El gen celestial

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¿El cielo en 30 minutos?

El cielo es un tema que nos tomaría una serie completa para estudiarlo.
Pretendo lograr esto:
Inspirarlos a estudiar el cielo. Lo cual significa que plantearé muchas preguntas esperando que busques respuestas.
Establecer algunas bases para que, cuando estudies el tema, hagas un acercamiento correcto.
Mostrar lo que sí está claro acerca del cielo y en lo que la mayoría de estudiosos coincide.

Nuestra incansable búsqueda por el cielo

Nos intrigan las cosas del cielo porque tenemos “un gen” celestial que nos lleva a ello. Quizás Dios lo puso ahí para que no nos acostumbremos solo a la tierra sino que pensamos que hay algo más.
El cielo es la búsqueda histórica de la humanidad que se registra en los imperios babilónicos, egipcios, en nuestros pueblos aborígenes y en las civilizaciones modernas.
Podemos no creer en el cielo pero la historia humana demuestra que lo buscamos a través de:
Sistemas socio-políticos: buscamos establecer un orden que nos haga vivir mejor, con equidad y justicia…pero no lo hemos encontrado.
La ciencia: buscamos criterios unificados y demostrables que nos lleven a comprendernos y a cambiar nuestros yerros (medicina, psicología)…pero no lo hemos encontrado.
La tecnología: buscamos vivir con mayor comodidad, entendimiento y condición social...pero no lo hemos encontrado.
Religiones: buscamos explorar el más allá y acercarnos al mundo místico que está más allá de nuestros sentidos humanos…pero no lo hemos encontrado.
Fantasía: creamos películas, libros e ideologías que nos muestren el camino del mañana y nos devuelvan la esperanza…pero no lo hemos encontrado.
Buscamos el cielo en la tierra a través de las relaciones, la música, el arte, la motivación, el dinero y el conocimiento…pero no lo hemos encontrado.
El cielo parece estar cercano y distante a la vez.

¿Podemos comprender el cielo?

Juan 3:11–12 NVI
11 Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. 12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales?
Nicodemo, un erudito de la ley, no entendía el nuevo nacimiento que Jesús le estaba explicando. Es en ese contexto que Jesús le dice estas palabras.
Dos puntos resaltan aquí que nos van a guiar en este spoiler sobre el cielo:

1. Jesús es testigo del cielo

Lo que Jesús nos habló no fue algo que le contaron, él vino personalmente a la tierra a decirnos que había un cielo.
Si crees en Jesús, aun cuando el tema del cielo te cause inquietud, debes creerle. No puedes aceptar a Jesús y rechazar el cielo.
Jesús vino a reconectar al hombre con Dios, vino a traer el cielo a la tierra para que supiéramos que la tierra no era el fin y que podríamos llegar al cielo.
Jesús vino a hacer lo que no podíamos hacer por nosotros mismos: tener acceso al cielo. No importa cómo fueran nuestras acciones, no podríamos ir. Es a través de una relación con él que llegamos.
Caminar con Jesús en la tierra es una preparación para vivir con Jesús en el cielo. Mientras estamos en la tierra estaremos siendo transformados, aprendiendo de la vida como Dios la diseñó, no como nosotros la concebimos.

2. No podremos comprender todas las cosas sobre el cielo

Debe darnos tranquilidad que podemos llegar al cielo aunque no comprendamos todo.
Siempre nos acercaremos al cielo con una mente terrenal (es lo que tenemos), eso hace difícil que entendamos todas las cosas.
Muchas cosas del cielo siempre serán un misterio.
Tenemos un instinto celestial que nos hará buscar desesperadamente el cielo, a veces en lo conocido de la tierra y a veces en lo desconocido del más allá.
Jesús vino a la tierra no a satisfacer nuestra curiosidad sobre el cielo sino a decirnos por qué teníamos esa curiosidad.
¿Por qué tenemos curiosidad por el cielo? Porque Dios nos diseñó para la relación con él y su plan es reunirse una vez más con nosotros pero esta vez será para siempre.

¿Cómo estudiamos el cielo?

Mateo 4:17 NVI
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
“Arrepiéntanse” proviene de la palabra “metanoéo” que significa “cambiar radicalmente la manera de pensar”.
Jesús le anticipa a las personas que lo que van a oír solo lo podrán comprender si cambian radicalmente su manera de pensar.
La gente escuchó “reino” y no escuchó nada más. Se olvidaron que tenían que hacer un cambio, para no confundirse.
Jesús habló de un reino y nos dejó ver, a través de su vida, que el reino de los cielos es presente y futuro. Cuando empezamos a caminar con Jesús empezamos a experimentar pinceladas del cielo que nos espera.
Para estudiar el cielo (o el reino de Dios) debemos arrepentirnos; debemos cambiar radicalmente nuestra manera de pensar.

Limitaciones con nuestra mente

Pensamiento reduccionista:

- Queremos saber cada detalle y controlar lo que estudiamos para aceptarlo o creerlo.
- Robándole protagonismo al misterio, a lo sobrenatural, a lo increíble.

Confianza en la percepción

- Nos valemos de los sentidos para percibir el contexto y cuando algo se sale de ahí nos confundimos y lo rechazamos.
- Esperamos que los sentidos humanos perciban lo imposible...
- Pensamos en el cielo en términos de nuestros placeres: comer, dormir, tener sexo como si la experiencia terrenal fuera superior a la celestial.

Estamos limitados a lo terrenal

- Solo entendemos lo que conocemos. Por eso, para explicarnos mejor usamos ejemplos. Pero ¿cómo explicas algo que nunca has conocido?
- Los ejemplos nos ayudan a entender pero no podemos limitarlo todo a los ejemplos, porque son solo eso…metáforas.

Las mentiras de los ignorantes

- Los han hecho creer que el cielo es aburrido, que andaremos de nube en nube tocando arpa y aplaudiendo o tocando pandereta todo el día por toda la eternidad.
- La Biblia más bien nos desafía a creer en muchos misterios que explotan nuestra imaginación. Basta con que empecemos a leer sobre el cielo con arrepentimiento para ver una diferencia.
- Hemos aprendido que todo lo rico, lo disfrutable y lo humano es pecaminoso y nació del pecado, pero más bien el pecado ha limitado nuestra capacidad de explorar y disfrutar el placer que Dios diseñó para nosotros.

¿Si Jesús vino a revelarnos el cielo, por qué sabemos tan poco?

Luna de miel a Perú. Pasamos los últimos meses previos al viaje hablando de los lugares que conoceríamos y hasta de los que no podríamos. Conocer el lugar fue mejor que lo que nos dijeron.
Jesús vino a anunciarnos el reino de los cielos pero nosotros le tememos al tema, sabemos poco y no hablamos de ello. ¿No debería ser al contrario?
Si Jesús vino a mostrarnos lo que es vivir en el cielo, nosotros también debemos hacerlo; debemos inspirar a otros.
Cada una de nuestras acciones por un prójimo es una pincelada del cielo en la tierra. El cielo es un lugar increíble donde reina el bien, donde el buen corazón, la amabilidad y la paz gobiernan. Cada vez que provocas eso en la realidad angustiante de una persona le das una probadita del cielo en la tierra.
Colosenses 3:1–2 NVI
1 Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. 2 Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra,
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