Un sermón acerca de La Palabra de Dios.
a. Creemos que las Sagradas Escrituras, reveladas y contenidas en 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento son la Palabra de Dios.
b. Creemos que las Sagradas Escrituras son verbal y plenamente inspiradas.
c. Creemos que las Sagradas Escrituras son inerrantes e infalibles,
d. y Creemos que las Sagradas Escrituras contienen la autoridad final para la fe y la vida.
Una respuesta desde la Biblia.
Una respuesta desde la evidencia humana.
a. El proceso de validación de La Escritura.
b. El proceso de conservación de la Escritura.
Los escribas en la antigüedad seguían reglas muy estrictas para que los rollos fueran copiados con toda precisión. Ellos estaban conscientes de la gran responsabilidad que les había sido conferida y se aseguraron de cumplir su tarea al fijar normas como estas:
• No podían copiar de memoria frases, palabras o conjuntos de letras. Los escribas tenían que copiar carácter por carácter, espacio por espacio, coma por coma y tras copiarla volver a ver el códex original.
• El rollo de una sinagoga, por ejemplo, debía escribirse en pieles de animales puros, unidas con cuerdas tomadas de animales puros, preparadas por aquellos específicamente designados para esa tarea.
• Cada piel debía tener cierto número de columnas, todas iguales a lo largo de todo el códex. El largo de cada columna no debía extenderse a menos de 48 ó más de 60 líneas; y el ancho debía ser de 30 letras.
• Toda copia debía estar alineada y si quedaban tres palabras escritas sin renglón, no servía. La tinta debía ser negra, ni rojo, ni verde ni ningún otro color, y debía ser preparada de acuerdo a una receta muy específica. Una copia auténtica debía ser ejemplar, de allí el escriba no debía desviarse ni en el más mínimo detalle.
El nivel de detalle y reverencia por esta tarea tan especial nos deja boquiabiertos. Estas son sólo algunas de las muchas normas que seguían. Los escribas debían lavarse y vestir sus ropas ceremoniales y cada vez que escribían el nombre de Dios debían usar una pluma nueva y mojarla en tinta nueva. Cuando escribían el nombre de Dios no debían detenerse ante nada, ni siquiera si el propio rey les estaba llamando.
Algo que nos da gran seguridad acerca de la confiabilidad de la Biblia es la cantidad de copias que hay. Esto nos permite comparar las copias más antiguas con las copias más modernas encontradas y así validar la precisión con la que se han transmitido los textos originales. Del Nuevo Testamento hay más de 5 mil 300 manuscritos y fragmentos, así como diversas traducciones antiguas en cóptico, latín, sirio, etc.
Antes del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, la copia completa más antigua del manuscrito hebreo estaba fechada en 900 D.C. Entre los rollos del Mar Muerto se encontró un manuscrito completo del libro de Isaías que data del 125 A.C. Es 1000 años más antiguo que la última copia que teníamos, haciendo de este descubrimiento una gran herramienta para medir la precisión de la Biblia que tenemos en nuestras manos hoy. También había copias de los Escritos fechadas ¡en el tercer siglo antes de Cristo!
Lo más impresionante de todo esto es que las copias encontradas en el Mar Muerto tenían una extraordinaria precisión con la copia que teníamos a mil años de distancia. Por ejemplo, de las 166 palabras en Isaías 53, solamente había 17 letras en cuestión, diez de las cuales eran variaciones de escritura y cuatro eran cambios de estilo. Las únicas tres letras que sí variaban no cambian en nada el significado de lo que estaba escrito y están registradas en la traducción al griego del Antiguo Testamento que se hizo en el siglo III A.C.
La nueva ciencia de la arqueología en el siglo XIX fue instrumental para corroborar la verdad de lo que las Escrituras dicen ser: La Palabra de Dios. De nada nos sirve la precisión en las copias si los relatos son fantásticos o llenos de mentiras. Pero la arqueología ha demostrado que los eventos históricos descritos en la Biblia son precisos.
“…la arqueología ha demostrado que los eventos históricos descritos en el Taurat Santo (Antiguo Testamento) son precisos. De hecho, el Antiguo Testamento es el libro de historia más preciso, escrito por la gente de la antigüedad, que exista en nuestros días. Por ejemplo, el Taurat describe con gran detalle la vida y cultura del profeta Abraham, incluyendo ciertos eventos históricos que ocurrieron durante su vida. La arqueología y el descubrimiento de algunos fragmentos antiguos de escrituras en Mesopotamia y Egipto han mostrado que estos relatos bíblicos son precisos
Para ti, ¿qué es la Biblia? Las opiniones hoy en cuanto a la Biblia varían mucho, como bien sabes. Para algunos, es un libro viejo, escrito por hombres, lleno de fábulas religiosas. Según Dan Brown en El Código DaVinci, la Biblia fue una composición de clérigos en el Concilio de Nicea (325 d.C) para acaparar poder para sí mismos. Para otros, la Biblia representa simplemente otro ejemplo de libros religiosos antiguos como las Vedas, la Bagavad Gita, o el Óctuple Sendero del budismo. Tal vez el concepto más común con respecto a la Biblia es el siguiente. “La Biblia es un libro religioso de buenos consejos, pero fue escrito por hombres y contiene errores”.
El deseo de añadir más cosas a la Biblia ha metido al pueblo de Dios en graves problemas desde los tiempos de Israel hasta el presente. El creyente Reformado se goza en saber que todo lo necesario para conocer a Dios y vivir seguro en esta vida está en la Biblia. Es por esto que las Iglesias Reformadas son conocidas por ser estudiosas de la Biblia. Es porque creemos que Dios habla suficientemente y claramente en la Biblia, y que es una Palabra poderosa y eficaz.
El cristiano bíblico repite con el salmista estas palabras:
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. (Salmo 19:7–10)
La Iglesia de Jesucristo está fundada sobre la Palabra de Dios. En la Iglesia, la Palabra debe tener un lugar de preeminencia, así como en la vida de cada miembro. En los servicios públicos, la Palabra tendrá un lugar principal. Y en la vida privada de cada creyente, la Palabra debe ser buscada cada día.