LA DIVINIDAD DE DIOS
¡La divinidad de Dios! ¿Qué quiere decir esta expresión? Esto: la omnipotencia de Dios, la soberanía absoluta de Dios. Cuando hablamos de la divinidad de Dios afirmamos que Dios es Dios. Afirmamos que Dios es algo más que un título vacío; que Dios es algo más que una mera figura insigne; que Dios es algo más que un espectador muy distante que observa sin poder hacer nada por el sufrimiento que el pecado ha causado. Cuando hablamos de la divinidad de Dios afirmamos que Él es el «Rey de reyes y Señor de señores».
Cuando hablamos de la divinidad de Dios afirmamos que él es el Todopoderoso.
DIVINIDAD—[Del lat. divinitate, lo que es propio de Dios] Actuación conjunta y armónica de la naturaleza y de los atributos naturales y morales de Dios que hacen de Él lo que realmente es: el Ser Supremo por excelencia, el Dios único y verdadero.
El Dios de la Escritura es infinito en sabiduría. Ningún secreto se le puede esconder, ningún problema lo puede desconcertar, nada es demasiado difícil para él. Dios es omnisciente. «Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito»
1. La divinidad absoluta de Dios se ve en la creación
2. La divinidad absoluta de Dios puede ser vista en Su gobierno
3. La divinidad absoluta de Dios se ve en la entrega de las Escrituras
4. La divinidad absoluta de Dios se ve en la salvación
No es por el bautismo porque muchos se salvan sin él y muchos se pierden con él.
No es por la regeneración porque eso haría del nuevo nacimiento un deber práctico.
No es por la moralidad porque el moralista es el más difícil de alcanzar y muchos de los más inmorales son salvados.
La base de la gracia distintiva es la soberanía de Dios: ‘Sí, Padre, porque así te agradó’» (J. B. Moody)
‘Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca’. Los hombres están confinados a morir por sus pecados y depende de Dios perdonar a quien Él desee; nadie tiene ningún derecho al favor de Dios, el cual es conferido por mera prerrogativa porque Él es el Señor Dios, misericordioso y clemente y que se deleita en pasar por alto la transgresión y el pecado».
Lo que diferenciaba la vida de Cristo de todas las demás vidas fue su sumisión absoluta y gozosa a la voluntad del Padre.