Requisitos para gozarce en Cristo (14)

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Ser del mismo sentir

El Regocijo Que Viene Del Del Señor
Requisitos para gozarse en Cristo
I. Ser de un mismo sentir, Fil 4:1-3.
A. Ayudando a otros, Fil 4:2-3
B. Regocijándose en el Señor, Fil 4:4
C. Siento gentiles y pacientes, Fil 4:5
II. Ser cristianos de oración, Fil 4:6
A. No estar afanosos por nada
B. Dando a conocer nuestras peticiones
C. Siendo agradecidos
III. Ser cristianos de oración, Fil 4:6.
IV. Gozar de la paz de Dios, Fil 4:7.
Filipenses 4:4-7.
2. Regocijándose en el Señor (4)
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (4:4).
Romanos 12:12 RVR60
gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
Salmo 34:1 RVR60
Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.
Después de su exhortación el apóstol Pablo presenta una exposición de lo que significa descansar en el Señor. Pablo dice: “Regocijaos en el Señor siempre...” (Fil 4:4). Aquí el apóstol usa un doble énfasis. Primeramente en el tiempo verbal, que es presente, es decir, el gozo del cristiano debe ser continuo; pero a eso Pablo añade el adverbio “siempre”, lo cual indica que el escritor está hablando de un gozo que no es circunstancial.
Un escritor dijo: mientras estaban estudiando en la noche el libro de Habacuc afuera los “amigos de lo ajeno” habían aprovechado el tiempo y hurtado tapones de gasolina, copas de llantas, limpiaparabrisas y espejos laterales de varios autos. Todos sufrimos alguna pérdida y algunos hermanos preguntaron “¿Por qué nos sucedió esto mientras estábamos orando y estudiando la Biblia?”
Sólo había una respuesta: adentro habíamos aprendido la teoría y afuera teníamos que ponerla en práctica. Tuvimos que repetir los versículos Habacuc 3:17 al 19 del capítulo 3 de Habacuc, sustituyendo los motivos y poniendo nuestra pérdida. “Aunque nos roben los tapones, las copas, los limpiadores y los espejos … CON TODO yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación”
Habacuc 3:17–19 RVR60
Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.
El creyente que se regocija en el Señor no menosprecia ni maltrata a otras personas. Pablo dice:
3. Siendo gentiles y pacientes (5)
La palabra griega traducida como gentileza es sinónimo de paciencia, razonabilidad y amabilidad.
El cristiano debe ser reconocido por su espíritu paciente y gentil en su trato con otros cristianos y aun con los que no lo son. En
Romanos 12:17–21 RVR60
No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
, Pablo recalca que la actitud cristiana es contraria a la venganza y más bien debe buscar retornar el bien por el mal con dulzura y benignidad. “El Señor está cerca”, puede referirse a su segunda venida o a su presencia “al lado” del cristiano
Salmo 145:18 RVR60
Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.
C. SER CRISTIANOS DE ORACIÓN (Fil 4:6)
Nuestras librerías cristianas y bibliotecas personales están llenas de libros sobre el tema de la oración, pero si somos sinceros, debemos admitir que es muy poco lo que oramos. Los discípulos pidieron al Señor: “Enséñanos a orar” (Lc. 11:1) y esa debe ser nuestra petición también.
En lugar de afanarse, el creyente debe orar. Es difícil ser gentil cuando se está preocupado y afanoso.
Pablo dice: Fil 4:6
1. No estar afanosos por nada
Recuerdo haber leído en un cuadro que se encontraba colgado en la pared detrás del escritorio de un ejecutivo cristiano: “¿Por qué orar, cuando podemos preocuparnos?” La expresión es sarcástica, pero realmente es lo que sucede en la vida de muchos creyentes; muy a menudo son presa de la desesperación y el afán, en vez de doblar sus rodillas delante de su Dios. No debemos preocuparnos por nada y orar por todo.
El mismo Señor Jesús tuvo que reprender a sus discípulos y dejarles ver que el afán no cambia las cosas (Mt. 6:25–33). Tres lecciones claves podemos aprender de esta porción bíblica del evangelio de Mateo:
1) Estamos bajo el cuidado del Señor “¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”
2) No vale la pena afanarse “¿Quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?”
3) Eso es lo que hacen los incrédulos: “Porque los gentiles buscan todas estas cosas”. Nuestro Padre sabe de lo que tenemos necesidad y si buscamos primeramente el reino de Dios y su justicia, todas estas cosas que nos preocupan serán resueltas. Debemos vivir un día a la vez, sin ser vencidos por la ansiedad, la cual produce dudas, desconfianza, desánimo y frustración. Mt 13:22
Pablo tenía mucho por lo cual estar preocupado y afanoso, pero con su propio testimonio impulsa a los filipenses a poner su confianza en el Señor. El apóstol Pedro recalca esta verdad al escribir: “Echando vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 P. 5:7).
2. Dando a conocer nuestras peticiones
Orar es sencillamente hablar con Dios. No es un rezo o repetición de oraciones memorizadas; es la conversación del alma con su Creador. La palabra petición es un término más específico que oración, porque describe la actitud de traer delante de Dios nuestra necesidad.
Debido a que es omnisciente, el Señor no necesita ser informado de nuestros requerimientos, pero a él le agrada que declaremos en forma específica lo que necesitamos, pues así mostramos nuestra impotencia y a la vez nuestra dependencia de él. Cuando Jesús llamó al ciego Bartimeo, le preguntó: “¿Qué quieres que te haga?” Su pregunta no era por falta de conocimiento de lo que aquel hombre necesitaba, pues era obvio que necesitaba ser sanado de su ceguera. Lo que deseaba era escuchar la declaración que manifestara que él no podía hacer nada por sí mismo y reconociera que solamente la mano poderosa del Señor podía responder a su necesidad (Mr. 10:51).
Nuestras oraciones no deben ser vagas o ambiguas. Dios no quiere que oremos por todos los misioneros del mundo, sino que lo hagamos en forma específica. Por ejemplo, por “el hermano Moisés Mejía que se encuentra en la India”, que tiene necesidades definidas como el sostén, idioma, adaptación a nuevas costumbres, comida, clima y relación con personas de otra cultura. El hermano también requiere dirección para saber qué camino seguir al término de su estancia en ese lugar. Pedir por estas cosas es presentar nuestras peticiones en oración y ruego; es solicitar en forma particular y directa lo que necesitamos.
3. Siendo agradecidos
La acción de gracias manifiesta nuestra seguridad de que Dios escuchará y contestará la oración. Dar gracias por adelantado es un ejercicio de fe; sabemos que la respuesta vendrá, aunque no podamos verla o tener algún indicio de que viene en camino. La acción de gracias es una parte de la oración y no debe estar ausente en el momento de adoración. La gratitud habla de comunión con Dios, aprecio por lo que él es y alabanza por lo que hará.
D. GOZAR DE LA PAZ DE DIOS (4:7)
¿Cuál es el resultado lógico en la vida del cristiano que ha vencido la preocupación y ha aprendido a orar en forma agradable a Dios? El versículo 7 nos da la respuesta: “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Juan 16:33 RVR60
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
1. Supera todo entendimiento
Esta expresión nos presenta la paz prometida como algo difícil de comprender y explicar. No es una tranquilidad temporal o condicional; es una paz que el mundo no conoce ni puede dar. El Señor Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy … No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn. 14:27). Esa paz no tiene límites; puede ser recibida, pero no comprendida. No está sujeta a las circunstancias; es un fruto del Espíritu. Es algo que solamente los hijos de Dios pueden disfrutar.
2. Guarda nuestras mentes y corazones en Cristo Jesús
Si nuestra voluntad es hacer la voluntad de Dios, tendremos absoluta paz, una paz que está más allá de lo que nosotros podemos peasar. Debemos notar nuevamente que el lugar de paz es Cristo Jesús, pues Pablo dice que la paz de Dios guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús.
La falta de paz mental y espiritual arrastra a muchas personas al psicólogo y al psiquiatra, pero no hay mejor antídoto para la mente y el corazón que la oración sincera y constante delante de Dios.
Una paz interna ayuda a tener paz externa: “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él” (Pr. 16:7 ).
Note que esta protección está entrelazada con Cristo Jesús. Él es nuestra paz y sabrá guardarnos según sus promesas: “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Is. 26:3 ).
¿Está usted disfrutando de la paz con Dios? ¿Ha venido usted por medio de Jesucristo a la justificación que sólo él otorga? Como hijo de Dios, ahora usted puede disfrutar de la paz de Dios en momentos de adversidad, dolor o crisis. ¿Puede recordar alguna ocasión en que esto haya sido una realidad en su vida?
Conclusion
El animo en esta noche para cada uno es que seamos de un mismo sentir estando dispuestos para ayudar a otros con gentileza, paciencia y amabilidad para así juntos poder gozarse en Cristo.
Necesitamos ser creyentes que dependemos de Dios para no caer en el afán y la anciedad sino a lo contrario debemos echar sobre Jehová toda carga, ansiedad porque es Él quien tiene cuidado de nosotros.
Debe ser un cristiano que disfrute de una plena comunión con Dios por medio de la oración y Así poder disfrutar de la paz de Dios en momentos de adversidad, dolor o crisis.
El resultado de esa paz no depende de las circunstancias sino de una buena relación con el Señor ya que la unión con Cristo garantiza la paz en el corazón, por lo tanto, el creyente debe concentrar sus pensamientos y actividades en cosas que sean dignas de Cristo.
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