El Comienzo de la Iglesia Gozosa- Parte 2, Hechos 16:16-40.
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Dios abrió el calabozo, vs: 16-40.
Dios abrió el calabozo, vs: 16-40.
Introducción:
Introducción:
La serie “Gozosos” nos ayuda ver, desde la carta de Pablo a los Filipenses, las características de una iglesia gosoza.
Vemos que el gozo del cual habla Pablo no es una meta a la cuál él busca a que experimenten, sino que el gozo que caracteriza la carta es el resultado del compañerismo, la comunión, las conductas, el compromiso, y las características que Pablo les exhorta a practicar.
Empezamos nuestro viaje “Gozosos” a través de Filipenses en el libro de Hechos, capítulo 16, pues allí vemos el comienzo de la Iglesia Gozosa.
Vemos en el comienzo de la iglesia en Filipos las circunstancias que Pablo luego hace referencia en su carta a ellos, y también encontramos causa de su gozo.
Vimos previamente:
Dios Abrió el Camino.
Dios Abrió el Corazón.
Dios Abrió el Calabozo.
la guía de Dios al abrir el camino a Filipos.
También notamos la obra de Dios al abrir el corazón de Lidia para aceptar el Evangelio.
Hoy veremos el cuidado de Dios al examinar cómo el abrió el calabozo para los discípulos.
El tema con aperturas es que son para ambas salida y entrada. Es importante aclarar que las puertas del calabozo que Dios abrió fueron para salir del calabozo— pero también para entrar.
Dios permitió las circunstancias que llevaron a los discípulos a ese calabozo, y lo hizo por razones específicas.
En nuestra vida como seguidores de Cristo, atravesaremos los calabozos, los tiempos y lugares de oscuridad en los cuáles parece que no hay salida ni esperanza.
Cada uno de nosotros podemos aprender del verdadero gozo al observar en las circunstancias de estos discípulos algunas de las razones por la cual Dios permite entrar a los calabozos de la vida.
Dios abrió el calabozo para mostrar Su Poder, vs: 16-24.
Dios abrió el calabozo para mostrar Su Poder, vs: 16-24.
Mostró Su poder en liberar la endemoniada, Hch. 16:16-24.
La esclavitud de la endemoniada, Hch. 16:16.
Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
Ella era sólo una niña, dado el término griego que usa.
Ella era una herramienta de ganancia financiera a sus amos, una esclava de hombres.
Ella tenía un espíritu de adivinación, una obra demoníaca conocido en los oráculos de la cultura romana, una esclava de un demonio. Esto debe ser una advertencia con involucrarnos en consultar a los síquicos y los horóscopos de nuestro día.
La declaración de la endemoniada, Hch. 16:17-18.
Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
Ella seguía a Pablo y sus acompañantes proclamando “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncias el camino de salvación”.
Lo hacía por muchos días, hasta que Pablo se cansó tanto que reprendió el demonio en el nombre de Jesucristo, y el demonio salió.
Ahora ¿Por qué reprenderla si lo que proclamaba era verdadero?
Expertos bílicos nos señalan que una de la causas pudo haber sido el título del Dios Altísimo también fue usado para hablar del dios falso romano Zeus. Obviamente, este era el mensaje opuesto a lo que Pablo hubiera querido comunicar.
La otra opción es que ella estaba proclamando la verdad, pero especialmente por la influencia de los oráculos en la cultura pagana de los romanos, Pablo no quería que eso fuera asociado con el Evangelio. Warren Wiersbe lo dice así:
Intrépidos en Cristo: Estudio expositivo del Libro de los Hechos, capítulos 13–28 (Dios abrió las puertas de la cárcel [vs. 16–40])
Pablo no quería que ni el evangelio ni el nombre de Dios fueran promovidos por uno de los esclavos de Satanás, así que, echó fuera al demonio. Después de todo, Satanás puede decir la verdad un minuto, y al siguiente, mentir. Y los que no son salvos no sabrían la diferencia.
Es un principio que el resalta en 1 Cor. 10:20.
Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.
Este acto de echar al demonio hizo que los amos de esta niña esclava perdieran su ganancia, no les importó el bienestar de la niña, Hch. 16:19. Los enfureció, y trajeron a los viajeros al centro de la actividad civil, seguramente en el mercado central de la ciudad.
Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades;
Allí los acusaron frente a las autoridades, acusando falsamente de alboroto y de sedición contra la vida romana, una acusación muy severa en esta colonia romana, Hch. 16:20-21.
y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.
Pablo y sus acompañantes fueron despojados de sus ropas, azotados severamente, y mandado a la cárcel, en el calabozo más profundo, para que no salieran, Hch. 16:22-24.
Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
Mostró Su poder en causar el terremoto, Hch. 16:25-26.
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
Dios no los abandonó.
El terremoto fue tan preciso que no mató a nadie, aunque los cimientos de la cárcel sacudían, pero abrió las puertas y soltó las cadenas de todos los presos, vs: 26.
La reacción resultante del carcelero al darse cuenta de esta obra poderosa de Dios era de que tenía que hacer para salvarse de este Dios tan poderoso, Hch. 16:30.
y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
Ilustración: El ejemplo más impactante que tenemos de Dios permitiendo un calabozo para mostrar Su poder es el de Jesucristo sobre una cruz, acusado falsamente y tomando un castigo que no le perteneció— el calabozo de la muerte y la tumba que siguió— dio lugar al gran poder de Dios en Su resurrección.
Aplicación:
Es ese poder de la resurrección que Dios quiere mostrar a través de los calabozos de nuestras vidas.
A los mismos Filipenses, Pablo les recuerda esto, Fil. 3:10-11.
a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.
Somos recordados que El Dios que resucitó a Cristo es Él que opera en Sus hijos, Heb. 13:20-21.
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Dios abrió el calabozo para que le buscaran, vs: 25.
Dios abrió el calabozo para que le buscaran, vs: 25.
Hch 16:25.
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
Oraron en el calabozo.
Quizás oraron por la liberarlos de esta situación. De hecho, lo habían visto antes con los primeros discípulos de Cristo en Hch. 5:19-26, y al apóstol Pedro en Hch. 12:5-19. Dios los había liberado de forma milagrosa, puede que lo hará otra vez.
También oraron para dejarlo en las manos de Dios. Es allí dónde encuentran la paz de Dios en sus circunstancias. Esta lección Pablo traspasa a los Filipenses en Fil. 4:6-7.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Alabaron en el calabozo.
Alabaron aun sin saber el resultado. Esta actitud es la diferencia entre felicidad, que depende de las circunstanicas, y el verdadero gozo, que surge independientemente de la circunstancias. Es la actitud de Pablo, aun estando preso otra vez al escribir la carta de Filipenses, que les anima en Fil. 1:18, 21.
Filipenses 1:18, 21 (RVR60)
¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún… Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Alabaron aun sin verguenza. El tenso del verbo indica que fue algo constante, y los demas presos los oían.
Alabraon porque encontraron sus fuerzas en el Señor.
Pablo habla a los Corintios, quienes también atestiguaron a Pablo y sus acompañantes siendo perseguidos por el evangelio (Hch. 18).
Les recuerda sobre esta actitud de buscar a Dios en el calabozo de la vida, siendo también ayudados por las oraciones de los mismos Corintios, 2 Cor. 1:8-11.
Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte; cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.
Ilustración: Job, en el lugar más oscuro de su vida, después de perder sus posesiones y sus hijos, alabó al Señor con estas palabras en Job 1:21.
y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
Lo afirmamos al proclamar en canto:
“Cantaré en dificultad, Cantaré en mi triunfar. Cantaré si resbalo aquí y empiezo a tropezar. Cantaré porque a mi lado estás y me levantarás. Cantaré pues me escuchas Dios, si te llamo en oración. Cantaré porque cierto estoy al respiro final, cantaré con los santos en el reino celestial”. — No Dejaré de Cantarte- Chris Tomlin
Aplicación:
Dios a veces permite el calabozo de despojarnos de toda nuestra fuerza y capacidad humana para depender de la Suya. La promesa de Dios es ser nuestra fuerza en esa debilidad, 2 Cor. 12:9-10.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Dios permite pruebas para crecernos y capacitarnos, Sant. 1:2-4.
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Dios abrió el calabozo para salvar al alguien más, vs: 26-34.
Dios abrió el calabozo para salvar al alguien más, vs: 26-34.
Hch. 16:26-34.
El carcelero había experimentado dos eventos milagrosos: el terremoto que había liberado a todos los presos y el hecho que los presos no se habían escapado, Hch. 16:27-29.
Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;
Al ver esto, el carcelero entendió el gran poder de Dios, mayor que cualquier otro dios pagano de la cultura romana, Hch. 16:30.
y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
Al ser mandado a encerrar a Pablo y a Silas, es muy probable que detalles de la acusación en contra de ellos hubieran sido expuestos al carcelero.
Al experimentar el horror del terremoto, el susto de pensar que los presos se habían escapado, y luego descubierto la misericordia sobre su vida cuando Pablo lo detuvo de matarse, el concluyó de estos dos presos tenían algo especial y procuró saber qué debía hacer para tener lo que ellos tenían.
Su pregunta en cuanto a como salvarse trajo la respuesta simple de Pablo que es verdad para cada uno que lo escucha, Hch. 16:31.
Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
Algunos quizás verán esta declaración al carcelero acerca de salvación para su casa también como una promesa general a todos los de la casa por la decisión de uno sólo.
Algunos puntos que aclarar en cuanto a esto:
La casa del carcelero hubiera estado en la proximidad de la cárcel, pues escuchó todo lo que pasó en la cárcel. Quizás se habrá dormido escuchando las alabanzas de Pablo y Silas.
La respuesta de Pablo es expresando la verdad que la única manera de encontrar la salvación es creer en Jesucristo.
Esto no es sólo verdad para el carcelero, pero la misma verdad sirve para su familia también.
Pablo no está diciendo que el carcelero puede salvar a su familia por convertirse a Cristo, sino que los de la familia del carcelero pueden también ser salvos al creer en Jesucristo.
Esencialmente, le dice al carcelero, “Jesús puede salvarte, y puede salvar a tu familia entera también”.
El resto de la historia clarifica este punto específico.
Hch. 16:32-34.
Hechos de los Apóstoles 16:32–34 (RVR60)
Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
El vs: 32 dice que hablaron la palabra del Señor (el evangelio), “a todos los que estaban en su casa”.
El vs: 33 repite que no sólo el carcelero fue bautizado, sino toda su familia.
El vs: 34 nos clarifica que no sólo el carcelero, sino toda su familia había creído (por eso se habían bautizado, una demostración sincera que habían puesto su fe en el Señor Jesucristo).
La hospitalidad del carcelero al invitarlos a su casa y servirles comida es una indicación del cambio de su conversión a Cristo, vs: 34.
Ilustración: Un amigo misionero a Gales me contó la historia un día de problemos con su vehículo que le hicieron perderse de una reunión programada en una iglesia. Él estaba frustrado por perderse de la oportunidad de presentar su ministerio a la iglesia con la esperanza que ellos participaran con los fondos que precisaba llegar al campo misionero. Llegaron al taller y se puso hablar con el mecánico después de que encontró el problema, lo cual era un arreglo fácil. Cuando terminó, había compartido el evangelio con el mecánico quién, allí en su taller, aceptó a Cristo como Su Salvador personal. Dios había permitido esa dificultad en su vida, porque ese mecánico precisaba conectarse con el evangelio, y mi amigo fue el que Dios usó para hacerlo. Él, ahora agradecido por esa interrupción divina.
Aplicación:
¿Tienes esa actitud con las interrupciones divinas? ¿Lo ves como una oportunidad de mostrar tu fe, compartir el evangelio con quién Dios te trae?
Los primeros creyentes fueron perseguidos, pero vieron esta persecución como un solo de Dios para esparcir el evangelio como uno soplaría las semillas de un diente de león, Hch. 8:1, 4.
Hechos de los Apóstoles 8:1, 4 (RVR60)
... En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles… Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
Pablo se gozaba en saber que sus circunstancias daban aliento a difundir aun más el evangelio, Fil. 1:12-14.
Filipenses 1:12–14 (RVR60)
Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.
Pablo resalta este mismo concepto en 2 Cor. 4:7-10.
2 Corintios 4:7–10 (RVR60)
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
Dios permite esos calabozos en nuestras vidas para que otros vean la luz de Cristo que les puede salvar.
Dios abrió el calabozo para afirmar a los Suyos, vs: 35-40.
Dios abrió el calabozo para afirmar a los Suyos, vs: 35-40.
Hch. 16:35-40.
Las autoridades vinieron al próximo día para soltar a Pablo y sus acompañantes, quizás para deshacerse de estos viajeros que seguirían su camino, Hch. 16:35-36.
Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres. Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz.
Pablo se rehusó por que eran ciudadanos romanos y habían sido azotados injustamente. Era ilegal azotar a un ciudadano romano sin juicio justo, Hch. 16:37-38.
Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos.
Asustados, las autoridades rogaron que se fueran para no causarles más problemas, Hch. 16:38-39.
Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad.
Antes de seguir su camino, pararon en la casa de Lidia, para poder afirmar a los creyentes alli reunidos.
Este término (parakaleo) es el mismo que se usa al hablar del Espíritu Santo en Juan 14:26; 16:7, indicando el acopañamiento que afirma y fortalece.
Juan 14:26; 16:7 (RVR60)
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho… porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
Es lo que Jesús exhorta a Pedro después de pasar por su “sacudida” de negar a Cristo, Luc. 22:31-32, y lo hace luego específicamente en 1 Ped. 5:8-10.
Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
Ilustración: ¿Cuantas veces nos hemos metido en macanas por ver a nuestros amigos hacer algo travieso, sólo para darse vuelta y decirnos “Dale, vos podés hacerlo también”, y cómo esclavo a la presión, seguimos la corriente.
“Una Senda a la Gloria” por Gil Hansen
Aplicación:
¿Qué pasaría si nosotros fuéramos esa influencia fortalecedora, en lugar de ser influenciados por la corriente de este mundo (Rom. 12:1-2)?
Los que, al pasar por una dificultad oscura de la vida, animamos a otro que está atravesando lo mismo.
Podemos animarnos mutuamente en los calabozos de la vida, Heb. 10:24-25, 32-33.
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Hebreos 10:32–33 (RVR60)
Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante.