El llamado de Dios.
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«Escúchenme, ustedes que siguen la justicia, Los que buscan al Señor. Miren la roca de donde fueron tallados, Y la cantera de donde fueron extraídos. »Miren a Abraham, su padre, Y a Sara, que los dio a luz. Cuando él era uno solo lo llamé, Y lo bendije y lo multipliqué». Ciertamente el Señor consolará a Sión, Consolará todos sus lugares desolados. Convertirá su desierto en Edén, Y sus lugares desolados en huerto del Señor. Gozo y alegría se encontrarán en ella, Acciones de gracias y voces de alabanza.
El llamado de Dios es uno de los temas que poco se tratan en la iglesia. Pero es muy importante que entendamos a que se refiere esto del “llamado de Dios”.
Lo primero que debemos entender es que responder al llamado nos trae bendición. “Miren a Abraham” es una manera de decir “aprendan de Abraham”. Dios hizo un llamado a Abraham a dejar la comodidad de su tierra, sus familiares, y ser guiado por Dios. Abraham respondió al llamado de Dios y fue bendecido en gran manera.
Al hablar del “llamado de Dios”, quizás si lo describimos como “los llamados de Dios” (plural) nos ayudaría a entenderlo mejor.
¿Por qué en plural? Porque la Biblia no habla de varios tipos de llamado.
El primero que debo mencionar es el llamado a salvación.
Llamado a salvación.
Llamado a salvación.
»Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.
Ese es el llamado a la reconciliación con Dios, a la paz espiritual, y especialmente a la vida eterna.
Pelea la buena batalla de la fe. Echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos.
Para eso vino Cristo a este mundo, para llamarnos a la vida eterna:
Por eso Cristo es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Este llamado es el más importante porque, si la persona no responde a este, todos los demás llamados que Dios hace, no tienen sentido.
El medio por el cual Dios hace ese llamado a salvación es el evangelio. La Biblia dice que “la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios”. O sea que es por medio de un mensaje y un mensajero.
Aunque el llamado es para todos, desafortunadamente, la mayoría de personas no responden a este llamado:
»Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos».
»Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. »Pero estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
A todos los que reciben u obedecen el evangelio, Dios le hace otro llamado: a vivir en santidad.
Llamado a la santidad.
Llamado a la santidad.
Este segundo llamado es para todos los creyentes.
A todos los amados de Dios que están en Roma, llamados a ser santos: Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:
Al responder al llamado a salvación, el Espíritu Santo viene a morar en el hombre, lo santifica o lo aparta del pecado y y lo saca de este mundo.
Este es el llamado a ser como nuestro Padre celestial: Santo.
Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: «Sean santos, porque Yo soy santo».
La santidad demuestra indiscutiblemente que la persona es hijo de Dios.
Llamado a servir.
Llamado a servir.
Este tercer llamado también es para todos los creyentes.
El Señor nos compró del mercado de esclavos del pecado pagando un alto precio, su sangre:
Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la novilla, rociadas sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno Él mismo se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?
Nadie compraba un esclavo para que adornara la casa del amo sino para que le sirviera.
Ahora somos esclavos del Señor y debemos servirle en la iglesia donde Dios nos ha puesto.
Cuando Saulo, el perseguidor, tuvo un encuentro personal con Cristo fue cegado por la luz de Cristo. El Señor envió entonces a Ananías para que le devolviera la vista. Ananías, sabiendo la fama de Saulo, rehusaba ir...
Pero el Señor le dijo: «Ve, porque él es Mi instrumento escogido, para llevar Mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los israelitas; porque Yo le mostraré cuánto debe padecer por Mi nombre».
Es por eso que Pablo, habiéndolo entendido, se identificaba como un servidor de Cristo:
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
¿Te identificas tú como servidor de Cristo? ¿En qué área estás sirviendo a tu amo?
El cuarto llamado es a cruzar territorios y fronteras para hacer la misión.
Llamado a la misión fuera de la iglesia.
Llamado a la misión fuera de la iglesia.
Este llamado no es para todos, solamente para algunos siervos que Dios quiere usar en la tarea de extender Su iglesia.
Este es el llamado a ser evangelistas, misioneros en localidades distintas a la de la iglesia, y plantadores de iglesias.
Este llamado tiene una particularidad: Dios los escoge y los llam, pero los envía por medio de la iglesia. El llamado a Pablo y Bernabé para evangelizar y plantar iglesias fue afirmado por medio de la iglesia:
En la iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Niger, Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Aparten a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado» Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.
En estos versos podemos hacer algunas observaciones importantes:
Los llamados ya servían en la iglesia y habían obtenido experiencia: eran profetas y maestros; en otras palabras sabían predicar y enseñar.
¿A quién le dijo el Señor que los apartaran? “Aparten” 2a Pers. Plural. No se lo dijo a Bernabé y a Pablo; se lo dijo al liderazgo o a la iglesia.
No se enviaron ellos mismos. ¿Quiénes los enviaron? 3a Pers Plural. De nuevo, los líderes o la congregación.
¿Por que es importante hacer estas observaciones?
Porque en este tiempo, hay muchos llaneros solitarios que, guiados por deseos personales, se envían a si mismos como plantadores. Como no se ajustan a ninguna iglesia, deciden comenzar la suya propia. ¡Ellos quieren mandar y dirigir! Pero el que no es buen seguidor, nunca será un buen líder.
Porque el éxito en la plantación de iglesias está ligado a la preparación y sumisión del individuo al liderazgo de su iglesia. De aquí, se han ido varios (no enviados), que han ido a fracasar en la empresa. No sé de ninguno que le haya ido bien. ¡Lo que comienza mal, mal acaba! Dios no honra la soberbia ni la desobediencia.
Hace años, siguiendo el patrón escritural, enviamos a un grupo; y esa iglesia ya cumplió 25 años.
Porque la iglesia debe estar sensible al llamado del Espíritu para comenzar nuevas obras y los creyentes sensibles al llamado para prepararse para ese tipo de ministerio.