El ministerio de Pablo a los Colosenses.

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Casi desde el inicio de su carta (1:13-23), el apóstol había hablado de la preeminencia de Cristo. Preminente significa “que está colocado en un lugar superior o más elevado” o “que tiene una categoría o importancia superior a otra persona o cosa”.
Para ello, había descrito varias de las cualidades que ponen a Jesucristo como superior a cualquier ser humano, ser mitológico, o dioses inventados por el hombre.
Inmediatamente después, Pablo habla sobre su ministerio a la Iglesia.
Leer Col 1:24-29

El Ministerio de Pablo a la Iglesia.

Al describir la iglesia como el cuerpo de Cristo, no se está refiriendo solamente a la iglesia local en Colosas sino a todas las congregaciones de creyentes en Cristo en las diferentes ciudades y regiones.
En esta porción, el apóstol describe tres aspectos o propósitos de su ministerio a la iglesia:

Completar las aflicciones de Cristo.

me alegro de mis sufrimientos por ustedes,” Colosenses 1:24a
Parecería que Pablo nos está recordando que el ministerio conlleva sufrimiento. ¡Si no estás dispuesto a sufrir sirviendo a otros, el ministerio no es para ti!
Son muy pocas las personas que se alegran de sus sufrimientos. Eso es natural porque el hombre no puede ver lo que Dios hará a través de esos. Si nos enfocamos solamente en el momento de sufrimiento, nuestra tendencia es a quejarnos.
Aunque se encontraba en prisión, en el corazón de Pablo había alegría al darse cuenta que el sufrimiento, por predicar el evangelio, no había sido en vano. El mensaje había llegado a Colosas y estaba dando fruto.
y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su cuerpo, que es la iglesia,” Colosenses 1:24b
Con esas palabras, no quiere decir que el sufrimiento de Cristo en la cruz no haya sido suficiente para salvarnos. Pablo no está hablando de salvación sino de servicio. Por eso dice “en mi carne, hago mi parte por la iglesia,”
Que lindo sería ver esa actitud en cada creyente: cada uno haciendo su parte para beneficio de la iglesia.
Si fuera así, la iglesia crecería en gran manera; el cuerpo sería edificado:
Ephesians 4:15–16 LBLA
sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, de quien todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.
¡Sufrir por Cristo es un privilegio! ¡Servir a Cristo, sirviendo a Su Cuerpo, es un privilegio!
Pablo se veía como un servidor de la iglesia: “de la cual fui hecho ministro...
Lit. “diakonos” servidor de un amo.
Dios lo había hecho ministro con un segundo propósito que beneficiaría a la iglesia:

Revelar el misterio de Cristo.

fui hecho ministro… a fin de llevar a cabo la predicación de la palabra de Dios, es decir, el misterio que ha estado oculto desde los siglos y generaciones pasadas, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos.” Colosenses 1:25-26
El encargo que recibió de Dios fue dar a conocer la palabra de Dios. Pablo describe esa palabra como un misterio. “misterio” es simplemente la transliteración de la palabra griega “misterion”. De acuerdo a el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado (NDBI), esa es una palabra del vocabulario religioso de los griegos que se usaba para designar prácticas o doctrinas secretas.
El misterio al cual se refiere Pablo, Dios lo había mantenido cubierto o velado por mucho tiempo (siglos y generaciones), pero que ahora había sido revelado, descubierto, o manifestado a los santos. Ese misterio es que los gentiles habían sido incluidos por Dios para participar de las bendiciones de la salvación. En su carta a los Efesios, lo dice con toda claridad:
Ephesians 3:1–7 NBLA
Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por amor de ustedes los gentiles si en verdad han oído de la dispensación de la gracia de Dios que me fue dada para ustedes; que por revelación me fue dado a conocer el misterio, tal como antes les escribí brevemente. En vista de lo cual, leyendo, podrán entender mi comprensión del misterio de Cristo, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a Sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio. Es de este evangelio que fui hecho ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de Su poder.
Hay que recordar que los colosenses eran gentiles, al igual que aquellos que pretendían desviarlos de la fe en Cristo.
Esto también era un golpe a la creencia de los judíos de que solamente ellos eran escogidos de Dios.
El tercer propósito de su ministerio era llevar a los creyentes a la madurez.

Llevar al creyente a madurez en Cristo.

A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo. Y con este fin también trabajo, esforzándome según su poder que obra poderosamente en mí.” Colosenses 1:28-29
El ministerio es un trabajo duro pues es como criar responsablemente a un hijo.
El ministerio tiene como objetivo llevar al creyente, desde su nacimiento en la fe, hasta que esté perfecto o completo en Cristo.
Ese trabajo demanda tres cosas:
1-proclamar a Cristo como Señor y Salvador (para que se conviertan);
2- amonestar o advertir a los creyentes de las peligrosas consecuencias de ciertas acciones (en este caso de las consecuencias de creer lo que las religiones que los amenazaban les decían). A nadie le gusta que lo amonesten.
3- Enseñar con toda sabiduría.
con este fin también trabajo, esforzándome según su poder que obra poderosamente en mí.” Colosenses 1:29
El que pretende llevar a cabo el ministerio con sus propias fuerzas, terminará abandonándolo rapidamente. Solamente el poder de Dios es el que hace al ministro seguir adelante a pesar de los sufrimientos del ministerio.
Leer Col 2:1-7

El Ministerio de Pablo a los Colosenses.

Tenía una agonía por ellos.

que gran lucha tengo por vosotros” Colosenses 2:1
Una traducción más literal es “gran agonía” (involucrarse en una intensa lucha, prueba, o dificultad contra una gran oposición). La palabra procede del griego “agon”, que era el nombre dado a la arena donde se llevaba a cabo la lucha (el cuadrilátero de nuestro tiempo).
Esa agonía era una carga en su corazón por verlos a ellos y a los laodicenses cara a cara y poder ser de ánimo e inspiración para ellos.
para que sean alentados (parakleitosin) sus corazones,” Colosenses 2:2a y que obtengan toda la riqueza que procede de una completa sabiduría o de estar totalmente seguro de la verdad.
Obviamente, no se refiere a riqueza material sino espiritual. Tal seguridad resulta en un verdadero conocimiento de Cristo.
Conocer cada día más a Cristo es como excavar en una mina llena de piedras preciosas, por que en Él “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” 2:3

La razón de su agonía.

Pablo temía que los colosenses fueran engañados por las religiones representadas en la ciudad.
Esto lo digo para que nadie os engañe con razonamientos persuasivos.” Colosenses 2:4
“engañe”: paralogizomai “razonamientos persuasivos”: pitanología
En lenguaje coloquial se diría “que nadie les de paja con falsos argumentos elocuentes”.
Hay que recordar que los colosenses se enfrentaban con griegos, los cuales eran muy elocuentes con sus filosofías.
Aunque reconocía lo ordenados y firmes que eran los colosenses, el temor estaba presente, como cuando un padre se preocupa por sus hijos.

Exhortación a los colosenses.

de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en Él; firmemente arraigados y edificados en Él y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud.” Colosenses 2:6-7
Vivan en Cristo, y cómo un árbol que tiene raíces profundas, no dejen que los arranquen de la fe en Cristo; como un edificio bien construido, no dejen que los derriben con palabrería; y bien establecidos en su fe, vivan rebosando de agradecimiento.
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