Armas espirituales

Estudios - Ps. Isabel Colon  •  Sermon  •  Submitted
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Detalles Escrito por Joyce Meyer
Jesús usó la Palabra como arma en el desierto para vencer a Satanás.
Efesios 6:12 RVR60
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Satanás, el enemigo de las almas, intenta vencernos con estrategias y engaños mediante decepciones y planes muy ela­borados. Sin embargo, el diablo es un mentiroso.
Jesús lo llamó "el padre de la mentira"
Juan 8:44 RVR60
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Nos dice cosas sobre nosotros, la gente y las circunstancias que no son ciertas, pero no nos dice la mentira por completo.
El enemigo comienza a bombardear nuestra mente con un astuto patrón ideado de pensamientos persistentes, sospechas, dudas, preguntas, razonamientos y teorías.
El diablo se mueve lenta y cautelosamente.
Cuenta con una estrategia para su guerra, pues nos ha estudiado por largo tiempo.
Satanás sabe lo que nos gusta y lo que no.
Sabe cuáles son nuestras inseguridades, debilidades y temores.
Está dispuesto a invertir la cantidad de tiempo que haga falta para derrotarnos.
A través del engaño y estrategias, Satanás intenta crear fortalezas en nuestra mente.
Una fortaleza es una área en la cual estamos atados (aprisionados), debido a cierta manera de pensar (ver 2 Corintios 10:4-5).
El apóstol Pablo nos habla en estos versículos sobre la guerra espiritual y las armas que necesitamos para derribar las fortalezas.
El versículo cinco muestra claramente dónde se lleva a cabo la guerra. La traducción de este versículo en la Biblia Nueva Versión Internacional dice que debemos "destruir argumentos" con estas armas.
El diablo discute con nosotros y nos ofrece teorías y razonamientos.
Toda esta actividad se desarrolla en nuestra mente, la cual es el verdadero campo de batalla.
La Palabra de Dios es una arma que recibimos a través de las predicaciones, enseñanzas, lecturas y el estudio bíblico individual.
Sin embargo, debemos continuar en la Palabra hasta que sea revelación dada por ­inspiración del Espíritu Santo.
El continuar es importante.
Jesús dijo: "Con la medida [de pen­samiento y estudio] que midan a otros [de la verdad que oigan], se les medirá [de virtud y conocimiento] a ustedes, y aún más se les añadirá”
Marcos 4:24 RVR60
24 Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.
Debemos continuar usando el arma de la Palabra.
La alabanza y la oración son otras armas espirituales disponibles.
La alabanza vence más rápido y con mayor eficacia al diablo más que cualquier plan de batalla, pero debe ser una alabanza auténtica, alabar de corazón, no tan sólo un simple servicio de palabras o un método a probar para ver si funciona.
La alabanza y la oración implican usar la Palabra. Alabamos a Dios de acuerdo a su Palabra y su bondad. Al orar, se tiene relación con la divinidad.
Hablamos con Dios sobre algo que nos molesta o le pedimos ayuda.
Para lograr una vida de oración eficaz, debemos desarrollar una buena relación con el Padre.
Sepa que Él lo ama, que está lleno de misericordia y lo ayudará. Aprenda a completar su oración con la Palabra de Dios.
Hasta Jesús usó la Palabra como arma en el desierto para vencer a Satanás (ver Lucas 4:1-13).
Cada vez que el diablo le mentía a Jesús, Él le respondía con: "Escrito está”, y luego le citaba la Palabra.
La verdad es siempre revelada a través de la Palabra.
Es doloroso enfrentar nuestras faltas y tratar con ellas.
La gente permite que su pasado y la manera como fue criada, afecte de manera negativa el resto de su vida.
Nuestro pasado podría explicar por qué estamos sufriendo, pero no debemos usarlo como excusa para estar atados.
Jesús nos encaminará a la meta de la victoria en cualquier área si estamos dispuestos a ir hasta lo último con Él.
Satanás sabe muy bien que si puede controlar nuestros pensamientos, también puede controlar nuestras acciones.
Se está llevando a cabo una guerra, y su mente es el campo de batalla, pero la buena noticia es que Dios está batallando a su lado.
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