El cristiano y la iglesia en los tiempos del fin

1 Pedro  •  Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 335 views

La muerte de Jesús en la cruz es nuestra declaración de victoria. ¡Vivámosla!

Notes
Transcript

¿En qué consiste la victoria del cristiano?
En general, consideramos que hay una victoria cuando se vé que hay un enemigo que cae.
Si los hijos de Dios andamos en victoria, ¿quién es el enemigo que cae?
Recordemos que nos enfrentamos a tres enemigos que atentan contra nuestro bienestar espiritual:
El diablo
El mundo (bajo el gobierno del diablo)
La carne. Los otros dos enemigos atacan desde afuera, pero este último es como el caballo de Troya: ataca desde dentro.
¡Cuidado! Vivamos en la victoria que Jesús ganó para nosotros.

1. El cristiano vive una vida que no es de este mundo

1 Pedro 4:1–6 RVR60
1 Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, 2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. 3 Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. 4 A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; 5 pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. 6 Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.
1 Pedro 4:1–6 NVI
1 Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado, 2 para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios. 3 Pues ya basta con el tiempo que han desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las idolatrías abominables. 4 A ellos les parece extraño que ustedes ya no corran con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso los insultan. 5 Pero ellos tendrán que rendirle cuentas a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. 6 Por esto también se les predicó el evangelio aun a los muertos, para que, a pesar de haber sido juzgados según criterios humanos en lo que atañe al cuerpo, vivan conforme a Dios en lo que atañe al espíritu.
1 Pedro 4:1–6 NTV
1 Por lo tanto, ya que Cristo sufrió dolor en su cuerpo, ustedes prepárense, adoptando la misma actitud que tuvo él y estén listos para sufrir también. Pues, si han sufrido físicamente por Cristo, han terminado con el pecado. 2 No pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán ansiosos de hacer la voluntad de Dios. 3 En el pasado, han tenido más que suficiente de las cosas perversas que les gusta hacer a los que no tienen a Dios: inmoralidad y pasiones sexuales, parrandas, borracheras, fiestas desenfrenadas y abominable adoración a ídolos. 4 No es de extrañarse que sus amigos de la vieja vida se sorprendan de que ustedes ya no participan en las cosas destructivas y descontroladas que ellos hacen. Por eso los calumnian, 5 pero recuerden que ellos tendrán que enfrentarse con Dios, quien juzgará a todos, tanto a vivos como a muertos. 6 Por esta razón, la Buena Noticia fue predicada a los que ahora están muertos, aunque fueron destinados a morir como toda la gente, ahora vivirán para siempre con Dios en el Espíritu.
1 Pedro 4:1–6 NBLA
1 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, 2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios. 3 Porque el tiempo ya pasado les es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces, y abominables idolatrías. 4 Y en todo esto, se sorprenden de que ustedes no corren con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y los insultan. 5 Pero ellos darán cuenta a Aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. 6 Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios.
1 Pedro 4:1 RVR60
1 Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,
1 Pedro 4:1 NVI
1 Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado,
1 Pedro 4:1 NTV
1 Por lo tanto, ya que Cristo sufrió dolor en su cuerpo, ustedes prepárense, adoptando la misma actitud que tuvo él y estén listos para sufrir también. Pues, si han sufrido físicamente por Cristo, han terminado con el pecado.
1 Pedro 4:1 NBLA
1 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado,
Estos pocos versículos son algo así como nuestra Declaratoria de Independencia. ¿Qué fue lo que Cristo Jesús logró para nosotros en la cruz del Calvario? La respuesta que viene de inmediato a nuestros labios es "perdón de nuestros pecados". Lo cierto, y es a eso a lo que se refiere este pasaje, es que hizo mucho más que eso: rompió (terminó) con el pecado.
¿Notas la diferencia entre nuestros pecados y el pecado? Pedro está comunicando en otras palabras lo que Pablo enseña en Romanos 6 al 8. El tema del que se está hablando aquí es nuestra vida cristiana y cómo vivirla.
A veces atravesamos períodos de nuestra vida viniendo ante la cruz para ser lavados por nuestros pecados para luego volver a llenarnos de culpa y regresar a la cruz en busca de la pureza que Jesús obtuvo para nosotros. Tal vez esto te esté ocurriendo en este tiempo. Dios quiere que sepas que no tiene por qué ser así.
Vayamos por partes. Este versículo nos dice que ya que Cristo sufrió en el cuerpo nosotros tenemos que asumir la misma actitud o el mismo pensamiento. ¿De qué actitud está hablando? Creo que se refiere a la muerte. Pablo nos instaba a considerarnos muertos al pecado (Rom. 6:11). Jesús nos exhortó a llevar nuestra cruz (instrumento de muerte) cada día (Luc. 9:23), y lo asoció con la negación de uno mismo. En este asunto de la sustitución que Jesús ofició al sufrir y morir en nuestro lugar se nos exhorta a identificarnos completamente con él, en su muerte y resurrección (Rom. 6:5). Si creíste en Jesús te uniste con él, te identificaste plenamente con él, y él compartió toda su experiencia de muerte y resurrección contigo.
Esa es la actitud que necesitamos asumir: que hemos muerto a nuestra vida sin Cristo. Aquello ya pasó, quedó atrás, y ahora vivimos de otra manera, con otras reglas, con otro poder obrando en nuestras vidas. El culpable murió en la cruz, y ya no está. ¿Estás dispuesto a dejar todo atrás por seguir a Jesús? ¿Vas a considerarte muerto a tu vida sin Cristo? Esto no es mera doctrina, un cuerpo ideológico desconectado de tu realidad y que no te toca: es tu realidad, y es tu carta de ciudadanía del Reino de Dios.
¿Por qué necesitamos esta actitud con Cristo? Pedro, inspirado por el Espíritu Santo, nos dice: "porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado". El que sufrió en el cuerpo fue Jesús, y lo que hizo fue romper con el pecado. Sí, claro, recibió el castigo y la muerte en tu lugar para que tú fueras perdonado por tus pecados, pero hizo aún más que eso. El pecado es aquella tendencia heredada de Adán y Eva que nos convierte en títeres de nuestras propias pasiones y compulsiones.
¿Alguna vez te has enfrentado a tus propias tendencias, hábitos, pasiones, actitudes, reconociendo que no están bien, que no te hacen bien a ti ni a los demás, y las has querido abandonar solo para descubrir que no se querían ir, que podían más que tú? Bueno, de eso se tratan las adicciones, ¿no es así? Las adicciones en las que podemos caer van mucho más allá de la dependencia de determinadas substancias como el alcohol o la cocaína. Podemos llegar a volvernos inmensamente dependientes de nuestros propios patrones nocivos de conducta.
Pero Dios vio nuestra necesidad, y con las heridas de Jesús se llevó también nuestra esclavitud al pecado. Respira hondo y deja penetrar este concepto en tu interior: Dios te declaró libre del poder del pecado por medio de la muerte de Jesús. Aquel poder que tenía la capacidad de sujetarte ya no tiene autoridad sobre ti, porque Jesús rompió con él.
1 Pedro 4:2 RVR60
2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
1 Pedro 4:2 NVI
2 para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios.
1 Pedro 4:2 NTV
2 No pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán ansiosos de hacer la voluntad de Dios.
1 Pedro 4:2 NBLA
2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.
Como si todavía no quedara claro, estas palabras son más elocuentes. Esta es la intención de Dios para tu vida práctica: que vivas el resto de tu vida terrenal no satisfaciendo tus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios.
Dios no solamente te provee una conciencia limpia, no solamente te declara libre de culpa, perdonado en Cristo Jesús. También te habilita para vivir tu vida libre de la opresión de tus propias pasiones, para que puedas vivir en su voluntad. Ahora que creíste en Jesús tienes toda la autoridad - esa que recibiste del Señor - para decir "¡No!" a esas pasiones que te harían tropezar y te alejarían de la voluntad de Dios y "¡Sí!" a todo lo que Dios quiere hacer en tu vida.
Tómate algo de tiempo para reflexionar y orar. ¿Cuáles son esas pasiones que han tenido la tendencia a imponerse en tu vida? Tal vez sea algo que heredaste de tu familia, que aprendiste cuando estabas siendo criado, una costumbre que adquiriste como una vía de escape contra la soledad o el rechazo. Pídele a Dios que te muestre cuáles son esas tendencias de tu carne que no pueden hacer su voluntad (Rom. 8:7) y de las que te liberó por medio de la cruz.
Dios puso un poder a nuestro alcance que a veces no ejercemos. En ocasiones nos dejamos encandilar en una búsqueda frenética de grandes milagros, sanidades, liberaciones, para ver con nuestros ojos el poder de Dios, pero nos quedamos sin percibir que el inmenso poder de Dios está en nuestra propia vida, en nuestro propio ser, en cosas tan sencillas como nuestra convivencia en el hogar, nuestras relaciones, nuestras costumbres, nuestro diario vivir. Abre tus ojos y levántate con la actitud de ciudadano del Reino de Dios, libre para servir al que te compró por el precio de la sangre de Jesús y te liberó por su cuerpo lastimado por ti.
1 Pedro 4:3 RVR60
3 Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.
1 Pedro 4:3 NVI
3 Pues ya basta con el tiempo que han desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las idolatrías abominables.
1 Pedro 4:3 NTV
3 En el pasado, han tenido más que suficiente de las cosas perversas que les gusta hacer a los que no tienen a Dios: inmoralidad y pasiones sexuales, parrandas, borracheras, fiestas desenfrenadas y abominable adoración a ídolos.
1 Pedro 4:3 NBLA
3 Porque el tiempo ya pasado les es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces, y abominables idolatrías.
Este versículo parece ser como una invitación a tomar esta frase ("¡Ya basta!") como lema para todas esas conductas nocivas que podríamos asumir en nuestras vidas. Ya basta de eso.
Ya basta de desperdiciar tu tiempo. ¿Cómo estás invirtiendo el tiempo en tu vida? La etapa de tu vida en la que invertías el tiempo en lo que no te hacía bien ni a los que te rodeaban ya se terminó. Hoy en día, al tener a Cristo en tu vida, tienes una manera diferente de administrar algo tan valioso como el tiempo. No te dediques solo a sobrevivir. No te dejes llevar por la inercia de la vida. Escoge acciones deliberadas que representen un buen aprovechamiento del tiempo que Dios te ha dado.
Ya basta de hacer lo que le agrada a los incrédulos. ¿Quién te aplaude por lo que haces? ¿A quién le divierte o le alegra tu curso de acción? Es hora de que elijas bien a quien agradar con tus acciones. Hubo un tiempo en el que quisiste caerles bien a personas que no tenían una relación con Dios. Ahora es tiempo de agradarle directamente a Dios (Gál. 1:10).
Ya basta de desenfreno. Ahora tienes dominio propio (Gál. 5:22-23) y no te dejas llevar por la corriente de este mundo (Rom. 12:1-2, Ef. 2:1-7). Jesús rompió con el poder del pecado, que dominaba tus impulsos y solo te llevaba a la vergüenza y la culpabilidad.
Así que ya basta con todo eso.
1 Pedro 4:4 RVR60
4 A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
1 Pedro 4:4 NVI
4 A ellos les parece extraño que ustedes ya no corran con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso los insultan.
1 Pedro 4:4 NTV
4 No es de extrañarse que sus amigos de la vieja vida se sorprendan de que ustedes ya no participan en las cosas destructivas y descontroladas que ellos hacen. Por eso los calumnian,
1 Pedro 4:4 NBLA
4 Y en todo esto, se sorprenden de que ustedes no corren con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y los insultan.
Dediquemos un momento a considerar a las personas que no tienen la vida espiritual que nosotros hemos recibido. Ellos siguen siendo dominados por el poder del pecado, arrastrados por el poder de sus pasiones. Puede ser que en algún momento hayas compartido con ellos ese tipo de comportamiento o no. Pero de repente te ven a ti; piensas, hablas y actúas diferente. ¿De qué planeta eres? Definitivamente eres extraño.
Vivimos en una sociedad bastante cruel, que le llama bueno a lo malo y malo a lo bueno (Is. 5:20). Si aprovechas un momento en que estás a solas con un compañero de trabajo para compartirle un chiste vulgar o le ofreces algún material pornográfico "estás en onda"; pero si aprovechas ese mismo momento para ofrecerte a orar por sus necesidades o su familia eres "extraño" y estás "mal de la cabeza". Este tipo de discriminación social no es extraña a los creyentes de todo el mundo y todas las épocas, y puede tomar diferentes formas, desde las sutiles hasta las muy violentas.
1 Pedro 4:5 RVR60
5 pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
1 Pedro 4:5 NVI
5 Pero ellos tendrán que rendirle cuentas a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
1 Pedro 4:5 NTV
5 pero recuerden que ellos tendrán que enfrentarse con Dios, quien juzgará a todos, tanto a vivos como a muertos.
1 Pedro 4:5 NBLA
5 Pero ellos darán cuenta a Aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
Lo que estas personas no están considerando en el momento es que llegará el día en que serán juzgados. Pensándolo así, la situación de ellos es mucho más comprometida que la nuestra.
Cualquier burla o insulto nos hace sentir mal. No queremos ser objeto de burla ni desprecio, pero aunque duele, debemos estar dispuestos a soportarlo, porque de hecho va a ocurrir. Pero no le temas al rechazo, el desprecio, y ni siquiera a la violencia de los demás (Luc. 12:4-9). En algunas ocasiones tendríamos que pedir, como Jesús (Luc. 23:34), que los perdone, porque ciertamente no saben lo que están haciendo.
Los ciudadanos del Reino de los cielos somos minoría, y atravesamos las filas enemigas en medio de un tremendo conflicto espiritual (Mat. 10:16). En la comunidad de los lobos las ovejas son extrañas.
Así que toma aliento, y refúgiate en el que prometió estar contigo todos los días (Mat. 28:20). Si te insultan o se burlan sigue adelante, ora al que hace justicia y vuelve a encontrar su paz y su gozo en tu corazón. Tal vez en el proceso veas convertirse un lobo en oveja.
1 Pedro 4:6 RVR60
6 Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.
1 Pedro 4:6 NVI
6 Por esto también se les predicó el evangelio aun a los muertos, para que, a pesar de haber sido juzgados según criterios humanos en lo que atañe al cuerpo, vivan conforme a Dios en lo que atañe al espíritu.
1 Pedro 4:6 NTV
6 Por esta razón, la Buena Noticia fue predicada a los que ahora están muertos, aunque fueron destinados a morir como toda la gente, ahora vivirán para siempre con Dios en el Espíritu.
1 Pedro 4:6 NBLA
6 Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios.
Es la segunda ocasión en la que Pedro menciona la predicación a los muertos (1 Ped. 3:19-20). Creo que lo que apunta a señalar es el hecho de que Dios es justo, y no castigaría como culpable a nadie que no lo fuera. Si aquellas personas no hubieran tenido una oportunidad de creer para recibir la salvación, Dios no los condenaría injustamente. Al parecer aquellas personas tendrían una oportunidad de escuchar y decidir si creer o no. Para nosotros, todo esto sigue siendo especulación.
1 Pedro 4:2 RVR60
2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
1 Pedro 4:2 NVI
2 para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios.
1 Pedro 4:2 NTV
2 No pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán ansiosos de hacer la voluntad de Dios.
1 Pedro 4:2 NBLA
2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.

2. La iglesia se fortalece cuando se acerca el fin

1 Pedro 4:7–11 RVR60
7 Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. 8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. 9 Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. 10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
1 Pedro 4:7–11 NVI
7 Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada. 8 Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados. 9 Practiquen la hospitalidad entre ustedes sin quejarse. 10 Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas. 11 El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
1 Pedro 4:7–11 NTV
7 El fin del mundo se acerca. Por consiguiente, sean serios y disciplinados en sus oraciones. 8 Lo más importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados. 9 Abran las puertas de su hogar con alegría al que necesite un plato de comida o un lugar donde dormir. 10 Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros. 11 ¿Has recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros? Ayúdalos con toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así, cada cosa que hagan traerá gloria a Dios por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre! Amén.
1 Pedro 4:7–11 NBLA
7 Pero el fin de todas las cosas se acerca. Sean pues ustedes prudentes y de espíritu sobrio para la oración. 8 Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. 9 Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones. 10 Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.

a. Autocontrol y oración

1 Pedro 4:7 RVR60
7 Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.
1 Pedro 4:7 NVI
7 Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada.
1 Pedro 4:7 NTV
7 El fin del mundo se acerca. Por consiguiente, sean serios y disciplinados en sus oraciones.
1 Pedro 4:7 NBLA
7 Pero el fin de todas las cosas se acerca. Sean pues ustedes prudentes y de espíritu sobrio para la oración.
Para Pedro, hace veinte siglos, el fin ya acercaba. ¿Cuánto más podemos decir nosotros hoy en día? La conciencia del juicio inminente ha sido una de las características de la Iglesia de Jesucristo de todas las edades. Así que esto es algo que tienes que preguntarte: ¿qué pasaría si Jesús regresara hoy mismo? La conciencia de la inminencia del regreso de nuestro Señor debe determinar nuestro estilo de vida, como Jesús nos enseñó por medio de sus parábolas (Mat. 24:42-51).
Con la inminencia del fin en mente, Pedro nos exhorta a cuidar nuestro desempeño de manera especial. Primero nos anima a permanecer sobrios, con la mente despejada. Evita todas las cosas que podrían nublar tu pensamiento. Algunas versiones de la Biblia (NVI, BJ) asocian directamente esta condición de sobriedad con la vida de oración. La mente despierta, los pensamientos en su lugar, el hecho de evitar lo que deja pesada el alma, es un paso adelante en la vida de oración.
Tampoco es la primera vez que en esta carta se nos dan indicaciones para que nuestra vida de oración mejore, por lo menos a nosotros los hombres. A los maridos se nos exhorta a cuidar nuestra relación con nuestras esposas para que nuestras oraciones no encuentren tropiezo (1 Ped. 3:7). Y ahora este llamado a una mente dispuesta, abierta, alerta ante la venida de nuestro Señor, que no sabemos en qué momento ocurrirá.
¿Cómo está tu vida de oración? ¿Te conectas con el Padre? ¿Experimentas su presencia? ¿Dialogas con él? No sabes cuándo volverá el Señor, pero podría ser hoy. Vive como si así fuera.

b. Amor

1 Pedro 4:8 RVR60
8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
1 Pedro 4:8 NVI
8 Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.
1 Pedro 4:8 NTV
8 Lo más importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados.
1 Pedro 4:8 NBLA
8 Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados.
Algo que tiene que primar sobre todo lo demás es el amor. Tenemos que amarnos unos a otros (se refiere a las relaciones entre los discípulos de Cristo), y tenemos que hacerlo profundamente.
Hablemos por un momento de las palabras griegas utilizadas en este versículo. Como muchos saben, hay diferentes términos griegos que pueden traducirse al español como amor o amar. En este caso, el término que Pedro utiliza es agape, el amor comprometido, que entrega sin condiciones y sin esperar nada a cambio, que beneficia al otro aun al precio del sufrimiento propio. Es el amor de Dios (1 Juan 4:8, griego). Es el amor por nosotros que puso a Jesús en la cruz (Juan 3:16, griego).
Hubo un tiempo en que Pedro pensó que tenía ese amor por Jesús, y que estaría dispuesto a ir a la muerte por él sin pestañear (Mar. 14:27-31). La experiencia le demostró que no era cierto, ese tipo de amor no era propio de su naturaleza egoísta, y se despreció a sí mismo con lágrimas de amargura (Luc. 22:61-62). Lo cierto es que este amor es fruto del Espíritu (Gál. 5:22, griego), y nuestra naturaleza humana caída no puede producirlo. Es posible que al escribir o dictar estas palabras Simón recordara aquella conversación que tuviera con el Jesús resucitado (Juan 21:15-17, griego) le preguntó tres veces cara a cara si lo amaba, y él tuvo que reconocer avergonzado que su amor era insuficiente.
Sin embargo, aquí Pedro nos está instando a amar de aquella manera en la que él mismo fue incapaz en sus propios recursos. El otro término griego que quería mencionar aquí es ektenes, la palabra referida a la intensidad del amor que tenemos que tener unos por otros. Algunas versiones de la Biblia lo traducen como "profundamente" o "fervientemente". En realidad se refiere a la intensidad del amor, y habla de que "va más allá" o "se extiende". Lo que necesitamos comprender aquí es que Pedro no está hablando de un amor que surge espontáneamente a partir de una simpatía. No se trata de una emoción que siento por alguien porque me cae bien, tenemos afinidad y somos amigos. Es el amor que se vive con intensidad y se entrega por nuestros hermanos y hermanas en la fe a partir de esa maravillosa conexión (que va más allá de las emociones) que Dios estableció entre nosotros (que en griego se llama koinonia).
A todo esto se le agrega la explicación de por qué se hace necesario que nos amemos así: porque el amor cubre multitud de pecados. ¿Qué es lo que está diciendo? ¿Que el amor que experimentamos unos por otros va a cubrir nuestros pecados? ¿No es eso lo que hizo el amor de Dios por nosotros al entregar a Jesús a morir en nuestro lugar? ¡Sí! Pero aquí es donde necesitamos observarnos unos a otros en la iglesia y reconocer quiénes somos y como somos. Somos seres caídos, nos hemos revolcado muchas veces en el barro del pecado y llevamos las cicatrices y las consecuencias de lo vivido, y aún muchas veces volvemos a caer. Dios está en el negocio de la restauración, y quiere obrar personalmente en cada uno de nosotros para sanarnos profundamente, y capacitarnos para servirle en favor de otros. El instrumento que él usa muchas veces se llama "unos a otros", nuestras relaciones, la manera en que nos tratamos y ministramos unos a otros.
¿Cuántas veces vamos "a la iglesia" y volvemos "de la iglesia" sin habernos relacionado profundamente con los demás? ¿Sabes una cosa? Eso no sé exactamente qué cosa sea, pero no es ir a la iglesia. Ir a la iglesia implica involucrarse, interiorizarse, acercarse, exponerse, hacerse vulnerable, tocar la vida de los demás y dejar que los otros toquen la nuestra. Por más que generalmente tratamos de cubrir las apariencias y cultivar una buena imagen, todos hemos sido ampliamente afectados por el pecado, y tenemos pecados que necesitan ser cubiertos por el intenso amor de nuestros hermanos. Estamos hablando de confianza, aceptación, honestidad y perdón unos por otros.
¿Cómo es tu relación con los demás discípulos de Jesús en la iglesia? ¿Estás experimentando koinonia con tus hermanos o te alcanza con "no llevarte mal con nadie" y "simpatizar con unos pocos"? Parte de la función de la iglesia pasa por restaurarnos unos a otros para poder cumplir con la Gran Comisión y ser parte del proyecto de Dios. Dios quiere usar tu vida para cubrir multitud de pecados en las vidas de tus hermanos y hermanas. Dios quiere usar a tus hermanos y hermanas para cubrir multitud de pecados en tu vida.
La próxima vez que vayas a la iglesia será mejor que vayas a la iglesia.

c. Relaciones profundas

1 Pedro 4:9 RVR60
9 Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
1 Pedro 4:9 NVI
9 Practiquen la hospitalidad entre ustedes sin quejarse.
1 Pedro 4:9 NTV
9 Abran las puertas de su hogar con alegría al que necesite un plato de comida o un lugar donde dormir.
1 Pedro 4:9 NBLA
9 Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones.
Ciertamente, la vida cristiana tiene mucho más que ver con relaciones que con estructuras. Pedro no enseña nada acerca de qué hacer durante las reuniones de la iglesia, ¿o tal vez sí? Hospedarse, recibirse unos a otros en los hogares implica reunirse, y aún más que eso, convivir. Esto puede sonar extraño para la mentalidad de sociedad individualista en la que vivimos, pero es la esencia del funcionamiento de la iglesia y su involucramiento con la obra de Dios.
Recibir una persona en el hogar implica compartir un cierto nivel de intimidad, darse a conocer un poco más (por lo menos) de lo "normal". Actividades como comer juntos, jugar, y el hecho de tener tiempo para conversaciones más prolongadas de lo habitual en nuestro tiempo al final de la reunión semanal de la iglesia realmente cambia la relación.
Los cristianos siempre recordamos aquel versículo de Hebreos que nos anima a no dejar de congregarnos (Heb. 10:25), pero parecemos olvidar este. ¿No tienen el mismo peso, la misma autoridad? Claro, es mucho más comprometido. Implica tiempo, honestidad y sinceramiento. A la reunión podemos ir con la máscara de independencia y espiritualidad, pero en un tiempo de convivencia se nos puede caer.
La práctica de la hospitalidad en cumplimiento a este mandato no asegura la armonía o la ausencia de roces. Pero eso es justamente lo que nos hace falta para el desarrollo de nuestro carácter, para que crezcamos espiritualmente y nos ayudemos unos a otros a parecernos cada vez más a Jesús. Por eso Pedro nos exhorta a que lo hagamos sin quejas. La experiencia le habría demostrado que a veces la hospitalidad era practicada, pero con una mala actitud.
Acércate a los discípulos de Jesús, deja que Dios obre en tu vida usándolos a ellos, y para bendecirles.

d. Servicio

1 Pedro 4:10 RVR60
10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
1 Pedro 4:10 NVI
10 Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.
1 Pedro 4:10 NTV
10 Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.
1 Pedro 4:10 NBLA
10 Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
"Cada uno"... En la práctica, en la mayoría de nuestras iglesias parece como si los dones espirituales fueran patrimonio de unos pocos. Los dones espirituales vienen dentro del paquete del servicio, el involucramiento personal en la obra de Dios, el ministerio. La Palabra de Dios nos enseña que el ministerio no le pertenece a unos pocos (esto me recuerda a Martín Lutero y su reforma) sino a todos (Ef. 4:11-12). El Nuevo Testamento en ningún momento discrimina a los discípulos de Jesús entre "pastores y oyentes" ni "coordinadores y asistentes". Al contrario, asegura que todos hemos recibido dones espirituales otorgados por Dios conforme a su voluntad para que le sirvamos conforme a su poder y no el nuestro (1 Cor. 12:7, 1 Cor. 12:11).
¿Estás poniendo tus dones espirituales al servicio de los demás? ¿Ves a Dios tocar con tus manos, hablar por tus labios, mirar por tus ojos? A veces asumimos que nuestra relación con Dios, nuestra experiencia con él, es algo muy personal, íntimo, oculto. Pero no es así. Tiene que ver con cada palabra que hablas, cada paso que das, cada gesto, cada acción.
Somos llamados a ser buenos administradores de la gracia de Dios. Es un inmenso privilegio y una inmensa responsabilidad. Dios te ha hecho regalos muy valiosos que no merecías, y te ha colocado en una posición de privilegio que no te ganaste. ¿Qué vas a hacer con lo que recibiste de él? Aquí es donde nos hace bien recordar la parábola de Jesús acerca de los talentos (Mat. 25:14-30). Va a llegar un momento en que todos tendremos que rendir cuentas como administradores de lo que Dios nos dio. ¿Qué le vas a decir? ¿Qué te dirá él? Vive de tal manera que un día escuches la frase "siervo bueno y fiel" dirigida a ti por el Maestro.
1 Pedro 4:11 RVR60
11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
1 Pedro 4:11 NVI
11 El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
1 Pedro 4:11 NTV
11 ¿Has recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros? Ayúdalos con toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así, cada cosa que hagan traerá gloria a Dios por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre! Amén.
1 Pedro 4:11 NBLA
11 El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Para quien lo mire desde fuera de la iglesia, ser cristiano es una locura. Pero para quienes lo experimentamos en forma cotidiana en nuestra relación con Dios y con nuestros condiscípulos en Cristo es la vida elevada a su máxima potencia. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que pronunciar las palabras del propio Dios o esgrimir su poder es algo que va mucho más allá de lo que puede ser experimentado en esta vida. Y muchas veces seguimos sintiéndonos como si eso fuera cierto.
Pero lo cierto es esto que dice el apóstol Pedro inspirado por el Espíritu Santo. En la iglesia de Jesucristo — la de los discípulos de Jesús que no se limitan a reunirse una vez a la semana sino que conviven, se exponen y se desarrollan espiritualmente juntos — se escuchan las propias palabras de Dios en los labios de sus hijos, y se ve de manifiesto el poder de Dios. El solo hecho de reconocerlo nos debe llenar de temor de Dios.
El Padre nos sumergió en su Espíritu y nos llenó de él, nos dio una vida nueva por él. El Espíritu Santo obra en nuestras vidas de formas maravillosas. Es muy diferente dirigirle la palabra a un grupo de personas que escuchan para transmitirles nuestros pensamientos que para expresar las palabras de Dios. Y no se trata de intentar proclamarlo para reclamar la autoridad ("¡Oigan! ¿No se dan cuenta? ¡Dios está hablando por mi boca!"), sino que el propio Dios obra en los corazones y las situaciones. ¿Y qué hicimos nosotros? Prestar "nuestra boca". Lo mismo sucede con cualquier tipo de servicio o ministerio que emprendamos. No es lo mismo "hacer lo que puedo" que servir en el poder de Dios. El comienzo, el desarrollo, el final y los resultados, todo es diferente.
En este momento estás escuchando la voz de Dios hablando a tu corazón, diciendo: "Quiero usar tu vida, quiero hablar por tus labios, tocar con tus manos, recorrer las calles de tu ciudad apoyado en tus pies". Y hay algo en ti que quiere gritar junto con Isaías: "Aquí estoy. ¡Envíame a mí!" (Is. 6:8).
Pero aquí hay también una aclaración de quién se lleva los aplausos. Cuando alguien se nos acerca y dice: "Eso que hiciste fue realmente impresionante. Eres una persona especial", hay algo que se agita en nuestro interior, tentándonos a sentirnos mejores que los demás mortales. O si alguien te dice: "Esas palabras que dijiste llegaron a lo profundo de mi corazón", sucede lo mismo. Toma la decisión de no atribuirte nunca la gloria que solamente le corresponde a Dios. ¡Dios sea alabado!
Related Media
See more
Related Sermons
See more