Un discípulo llamado...

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Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

Hechos 9:10

    La semana pasada estuvimos viendo este episodio y nos enfocamos en el suceso.   Vimos como Dios llamó a Ananías por su nombre propio, dejándonos ver que Dios nos conoce a cada uno de nosotros.    ¿Cómo no ha de conocernos si somos sus hijos?   Como hijos que somos de Dios vimos también que él nos habla.   Dios no es un Dios mudo, él habla y quiere hablarnos constantemente.    Dijimos que si Dios les habla a los pecadores, ¿Cuánto no les va a hablar a sus hijos?   En tercer lugar vimos que Ananías era un discípulo.    Aun así Dios lo llamó y lo usó para su gloria y honra.   Esto nos dejó ver que Dios no se limita a usar solo a los bien preparados o educados o a los elocuentes, él usa a todo aquel que está dispuesto a ser usado por Dios.    Somos parte del cuerpo de Cristo y como parte de él tenemos un trabajo para hacer en la iglesia.    Como último punto visto la semana pasada vimos la manifestación de cinco dones en ese episodio.   Un discípulo llamado Ananías siendo usado por Dios en el mover del Espíritu a través de los dones espirituales.   Vimos en primer lugar el don de sabiduría donde Dios le dio dirección a Ananías.   Luego vimos el don de ciencia donde le reveló el presente y pasado de lo que estaba ocurriendo.   En tercer lugar vimos el don de profecía donde le reveló lo que Dios haría con Saulo en el futuro.   En cuarto lugar vimos que esta conversación con el Señor permitió que el don de fe se manifestara llevando a Ananías a hacer algo que no lo hubiera hecho sin el don.   Finalmente vimos el don de milagros en operación cuando le impuso las manos a Saulo y como escamas cayeron de sus ojos devolviéndole la vista.   

   En la disertación de esta mañana, día de los padres, estaremos retornando a nuestro personaje Ananías.   En esta ocasión estaremos viendo el carácter de este hombre que lo llevó a ser un gran instrumento de Dios en ese momento crucial del cristianismo y del propio Saulo de Tarso.   Es importante que miremos a este hombre una vez más porque vamos a aprender lo necesario para poder ser instrumentos útiles en las manos de Dios.  

   Vimos que Ananías fue un hombre que hizo su aparición de una forma misteriosa y de igual forma desapareció.   Es muy poco lo que conocemos de este Ananías, pero suficiente para ayudarnos a ser un discípulo útil para el Señor.    Posiblemente Ananías hizo muchas otras cosas, pero existe también la posibilidad de que esta sea la única cosa de renombre que haya hecho.    Como Ananías, usted y yo posiblemente tengamos la oportunidad de hacer algo especial para el Señor.   Lo importante de todo esto es que cuando el Señor nos llame por nuestro nombre podamos responder como lo hizo Ananías, heme aquí, Señor.

    Comencemos nuestra disertación de hoy leyendo todos juntos el verso que tenemos de tema.   Siendo que es el día de los padres quiero que sean los hombres los que se pongan en pie y lean este verso conmigo.    Pienso que el Señor nos da permiso para cambiar un poco el texto sin alterar su valor y significado.    El texto dice así: Había entonces en Caroline County un discípulo llamado (diga su nombre), a quien el Señor dijo en visión: (diga su nombre). Y él respondió: Heme aquí, Señor.   De esta forma hacemos esta enseñanza más personal.    Aunque nos vamos a dirigir a los hombres queremos que las mujeres estén atentas para que puedan ser verdaderas ayudas idóneas a sus esposos ayudándoles a responder al llamado de Dios.    

    Tres puntos en la vida de Ananías estaremos viendo en esta mañana.   1. El llamado de Ananías.  2. La respuesta de Ananías.   3. Conociendo el mensaje como Ananías.

I)        El llamado de Ananías

     Es interesante observar el llamado que recibe Ananías.   No se nos dice si él estaba orando o leyendo el libro de la ley, o meditando.   Solo se nos dice que recibió un llamado.  Ananías era un hombre conectado con Dios constantemente.

    Observemos el testimonio de Pablo referente a Ananías.   Es el único lugar donde recibimos un poco de luz relacionado a este hombre de Dios.   Hch.22: 12Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban,  Varón piadoso según la ley y con un buen testimonio de todos los judíos.

   Sí, la Biblia nos dice que él era un discípulo.   No era apóstol o pastor o evangelista, era un discípulo.   Pero no era un discípulo cualquiera, sino uno con dos cualidades dignas de admirar.   Pienso que Dios nos llama a todos, pero solo los que tienen esas cualidades son los que responden al llamado de Dios.

   La primera característica de este hombre de Dios, y dicho sea de paso, estos son los verdaderos hombres, son los que poseen piedad.   No confundamos la hombría con el machismo.    El verdadero hombre es aquél que es piadoso.   Esta palabra encierra un significado bien amplio.   Piadoso quiere decir: Templado, suave, apacible, blando, misericordioso, que se inclina a la piedad y compasión.   Este era Ananías.    Debemos observar algo muy interesante aquí.   Para un Saulo, hombre rudo, bravo, decidido, inmisericorde, sin piedad ni compasión; Dios le trajo uno manso, compasivo, etc.

    Dios sabe a quien llama para la labor que se tiene que hacer.    Para el rey Acab hacía falta un Elías.   Para Faraón un Moisés, para Goliad un David, para Caroline County la Congregación Hispana.   Dios tiene la persona correcta para cada situación.    No importa en que situación te encuentres hoy, tú eres la persona correcta para dicha situación.  

    Dios no podía mandar a Pedro donde Saulo.   Todos conocemos el carácter de Pedro.   Pero sí mandó a un Ananías, y lo bonito de esto es que es el mismo Pablo el que nos da esta revelación del carácter de Ananías.  

    En las palabras de Ananías podemos ver su dulzura, compasión y piedad.    Ananías lo llama hermano (Hch.9:17).    Muchos de nosotros a lo mejor hubiéramos ido, pero dudando.   Estaríamos afuera de la casa analizando lo que habíamos de hacer.   Viendo haber como reaccionaría Saulo para salir corriendo de ser necesario.   Pero no así con Ananías porque era un hombre lleno de Dios y de su amor y compasión.  

    La piedad de Ananías era según la ley.   Era un conocedor de la ley y es claro que la practicaba.    Es como cuando el Señor Jesús llamó a Natanael.   Cuando él se acercaba Jesús dijo de él que era un verdadero israelita (Jn.1:47).   Así era este hombre Ananías, era un verdadero israelita.   ¿Qué dicen las personas de nosotros cuando nos ven acercarnos? ¿Dicen que somos unos verdaderos cristianos?   Permita el Señor que así sea.  

   Ananías no jugaba a la religión, él era un verdadero seguidor de Cristo.   No de palabras, sino de hechos.    Nosotros debemos ser hombres de verdad, hombres cristianos que ponemos el nombre de Jesús en alto.

   Este hombre también gozaba de una buena reputación en el lugar donde vivía.   Esto es sumamente importante porque las personas van a recibir nuestro mensaje cuando vean que nosotros vivimos lo que hablamos.    Si mi hogar está destrozado, ¿cómo ellos van a querer venir a nuestra iglesia?   Si somos mala paga, si vivimos para mentir, si somos descuidados con nuestros hijos, etc.  ¿Cómo van a querer lo que les ofrecemos si ellos no ven que funciona en nosotros?   Es de suma importancia que tengamos un buen testimonio con los vecinos, en el trabajo, con los de la casa.  Para ser un Ananías de Dios debemos serlo cien por ciento, dentro y fuera de la casa.

   En una ocasión Jesús dijo que eran muchos los llamados, pero pocos los escogidos (Mt.20:16).   Sabemos que Jesús dijo esto refiriéndose a la salvación, pero lo podemos usar aquí también.   Dios llama a muchos, pero son pocos los que escoge.   No porque no quiera escoger a todos, sino porque son pocos los que responden como lo hizo Ananías.  Son pocos los que tienen el carácter de este hombre para decirle al Señor: heme aquí, Señor.    Muchos de nosotros analizaríamos primero el llamado para ver qué tengo que dejar y ver si me conviene o no.   

   La Biblia también nos muestra a Jesús llamado a otros hombres, pero cada uno puso su excusa.  He comprado una hacienda, he comprado cinco yuntas de bueyes, acabo de casarme (Lc.14:18-20).  

   Gracias a Dios que aquí no tenemos hombres así, sino Ananías que responden heme aquí Señor.

    Veamos ahora nuestro segundo punto de la mañana.

 

II)       La respuesta de Ananías

    La respuesta dada por Ananías nos dice mucho de su carácter.    La Biblia nos dice que cuando él fue llamado su respuesta fue rápida y directa, así como su llamado.   Él dijo: heme aquí, Señor.   Esta frase es bien conocida en el Antiguo Testamento.   En Gén.22:1 se nos dice que Dios llamó a Abraham y su respuesta fue: Heme aquí.   Cuando Dios nos llama no debe haber otra respuesta, sino heme aquí.   Dios no espera menos de un hijo suyo.  

    Otro caso lo encontramos en Gén.31:11.   En este caso es Dios llamando a Jacob.   Vemos que la respuesta fue la misma: heme aquí.   Moisés fue llamado de igual forma y la respuesta fue la misma: heme aquí (Ex.3:4).   Otro caso donde vemos la respuesta de “heme aquí” siendo dada a Dios fue con Samuel en 1Sam.3:4.  

    Estos cuatro ejemplos nos dejan ver algo en la vida de Ananías.   Podemos ver que el testimonio que Saulo da de Ananías diciendo que era hombre piadoso conforme a la ley, no solo nos muestra su carácter, sino que también nos muestra su hábito.   Ananías era un hombre que conocía la ley y la historia.   Era un hombre estudioso de la ley.      Esto es un hábito que se desarrolla con la práctica.    La respuesta de Ananías fue exactamente igual a la de los ejemplos mencionados arriba.     Esto nos deja ver que Ananías estudiaba las Escrituras y sabía como respondían los hombres de Dios.  

    Posiblemente Ananías practicaba esa respuesta constantemente.   Estaba en espera de oír la voz del Señor para poder responder.    No vaciló en su respuesta.   Los verdaderos hombres de Dios, no solo conocen la voz de su Maestro, sino que saben como responder.

    Heme aquí es una expresión de disposición a lo que el Señor quiera.   No se reserva nada para uno, sino todo para Él.    Es por eso que los que responden así no lo hacen por casualidad, sino que son hombres que han sido probados y han sido hallados fieles.  

    Debemos notar que toda la conversación desarrollada entre el Señor y Ananías tuvo su inicio en “heme aquí”   Cuando nosotros respondemos así sabemos que vendrá una comisión de parte del Señor.   Lo interesante es que vimos como Ananías planteó ante el Señor su preocupación a la misión, pero Dios le habló y lo animó.   Dios nunca nos va a enviar a una cueva de leones si no manda su ángel para que le sierre la boca.    Nunca nos meterá en un horno de fuego si él no entra con nosotros.  

    Debemos ser hombres atentos al llamado de Dios para responder “heme aquí”.  Es cuando respondemos al llamado de Dios que él nos da dirección e instrucciones.   Si él llama y nosotros no respondemos llamará a otro.   ¿Quieres ser usado por Dios?  Debes estar atento a su voz. 

    Miremos algo más en la respuesta de Ananías, pero en esta ocasión en el desarrollo de la conversación.   En  Hechos 9:13 se nos dice lo siguiente: Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;  He oído.   Ananías no era un hombre fanático que solo estaba oyendo o haciendo lo de la iglesia.   Él era un hombre práctico.    Él sabia la importancia de oír la voz del Señor, pero sabía también que tenía que estar informado de lo que estaba ocurriendo a su alrededor.    Muchas veces nosotros nos alejamos de las noticias locales, nacionales y mundiales.   Debemos estar bien atentos también a lo que está ocurriendo en nuestro mundo.  

    Muchas personas no se han percatado de lo cerca que está la venida de nuestro Señor porque no quieren oír noticias.    Dicen que solo se oyen tragedias, dolores y sinsabores.   Ananías era conocedor de las Escrituras, pero también sabía lo que estaba ocurriendo a su alrededor.   ¿Qué es lo que Ananías había oído acerca de Saulo?  ¿Cuáles eran los males hechos en Jerusalén?   Miremos rápidamente lo que Ananías había oído, pero lo oiremos por labios del propio Pablo.

   Hechos 26:9-11 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén.   Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta las ciudades extranjeras.

    Miremos rápidamente las cuatro cosas relatadas por Pablo. 

Uno: Encerró en la cárcel a muchos.   No hay nada peor que estar preso siendo inocente.   El pecado o acto delictivo que los llevó a la cárcel fue no hacer o agradar a Saulo de Tarso. Cuando dice que metió a muchos en la cárcel está hablando de grandes cantidades.   La religión es experta en odios contra los que no piensan como ellos.    En la historia de la iglesia vemos como la religión continuaba persiguiendo a los cristianos, en honor a la verdad, su verdad, pero no la verdad de  Dios.   Dos: Votó a favor de que los mataran.   No solo los perseguía, sino que aprobaba la muerte de ellos.   Aunque en la Biblia son pocos los casos mencionados de muerte por causa de las persecuciones, sin embargo en la historia de la iglesia son grandes cantidades las mencionadas.  Miles murieron por causa de las persecuciones.   Se dice que muchos otros murieron asfixiados en las cárceles por los tantos que en ellas estaban.    Este perseguir y matar a los siervos de Dios es desde la antigüedad.   Jesús en una ocasión dijo que los padres de los fariseos eran los responsables de matar a los profetas (Mt.23:30-31).   Hoy día continúa ocurriendo en los países musulmanes y ateos.    Como Pablo, estos hombres matan, torturan y encierran en cárceles por su religión.  Tres: Los castigaba para hacerlos blasfemar.   No podemos imaginarnos cuales pudieran haber sido las torturas usadas por Saulo para llevarlos a blasfemar.   Lo cierto es que su deseo y celo por un Dios que no conocía lo llevó a tal grado de brutalidad e inmisericordia.   Cuatro: Los perseguía por otras ciudades.    Su deseo de acabar con ellos era tal que salió de Jerusalén en busca de ellos.   Llevaba respaldo ministerial y respaldo romano.  

   Este es el hombre que ahora el Señor le está diciendo a Ananías que valla ha hablar con él. Se requería verdaderamente del don de fe para arriesgarse a hacer tal comisión.  

   En lo personal yo pienso que el aguijón que Pablo alegaba tener, el cual le había sido puesto en la carne para que le abofeteara (2 Cor.12:7) era el recuerdo de todas esas torturas, abusos y muertes que realizó, según él, en el nombre de Dios.   Así lo dice cuando se refiere a Esteban en Hch.22:20  “y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban”.   Esto Pablo lo dijo al relatar su conversión, dejando ver que esas escenas estaban completamente claras en su memoria.  

   De esta forma vemos que Ananías era un hombre conocedor de las Escrituras antiguas, pero también era conocedor de lo que acontecía en su país y fuera de el.   No debemos ser ignorantes a lo que está aconteciendo a nuestro alrededor.   

   Miremos nuestro tercer punto de la mañana.

III)    Conociendo el mensaje como Ananías.

   Vimos que Ananías era un hombre conocedor de las Escrituras. Esto lo llevó a responder como respondieron los grandes hombres de Dios.   Ahora veremos que su conocimiento no se limitaba a la tradición judía, la cual era la religión de donde él venía.   El testimonio presentado por Ananías ante los judíos era uno inmaculado, pero él no se quedó ni conformó con eso.   Él se encargo de conocer y dominar muy bien el mensaje que predicaba.  

   En la conversación sostenida por él y el Señor vemos que las instrucciones son claras y directas, pero en ningún momento se hace mención del bautismo en agua.   Sin embargo el relato nos dice que una vez llego donde Saulo le dijo las palabras recibidas por el Señor y luego lo invitó a bautizarse (Hch.9:18).    Esto nos dice que este hombre conocía muy bien el mensaje de salvación.    No se limitó a darle el mensaje y a devolverle la vista, sino que lo guió inmediatamente a bautizase. 

    Cuando leemos el testimonio de esta conversión narrado por Pablo encontramos lo siguiente.   Hch.22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.   Observemos las palabras directas de Ananías.   Inició con una pregunta sin respuesta. Sí, una pregunta que dejaba a Pablo completamente desarmado.   ¿por qué te detienes?   De qué se detenía Pablo.   De bautizarse.   Aquí vemos cuan importante era el bautismo en el cristianismo primitivo.    ¿Es así de importante para nosotros hoy día?   

Observemos otro ejemplo del bautismo.   Este es el caso de Apolos.   Nos dice la Biblia que él era varón elocuente, pero solo conocía del bautismo de Juan (Hch.18:25).    Priscila y Aquila al escucharle lo llamaron aparte y le expusieron el mensaje en forma correcta (Hch.18:26).     Vemos que no se nos dice nada de que halla sido bautizado en el nombre de Jesús,  pero sí lo enviaron a predicar en Acaya, eso nos dice que la instrucción de este matrimonio a Apolos fue en el bautismo.   El que la Biblia mencione claramente que solo sabía del bautismo de Juan nos dice que él estaba incompleto.  

   La iglesia primitiva tomaba muy en serio el asunto del bautismo en agua.   Otro ejemplo lo encontramos en Hch.19:1-5.   En este caso es Pablo el que encuentra a doce discípulos.   En este relato podemos ver también el orden de importancia de los bautismos.   La pregunta inicial por parte de Pablo a estos discípulos fue ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?   Para una persona que a creído en Jesús y a sido bautizada en las aguas, el bautismo en el Espíritu Santo es lo primero.   Pero para una persona que ni siquiera sabe que hay Espíritu Santo, dando a entender que no había sido bautizada en el bautismo de Jesús, porque el bautismo de Jesús incluye al Padre, Hijo y Espíritu Santo, el bautismo en agua es lo primero.   Pablo procedió inmediatamente a bautizarles en el nombre de Jesús.   Así de importante es el bautismos en aguas.

   Ananías no solo era conocedor de los libros de la antigüedad, sino que también conocía todo lo relacionado al Camino.  

   Encontramos entonces que Ananías era un hombre de buen testimonio, diestro en las Escrituras y consagrado a Dios.   Es por eso que cuando el Señor dijo Ananías él no titubeo ni dudo si era o no el Señor.   Él sabía que era el Señor porque conocía su voz.  

   Permítanme concluir esta disertación con dos últimos versos.   El primer verso es unas palabras dichas a Timoteo por Pablo, pero que también son para cada uno de nosotros.   1Ti.2:8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar,  levantando manos santas, sin ira ni contienda.

   Tres cosas menciona Pablo aquí.   En primer lugar dice que quiere que los hombres oren en todo lugar.   No está hablando de cualquier hombre, sino de los lavados por la sangre del Cordero, de los redimidos, de los verdaderos hombres.   Orar en todo lugar quiere decir estar en continua comunión con Dios.   Quiere también decir que todo lo que hagamos sea en una actitud de oración.   Orar no se limita a la iglesia o al cuarto secreto.   Podemos orar estando en el trabajo, manejando el auto, haciendo ejercicios, etc.   Una madre que oraba por su hijo le dijo en una ocasión: ni tú, ni la mafia, ni nadie puede impedir que yo ore por ti.   En segundo lugar Pablo procede a decir como quiere que sea esa oración.   No es meramente abrir la boca y pensar en Dios.   Jesús decía constantemente: si me amáis guardad mis mandamientos.   Orar lo hace cualquiera, pero en esta segunda cosa mencionada por Pablo es que los verdaderos hombres comienzan a separarse de los falsos.   Él dijo: Levantando manos santas.  Para que nuestras oraciones sean oídas en el cielo el hombre tiene que tener manos santas.   ¿Qué es levantar manos santas?   La tercera parte de este verso nos dice que son manos santas.   Pablo dice: sin ira ni contienda.   Un hombre iracundo puede orar, pero su oración está siendo estorbada por su mal humor y por su espíritu contencioso.   Cuando miramos en la Biblia las calificaciones de un líder se nos dice que no debe ser iracundo (Tit.1:7).   Esto empaña por completo la oración y no nos permite levantar manos santas.

   El segundo verso que quiero traerles se encuentra en 1 P.3:7 y dice así: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.   ¿Qué ocasiona que las oraciones nuestras sean estorbadas?   El no tratar a las mujeres como a vaso más frágil.   Es de sabios tratar a las mujeres con delicadeza y amor.   Sabio en dos aspectos.  Cuando la mujer es tratada con ternura y dulzura el hombre recibe miel de la buena.   Pero también está seguro de que sus oraciones no están siendo estorbadas.  

   Otra cosa importante en este verso es que se nos dice que ellas son coherederas de la gracia.   Si usted, quien es uno con su esposa, la trata como Dios quiere, recibirá mayor bendición porque ella es coheredera.   La herencia es doble.

  ¿Valdrá la pena obedecer a Dios?  Yo pienso que sí.   Salgamos de aquí hoy sabiendo que podemos ser los Ananías de Dios en el condado de Caroline y donde quiera que vallamos.

   Dios está buscando hombres simples para hacer cosas extraordinarias.   ¿Seremos esos hombres?  Yo espero que Dios haya hallado lo que busca en nosotros.  Amén

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