Dos palabras inseparables

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Las obras de las que habla Santiago, son parte esencial de la fe del creyente, son acciones amorosas hacia nuestro prójimo y hacia Dios.

Notes
Transcript

Introducción

Tema: La fe sin obras.
Título: Dos palabras inseparables.
Tesis: La fe está hecha de amor.
Palabra clave: Evidencias.
____________________________
¿Qué tipo de género es?: Epistolar, carta.
¿Quién escribe la carta?: Jacobo, aunque el nombre más conocido es Santiago, pues al parecer la iglesia católica le agregó el prefijo “san” delante del nombre Jacobo (que se pronuncia “iacob”).
“Hay fuerte evidencia para la opinión de muchos eruditos bíblicos de que el autor fue el jefe de la iglesia de Jerusalén (Hch. 15:13). Pablo se refiere a él como “Jacobo (Santiago) el hermano del Señor” y lo cuenta entre los “apóstoles” (Gá. 1:19).
En Gálatas 2:9 lo caracteriza como una de las “columnas” de la iglesia.
Este Santiago es mencionado dos veces en los Evangelios (Mt. 13:55; Mr. 6:3). En ambos casos se lo cuenta entre los hermanos de Jesús. Al parecer no se convirtió en seguidor de nuestro Señor hasta después de la resurrección. Fue uno de aquellos primeros discípulos que, en el aposento alto, aguardando el descenso del Espíritu Santo, “perseveraban unánimes en oración y ruego” (Hch. 1:14).”
¿A quién va dirigida la carta?
Esta carta es llamada epístola universal, porque no está dirigida a una iglesia en particular, sin a las doce tribus que están en la dispersión, es decir, a la iglesia del nuevo testamento, judíos convertidos al cristianismo, que habían sido dispersados por las persecuciones contra la iglesia (Stg. 1.1).
¿En qué año se escribió?
Dentro de la epístola, o fuera de ella, no se encuentran evidencias de la fecha en la que fue escrita. Los eruditos creen que se escribió posiblemente después de Gálatas y Romanos, entre el 45 D. C. y el 62 D. C., ya que Santiago fue martirizado en el año 63 D. C.
¿Cuál es el propósito y carácter de esta epístola?
Se señala este libro como el más judío del nuevo testamento, por resaltar la piedad y por parecerse a la literatura de sabiduría del antiguo testamento. Por eso se compara a Santiago con Amós.
También, hay una gran similitud entre las enseñanzas de Santiago y las de Jesús en el Sermón del Monte. Aunque solo menciona al Señor Jesucristo 2 veces (Stg. 1.1; 2.1) es el libro que más se parece al Maestro. “La profunda preocupación de Santiago por los resultados prácticos de la fe cristiana a veces parecen oponerlo al énfasis de Pablo sobre la salvación sólo por la fe. Este énfasis fue el que motivó el comentario peyorativo de Martín Lutero de que el libro de Santiago era “una epístola de paja”. Pero Lutero se equivocó. La posición de Santiago no es un ataque a la salvación por la fe; es una protesta contra la hipocresía. Santiago quiere que el mundo sepa que la fe es una fuerza transformadora. La salvación por la fe da como resultado una vida santa. Esto no contradice la enseñanza de Pablo—la complementa. Los dos énfasis son las dos caras de una fe cristiana completa—redención y vida santa.” (Comentario Bíblico Beacon).

Historia que me sucedió hace 22 años

Hace ya más de 20 años, mientras iba caminando hacia el trabajo, se me acercó por detrás un joven de apariencia no muy grata y me pidió algo de dinero para comer. Al verlo tan necesitado le dije “No puedo darle dinero, pero si quiere, vamos a esa pulpería de la esquina y le compro al menos un refresco y unas galletas”. En ese momento aproveché para hablarle de Dios y de dónde podía ir si necesitaba ayuda. Luego del suceso, el joven agradecido y con lágrimas en su rostro, me comentó que sus intenciones no eran buenas: “Algo extraño me sucedió – dijo el muchacho -, porque no pude asaltarlo. Esa era mi intención, pero al intentarlo, algo me lo impidió”. Luego continuó – “La verdad, sí necesito de Dios. Muchas gracias por escucharme y hablarme de él. Voy a buscar una iglesia”. Nunca más supe del muchacho, pero estoy seguro de que ese joven no volvió a ser el mismo.

Piense por un momento

¿Qué hubiera sucedido si me niego a ayudar al joven?
¿Qué impactó tanto a este joven que le hizo cambiar de opinión?
¿Se habrá encontrado con alguien que profesaba su fe pero que le negó la ayuda?
En Santiago 2:14-26 hay dos palabras inseparables, que se repiten 11 veces cada una, ellas son: fe y obras. En sus cartas, el apóstol Pablo trata ampliamente el tema de la fe, pero en esta ocasión, vamos a centrarnos en las obras de las que nos habla Santiago y conoceremos el día de hoy algunas evidencias que deberían ser visibles en la vida del creyente, con respecto a las obras.

Lectura del pasaje: Santiago 2:14-26

Reina-Valera 1995 Capítulo 2

14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarlo? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta.

18 Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras». 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Pero quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: «Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia», y fue llamado amigo de Dios.

24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe. 25 Asimismo, Rahab, la ramera, ¿no fue acaso justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, también la fe sin obras está muerta

Existen varios aspectos en este pasaje, físicos y espirituales, que evidencian una fe genuina a través de las obras. Repitamos en voz alta cuáles son: Servicio, hospitalidad, amor y obediencia.

Bosquejo:

1. Físicas

Observe a su alrededor. En donde quiera que miremos hay evidencias visibles de la creación de Dios: las montañas, el cielo, los árboles y cada uno de los que estamos en este lugar. Nosotros también presentamos ante los demás, evidencias físicas de nuestra fe y dos de ellas son el servicio y la hospitalidad.

a. Servicio (Stg. 2:17-18).

Santiago 2:17 RVR95BTO
17 Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta.
Primera evidencia: El servicio. Aquí, el pasaje se entiende como sigue: “si la fe no tiene la capacidad de producir obras, o no contiene obras en sí misma, o no es la causa de las buenas obras, está muerta o es falsa e inservible”.
Santiago se refiere a las obras como una acción, es decir “hacer el bien” ¿A quién se hace bien?, pues a los demás. Esto quiere decir que cuando servimos de alguna manera a nuestros semejantes, servimos también a Dios, con nuestras buenas obras que evidencian nuestra fe.
Santiago 2:18 RVR95BTO
18 Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras».
Aquí este versículo se traduce de varias formas, pero esencialmente se puede entender como sigue: “Muéstrame tu fe sin obras y yo te mostraré mis obras como resultado de mi fe” Es decir, las obras serán la parte visible de una fe invisible y esas buenas obras, visibles para todos, me servirán como testimonio para que otros conozcan al Señor.

b. Hospitalidad (Stg. 2:25-26).

Santiago 2:25 RVR95BTO
25 Asimismo, Rahab, la ramera, ¿no fue acaso justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
Un segundo ejemplo nos da Santiago cuando cita el pasaje de Js. 2:4, 6, 15. También es interesante cómo el autor de esta epístola menciona primero a un hombre (Abraham), llamado amigo de Dios y luego el de una mujer (Rahab) prostituta. Ambos fueron justificados y ambos son parte de la genealogía de Cristo (sus parientes). Acá nuevamente se nota cómo Santiago incluye a ambos géneros, masculino y femenino, dentro de los propósitos de Dios.
El autor de Hebreos nos menciona que, por ser hospitalarios, algunos hospedaron ángeles (He. 13.2). La hospitalidad, nos dice Santiago, le fue tomada en cuenta a Rahab, quien resguardó en su casa y puso a salvo a los espías del Señor (Josué 2.12-21). Al ser hospitalarios, estamos demostrando con nuestros hechos, que nuestra fe es viva. Esta es la segunda evidencia.
Santiago 2:26 RVR95BTO
26 Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, también la fe sin obras está muerta.
Santiago cierra este pasaje, con una analogía muy clara, que se une a los versículos 17 y 20 de este capítulo: Así como un cuerpo sin espíritu no puede vivir, así la fe sin las obras está muerta. Esto, como consejo práctico, podemos sumarlo a Stg. 4:17.

2. Espirituales

a. Amor (Stg. 2:14-16).

Santiago 2:14 RVR95BTO
14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarlo?
Tercera evidencia: el amor. ¿De qué sirve la fe sin obras? y, ¿puede esa fe salvarlo? La fe, debe demostrarse con buenas obras, que son actos de amor que nacen de un genuino arrepentimiento y conversión. En pocas palabras “La fe está hecha de amor” y el amor se demuestra. Lo que trata de decirnos el apóstol Pablo en Romanos 13.9b-10. La mejor y mayor evidencia de la fe que tenemos en Cristo Jesús, es la práctica del amor. Aquí, al igual que en Stg. 1.22, se contrasta una posición estática (oír - tener tal clase de fe), con una dinámica (poner en práctica - actuar con buenas obras).
Santiago 2:15–16 RVR95BTO
15 Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
Hermano o hermana de la congregación en necesidad (Desnudo: (gymnos), desnudo, pobremente vestido).
Es interesante cómo en este pasaje, Santiago, en su ejemplo, menciona la posibilidad de ayudar a un miembro de la congregación hombre o mujer, quizá para que nadie se excuse de ayudar a su prójimo, sin distinción de género, pues la cultura judía de la época tenía por menos estima a las mujeres. Santiago también habla de este tema en Stg. 2:1, 9. Además, deja claro el caso práctico: De nada sirve hablar, bendecir o desear el bien a alguien con necesidad, si no le ayudamos en su necesidad. Tal es el caso de la parábola del buen samaritano, donde se ayuda al herido, aunque sea un desconocido de no muy buen renombre. También puede verse el pasaje de Mt. 25.35 y Lc. 3:11. De igual forma 1 Jn. 3:16-18.

b. Obediencia (Stg. 2:21-24).

Santiago 2:21 RVR95BTO
21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
Cuarta evidencia: la obediencia. Nos cita el pasaje de Gn. 22: 6-18 Con esto, Santiago no quiere decir que seremos justos (salvos) por las obras como bien cita Rom. 3.28. También está claro en Ef. 2: 8-9, que la salvación es un regalo, por la gracia de Dios. Más bien Santiago nos está hablando en el sentido en que lo declara Heb. 11:33; Mt. 7:16-17. En Gal. 5:6 se explica de una forma sencilla. Más adelante, Santiago hace un contraste muy interesante entre los que realizan buenas obras y los que viven en rivalidades y pleitos Stg. 3:13-18. Esto nos aclara que Santiago, además de indicarnos que debemos actuar con buenas obras, va más allá y pide que demostremos una buena conducta, evitando las malas acciones contra nuestros hermanos.
Pero al centrarnos en la historia de Abraham, Santiago nos presenta un gran ejemplo de obediencia. En el relato de Génesis 22 podemos notar cómo al patriarca no se le nota ni un vestigio de desobediencia; ni con sus palabras, ni con sus hechos. Imagínese esta escena: Dios te pide que le entregues a tu único hijo, aquel que amas con todo tu ser. Sabes que nunca más lo volverás a ver, pero es Dios quien te lo pide. ¿Qué piensas al respecto?, ¿qué sientes al estar tú en los “zapatos” de Abraham? Confiado en Dios (fe), Abraham lleva al hijo de la promesa para ser sacrificado (obediencia). En Juan 14.15 encontramos una relación estrecha entre la obediencia y el amor, pues nos dice que, si amamos a Dios, debemos obedecerle. Una vez más, podemos decir “La fe está hecha de amor”, un amor que se demuestra con obediencia.
Santiago 2:22 RVR95BTO
22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?
Acá está el tema central, el versículo clave de la enseñanza de Santiago: La fe actúa en dúo con las obras, son como dos compañeros inseparables de trabajo. Una imagen representativa de este versículo, la podemos obtener al imaginarnos una yunta de bueyes, donde cada quién (la fe y las obras), trabajan juntas para el servicio al Señor, como bien lo cita 1 Tes. 1.2-3.
Santiago 2:23 RVR95BTO
23 Y se cumplió la Escritura que dice: «Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia», y fue llamado amigo de Dios.
Quizá alguien diga: “Bueno pero ¿Qué sucede con lo que dice Pablo en Romanos 4:1-25, donde se dice que Abraham no fue justificado por las obras?” Es interesante que tanto Pablo como Santiago citan este mismo ejemplo de Abraham, pero con dos enfoques distintos. Pablo cita Gn. 15:6, donde Abraham le creyó a Dios que le daría un hijo en su vejez y se refiere a que él simplemente tuvo que creer, incluso sin ser circuncidado (que era una obra de la ley) Gal. 5:6.Pero Santiago nos habla de las obras de obediencia, de amor, por las cuales, por Abraham, vino a nosotros el Salvador. Es decir, de una fe viva que fue más allá de esa época y que produjo fruto hasta nuestros días por medio de Cristo.
Santiago 2:24 RVR95BTO
24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe.
Este pasaje nos hace notar nuevamente que las obras y la fe van de la mano. Es importante recalcar que en todo el pasaje, Santiago nunca separa una de la otra: son dos palabras inseparables.
Ahora, medita un momento en lo siguiente: ¿Estás dispuesto a obedecer a Dios, a entregar lo que más quieres por él? Si dices que crees, pero tu respuesta es no, tu fe está muerta, pero si tu obediencia va unida a lo que dice tu boca, ¡felicidades, tienes una fe hecha de amor!

Conclusión

La fe está hecha de amor: servicio, hospitalidad, amor y obediencia.

Santiago nos enseña que “La fe está hecha de amor”, una fe que se demuestra con buenas obras hacia nuestros semejantes, como lo son el servicio y la hospitalidad. Además, esas buenas obras están llenas de amor, un amor que obedece al Señor y que actúa de forma natural, ayudando a los que fueron hechos a imagen de Él ¡Así como la creación es evidencia de la existencia de Dios, nuestras obras son la evidencia tangible de nuestra fe! Recordemos una vez más, que “La fe está hecha de amor”.
Escuchemos este poema:
De qué sirve
¿De qué sirve un candado sin llave,
Unos zapatos sin pies,
Un cantante sin voz,
Un mundo al revés,
Un amanecer nublado,
Una semilla sin tierra,
Un árbol sin frutos,
Un país en guerra,
Un celular sin batería,
Una profesión sin ejercer,
Una licencia vencida,
Un ocaso sin atardecer,
Un animal sin vida,
Una vida sin amor,
Un cuerpo sin alma,
Un mundo sin Salvador?
Rándall Castro M.
Oramos.
Se les entrega a los hermanos un separador, con la tesis del sermón y el pasaje del día de hoy.
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