Título: una historia incomparable.

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Título: una historia incomparable.
Texto: Éxodo 1:7.
Tema:Vida cristiana.
I.introducción.
El pentateuco presenta una secuencia extraordinaria de conceptos que ilustran diferentes dimensiones del plan de salvación.
Nos habla de lo que Dios hace a favor del hombre y también de lo que espera de él, el libro del Éxodo es, en cierta manera, el corazón no solo del pentateuco, si no de todo el Antiguo Testamento.
Pues en ella se describe la larga noche de la cautividad del pueblo de Israel en Egipto y su gloriosa liberación.
Fue la experiencia del éxodo lo que dio existencia a Israel como nación, y aún más, como pueblo escogido de Dios.
II. Dios obra, aunque no podamos ver.
Habían pasado ya cuatrocientos años desde el momento en que un puñado de personas había llegado al país, huyendo de la escasez y del hambre.
Es interesante notar que este periodo de cuatrocientos años ocupa sólo siete versículos en el libro, cuatro siglos antes habían entrado a Egipto un total de setenta personas (1:7), y ahora los descendientes de Jacob se contaban por decenas de millares (12:37).
El éxodo fue una experiencia tan central en la vida del pueblo de Israel que llegó a ser deber de los padres relatarla periódicamente a sus hijos a fin de que siempre la mantuvieran fresca en sus mentes (13:8).
Las generaciones futuras no debían olvidar jamás la realidad y la dureza de la esclavitud, ni tampoco la gracia y el poder de Dios manifestados en su liberación, el amor de Dios, revelado en forma tan extraordinaria a su favor, debía proveer la motivación para una vida de obediencia, lealtad y servicio a su redentor.
Decíamos, que es interesante notar que este periodo de cuatrocientos años ocupa sólo siete versículos en el libro, no hay evidencia de la presencia o la actividad de Dios entre el pueblo durante todo este tiempo, con la posible excepción de la referencia a su crecimiento y preservación.
No se menciona ningún personaje sobresaliente o importante que haya surgido a lo largo de estos años, la escritura guarda silencio con respecto a este periodo, pero aún ahí, podemos ver la mano de Dios.
Todo lo que sabemos es que los Israelitas al llegar a Egipto, favorecidos por la influencia de José, se habían instalado en Gosén, lo mejor de la tierra (Gén 45:10,18) pero que con el transcurrir del tiempo las cosas habían cambiado radicalmente.
Se levantó un rey en Egipto “que no conocía a José” (1:8), es decir, que desconocía el hecho de que José había sido el instrumento para preservar con vida a Egipto y a otros pueblos.
Aunque, aparentemente no hay registro de lo que sucedió o estaba sucediendo durante esos 430 años, con el pueblo de Israel en Egipto, en el libro de Exodo en el capitulo 1.
Sin embargo, durante este tiempo, Dios había cumplido su promesa de que los descendientes de Abraham se multiplicarían y llegarían a ser “una nación grande” (Gén. 12:2) también Jacob había recibido una promesa similar.
Mientras se encaminaba hacia Egipto con su familia, Dios le dijo en visiones de la noche: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación” (Gén. 46:3).
Cuántos periodos obscuros hay en nuestras vidas, cuánto tiempos de obscuridad ha habido en nuestras vidas, donde pareciera que Dios no está, dónde quisiéramos que Dios se apareciera, en esos momentos en donde somos oprimidos o tal vez vivimos como esclavos de las deudas, y nos oprimen los pagos, nos oprimen nuestras responsabilidades como padres, como esposos.
Déjame decirte que esos periodos obscuros, o esos periodos, donde no hay ninguna evidencia de la presencia o actividad de Dios es donde sus promesas se están cumpliendo, es en donde las promesas de Dios se hacen realidad como lo fue en la vida del pueblo de Israel.
III. Conclusión.
No se, como este tu vida esta ocasión, no se, si estaré predicando para alguien que siente que Dios no ha estado con él, un fracaso tras otro, o tal vez para alguien en quien las deudas lo tienen hasta al cuello y tú haz sido fiel con Dios y pareciera que Dios te ha abandonado.
No, no querido Dios está ahí, aunque no veamos ninguna actividad, aunque no veamos ninguna evidencia de su presencia, él está cumpliendo su promesa, y si no, sigue confiando, que muy pronto lo cumplirá y te liberará, de esa carga y de esa lucha, porque sus promesas se cumplen, porque él siempre escribe una historia incomparable en nuestras vidas, como la que escribió al morir en la cruz del calvario.
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