Romanos 7:1–25 Analogía tomada del matrimonio

Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 1,354 views
Notes
Transcript
Romanos 7:1–25 (RVR60)
1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?
2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.
3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.
6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.
8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
11 porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.
12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.
14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
(Orar)

Observaciones

Romanos 7:1–6 (RVR60)
1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?
2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.
3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.
6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
Esta sección esta relacionada con Romanos 6:14:
14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Si hemos muerto a la vida dominada por el pecado, somos libres de las consecuencias del pecado.
Romanos 7:6 (RVR60)
6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
Como la muerte del esposo libera a la mujer para que se case con otro, nuestra muerte a la ley (el régimen viejo) nos libera para que nos unamos con Cristo en el régimen nuevo (el nuevo pacto inaugurado por Jesucristo con Su sangre). Probablemente la mayoría de nosotros no hemos convertido del judaísmo, entonces no hemos muerto a la ley de Moisés exactamente. Pero este verso aplica a usted si en algún tiempo trataba de ser suficientemente bueno para ganar un puesto en los cielos con Dios. La idea de justicia ganada por obras es el régimen viejo.
Romanos 7:7–12 (RVR60)
7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.
8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
11 porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.
12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
En Romanos 5:20, Pablo dice “la ley se introdujo para que el pecado abundase”. Ya explicó que la idea de pecar más para que abunde más la gracia es ridícula. En los previos versos Pablo habla de la condición de libertad de la ley como algo bueno. Entonces, ¿es la ley pecado?
Proverbios 9:17 (RVR60)
17 Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso.
Este verso habla de la naturaleza pecaminosa de los seres humanos. Si la ley prohibe codicia, esta naturaleza pecaminosa produce en nosotros “toda codicia”. Por esto, la ley no es pecado, sino como uno que tiene la naturaleza pecaminosa reacciona a la ley.
Cuando dice que “sin la ley el pecado está muerto”, no es que no hay pecado, sino que no hay que lo define. Si barro el sucio debajo de una alfombra, no es que ya no hay sucio, sino que solo lo he tapado. Antes de la ley, había el pecado (el sucio). La ley quitó la alfombra y expuso lo que estaba debajo.
La ley viene de Dios y por eso es santa. El mandamiento es santo, justo, y bueno. El problema no es la ley, sino nuestra naturaleza pecaminosa. Aunque no nos puede salvar, la ley sirve para revelar nuestra naturaleza pecaminosa y guiarnos a Jesucristo.
Romanos 7:13–25 (RVR60)
13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.
14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Aquí Pablo habla de la situación donde uno conoce lo bueno, está de acuerdo que es bueno, pero no lo puede hacer. Posiblemente se aplicaba a la audiencia judía en el primer siglo conociendo la ley pero siendo incapaz de cumplirla. Pero también puede aplicar a un cristiano que ha sido justificado pero quien está luchando con un pecado perpetuo que impide su proceso de santificación.
Lo bueno (la ley dada por Dios o el conocimiento del bien) no trae la muerte, sino el pecado que está en nosotros. Cuando conocemos lo bueno pero estamos bajo el dominio del pecado todavía, es una tortura (¡Miserable de mí!). Uno no hace lo bueno que quiere hacer, y hace lo malo que odia.
Si la pregunta es ¿Cómo puedo dejar un vicio u otro tipo de pecado perpetuo?, Pablo no da la respuesta aquí. Él simplemente goza en el hecho que tenemos la oportunidad de morir al pecado en Cristo y resucitarnos con Él para vivir a Dios. La solución para una persona que ha dado su vida a Cristo pero lucha con un pecado continuo viene en el siguiente capítulo y en Gal 5:16:
Gálatas 5:16 (RVR60)
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

Interpretación

Si verdaderamente morimos a la ley, al sistema donde tratamos de ganar nuestra propia justicia siendo buenas personas, somos liberados y podemos unirnos con Cristo y Su nuevo pacto. Sin embargo, tenemos una naturaleza pecaminosa porque estamos en la carne todavía. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro, quien nos libra de este cuerpo de muerte.

Aplicación

Si usted ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, está justificado delante de los ojos de Dios. Pero siempre tenemos una naturaleza pecaminosa y habrá una guerra en nosotros entre el querer hacer el bien y el deseo pecar. Estas dos tendencias son como dos perros que se pelean constantemente - el que alimentamos más es el que va a ganar.
Si decidimos morir al pecado y caminar en el Espíritu cada día, será más y más fácil vivir de una manera que agrada a Dios. Este proceso de dejar que el Espíritu Santo nos conforme a la imagen de Cristo día por día se llama santificación, y es parte del proceso de salvación. Démosle gracias a Dios que no solamente nos ha liberado de las consecuencias del pecado por medio de Jesucristo, sino nos ha dejado el Espíritu Santo para que no permanezcamos en el pecado mientras estamos en estos cuerpos de carne.
Related Media
See more
Related Sermons
See more