Madres que modelan fe.

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-Introducción

Estos dos nombres se mencionan juntos en la Biblia en 2 Timoteo 1:5, pero ¿quiénes eran estas dos mujeres? Eunice era la madre de Timoteo y Loida la abuela, eran madre e hija. El nombre de Loida significa “agradable o deseable”, y el de Eunice “feliz o buena victoria”.
Vamos a ver no solo que eran mujeres de fe, sino su gran ejemplo de vida y la gran influencia que tuvieron sobre su hijo y nieto Timoteo, cuyo nombre significa “uno que honra a Dios”.
En la antigüedad los nombres no se escogían al azar sino que tenían un significado en sí mismos, que Eunice escogiera este nombre nos muestra que era una mujer piadosa.

Enseñan a sus hijos la palabra de Dios.

Veamos la importancia de la enseñanza de la Palabra de Dios a los niños. No se deja esta enseñanza a los maestros o maestras de la escuela dominical, sino que es responsabilidad y obligación de los padres. Dt 4.9
Cuente a sus hijos las historias bíblicas, saque lecciones para su vida y que los hijos vean aplicadas a tu vida, en primer lugar. Ora con ellos, amonesteles en el Señor. Que sepan lo que agrada a Dios y lo que no. Que les muestres su pecado y señala a Cristo como el único remedio y salvador de sus almas. Es el mejor tiempo invertido con los hijos, el enseñarles las grandes cosas que Dios ha hecho.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, Proverbios 22:6
Otros textos en la Biblia nos hacen ver cómo desde pequeño Timoteo estuvo recibiendo instrucción de su madre y abuela en la Palabra de Dios.
2 Timoteo 3: 14 y 15 dice: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.”
Esa fe no fingida llevó a Loida y a Eunice a enseñar a Timoteo las Escrituras desde pequeño, desde que era un niño. Y lo mismo debeN hacer LAS MADRES: ayudar a sus hijos y nietos en sus primeros pasos en la fe.
Leer la Biblia con ellos, explicarles las partes que no entienden, enseñarles a orar y orar con ellos, llevarlos a la iglesia y hablarles de la importancia de congregarse, ayudarlos a aplicar la Biblia a sus vidas... ¡Esa es la responsabilidad de una madre piadosa!
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos,  y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”, Deuteronomio 6:6-7

Perseveran en la fe.

En el libro de los Hechos capítulo 16 dice que cuando Pablo llegó a Derbe y Listra allí encontró a Timoteo quien era hijo de una creyente Judía (Eunice), pero de padre griego y que los hermanos que estaban en Listra y en Iconio daban buen testimonio de él.
Note que la Biblia dice que su madre era una judía creyente, pero su padre era griego, era un no creyente.
La ciudad de Listra, donde probablemente creció Timoteo, estaba llena de culto a ídolos, la palabra de Dios no era conocida en aquel lugar, sin embargo a causa de la instrucción intencional y perseverante de Eunice y de Loida, Timoteo podía ser conocido como un joven de buen testimonio entre los hermanos que habitaban allí.
El ejemplo de estas dos madres nos enseña que no importa cuán difícil sean las circunstancias a nuestro alrededor o cuán deteriorada esté nuestra sociedad, la instrucción en la Palabra de Dios ha de hacer una diferencia marcada en el corazón de quien la recibe, pues
“toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para corregir e instruir en justicia"(2 Timoteo 3:16),
“la palabra de Dios es ciertamente viva y eficaz” (Hebreos 4:12).

Dan su mejor herencia.

¿Por qué podían enseñar a Timoteo las Escrituras? Porque había en ellas una fe no fingida. Esto ¿qué quiere decir? Que su fe era genuina y verdadera, no “hipócrita”. Se puede tener una fe falsa, dar una cara cuando uno va a la iglesia o reuniones, pero luego en casa no vivir lo que se dice creer en el corazón.
Cuidado con la falsedad, los niños la perciben.
Una fe sincera no quiere decir que tengas una vida perfecta, pero se tiene que ver en tu día a día. Tiene que haber un deseo de vivir para agradar a Dios y no pecar, un deseo de tener comunión con Dios y leer la Palabra, cuando se ofende a algún miembro de la familia debe pedirse perdón y buscar la reconciliación, se debe luchar con las debilidades y pecados que arrastramos, esa fe genuina se mostrará en los momentos más difíciles y cruciales de nuestra vida, en fin, se tiene que oler nuestra fe.
Instruir, enseñar, educar. .es el mejor legado de una madre. Con su ejemplo, con sus palabras, con su forma de comportarse, con la manera en que vive su relación personal con el Señor.
La enseñanza secular.
A veces damos mucha importancia a la enseñanza secular de los hijos. Queremos que sean hombres y mujeres de bien, preparados y útiles a nuestra sociedad. Que estudien, que saquen buenas notas, que vayan a una buena universidad. Y todo eso está muy bien
¿Pero qué hay de su vida espiritual? ¿Mamá toma en serio y hace el mismo esfuerzo en su instrucción espiritual que en su preparación académica?

-Conclución

Pablo le llama “amado hijo” (2 Timoteo 1:2), porque Pablo le adoptó por su fe en el Señor, ya los cimientos estaban bien colocados por su madre y abuela. Pablo por el buen testimonio que tenía Timoteo, lo llevó consigo para ser su ayudante, su compañero, y acabó como pastor de la iglesia en Éfeso.
Para Eunice tuvo que ser duro quedarse sin su hijo, pero imagino también el gozo que sentiría al saber que su hijo estaba dedicado a predicar el evangelio, y servir al Señor. Creo que para una madre piadosa, no hay mayor gozo que ver a sus hijos andando en el Señor y sirviéndole.
En Loida y Eunice tenemos testimonio de los maravillosos frutos que resulta de una madre al instruir a sus hijos en la Palabra de Dios y de ejemplificarla con nuestras vidas, no importando toda la influencia contraria que haya alrededor.
“Así que no nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. (Gálatas 6:9).
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