Sed Santos
Características de la epístola
Contexto
División de la carta
Exposición de las escrituras
1. Elementos de la santificación del creyente
Preparación intelectual
Dominio propio
Paciencia en la esperanza
2. La obediencia actual del creyente a los elementos de su santificación en contraste con su vieja naturaleza.
Sumisión cristiana
Exhortación al conformismo ignorante
3. La santificación no negociable del creyente; alcance y razón
Los santos de la Escritura eran llamados así, no porque fueran ya puros, sino porque eran gente llamada a la pureza. La palabra santo tiene los dos mismos significados cuando se aplica a la gente, que cuando se aplica a Dios. Cuando la palabra santo se usa para describir a Dios, no sólo tiene el sentido de que El es diferente o aparte de nosotros, pero también se refiere a su absoluta pureza. Pero nosotros no somos Dios, no somos trascendentes, ni somos puros. ¿Cómo puede entonces la Biblia llamarnos “los santos”?
Para responder a esa pregunta debemos mirar hacia el antiguo testamento. Cuando Dios sacó a Israel de la esclavitud en Egipto y los hizo una nación especial, El los apartó, los llamó su pueblo escogido y les dio una comisión especial. El les dijo, “Sed santos porque yo soy santo” (Lev. 11:44). Este llamado especial a Israel no fue realmente nuevo. No comenzó con Moisés, o aun con Abraham. El llamado a la santidad fue dado primero a Adán y Eva. Esta fue la asignación original de la raza humana. Nosotros fuimos creados a la imagen de Dios que significa, entre otras cosas, que fuimos hechos para imitar y reflejar el carácter de Dios. Fuimos creados para hacer brillar sobre el mundo la santidad de Dios. Este fue el principal fin del hombre, la razón misma de nuestra existencia.
Alcance
Razón
Aplicaciones finales
El pecado puede ser placentero, pero nunca trae felicidad.