Los Diez Mandamientos, parte 1

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Ahora vamos a mirar la ley de Dios para ver como sirve de ayo (tutor) o guía para guiar a los pecadores a Cristo. Cualquier soldado que desee ser efectivo en la batalla, estará íntimamente familiarizado con sus armas. Piensa en los Diez Mandamientos como diez cañones grandes que Dios te ha dado; cada uno tiene un tremendo poder para destruir la justicia propia. Si deseamos ser efectivos en alcanzar a los perdidos, debemos estar íntimamente familiarizados con estas grandes armas que Dios nos ha dado. Si seguimos los pasos de Jesús, quien mostró la naturaleza espiritual de la ley cuando trataba con los pecadores, descubriremos la llave del arrepentimiento genuino.

Notes
Transcript
Lección 5
Mark 12:30 NBLA
30 y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza”.

Introducción:

Ahora vamos a mirar la ley de Dios para ver como sirve de ayo (tutor) o guía para guiar a los pecadores a Cristo. Cualquier soldado que desee ser efectivo en la batalla, estará íntimamente familiarizado con sus armas. Piensa en los Diez Mandamientos como diez cañones grandes que Dios te ha dado; cada uno tiene un tremendo poder para destruir la justicia propia. Si deseamos ser efectivos en alcanzar a los perdidos, debemos estar íntimamente familiarizados con estas grandes armas que Dios nos ha dado. Si seguimos los pasos de Jesús, quien mostró la naturaleza espiritual de la ley cuando trataba con los pecadores, descubriremos la llave del arrepentimiento genuino.
D. James Kennedy dijo, “No puedes decir: ‘No Señor’ y querer decir ambas palabras; una anula la otra. Si tú le dices no a Él, entonces El no es tu Señor”
La objeción que vamos a responder esta noche es.

“El Primer Mandamiento dice ‘No tendrás dioses ajenos delante de Mí’. Esto prueba que ¡Él no es el Único Dios!”

Esto es verdad. El hombre siempre ha hecho dioses falsos. Un viejo adagio dice: “Dios creó al hombre a su imagen y el hombre desde entonces le está devolviendo el favor”. Los hindúes tienen millones de dioses. A veces los dioses son hechos de madera o de piedra; otras veces el hombre fabrica un dios en su mente. Cualquiera sea el caso, hacer un dios a tu conveniencia es “idolatría” y es transgresión tanto al Primero como al Segundo Mandamiento.

Lección:

En esta lección, miraremos el Primer Mandamiento:
Exodus 20:2–3 NBLA
2 «Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. 3 »No tendrás otros dioses delante de Mí.
No debemos tener otro dios delante (o al lado) del único Dios verdadero. Él debe ser
preeminente en nuestros corazones. Jesús dijo en
Mark 12:29–30 NBLA
29 Jesús respondió: «El más importante es: “Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; 30 y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza”.
Sólo hay uno que puede permanecer sin culpa respecto a este mandamiento. Jesús de Nazaret vivió una vida sin pecado; él era perfecto en pensamiento, palabra y acción.
Hebrews 4:15 NBLA
15 Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.
Todo lo que Él hizo agradó absolutamente al Padre. La cruz no solo reveló que Él amaba al Padre con todo su corazón, alma, mente y fuerzas; sino que probó que Él amaba a su prójimo como a Sí mismo.
Aquellos que profesan guardar este mandamiento debieran dar una mirada rápida a la Confesión de Fe de Westminster. Esta fue escrita por hombres santos en 1646 y expresó sus pensamientos (basados en las Escrituras) acerca de la esencia de este mandamiento:
Las obligaciones requeridas en el Primer Mandamiento son, conocer y reconocer que Dios es el único y verdadero Dios y nuestro Dios; adorarle y glorificarle como corresponde, pensando, meditando, recordando, estimando grandemente, adorando, eligiendo, amando, deseando, temiendo a Él, creyendo en Él, confiando en Él, esperando en Él, deleitándose en Él, gozándose en Él, siendo celosos por Él, clamando a Él, dando toda alabanza, gratitud, entregando toda obediencia y sumisión a Él con todo el ser; siendo cuidadosos en todas las cosas para complacerle, entristecidos cuando en algo Él es ofendido y caminando humildemente con Él.
Alguien dijo una vez “Es razonable que los hombres que han recibido la vida de Dios y la han mantenido por Él, seguidos por la recompensa de la Providencia; especialmente hechos nuevas criaturas y bendecidos por Él con todas las bendiciones espirituales en Cristo, que se entreguen a Él y alegremente le sirvan en sus días y generación”
Los pecadores, sin embargo, no aman a Dios. No se deleitan en hacer su voluntad. Al contrario, la ley del pecado y de la muerte ha escrito su firma con sangre en el pecho del hombre impío.
Romans 7:21–24 NBLA
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí. 22 Porque en el hombre interior me deleito con la ley de Dios, 23 pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?
Nuestro clamor innato es, “¡No tu voluntad sino la mía sea hecha!” El diablo es nuestro padre y hacemos su voluntad gozosamente. La mente carnal no está sujeta a la ley de Dios, más aún, no puede.
Romans 8:7 NBLA
7 La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo,
Veamos cómo nos condena la ley. Fallamos en amar al Dios que nos dio la vida. El resultado inevitable es que el hombre pecador piensa que él mismo es Dios. Su orgullo toma el control de su cerebro, como lo muestra una cita de Jeremy Rifkin en su libro Alueñe:
“Ya no nos sentimos como huéspedes en la casa de otro y por lo tanto obligados a actuar conformes a un conjunto de normas cósmicas preexistentes. Es nuestra creación ahora. Nosotros hacemos las reglas. Nosotros establecemos los parámetros de la realidad. Nosotros creamos el mundo y al hacerlo, ya no nos sentimos atados a fuerzas externas. Ya no tenemos que justificar nuestra conducta, porque ahora somos los arquitectos del universo. No tenemos que dar cuenta a nadie fuera de nosotros, porque de nosotros es el reino, el poder, la gloria por siempre y para siempre”.

Las últimas palabras:

Kurt Cobain (en su nota suicida)
“Frances y Courtney. Estaré ante tu altar. Por favor sigue, Courtney, por Frances. Porque la vida de ella será mucho más feliz sin mí. Te amo. Te amo”.
Vamos a decir nuestro versículo conjuntos otra vez.
Mark 12:30 NBLA
30 y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza”.

Preguntas:

Ahora, porque la lección de hoy es mucho más corta quiero tener una pregunta y un tiempo de respuesta. Tengo unas preguntas que voy a hacer y quiero que todos me digan su respuesta y lo que piensan.

1. Nombra el primero de los Diez Mandamientos.

Exodus 20:3 NBLA
3 »No tendrás otros dioses delante de Mí.

2. ¿Por qué crees que la humanidad tiene un conocimiento superficial acerca de lo que Dios requiere de ellos? (Ver 2 Corintios 4:3-4)

La humanidad tiene un entendimiento tan poco profundo de lo que Dios requiere de ellos porque el dios de este mundo ha cegado sus mentes.

3. ¿Cuál piensas que podría ser el pecado más grande de la humanidad?

Si el primer y mayor mandamiento es amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, entonces el mayor pecado es el fracaso en hacerlo.

4. ¿De qué formas has transgredido este mandamiento?

Ha habido momentos en mi vida que puse otras cosas ante Dios. Trabajo, cosas, gente. ¡Eso los convierte en mi dios en vez del verdadero Dios!

5. Usando el Salmo 14 y Romanos 3:10-18. Haz una lista de las características de la naturaleza humana.

En Salmo 14 y Romanos 3:10-18, las características de la naturaleza humana incluyen: incredulidad, corrupción, obras abominables, no hacer bien, no entender, no buscar a Dios, perder, volverse sucio; ninguno es justo, todos no son rentables, practican engaño, están llenos de maldición y amargura, son rápidos para derramar sangre, difundir destrucción y miseria, no conocen la paz, y no tienen miedo de Dios.

6. ¿Cómo demostró Jesús que Él guardó este mandamiento?

Era perfecto en pensamiento, palabra y obra Hebreos 4:15. Todo lo que hizo complació al Padre absolutamente. La cruz no sólo reveló que amó a Su Padre con todo su corazón, alma, mente y fuerza, sino que demostró que amaba a su prójimo tanto como se amaba a sí mismo.

7. ¿Por qué debiéramos poner a Dios primero?

Porque es nuestro servicio razonable entregar todo a Él porque Él nos dio la vida misma.
Vamos orar:
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