CONECTADOS - Cambios inesperados II

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CAMBIOS INESPERADOS - COMO TE AFECTAN

Una mudanza forsoza, un cambio en el puesto de trabajo o la perdida del mismo, etc. Todo eso, nos afecta. La pregunta es: ¿cómo te afecta a vos?
Génesis 12:1 LP:EMD
El Señor dijo a Abrán: — Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y dirígete a la tierra que yo te mostraré.
Para bien o para mal, todos somos víctimas de los cambios.
El debate está sobre la mesa, uno puede decir: "a mi me encantan los cambios, me emocionan, ¡son nuevos retos!".
Por otro lado alguien contestó: "a mi me hacen entrar en pánico, me desestabilizan".
Los cambios nos llevan a salir de la zona de confort y hay que decidir cómo llevar adelante esa nueva etapa, y la forma de decidir en ese punto de inflexión determinará como será el resultado.
Los cambios sean buenos o malos traen cierta incertidumbre y esa incertidumbre genera cierto temor, al menos al principio, hasta que volvemos a conocer y a tener control sobre la nueva situación.
Lucas 1:28–31 LP:EMD
El ángel entró en el lugar donde estaba María y le dijo: — Alégrate, favorecida de Dios. El Señor está contigo. María se quedó perpleja al oír estas palabras, preguntándose qué significaba aquel saludo. Pero el ángel le dijo: — No tengas miedo, María, pues Dios te ha concedido su gracia. Vas a quedar embarazada, y darás a luz un hijo, al cual pondrás por nombre Jesús.
Tenemos miedo a salir de nuestra zona de confort y seguridad, para qué arriesgar, y si sale mal?
Todo cambio produce estrés y muchas veces frustración que no permiten que crezcamos y nos bloquea para enfrentarnos al mundo, y nuevo por venir.
Curiosamente los cambios positivos también generan estas sensaciones desagradables en el cuerpo.
CON CRISTO
Esto es para todo el mundo igual.
Eclesiastés 9:11 NVI
Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos.
la diferencia al tener a Cristo en nuestra vida radica en la forma en la que enfrentamos los cambios.
Génesis 12:4 NVI
Abram partió, tal como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
Lucas 1:38 NVI
—Aquí tienes a la sierva del Señor—contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel la dejó.
En estos dos casos vemos ciertas similitudes, los dos:
1. Afrontaron en vez de evitar.
Lucas 9:51 RVR60
Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.
2. Accionaron para adelante, o sea tomaron deciciones en base a la propuesta de los cambios.
Proverbios 4:25–26 NVI
Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti. Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos.
3. Confiar en el propósito de Dios.
Isaías 42:16 NVI
conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré.
Salmo 11:3 NVI
Cuando los fundamentos son destruidos, ¿qué le queda al justo?
"Las personas que se comportan de una forma más inflexible y rígida, serán aquellas a las que los cambios les afecten en mayor medida; mientras que aquellas personas más flexibles sabrán adaptarse mejor a los cambios e incluso optarán por introducir más cambios en su vida.
Salmo 92:12–14 LP:EMD
El justo florecerá cual palmera, crecerá como un cedro del Líbano; plantado en la casa del Señor, brotará en los atrios de nuestro Dios. Aún en la vejez darán su fruto, se mantendrán fecundos y frondosos,
La palmera posee una particularidad al germinar trata de profundizar sus raíces sobre la arena movediza hasta encontrar tierra firme y humedad para su sustento personal y que a su vez, también tiene la capacidad de extraerla a la superficie de la tierra.
Los fuertes vientos la arquean pero no se quiebra, es decir, no la parte ni la arranca; al pasar la tempestad vuelve a su lugar y a su posición, como si nunca hubiese estado en tal circunstancias.
Colosenses 2:6–7 NVI
Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, vivan ahora en él, arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se les enseñó, y llenos de gratitud.
Dicho esto, ¿qué clase de árbol sos? ¿Estás dispuesto a soportar la tormenta y mantenerte firme? Y, es más, si la soportas y consigues ver lo fuerte que eres, ¿aceptarás volver a salir de tu zona de confort en el próximo cambio?
1 Pedro 5:7 NVI
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
1 Corintios 15:57 NVI
¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
1 Juan 5:4–5 NVI
porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
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