4:1–9)
Algunos han sugerido que el primer versículo del capítulo 4 debería ser el último del capítulo 3, pues parece presentar una conclusión de lo expuesto en 3:17–21. Pablo exhorta nuevamente a los filipenses a “estar firmes”; es decir, a ser fieles creyentes comprometidos con Cristo en medio de las batallas espirituales. Perseverando en Cristo sin cesar …
A. CONFIAR EN LA ENTREGA DE LOS GALARDONES (4:1)
El apóstol inicia esta porción nuevamente llamando a los creyentes su gozo, como hizo en Fil 1:4. Los llama corona mía, pues sus lectores eran testimonio visible de su triunfante ministerio. Esta expresión da la idea de que el apóstol ya había recibido un galardón a través de la vida y amor de esta iglesia ejemplar. La misma frase se encuentra al leer 1 Tesalonicenses 2:19, porque los de esa iglesia también eran motivo de gozo. Los consideraba como una coronaen la cual podía gloriarse. Esto era un anticipo de otras coronas que, como apóstol, misionero y predicador, le esperaban al llegar a la presencia del Señor. La corona es el stefanos o corona olímpica hecha de guirnaldas de olivo silvestre o de pino que se daba a los vencedores en los juegos olímpicos de Grecia.
En el Nuevo Testamento se mencionan cuatro clases de coronas que el cristiano podrá recibir como recompensa o premio por su carácter o servicio:
1) la corona incorruptible (1 Co. 9:24–27),
2) la corona de vida (Stg. 1:12; Ap. 2:10),
3) la corona de justicia (2 Ti. 4:1–8) y
4) la corona de gloria (1 P. 5:1–4). La corona de gozopuede recibirse y disfrutarse aquí en la tierra al ver la permanencia de la obra sobreedificada sobre el fundamento que es Cristo (1 Co. 3:11, 14).
El libro de Apocalipsis nos enseña que estas coronas o galardones no son para lucirlos o vanagloriarse; son coronas que retornarán a los pies del Cordero de Dios que estará sentado en su trono (Ap 4:10). Será un reconocimiento de que sólo él es digno “de recibir la gloria y la honra y el poder”, como Creador (Ap 4:11) y como Redentor ( Ap 5:9).
Conclución.
Recuerde que debe mantenerce firme, siendo imitadores de los que se conducen como ejemplo de Cristo, reuerde que Dios tiene preparado un lugar celestial para sus hijos y que un dia sera transformado a la imagen de Cristo, en esa esperanza debe mantenerce firme en Cristo.
gozarce en Cristo que recalca la urgencia de regocijarse en el Señor siempre (Hab. 3:18). Pablo continúa su carta mencionando cuatro requisitos necesarios para poder realmente gozar a Cristo.