Sermón sin título (8)

LA TRIPLE “A” DE NUESTRA MADUREZ

Aprende

Aplica

Adoctrina

Introduccion.- En nuestras vidas como cristianos es de suma importancia nuestra madures espiritual, esto nos lleva a tener un crecimiento espiritual , una cristiano maduro sera un cristiana que esta creciendo.

El creyente a tomado a la ligera su vida espiritual, la importancia que ponemos en esta área es minima, es por eso que no hay muchas iglesias fuertes , tampoco existe el incremento significativo de personas alcnazadas con el evangelio. gracias a nuestro descuido espiritual existe una vida carnal que llega a ser normal en la vida del creyente y esto esta afectando a las familias a nuestros hijos a nuestros matrimonios a nuestra sociedad.

Es por eso que existe la iglesia para poder suplir todo lo necesario con respecto a nuestra madurez y crecimiento espiritual.

La biblia nos habla sobre nuestra madurez espiritual

empezamos comprendiendo que siginifica la palabra Madurez

MADUREZ. El concepto de madurez, como la idea de crecimiento, proviene del latín maturus, “maduro”. Ser biológicamente maduro significa haber completado el proceso natural de crecimiento y desarrollo. Todos los organismos vivos alcanzan la madurez designada por Dios, a menos que el proceso de crecimiento sea interrumpido y la vida alterada o destruida.

La madurez en el sentido teológico se refiere a un nivel elevado de desarrollo espiritual y moral. El concepto está claro en el NT; el término aparece en 1 Corintios 2:6 y Hebreos 5:14. Pablo ).

I.- Nuestra madurez provine por medio del espieritu santo y continua con nuestra determinacion de santidad.

Progresamos en las cosas de Dios cuando nos entregamos a él. Pablo escribió: “Si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Ro. 8:13).

Jn.16.13

II.-La biblia nos enseña a ser “maduros” en nuestro modo de pensar (1 Co. 14:20)

III.- Dentro de la voluntad de Dios esta nuestra madures espiritual. (Efesios 4.10-16)

Conclusion.- la madurez cristiana es alcanzar perfección en Cristo. Significa que toda la persona —cuerpo, mente, emociones y voluntad— está consagrada a la voluntad de Dios.

La madurez nunca se alcanza totalmente, porque seguimos creciendo, y el plan de Dios es que crezcamos mientras vivamos en esta tierra. Nuestra meta es la total semejanza a Cristo. Y, aunque esta nunca se obtiene por completo en esta vida, en nuestro avance estamos cada vez más cerca de lograr la “madurez, llegando a la medida completa de la plenitud de Cristo”