Aprendiendo a ser discípulos, para hacer discípulos
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· 45 viewsJesús nos dejó la misión de hacer discípulos. Para llegar a cumplirla necesitamos asegurarnos de ser, nosotros mismos, discípulos.
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Nuevo Diccionario de la Biblia (DISCÍPULO)
DISCÍPULO Término que se usa para designar a una persona (aprendiz, alumno) que está aprendiendo de un maestro. No es muy utilizado en el AT. En los turnos que David estableció para los cantantes del santuario participaban “lo mismo el maestro que el d.” (1 Cr. 25:8). Puede decirse que “los hijos de los profetas” eran d. de •Eliseo, pero no se les menciona con ese nombre (2 R. 6:1). En los Evangelios y los Hechos la palabra se usa más. En tiempos de Cristo se utilizaba para los seguidores de un rabí o maestro. Así, los •fariseos tenían sus d. (Mr. 2:18). Lo mismo que •Juan el Bautista (Mt. 11:2; Mr. 2:18; Jn. 1:35).El Señor Jesús, aunque no oficialmente reconocido como “maestro de Israel”, era tenido por el pueblo como rabí (Jn. 1:38, 49; 3:2, 26). Sus seguidores más cercanos le daban ese tratamiento. Así, vemos establecida la relación maestro-discípulo entre ellos (“… los d. le rogaban, diciendo: Rabí, come” [Jn. 4:31]). El Señor Jesús mismo aceptó que se le llamara “Maestro” (Jn. 13:13), pero hizo muy claro que aquellos que quisieran ser sus d. tenían que reunir ciertas características, incluidas en las siguientes declaraciones: sobre la entrega absoluta a él, “Niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mt. 16:24; Mr. 8:34); sobre la renuncia a todo, “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida.… [si no] renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi d.” (Lc. 14:26, 33); sobre la obediencia absoluta a su palabra, “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis d.” (Jn. 8:31); lo cual sería de mucha fructificación: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros.… y seáis así mis d.” (Jn. 15:7–8). Una de las características es el amor: “En esto conocerán todos que sois mis d., si tuviereis amor los unos con los otros” (Jn. 13:35).La primera comunidad cristiana se conocía a sí misma con el nombre de “d.” (Hch. 6:1, 2, 7; 9:1, 10, 19, 25, 26, 36). “A los d. se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hch. 11:26). Posteriormente, y de manera especial en las epístolas, se usaron más los términos “hermanos”, “santos”, “fieles”, “creyentes”, etcétera.
DISCIPULO. 1. Seguidor de un lider o enseñanza religiosa. En el cristianismo se refiere a los seguidores originales de Jesús en el NT y se amplía para incluir a todos los «seguidores» cristianos a lo largo de la historia. Su seguimiento de Jesús tiene como fin aprender de él y crecer en madurez espiritual. El plan de Dios no es simplemente que las personas se conviertan en adherentes del cristianismo, sino que lleguen a ser verdaderamente d de Jesús.
1. La misión
1. La misión
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
16 Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado. 17 Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban. 18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
16 Entonces los once discípulos salieron hacia Galilea y se dirigieron al monte que Jesús les había indicado. 17 Cuando vieron a Jesús, lo adoraron, ¡pero algunos de ellos dudaban!
18 Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había señalado.
17 Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaron.
18 Acercándose Jesús, les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.
19 »Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
20 enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
Jesús nos dejó una misión, a todos nosotros los que creemos en Él.
¿Estamos cumpliendo la misión?
¿Estás siendo parte del cumplimiento de la misión que Jesús nos dejó?
6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.
6 Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron:
—Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?
7 —No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre—les contestó Jesús—. 8 Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
9 Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista.
6 Así que mientras los apóstoles estaban con Jesús, le preguntaron con insistencia:
—Señor, ¿ha llegado ya el tiempo de que liberes a Israel y restaures nuestro reino?
7 Él les contestó:
—Sólo el Padre tiene la autoridad para fijar esas fechas y tiempos, y a ustedes no les corresponde saberlo; 8 pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.
9 Después de decir esto, Jesús fue levantado en una nube mientras ellos observaban, hasta que ya no pudieron verlo.
6 Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban: «Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?».
7 Jesús les contestó: «No les corresponde a ustedes saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con Su propia autoridad;
8 pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra».
9 Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube lo recibió y lo ocultó de sus ojos.
La misión que el Señor nos dejó solo puede ser cumplida en el poder y por la iniciativa del Espíritu Santo que Él puso en nosotros.
2. ¿Cómo hizo discípulos Jesús?
2. ¿Cómo hizo discípulos Jesús?
35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús.41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).
43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.
35 Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos. 36 Al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo:
—¡Aquí tienen al Cordero de Dios!
37 Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó:
—¿Qué buscan?
—Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa: Maestro.)
39 —Vengan a ver—les contestó Jesús.
Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde.
40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que, al oír a Juan, habían seguido a Jesús. 41 Andrés encontró primero a su hermano Simón, y le dijo:
—Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo).
42 Luego lo llevó a Jesús, quien mirándolo fijamente, le dijo:
—Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro).
43 Al día siguiente, Jesús decidió salir hacia Galilea. Se encontró con Felipe, y lo llamó:
—Sígueme.
44 Felipe era del pueblo de Betsaida, lo mismo que Andrés y Pedro. 45 Felipe buscó a Natanael y le dijo:
—Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas.
46 —¡De Nazaret!—replicó Natanael—. ¿Acaso de allí puede salir algo bueno?
—Ven a ver—le contestó Felipe.
47 Cuando Jesús vio que Natanael se le acercaba, comentó:
—Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad.
48 —¿De dónde me conoces?—le preguntó Natanael.
—Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto.
49 —Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!—declaró Natanael.
50 —¿Lo crees porque te dije que te vi cuando estabas debajo de la higuera? ¡Vas a ver aun cosas más grandes que éstas!
Y añadió:
51 —Ciertamente les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
35 Al día siguiente, Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos. 36 Al pasar Jesús, Juan lo miró y declaró: «¡Miren! ¡Ahí está el cordero de Dios!». 37 Cuando los dos discípulos de Juan lo oyeron, siguieron a Jesús.
38 Jesús miró a su alrededor y vio que ellos lo seguían.
—¿Qué quieren? —les preguntó.
Ellos contestaron:
—Rabí —que significa “Maestro”—, ¿dónde te hospedas?
39 —Vengan y vean —les dijo.
Eran como las cuatro de la tarde cuando lo acompañaron al lugar donde se hospedaba, y se quedaron el resto del día con él.
40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de estos hombres que, al oír lo que Juan dijo, siguieron a Jesús. 41 Andrés fue a buscar a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que significa «Cristo»).
42 Luego Andrés llevó a Simón, para que conociera a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: «Tu nombre es Simón hijo de Juan, pero te llamarás Cefas» (que significa «Pedro»).
43 Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Ven, sígueme». 44 Felipe era de Betsaida, el pueblo natal de Andrés y Pedro.
45 Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo:
—¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisés y los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
46 —¡Nazaret! —exclamó Natanael—. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?
—Ven y compruébalo tú mismo —respondió Felipe.
47 Mientras ellos se acercaban, Jesús dijo:
—Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro.
48 —¿Cómo es que me conoces? —preguntó Natanael.
—Pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara —contestó Jesús.
49 Entonces Natanael exclamó:
—Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel!
50 Jesús le preguntó:
—¿Crees eso sólo porque te dije que te había visto debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que ésta.
51 Y agregó: «Les digo la verdad, todos ustedes verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre, quien es la escalera entre el cielo y la tierra».
35 Al día siguiente Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos,
36 y vio a Jesús que pasaba, y dijo*: «Ahí está el Cordero de Dios»
37 Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.
38 Jesús se volvió, y viendo que lo seguían, les dijo*: «¿Qué buscan?». Y ellos le dijeron: «Rabí (que traducido quiere decir Maestro), ¿dónde te hospedas?».
39 «Vengan y verán», les dijo* Jesús. Entonces fueron y vieron dónde se hospedaba; y se quedaron con Él aquel día, porque eran como las cuatro de la tarde.
40 Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro.
41 Él encontró* primero a su hermano Simón, y le dijo*: «Hemos hallado al Mesías» (que traducido quiere decir, Cristo).
42 Entonces lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas», que quiere decir Pedro.
43 Al día siguiente Jesús se propuso salir para Galilea, y encontró* a Felipe, y le dijo*: «Sígueme».
44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y de Pedro.
45 Felipe encontró* a Natanael y le dijo*: «Hemos hallado a Aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José»
46 Y Natanael le dijo: «¿Puede algo bueno salir de Nazaret?». «Ven, y ve», le dijo* Felipe.
47 Jesús vio venir a Natanael y dijo* de él: «Ahí tienen a un verdadero israelita en quien no hay engaño».
48 Natanael le preguntó*: «¿Cómo es que me conoces?». Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
49 «Rabí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel», respondió Natanael.
50 Jesús le contestó: «¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás».
51 También le dijo*: «En verdad les digo que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre».
Jesús hizo discípulos relacionándose.
Observemos cuidadosamente la diferencia entre hacer discípulos y obtener simpatizantes. Es muy diferente. La Gran Comisión implica bautizar y enseñar extensivamente. Eso involucra acercarse y relacionarse profundamente. Conseguir “convertidos” no alcanza. No son los “convertidos” quienes van al cielo sino los DISCÍPULOS.
27 Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.
27 Después de esto salió Jesús y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba.
—Sígueme—le dijo Jesús.
27 Tiempo después, al salir de la ciudad, Jesús vio a un cobrador de impuestos llamado Leví sentado en su cabina de cobrador. «Sígueme y sé mi discípulo», le dijo Jesús.
27 Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: «Sígueme».
Esta es solo una muestra de lo que sucedió con aquellos que se convirtieron en discípulos de Jesús: abandonaron todo por seguirlo. Tuvieron que elegir entre su estilo de vida, lo que preferían, sus planes y sueños, y Jesús. Escogieron a Jesús, y nunca volvieron atrás.