Dios de pactos
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· 36 viewsLos cristianos son personas que escuchan la voz de Dios.
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Introducción:
Introducción:
Ser cristiano es mucho más que asistir a la iglesia. Que Dios nos libre de menospreciar el hecho de que somos hijos de Dios al creer en Jesús. Los hijos de Dios viven de una manera diferente a los demás. Cambian sus prioridades, su estilo de vida, su comportamiento, la manera en que toman decisiones, el resultado de sus obras, y mucho más.
¿Cómo es la vida cristiana para ti?
En la Biblia se nos presentan muchos ejemplos de los que debemos aprender. En la carta a los Hebreos se los menciona como una nube de testigos que nos alientan a vivir por la fe. Claro que nuestro máximo ejemplo es Jesús, nuestro Salvador, pero también tenemos otros, seres comunes y corrientes como nosotros, que tuvieron vidas ejemplares de fe.
Hoy vamos a considerar un momento en la vida de uno de ellos, Abraham, a quien se le llama el padre de la fe.
¿Qué tiene que ver contigo la vida de este hombre que vivió hace miles de años? Presta atención y tendrás que reconocer que tiene mucho que ver contigo.
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. 4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
1 El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
2 »Haré de ti una nación grande,
y te bendeciré;
haré famoso tu nombre,
y serás una bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré a los que te maldigan;
¡por medio de ti serán bendecidas
todas las familias de la tierra!»
4 Abram partió, tal como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
1 El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. 2 Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. 3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».
4 Entonces Abram partió como el Señor le había ordenado, y Lot fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán.
1 Y el Señor dijo a Abram:
«Vete de tu tierra,
De entre tus parientes
Y de la casa de tu padre,
A la tierra que Yo te mostraré.
2 »Haré de ti una nación grande,
Y te bendeciré,
Engrandeceré tu nombre,
Y serás bendición.
3 »Bendeciré a los que te bendigan,
Y al que te maldiga, maldeciré.
En ti serán benditas todas las familias de la tierra».
4 Entonces Abram se fue tal como el Señor le había dicho, y Lot se fue con él. Abram tenía 75 años cuando salió de Harán.
1. La voz de Dios: la orden
1. La voz de Dios: la orden
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
1 El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
1 El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré.
1 Y el Señor dijo a Abram:
«Vete de tu tierra,
De entre tus parientes
Y de la casa de tu padre,
A la tierra que Yo te mostraré.
En este pasaje, en esta historia tan antigua como la humanidad misma, podemos aprender una de las claves más importantes de nuestra existencia.
¿Cuál es esa clave?
Lo que le da sentido a la existencia de todo ser humano es LA VOZ DE DIOS.
En resúmen: NECESITAS ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS.
Cuando lo expresamos así puede sonar como algo muy difícil, alqo que no sucede con mucha frecuencia. Sin embargo, podría sorprendernos el hecho de que Dios quiere hablarnos, y que de hecho lo hace cada día.
Esto fue lo que le sucedió a Abram (observa que lleva el nombre previo al nuevo nombre que Dios le daría).
Jehová había dicho a Abram...
Dios le había hablado a este hombre.
Abram fue un hombre que vivió antes de que existiera el pueblo de Israel. No pudo leer la Biblia o asistir a una iglesia; no escuchó hablar de Jesús por su nombre ni aprendió canciones cristianas. Sin embargo, Dios le habló.
Hoy en día, habiendo pasado ya tanto tiempo y habiendo ocurrido tantos eventos en los que Dios ha intervenido, tú y yo tenemos muchos más recursos en los que podemos reconocer que Dios nos ha hablado.
¿Te ha hablado Dios a ti?
Presta atención, porque podría suceder que Dios te haya hablado y que tú no lo hayas reconocido con toda claridad.
¿Qué le dijo Dios a Abram?
Dios dirigió a Abram hacia decisiones -- grandes e importantes -- que, conforme a Su plan, terminarían afectándonos a todos.
Dios te va a dirigir a tomar decisiones que van a cambiar tu vida mientras afectan poderosamente las vidas de otras personas también.
Dios llamó a Abram a convertirse en un inmigrante. Lo empujó a salir del lugar donde vivía.
Lo que llama poderosamente la atención es también esta frase:
...a la tierra que te mostraré.
Abram no solamente estaba escuchando la voz de Dios, sino que Dios se estaba comprometiendo a seguir hablándole.
Dios quiere hablarte a ti también. Cuando lo haga, te va a dirigir a tomar decisiones que van a cambiar tu vida y van a afectar la vida de otras personas.
Presta atención. Dios te quiere hablar.
2. La voz de Dios: La promesa
2. La voz de Dios: La promesa
2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
2 »Haré de ti una nación grande,
y te bendeciré;
haré famoso tu nombre,
y serás una bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré a los que te maldigan;
¡por medio de ti serán bendecidas
todas las familias de la tierra!»
2 Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. 3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».
2 »Haré de ti una nación grande,
Y te bendeciré,
Engrandeceré tu nombre,
Y serás bendición.
3 »Bendeciré a los que te bendigan,
Y al que te maldiga, maldeciré.
En ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Las palabras que Dios le dirigió a Abram fueron impactantes y poderosas. No se limitó a indicarle qué tenía que hacer él (Abram), sino que le anunció lo que Él (Dios) haría.
¿Sabes cómo se llama esto? Es un pacto.
Un pacto es un acuerdo o convenio entre dos personas en las que ambas se comprometen a cumplir con una promesa.
Dios le había dicho a Abram que saliera de su tierra y dejara atrás su familia para dirigirse a un lugar del que sabría escuchando la voz de Dios. Y entonces le dice lo que Él haría a partir de su obediencia.
Y haré de ti una nación grande, y te bendecire, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
La magnitud de esta promesa es asombrosa. Cuando analizamos los verbos presentes en Génesis 12:2-3 podemos darnos cuenta de que son todas acciones que Dios va a realizar. Analiza por un momento lo que Dios le prometió a Abram.
a. ...haré de ti una nación grande…
a. ...haré de ti una nación grande…
Abraham tenía 75 años, no tenía hijos y su esposa era estéril. Es bastante probable que ya hubiera renunciado al sueño de tener una familia numerosa. Sin embargo, Dios le habla y le asegura que no solamente va a ser padre, sino que de su descendencia surgirá una nación grande.
b. ...te bendeciré...
b. ...te bendeciré...
La vida de Abram en ese momento estaba llena de incertidumbres. Vivía en Harán, hasta dónde había llegado con su padre. Su papá había muerto y él ahora estaba a cargo de todo, incluyendo a su sobrino huérfano (hijo de Harán). El sentido común podría indicarle que se quedara allí, donde tenía ya establecidas sus relaciones, donde desarrollaba su negocio, donde podría vivir tranquilo el resto de su vida. Pero Dios lo invita a emprender una aventura en la que Él lo bendecirá. Abram tuvo que escoger entre la aparente seguridad de su existencia y la bendición de Dios. ¿Qué escogerías tú?
c. ...engrandeceré tu nombre...
c. ...engrandeceré tu nombre...
Abram no era para nada famoso. Era conocido entre quienes trataban habitualmente con él, pero nada más. Dios le promete engrandecer su nombre. Para empezar, tal como Dios lo prometió, Abram llegó a ser el padre de la nación de Israel. Pero además, Abram es el punto de partida de las tres religiones monoteístas más extendidas en el planeta (judaísmo, islamismo y cristianismo). Todos saben de Abram, hasta hoy. El impacto de su obediencia ha dejado resultados desde aquel tiempo hasta ahora.
d. ...serás bendición...
d. ...serás bendición...
¡Qué bueno cuando uno puede afectar positivamente las vidas de los demás! Dios le prometió eso a Abram. Las personas podrían decir: “Me ha hecho bien tratar con Abram” o “Mi vida cambió para bien como resultado de mi relación con Abram”. Pero, ¿sabes? Dice en el Nuevo Testamento que los que creemos en Jesús también somos hijos de Abraham, y creo que Dios quiere que también nosotros seamos bendición. Que Dios te haga bendición.
e. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré:...
e. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré:...
Esto es algo muy especial. Dios promete afectar a las personas de acuerdo a cómo reaccionaran ante Abram. Serían bendecidos si lo bendicen, si hablan bien de él, si le desean lo mejor, y maldecidos quienes se le opusieran, quienes eligieran ser sus enemigos, quienes esperaran o desearan su fracaso. Creo que esta es la atención que Dios presta a las vidas de sus hijos. Aquello que se aplicó a la vida de Abram, también se aplica a la nuestra, los que seguimos a Jesús tal como Abram obedeció a Dios.
f. ...serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
f. ...serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Una cosa es afectar a ciertas personas que viven a nuestro alrededor y otra muy diferente impactar a todas las personas. Todas las familias del planeta serían bendecidas por la vida de Abram. ¿Cómo? Jesús. Jesús es descendiente de Abram. Jesús ha bendecido, bendice y bendecirá a todas las familias de la tierra. Solo en Él hay salvación, perdón de pecados y vida eterna.
3. La respuesta adecuada: la obediencia
3. La respuesta adecuada: la obediencia
4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
4 Abram partió, tal como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
4 Entonces Abram partió como el Señor le había ordenado, y Lot fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán.
4 Entonces Abram se fue tal como el Señor le había dicho, y Lot se fue con él. Abram tenía 75 años cuando salió de Harán.
¿Qué hizo Abram cuando Dios le planteó el pacto que hacía con él?
Obedeció.
...se fue Abram, como Jehová le dijo...
¿Qué haces tú cuando Dios te habla?
Abram estuvo atento. Abram lo tomó en serio. Abram le creyó a Dios (no solamente “creyó en Dios”).
Muchas personas se conforman con “creer en Dios”, como si eso hiciera una gran diferencia. Recuerda lo que dice
19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
19 ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.
19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados.
19 Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan.
Así como Abram, necesitamos creerle a Dios, no solamente “creer en Dios”. Si le crees a Dios vas a tomar decisiones siguiendo su dirección luego de haber escuchado su voz.
Abram no se fue porque le pareciera bien ni porque le resultara conveniente. Se fue como Jehová le dijo. Fue obendiente.
El detalle de la edad de Abram cuando Dios hizo este pacto con él no es menor. Tenía 75 años. Dios tuvo un futuro para un hombre de 75. Él lo puede tener también para ti.
Escucha la voz de Dios y prepárate para obedecerle. Dios quiere hacer algo grande en tu vida.