Simples mortales

Dios respalda el ministerio de Pablo y Bernabe, hasta tal punto que los honraban como dioses (v. 8-18)

Inmediatamente vienen los problemas, peeero cómo puede ser, Dios los respaldaba, pero no los defendió o guardó de estos bárbaros que casi les matan.

Los creyentes de aquel lugar los rodearon, atendieron y reanimaron, seguramente curaron sus heridas (v. 20)

No hubo reclamos, siguieron adelante, más adelante se encontraron con varios creyentes y les animaron, es necesario sufrir para entrar al reino de Dios (Jesús también lo dijo en Juan 16:33).

Un ejemplo contundente también lo vivió Jesús, Mateo 2:13-14. El Hijo del mismísimo Dios, un nene indefenso e inocente enfrenta un inminente peligro de muerte y Dios Su Padre le dice a la familia en la tierra, “Huyan y escóndanse” en lugar de acabar con Herodes… Y nosotros, simples mortales a veces nos quejamos cuando Dios en lugar de quitar nuestra tribulación, nos manda a resistir o huir de ella. ¿No deberían ser los malos los que huyan y se escondan? No siempre entenderemos a Dios, no siempre El obrará como deseamos, pero cuando veamos el final de la historia, entenderemos que hasta Herodes fue necesario para que se cumpliera el propósito de Dios.