Dios en nuestras familias y relaciones

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Dios quiere intervenir en las familias y relaciones de sus hijos

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1. Dios en la pareja

1 Pedro 3:1–7 RVR60
1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. 7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
1 Pedro 3:1–7 NVI
1 Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, 2 al observar su conducta íntegra y respetuosa. 3 Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. 4 Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. 5 Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. 6 Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor. 7 De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.
1 Pedro 3:1–7 NTV
1 De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados 2 al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes. 3 No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. 4 En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. 5 Así es como lucían hermosas las santas mujeres de la antigüedad. Ellas confiaban en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos. 6 Por ejemplo, Sara obedecía a su esposo, Abraham, y lo llamaba «señor». Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos pudieran hacer. 7 De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátala como es debido, para que nada estorbe tus oraciones.
1 Pedro 3:1–7 NBLA
1 Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres 2 al observar ellos su conducta casta y respetuosa. 3 Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, 4 sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. 5 Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. 6 Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y ustedes han llegado a ser hijas de ella, si hacen el bien y no tienen miedo de nada que pueda aterrorizarlas. 7 Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas.
1 Pedro 3:1 RVR60
1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
1 Pedro 3:1 NVI
1 Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras,
1 Pedro 3:1 NTV
1 De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados
1 Pedro 3:1 NBLA
1 Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres
La Palabra de Dios contiene indicaciones específicas para las diferentes áreas de nuestra vida, para toda la gama de relaciones que establecemos con nuestros semejantes. En este caso se dirige a las esposas, dirigiéndose específicamente a aquella situación en la que la esposa ya ha creído en el Señor y su esposo aún no lo ha hecho.
¿Eres capaz de medir el profundo impacto que produce tu vida en quienes se relacionan cercanamente contigo? Esposa, especialmente tú, que tu esposo no es creyente, que tal vez te pone reparos u obstáculos a tu costumbre de congregarte, o a tus ideas, a "tu iglesia", presta mucha atención a estas palabras.
Aquí dice que te sometas a tu esposo. Hay esposas cristianas que lo último que querrían escuchar (o lo último que se imaginarían que Dios les diría en su situación) sería la orden de sujetarse a sus maridos. Y seguro que tienen argumentos válidos. "Él es quien está mal, no yo; quien tiene que comprender su necesidad espiritual y abandonar los hábitos nocivos es él. Su escala de valores se rige por los principios del mundo, ¿y yo tengo que sujetarme a él?". Sí, es lo que dice Dios en su Palabra. Y aún te aclara con qué propósito. Algunos hombres no creen en la palabra, pero pueden "ser ganados por el comportamiento de ustedes". Presta atención a esto: hay mensajes que son más elocuentes cuando no son usadas las palabras para transmitirlos, y este es uno de esos casos.
¿Qué ve tu esposo en ti, en tus palabras, en tu forma de comportarte, en tu trato con él, en tu desempeño como madre, en lo que aportas al desarrollo de la pareja? Si lo que hay en tu vida es solamente un asentimiento intelectual a las ideas del evangelio y la costumbre de congregarte en la iglesia, tu esposo estará cada día más alejado de Dios. Pero si él puede notar la presencia de Cristo en ti, si en tu vida el amor, la paz, la fe, son más que palabras, él se verá frente a la elocuencia de Jesús, no la tuya, y tendrá que tomar una decisión ante Él. Tú puedes ganar a tu esposo, más por tu forma de actuar que por tus palabras.
Tal vez sea bueno, entonces, sugerirte que digas menos, y dejes que él vea tus nuevos valores, que vea la luz de Jesús brillando en tu forma de actuar (Mat. 5:14-16).
1 Pedro 3:2 RVR60
2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
1 Pedro 3:2 NVI
2 al observar su conducta íntegra y respetuosa.
1 Pedro 3:2 NTV
2 al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes.
1 Pedro 3:2 NBLA
2 al observar ellos su conducta casta y respetuosa.
Por si no nos queda claro a qué tipo de comportamiento se refiere Pedro nos lo aclara con estas palabras: "conducta íntegra y respetuosa".
La conducta íntegra implica un comportamiento en el que no haya nada que esconder. ¿Puedes dejar que tu esposo vea todas tus acciones sin reparos, dejándole notar tus actitudes sin esconder nada? Esto no quiere decir que seas perfecta, sino honesta. Tu esposo notará por tu integridad si lo que crees son solo palabras o realmente vale tanto como para que determine tus acciones. Si vives para Cristo eso se notará en lo que haces. El rey Darío de Persia sabía que su gobernador Daniel, a pesar de rendirle un servicio y estar bajo su autoridad, servía permanentemente a Dios (Dan. 6:18-20). Si a tu esposo le preguntaran a quien sirves, ¿qué respondería? ¿Se da cuenta de que le rindes servicio a Dios con todo lo que haces, dentro y fuera de la casa?
La conducta respetuosa se refiere específicamente a tu relación con tu marido. ¿Cómo lo tratas? Esto no se trata de servilismo, una actitud exagerada de servicio que tenga como único propósito que él vaya contigo a la iglesia. Dios, tal vez aún antes de que creyeras en Jesús, puso a tu esposo en tu vida, y eso ya le hace merecedor de tu respeto. Hay personas que son muy ofensivas con las palabras, y es justamente en el contexto del hogar donde es más fácil que éstas fluyan libremente. Si hasta ahora has sido verbalmente agresiva, pídele al Señor que ponga nuevas palabras en tu boca.
Otro aspecto importante que hace al respeto es el referido a la atención que prestamos a la otra persona. ¿Escuchas a tu esposo? ¿Realmente prestas atención a lo que dice? ¿Te preocupas por entender lo que está intentando comunicarte? A veces, eso implica observar la vida del otro aún más allá de las palabras y considerar lo que le está pasando, sus conflictos, preocupaciones, intereses.
Dios va a hablar a través de ti, aún cuando tus labios permanezcan cerrados. Sométete a tu esposo, sorpréndelo con una relación fresca e intensa con Dios y maravíllate con lo que Dios va a hacer.
1 Pedro 3:3 RVR60
3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,
1 Pedro 3:3 NVI
3 Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos.
1 Pedro 3:3 NTV
3 No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante.
1 Pedro 3:3 NBLA
3 Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos,
Mujer: Dios te hizo hermosa, corona de su Creación. Creo que eso lo sabemos todos. Pero a veces, y en esto influyen mucho las tendencias de la sociedad que nos rodea, las mujeres intentan destacar esa belleza por medio de lo que se ponen o los arreglos que se hacen. Creo que muchas veces esto tiene que ver con la valoración personal de la mujer. Créeme cuando te digo que no importa la edad que tengas, eres hermosa, y Dios ha puesto al hombre específico para que valore, aprecie y se deleite en tu hermosura.
Este pasaje no es un mandamiento para abandonar todo arreglo personal. Es más bien un antídoto contra la exageración. No necesitas demostrarle a nadie que eres hermosa. Tampoco vives en un permanente concurso de belleza, compitiendo con todas las demás para decidir cuál es la más linda.
Tu belleza no depende de lo que te pongas, de cómo te arregles. Eres bella por lo que eres, por cómo Dios te creó.
1 Pedro 3:4 RVR60
4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
1 Pedro 3:4 NVI
4 Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.
1 Pedro 3:4 NTV
4 En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios.
1 Pedro 3:4 NBLA
4 sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios.
Tal vez lo hayas escuchado cientos de veces: la verdadera belleza es la que se lleva por dentro, la del alma. Esa belleza se irradia, ¿sabes? Atraviesa las barreras materiales y se pone de manifiesto por medio de tus sonrisas, tus palabras, tus acciones, tu trato personal. La Biblia respalda plenamente este concepto de la belleza interior (Prov. 15:13). Lo que lleves en el corazón, en tu interior, será lo que se manifieste exteriormente. Alcanza con observar a las personas para notarlo.
Cuando tu corazón alberga esa paz que va más allá de toda explicación y no depende de las circunstancias que te rodean (Fil. 4:7), cuando aceptaste la invitación del que te convocó al descanso (Mat. 11:28-30), en resumidas cuentas cuando el fruto del Espíritu (Gál. 5:22-23) que es el propio carácter de Jesús se pone de manifiesto en tu vida, se puede percibir claramente.
La mujer no es el "sexo débil". Ninguno de nosotros, los hombres, toleraríamos un embarazo y un parto como lo hacen ustedes. Que esa fortaleza se manifieste para bendición de los que te rodean. Ese espíritu suave y apacible te concederá una belleza especial, aquella que tiene mucho valor delante de Dios.
Vístete por dentro antes de hacerlo en lo externo, y tu vida producirá un impacto profundo y duradero. Y alégrate en el Señor.
1 Pedro 3:5 RVR60
5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;
1 Pedro 3:5 NVI
5 Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo.
1 Pedro 3:5 NTV
5 Así es como lucían hermosas las santas mujeres de la antigüedad. Ellas confiaban en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos.
1 Pedro 3:5 NBLA
5 Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.
En algunos círculos el asunto de la sumisión se ha vuelto polémico. Vivimos en la época posterior al Movimiento de Liberación Femenina. No nos queda duda de que la mujer no es un ser humano de segunda categoría. Una vez más se nos hace necesario aclarar que la sumisión no implica servilismo, y no tiene nada de parecido con la esclavitud. No implica callar las opiniones ni anularse como persona. Al contrario, mujer, has sido valiosamente dotada por Dios para ser fuente de apoyo y edificación para toda tu familia.
Pedro nos recuerda el ejemplo de las santas mujeres que esperaban en Dios, y eran sumisas a sus esposos. La sumisión de las mujeres a sus esposos implica que la responsabilidad final por las decisiones de la familia recae sobre los hombros del padre de familia. Las equivocaciones se le requerirán a él. La economía de la familia, la crianza de los hijos, las decisiones de dónde vivir y qué hacer, y todas los demás asuntos de importancia para la familia deben ser tratados con el aporte de todos, pero la responsabilidad final será del marido.
Observa también que Pedro se refiere a las santas mujeres que esperaban en Dios. Si tu esperanza está en lo que puedas lograr con tus propias fuerzas e ideas, vas a luchar con todas tus energías e intentarás lograrlo. Es muy diferente si tu esperanza está en Dios. Dedica tus energías a buscar a Dios, por el bien de tu familia. Dedícale a Dios tus esperanzas, y directamente espera en él. Nunca te dejará defraudada (Is. 58:11).
1 Pedro 3:6 RVR60
6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
1 Pedro 3:6 NVI
6 Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor.
1 Pedro 3:6 NTV
6 Por ejemplo, Sara obedecía a su esposo, Abraham, y lo llamaba «señor». Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos pudieran hacer.
1 Pedro 3:6 NBLA
6 Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y ustedes han llegado a ser hijas de ella, si hacen el bien y no tienen miedo de nada que pueda aterrorizarlas.
Para ponerle nombre propio al ejemplo, Pedro cita el caso de Sara. La historia de Abraham habría sido muy diferente si no hubiera tenido a Sara a su lado. Observa que la Biblia le achaca a Abraham las decisiones de la pareja, aún cuando el corazón de Sara acompañaba cada situación. Sara podía haberse quedado en Ur cuando su marido, en un aparente arrebato de demencia, escuchó la voz de Dios (Gén. 12:1-6). Que te quede bien claro que en aquella promesa de ser bendición para todas las familias de la tierra se contaba con la activa participación de Sara. Sin ella no había descendencia para llevar a cabo el desarrollo de la promesa. Sara acompañó a Abraham aún en sus errores (Gén. 12:13), y la Biblia lo hace responsable a él. El corazón de Sara debe haber contenido el aliento hasta el regreso de Abraham e Isaac del culto de adoración al que asistieron en el monte Moriah (Gén. 22:1-12). Tal vez en el relato no se destaque el protagonismo de Sara, pero su participación fue vital.
La Palabra dice que eres hija de Sara si haces el bien y vives sin ningún temor. Tu lugar en la historia es de vital importancia, y Dios usará tu vida de una manera única. Has tu parte y confía plenamente en tu Salvador.
1 Pedro 3:7 RVR60
7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
1 Pedro 3:7 NVI
7 De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.
1 Pedro 3:7 NTV
7 De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátala como es debido, para que nada estorbe tus oraciones.
1 Pedro 3:7 NBLA
7 Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas.
"De igual manera" pero diferentes: así es como somos. Ahora que las esposas han escuchado el consejo de Dios, ¿qué palabra tendrá para darnos a los varones?
En primer lugar, necesitas ser comprensivo. Siempre me ha llamado la atención el hecho de que las indicaciones para hombres y mujeres sean diferentes. A las mujeres no hizo falta decirles que fueran comprensivas, pero sí a los hombres, y eso es porque somos diferentes. Presta atención a la vida de tu esposa, ponte en su situación, compréndela. Tu esposa necesita sentirse comprendida, muy especialmente por ti. Las mujeres buscan aquellas personas por las que se sienten comprendidas, así que es de vital importancia que seas comprensivo con tu esposa, y que ella se sienta comprendida por ti. ¿Sabes que disciplina es requerida para que esto ocurra? La de escuchar. Escúchala, dedícale el tiempo que haga falta, anímala a expresar lo que lleva en su corazón.
El respeto es un camino de doble vía, y en el caso del matrimonio debe ser aplicado en ambos sentidos. Tu esposa es digna de respeto. Nunca menosprecies sus palabras, sus actividades, sus preocupaciones, sus intereses. Al contrario, valórala, acompáñala, mantente informado, anímala. Tu esposa es más importante para ti que tu jefe, que tus clientes, que tus amigos, que tus actividades, y necesita que se lo demuestres con palabras y acciones.
La mujer es más delicada (es vaso más frágil, dice la RVR60). Tú lo sabes porque su delicadeza te ha producido deleite. Tenla en cuenta a la hora de cuidarla, protegerla, sostenerla. Ella necesita sentir lo fuerte que eres, no solo físicamente. Necesita sentirte firme, decidido, constante.
Parece ser que los hombres podemos tener la tendencia a menospreciar a las mujeres. Dios en su Palabra consideró importante recordarnos que ellas también son herederas, junto con nosotros, de la vida. Unos cuantos siglos antes que surgiera el Movimiento de Liberación Femenina, la Palabra de Dios ya ponía al hombre y la mujer en un mismo plano. Tu esposa es tu compañera, en igualdad de condiciones, administradora contigo de lo que han recibido de Dios.
Y aquí hay una advertencia que considero severa: la manera en que trates a tu esposa afecta tu vida de oración. Si no eres comprensivo con ella, si no la respetas, si no la sostienes, si no le reconoces su lugar, tus oraciones pueden ser estorbadas. Esto es muy importante, en especial para los cristianos que creen que con haber asistido al culto y saludado al pastor ya está cubierta su cuota semanal de relación con Dios. Al Padre lo necesitas todos los días. Necesitas que esté presente en tus negocios, tus relaciones, las situaciones difíciles y tentaciones que enfrentas, guiándote día a día. Todo eso puede ser afectado si la relación con tu esposa no reúne las condiciones necesarias. ¿Necesitas alguna manera más elocuente para entender que para Dios tu relación matrimonial es de vital importancia?
Cultiva tu relación con ella, nunca la des por sentado. Préstale atención, y te alegrarás del fruto.

2. Dios en nuestras relaciones

1 Pedro 3:8–22 RVR60
8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.10 Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; 11 Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala. 12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. 13 ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? 14 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, 15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 17 Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. 21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, 22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.
1 Pedro 3:8–22 NVI
8 En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. 9 No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. 10 En efecto, «el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; 11 que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. 12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.» 13 Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien? 14 ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! «No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar.» 15 Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. 16 Pero háganlo con gentileza y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo, se avergüencen de sus calumnias. 17 Si es la voluntad de Dios, es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal. 18 Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida. 19 Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 que en los tiempos antiguos, en los días de Noé, desobedecieron, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía el arca. En ella sólo pocas personas, ocho en total, se salvaron mediante el agua, 21 la cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo, 22 quien subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios, y a quien están sometidos los ángeles, las autoridades y los poderes.
1 Pedro 3:8–22 NTV
8 Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Compadézcanse unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas. Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde. 9 No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él los bendecirá por hacerlo. 10 Pues las Escrituras dicen: «Si quieres disfrutar de la vida y ver muchos días felices, refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras. 11 Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla. 12 Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno, y sus oídos están abiertos a sus oraciones. Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo». 13 Ahora bien, ¿quién querrá hacerles daño si ustedes están deseosos de hacer el bien? 14 Pero, aun si sufren por hacer lo correcto, Dios va a recompensarlos. Así que no se preocupen ni tengan miedo a las amenazas. 15 En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza cristiana que tienen, estén siempre preparados para dar una explicación; 16 pero háganlo con humildad y respeto. Mantengan siempre limpia la conciencia. Entonces, si la gente habla en contra de ustedes será avergonzada al ver la vida recta que llevan porque pertenecen a Cristo. 17 Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien —si eso es lo que Dios quiere— ¡que sufrir por hacer el mal! 18 Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu. 19 Por lo tanto, fue a predicarles a los espíritus encarcelados, 20 esos que desobedecieron a Dios hace mucho tiempo, cuando Dios esperaba con paciencia mientras Noé construía el arca. Sólo ocho personas se salvaron de morir ahogadas en ese terrible diluvio. 21 El agua del diluvio simboliza el bautismo que ahora los salva a ustedes —no por quitarles la suciedad del cuerpo, sino porque responden a Dios con una conciencia limpia— y es eficaz por la resurrección de Jesucristo. 22 Ahora Cristo ha ido al cielo. Él está sentado en el lugar de honor, al lado de Dios, y todos los ángeles, las autoridades y los poderes aceptan su autoridad.
1 Pedro 3:8–22 NBLA
8 En conclusión, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde; 9 no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición. 10 Porque, «El que desea la vida, amar y ver días buenos, Refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño. 11 Apartese del mal y haga el bien; Busque la paz y sígala. 12 »Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y Sus oidos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal». 13 ¿Y quién les podrá hacer daño a ustedes si demuestran tener celo por lo bueno? 14 Pero aun si sufren por causa de la justicia, dichosos son. Y no tengan miedo por temor a ellos ni se turben, 15 sino santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia, 16 teniendo buena conciencia, para que en aquello en que son calumniados, sean avergonzados los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo. 17 Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal. 18 Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu. 19 En el espíritu también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 quienes en otro tiempo fueron desobedientes cuando la paciencia de Dios esperaba en los días de Noé durante la construcción del arca, en la cual unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvadas por medio del agua. 21 Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora los salva a ustedes, no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia, mediante la resurrección de Jesucristo, 22 quien está a la diestra de Dios, habiendo subido al cielo después de que le habían sido sometidos ángeles, autoridades y potestades.
1 Pedro 3:8 RVR60
8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
1 Pedro 3:8 NVI
8 En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes.
1 Pedro 3:8 NTV
8 Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Compadézcanse unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas. Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde.
1 Pedro 3:8 NBLA
8 En conclusión, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde;
Pedro ahora se dirige a todos, específicamente a quienes integran la iglesia, los receptores de la carta. Ser parte de la iglesia de Jesucristo (ser piedras vivas como nos diría Pedro en el capítulo 2) implica el establecimiento de relaciones profundas con los otros discípulos. No alcanza "llevarse bien con todos" o "no tener nada contra nadie"; eso lo puedes hacer simplemente siendo indiferente, sin conocer realmente a los otros. ¿Conoces a tus hermanos en la fe? ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a confiarle una preocupación a uno de ellos? ¿Quiénes son los que te han visto llorar y reír? ¿Hace falta organizar una actividad formal para que coman juntos, jueguen, se conozcan?
Los seres humanos no fuimos creados para vivir en compartimientos separados, es decir, somos relacionales. Si Dios está obrando en medio de la iglesia, uno de los primeros resultados tendrá que ver con las relaciones entre sus hijos. Observa que en el libro de los Hechos, luego del derramamiento del Espíritu Santo (Hech. 2) los cristianos gravitaron espontáneamente unos hacia otros, se agruparon, se cuidaron, compartieron, se despojaron de lo que tenían con tal que a los demás no les faltara. En la iglesia no alcanza con tener "lindas reuniones", escuchar buenos sermones y tener un tiempo de alabanza con los instrumentos afinados. La iglesia se trata de relaciones, y eso hace reposar el desempeño de la iglesia sobre cada uno de sus miembros.
¿Cómo está tu relación con tus hermanos? Levanta el teléfono, da un paso hacia ellos, alégrate en el amor fraternal.
1 Pedro 3:9 RVR60
9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
1 Pedro 3:9 NVI
9 No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.
1 Pedro 3:9 NTV
9 No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él los bendecirá por hacerlo.
1 Pedro 3:9 NBLA
9 no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición.
Ahora, ¿el hecho de que cultivemos relaciones dentro de la iglesia garantiza que siempre nos llevemos bien y no tengamos desacuerdos? No; al contrario. Al conocernos, al profundizar nuestras relaciones, será inevitable que surjan algunos conflictos. Ocurre por el simple hecho de que aún estamos en la carne. Aquí es donde algunos opinarían que esta es la razón por la que a veces es mejor no profundizar las relaciones.
Tú carácter, el mío y el de cada uno de los que somos parte de la iglesia, necesita desarrollarse, crecer, mejorar. Los desacuerdos son algunas de las experiencias que necesitamos enfrentar para madurar en todo sentido.
Esto se aplica a nuestras experiencias dentro y fuera de la iglesia. Lo cierto es que nuestra primera reacción frente a la agresión es devolverla; ante una ofensa, una mayor, ante una palabra ofensiva, una más hiriente. Ya no lo hagas. Fuiste llamado para bendecir, así que bendice. Detente, respira, piensa lo que estás por hacer o decir, recuerda quien eres, vuelve a tomar conciencia de tu posición en Cristo. Eres heredero de bendición, así que te puedes dar el lujo de compartirla. Tienes una riqueza que no existe entre los que no tienen a Jesús en sus vidas, y puedes marcar la diferencia en tus relaciones y experiencias. Deja que Jesús brille a través de ti.
1 Pedro 3:10 RVR60
10 Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño;
1 Pedro 3:10 NVI
10 En efecto, «el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños;
1 Pedro 3:10 NTV
10 Pues las Escrituras dicen: «Si quieres disfrutar de la vida y ver muchos días felices, refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras.
1 Pedro 3:10 NBLA
10 Porque, «El que desea la vida, amar y ver días buenos, Refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.
En los versículos 10 al 12 Pedro está citando Salmos 34:12-16. Menciona este pasaje para apoyar lo que viene diciendo, que a los cristianos nos corresponde bendecir, no maldecir. Lo que dices es muy importante.
Pedro no habla de un futuro lejano ni de la vida posterior a la muerte. Se refiere a tus días en este tiempo, a lo que vives en la actualidad. ¿Quieres amar la vida y pasar días felices? Mira a tu alrededor y considera a quienes viven en tu entorno. Existen personas que aborrecen la vida, considerando que lo que experimentan es horrible. Tú tienes la oportunidad de amar la vida y pasar días felices, y por eso es importante escuchar este consejo de la Palabra de Dios: guarde su lengua del mal y sus labios de proferir engaños.
¿Conoces el poder de lo que pronuncias con tu boca? En este pasaje Dios no nos está señalando los resultados de nuestras palabras en los que nos escuchan, sino en nosotros mismos cuando las hablamos. En tu boca está la oportunidad de amar la vida y pasar días felices, en la punta de tu lengua. Evitar hablar lo que no te hace bien y rechazar las mentiras que pudieran salir de tus labios tiene que ser una actitud, producto de una acción deliberada de tu parte. Comprométete con la verdad.
1 Pedro 3:11 RVR60
11 Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
1 Pedro 3:11 NVI
11 que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga.
1 Pedro 3:11 NTV
11 Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla.
1 Pedro 3:11 NBLA
11 Apartese del mal y haga el bien; Busque la paz y sígala.
No coquetees con el mal, de ninguna manera y en ninguna de sus manifestaciones. ¿Percibes la presencia de la maldad en tu entorno? ¡Apártate! No permanezcas envuelto en las situaciones que te puedan vincular con la maldad. Pero no te limites a apartarte; hay algo con lo que tienes que comprometerte. Apártate del mal, sí, pero también has el bien.
Tú decides qué hacer con tu tiempo, tu vida, tus energías, tus recursos. Así qué, ¿qué estás haciendo con ellos? Apártate del mal y haz el bien.
La paz es un precioso bien que no abunda por ahí. Observa lo que ocurre en tu corazón, porque la paz es perceptible, real. ¿Tienes paz? La Palabra te exhorta a buscarla. Es irónica la manera en que muchas veces parecemos buscar la inquietud de nuestro propio corazón. Parecemos buscar la culpa, la preocupación, la ansiedad, el enojo, y nos exponemos a situaciones que los provocan. Revisa el curso de tu vida, cambia el sentido. Busca la paz, y una vez que la encuentres síguela. Persevera en todo aquello que conduce, anima y preserva la paz en tu corazón.
Tú sabes personalmente qué es lo que experimentas en tu vida, lo que pasa por tu interior en las diferentes situaciones que enfrentas. No menosprecies algo tan valioso como la paz.
1 Pedro 3:12 RVR60
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
1 Pedro 3:12 NVI
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.»
1 Pedro 3:12 NTV
12 Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno, y sus oídos están abiertos a sus oraciones. Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo».
1 Pedro 3:12 NBLA
12 »Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y Sus oidos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal».
La mirada del Señor está sobre todos, pero no a todos los mira con buenos ojos. ¿Cómo te mira el Señor a ti? El anhelo de mi corazón es que el Señor sonría al mirarme, y que diga: "Me da placer mirarte" (Mat. 3:17). Si estás en Cristo y lo dejas obrar en tu vida, Dios se complacerá al verte.
También anhelo que Dios escuche y responda mis oraciones. Las palabras pronunciadas por tus labios influyen en tus oraciones. Los justos hablan la verdad y evitan la mentira. A los justos Dios les responde las oraciones.
1 Pedro 3:13 RVR60
13 ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
1 Pedro 3:13 NVI
13 Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien?
1 Pedro 3:13 NTV
13 Ahora bien, ¿quién querrá hacerles daño si ustedes están deseosos de hacer el bien?
1 Pedro 3:13 NBLA
13 ¿Y quién les podrá hacer daño a ustedes si demuestran tener celo por lo bueno?
Pedro no está enseñando aquí que nuestra carne pueda hacer la voluntad de Dios, ni que eso se logre con nuestro esfuerzo. Ya el apóstol Pablo enseñó que eso no es posible. Tu carne no puede hacer la voluntad de Dios (Rom. 8:6-9). Pero tiene que existir en ti la decisión, la deliberación, la intención de hacer el bien. ¿A qué le dedicas tu tiempo y energía? ¿Es a hacer el bien? ¿En qué cosas sin importancia o directamente malas se va tu tiempo? ¿En qué gastas tu dinero? ¿Cómo inviertes tus capacidades?
Por medio de esta palabra el Señor nos enseña que poner nuestro empeño en hacer el bien nos pone a resguardo, nos protege. Hacer lo bueno te libra del temor, alivia tus preocupaciones y te enseña el camino hacia una vida libre de estrés.
Toma la firme decisión de hacer lo bueno.
1 Pedro 3:14 RVR60
14 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,
1 Pedro 3:14 NVI
14 ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! «No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar.»
1 Pedro 3:14 NTV
14 Pero, aun si sufren por hacer lo correcto, Dios va a recompensarlos. Así que no se preocupen ni tengan miedo a las amenazas.
1 Pedro 3:14 NBLA
14 Pero aun si sufren por causa de la justicia, dichosos son. Y no tengan miedo por temor a ellos ni se turben,
Sin embargo hay ocasiones en las que haces lo bueno y de todas maneras eres tratado con injusticia. Es la condición del mundo en el que vivimos.
¿Te ha pasado? ¿Te está ocurriendo en este tiempo? Si Pedro conociera las circunstancias que estás enfrentando te llamaría dichoso. Y es una palabra fuerte viniendo de alguien que perdió la vida por su fe. Su exhortación y su testimonio nos alientan. Tú no eres como las personas que no tienen a Jesús ni tienes por qué temer a lo que ellos temen.
1 Pedro 3:15 RVR60
15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
1 Pedro 3:15 NVI
15 Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
1 Pedro 3:15 NTV
15 En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza cristiana que tienen, estén siempre preparados para dar una explicación;
1 Pedro 3:15 NBLA
15 sino santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia,
Cuando te pase algo que consideres una injusticia, especialmente si has sido discriminado por tu fe o rechazado por tu comportamiento cristiano, honra al Señor en tu corazón, elévale a él tu gratitud y alabanza, sujetándote a su autoridad. Dile: "Tú eres mi Señor, mi Dueño, y confío en ti".
Y si alguien te pide una explicación para tu estilo de vida cristiano o de lo que crees, que te encuentre preparado. El hecho de que la Biblia te haga esta recomendación quiere decir que te va a ocurrir. ¿Estás preparado?
Habla de tu esperanza, y hazlo sin temor. No existe la burla que pueda apagar nuestra esperanza.
A veces me he preguntado en qué consiste esta preparación. Hay cristianos que parece como si nunca fueran a considerarse preparados para hablarles a otros de su fe. ¿Tú estás preparado? Creo que en realidad la preparación no consiste en la memorización de muchos pasajes ni el aprendizaje de una larga argumentación. Se trata de saber por qué caminas por la vida de la mano de Jesús, de tenerlo vivo en tu vida y estar dispuesto a decirlo. ¿Lo estás?
1 Pedro 3:16 RVR60
16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
1 Pedro 3:16 NVI
16 Pero háganlo con gentileza y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo, se avergüencen de sus calumnias.
1 Pedro 3:16 NTV
16 pero háganlo con humildad y respeto. Mantengan siempre limpia la conciencia. Entonces, si la gente habla en contra de ustedes será avergonzada al ver la vida recta que llevan porque pertenecen a Cristo.
1 Pedro 3:16 NBLA
16 teniendo buena conciencia, para que en aquello en que son calumniados, sean avergonzados los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo.
Muchas veces enfrentamos personas que nos agreden verbalmente. Parece ser parte del conflicto espiritual en que estamos comprometidos el hecho de que hay personas que reaccionan agresivamente cuando notan que somos cristianos o escuchan alguna expresión de nuestro testimonio. ¿Podemos responder con calma en esos casos? La Palabra de Dios nos insta a que lo hagamos, con gentileza y respeto, poniendo el énfasis en la pureza de nuestra propia conciencia. No digas las cosas de una manera de la que luego te puedas arrepentir.
Ten esto claro: hagas lo que hagas, van a surgir personas que hablarán mal de ti y de lo que haces. A todos los cristianos nos ocurre: a veces de la impresión de que a nadie le importa lo que hacemos, pero ante la menor sospecha de que algo no está bien nos lo echan en cara, y entonces notamos que sí nos estaban observando. El Señor nos propone que cuando nos ataquen y critiquen salgan avergonzados por carecer de fundamentos al percibir que solo hemos hecho el bien.
1 Pedro 3:17 RVR60
17 Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
1 Pedro 3:17 NVI
17 Si es la voluntad de Dios, es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal.
1 Pedro 3:17 NTV
17 Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien —si eso es lo que Dios quiere— ¡que sufrir por hacer el mal!
1 Pedro 3:17 NBLA
17 Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal.
¿Alguna vez te pusiste a pensar que puede ocurrir que sea la voluntad de Dios que atravieses por momentos de sufrimiento? ¿Dónde deja eso la fidelidad de Dios? En el mismo lugar de siempre, a nuestro favor. Si tengo que elegir, prefiero enfrentar el sufrimiento y soportarlo con Cristo a mi lado sosteniéndome, que gozar de los placeres de la vida alejado de él. Si Dios te lleva a través del valle de la muerte (Sal. 23:2-4) es porque, aunque en el momento no lo entiendas así, es lo mejor. Es todo una cuestión de confianza en nuestro Padre Dios. Elige confiar.
Elige también el bien, siempre. Si hay que sufrir, que sea por hacer el bien, no el mal. No es lo mismo atravesar los momentos difíciles con paz en el alma que hacerlo con remordimientos. Elige bien.
1 Pedro 3:18 RVR60
18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
1 Pedro 3:18 NVI
18 Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.
1 Pedro 3:18 NTV
18 Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu.
1 Pedro 3:18 NBLA
18 Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu.
Si se trata de considerar el sufrimiento, necesitamos recordar a Aquel que sufrió por nosotros. Nuestro propio sufrimiento nos parece insostenible, pero no tiene punto de comparación con el que Jesús enfrentó por nosotros.
Nuestros problemas, dolores y tristezas no constituyen un pago por nuestros pecados. No estamos siendo castigados por ellos, porque Jesús ya murió por los pecados una vez por todas. En eso consiste el cambio que Dios ha hecho en nuestras vidas cuando creímos en Jesús: dejó caer el peso del castigo sobre el Justo, para que nosotros, los injustos, fuéramos perdonados. ¿El propósito de aquel sacrificio? "...a fin de llevarlos a ustedes a Dios".
¿Te das cuenta de lo que esto significa para ti, personalmente? Tú creíste en Jesús, y recuerdas el cruel e injusto sufrimiento al que fue sujeto. No mereció ninguno de los golpes, humillaciones y heridas que le fueron producidas. Pero él estuvo dispuesto a ir a derramar su sangre en aquella injusta cruz para llevarte a Dios, para transformarse en el puente, el intermediario entre tú y Dios. Así de grande fue su amor por ti.
El hecho de tomar conciencia del sufrimiento de Jesús por nosotros nos alienta en medio de nuestros propios momentos de dificultad, tristeza y dolor. Porque el que fue objeto de tanta injusticia prometió estar con nosotros en todo tiempo, en todas nuestras situaciones (Is. 41:10). En este preciso momento, mientras lees estas palabras, Dios está contigo, tal como lo prometió.
Completando en inmenso milagro de la salvación está el hecho de que la muerte misma no pudo contener a nuestro Salvador: sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida. Los cristianos siempre tendremos presente aquella gloriosa mañana del primer día de la semana, aquella tumba vacía, que no pudo contener al eterno Rey que nos amó y entregó su vida por nosotros.
Tu Salvador está vivo, poderoso, lleno de autoridad y gloria, y está contigo. Enfrenta este día lleno de esta convicción, ten esto en mente al enfrentar cada situación y relación en tu vida.
1 Pedro 3:19–20 RVR60
19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
1 Pedro 3:19–20 NVI
19 Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 que en los tiempos antiguos, en los días de Noé, desobedecieron, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía el arca. En ella sólo pocas personas, ocho en total, se salvaron mediante el agua,
1 Pedro 3:19–20 NTV
19 Por lo tanto, fue a predicarles a los espíritus encarcelados, 20 esos que desobedecieron a Dios hace mucho tiempo, cuando Dios esperaba con paciencia mientras Noé construía el arca. Sólo ocho personas se salvaron de morir ahogadas en ese terrible diluvio.
1 Pedro 3:19–20 NBLA
19 En el espíritu también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 quienes en otro tiempo fueron desobedientes cuando la paciencia de Dios esperaba en los días de Noé durante la construcción del arca, en la cual unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvadas por medio del agua.
En algún momento he escuchado y leído algunas especulaciones en cuanto a estos eventos posteriores a la muerte de Jesús. No es mi intención alimentar el debate al respecto, por lo que me limitaré a considerar lo escrito: que Jesús por medio del Espíritu, fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que desobedecieron en el tiempo de Noé. Recordemos que aquel fue un tiempo de mucho desenfreno e injusticia (Gén. 6:5, da miedo pensar que en este tiempo estamos en la misma situación). Aquellas personas vivían vidas alejadas de los propósitos de Dios y de una relación con él. La razón por la que se hizo necesario que Jesús le predicara a sus espíritus se escapa a nuestro conocimiento.
Pero aquí también hay una preciosa analogía. En aquel tiempo unas pocas personas (Pedro aclara que fueron ocho) se salvaron y sobrevivieron al diluvio. En este tiempo también, en comparación son pocas las personas que se salvan, y Jesús lo expresó con mucha claridad (Mat. 7:13-14, Luc. 13:23-24). Perteneces a una honrosa minoría, la de los que por medio de la fe en Jesús establecieron una relación con Dios, y viven sus vidas por la fe (Rom. 1:17).
1 Pedro 3:21 RVR60
21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
1 Pedro 3:21 NVI
21 la cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo,
1 Pedro 3:21 NTV
21 El agua del diluvio simboliza el bautismo que ahora los salva a ustedes —no por quitarles la suciedad del cuerpo, sino porque responden a Dios con una conciencia limpia— y es eficaz por la resurrección de Jesucristo.
1 Pedro 3:21 NBLA
21 Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora los salva a ustedes, no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia, mediante la resurrección de Jesucristo,
La analogía se completa con el bautismo, con el que expresamos nuestra aspiración de una buena conciencia hacia Dios. Nuestra fe se refleja por medio de pasos de fe, y el bautismo es un paso de obediencia al comienzo de nuestro peregrinaje con Jesús. Lo que realmente obra poderosamente en nuestras vidas, más allá de lo que podemos comprender, no es el agua sino la resurrección de Jesucristo. El poder de la resurrección de Jesús realiza en nuestras vidas una obra especial, ajena a nuestro control, que es la obra renovadora del Espíritu Santo en nuestro ser.
Sí, tú que creíste en Jesús fuiste renovado por su Espíritu, fuiste alcanzado por el poder de su resurrección. Te identificaste con Jesús y él se identificó contigo. Esa identificación fue válida en su muerte, porque ocupó tu lugar, y también en su resurrección, porque él ahora vive en ti. ¿Suena a misterio? También suena a poder, y presta atención, porque es una realidad en todos los que creyeron en él.
1 Pedro 3:22 RVR60
22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.
1 Pedro 3:22 NVI
22 quien subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios, y a quien están sometidos los ángeles, las autoridades y los poderes.
1 Pedro 3:22 NTV
22 Ahora Cristo ha ido al cielo. Él está sentado en el lugar de honor, al lado de Dios, y todos los ángeles, las autoridades y los poderes aceptan su autoridad.
1 Pedro 3:22 NBLA
22 quien está a la diestra de Dios, habiendo subido al cielo después de que le habían sido sometidos ángeles, autoridades y potestades.
Jesús ascendió a los lugares celestiales. Pensar que Esteban, en el momento de morir, vio lo que Pedro describe aquí (Hech. 7:56). Jesús mismo habló de este lugar de autoridad que recibiera (Mat. 28:18). Este reinado de Jesús es muy importante para nosotros. Nuestro Salvador, con quien vivimos y a quien servimos, tiene el control de todo, es la Suprema Autoridad de todo lo que existe y sabe perfectamente lo que está haciendo.
Que tu corazón se llene de confianza al saber que el que prometió estar contigo hasta el fin del mundo (Mat. 28:20) es el Dueño y Señor de todo. Ninguna situación se le escapa de las manos. Confía en él, y nunca serás defraudado.
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