Hablemos de Fe 1|
Hablemos de FE 1 • Sermon • Submitted
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· 9 viewsLa cimentación de nuestra fe, es Jesucristo en la historia, crucificado y resucitado
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En estos tiempos de dificultades, temblores, pandemias, decisiones de la corte, vuelve a surgir la pregunta con respecto a Dios ¿cómo lograr que ponga un alto a todo lo que estamos viviendo? ¿cómo es ÉL? ¿cómo lograr que haga algo por mí? De eso hablaremos estas semanas; se que es el mes patrio, pero si nos dejamos de sentimentalismos, hay temas urgentes y este es uno de ellos. Hoy será la intro, así que no esperes respuestas, más bien plantearé el problema y nuestra situación actual, en las semanas siguientes veremos el misterio y las dudas sobre creer, en lo que sea que creas, cristiano o no. Avisa que prendan el face tus amigos.
Esto de creer en Dios, como sea que lo entiendas, incluye la idea que Dios responde oraciones. Te han dicho que, si tienes fe, ÉL responde; o si muestras devoción, oras a las 3.00 am, responderá. De alguna forma se tiene la idea de que con la fe suficiente, puedes lograr que Dios haga lo que quieras.
En el acto de creer en Dios se involucra la fe y la oración, pero la realidad es que a veces ¡no funciona! Mejor dicho ¡muchas veces! Así que ¿cómo funciona la fe? ¿hay diferencia entre fe, suerte, esperanza? ¿cómo impacta mi fe a Dios? ¿qué significa creer en Dios? ¿por qué hay tantas discrepancias en eso de la fe?
No importa la religión que tengas, o si te guía una filosofía. Para saber qué crees, responde la pregunta ¿cómo crees que funciona la vida? si respondes: yo creo que…, ahí hay fe. Si dices: pienso que…, eso implica fe. En tu manera de pensar, creer, das por hecho la relación causa – efecto.
El tema te ayudará a saber cuál es tu propia filosofía de vida, veremos que el cristianismo es muy aparte de cualquier religión, filosofía o forma de ver el mundo. La primera pregunta que responder es ¿en qué se fundamenta tu creencia o tu fe? No es algo que medites cada viernes, pero cada día tomamos decisiones basados en esa creencia; otra forma de preguntar es ¿cuál es el fundamento de tu vida? quizá tampoco lo has meditado. Pero en tu forma de ver el mundo, hay todo un sistema de creencias, y algo fundamenta tu forma de pensar respecto a Dios.
Quizá hace años que has dejado de creer o perdido la fe, no está seguro de la existencia de Dios, o cómo es, y fue por algo que pasó en tu vida. Algo se derrumbó. Muchos que pierden la fe o dejan de creer, generalmente es por: i, decisiones en cómo vivir la vida. ii, circunstancias que no pueden explicar.
I, Decisiones en cómo vivir la vida. Eso erosiona el fundamento de la creencia o la fe, me explico. Si de niño te enseñaron que mentir y ser deshonesto es malo, creces así, y aunque a veces mentías, sabías que estaba mal, era parte de tu sistema de creencias. (Así quieren eliminar las bases morales objetivas para permitir todo). De adulto te das cuenta de que mentir es casi parte del sistema o la forma de hacer negocios, lo haces, pero te sientes mal y ves a tus compañeros que mienten sin remordimientos. Surge el dilema ¿por qué yo me siento mal? ¿seré yo el equivocado? Hay 3 alternativas: 1, renunciar; 2, trabajar y sentirte culpable; 3, dejar de creer lo que has creído.
Quizá en este medio mentir no sea tan malo, me estoy condenando demasiado y entonces, decides cambiar lo que crees; pero no porque has meditado, filosofado; sino que cambiaste lo que crees porque ya no conviene al estilo de vida o porque quieres ser parte de la empresa sin sentirte culpable, así que decides que mentir y ser deshonesto ¡no está mal! Y así cambias tu sistema de creencias. Además ¡todos lo hacen! Otra falacia.
Te dijeron que el sexo es sólo en el matrimonio, sigues esa regla, a veces fallas, pero sigues creyendo que está mal, al platicar con los amigos, dices que tú crees que el sexo es para el matrimonio y se hace un silencio incómodo, te ven como de otro planeta y piensas ¡quizá el raro soy yo! Te sientes aislado y piensas: quizá eso era antes y ya no aplica para esta nueva realidad, y decides cambiar tu creencia por la presión de las personas. No cambias por haber analizado, meditado exhaustivamente el tema.
Cambias la forma de comportarte y después cambiaste tu creencia. O sea, lo que antes creías lo dejas de creer, no porque pensaste que estabas equivocados, sino porque cambiaste la conducta y el nuevo comportamiento cambia la forma como crees.
Por otra parte, las circunstancias que no podemos explicar. Creías que Dios nunca permitiría algo y sucede que sí lo permitió. Creíste que Dios siempre…y resulta que no. Creíste que, si hacías 1 y 2, Dios haría 3 y 4; haces 1 y 2 pero Dios no hace 3 y 4, las circunstancias de la vida no van acorde a lo que esperabas y eso hace temblar tu fe, porque las circunstancias no concuerdan con la forma como crees que Dios debe actuar.
Oras por un trabajo y nada, ayunas, haces lo que te dicen los cristianos y ¡nada! Vas a la iglesia esperando que Dios te vea y diga: Por fin, ahí está sentadita, ahora sí ¡cumplan su deseo! Quizá por eso estás aquí y ahora que escuchas esto, ya te quieres ir. Así que lo que haces no es suficiente para lograr que Dios haga lo que quieres; no sabes cómo funciona esto de Dios, te dijeron que de alguna manera tienes que ganarte el favor de Dios y hacer los sacrificios correctos, pero aún y que los haces ¡ÉL no responde! Por eso dejas de creer o tu fe se pierde, te sentiste defraudado, esperando que Dios hiciera algo y ¡no lo hizo! Ahora ¡no sabes qué creer!
Estos 2 puntos son los que más desgastan la fe: Decisiones de cómo vivir la vida y las circunstancias. Ahora, estás 2 tienen algo en común, para fines prácticos lo llamaremos: FE circunstancial. Creo y confío basado en mi habilidad para encontrar a Dios en mis circunstancias.
Explico: Tus padres te decían qué era bueno y qué malo: drogas, hombre, mujer, mentir, robar, etc; pero llegas a la edad en que la sociedad te dice lo contrario y abandonas esa creencia basada en las circunstancias. (Dejas de creer lo que tus padres te han dicho para empezar a creer lo que tus amigos, la sociedad te dice). Pensabas que Dios tenía que protegerte y ¡no ha sido así! Eso es fe circunstancial. Cuando la fe o lo que crees es modificado por lo que vemos o experimentamos.
De alguna manera nuestra fe en Dios, en la ciencia, la filosofía, en un pastor, escritor, se ve sacudida cuando la fe está unida a la experiencia. Debes saber que esa fe es frágil, porque la vida no es lineal, hay cosas que no entendemos. Cuando piensas que ya le agarraste la onda, sabes la fórmula para que Dios te conteste: orar, leer la Biblia, ir a Casa; o para ti es que la vida este en ZEN, es meditar, hacer ejercicio, comer bien; o quizá para ti es estar en sincronía con la Pacha mama, hacer caridad, dejar que fluya nada influye y el churro, etc. El caso es que todo eso ¡no siempre funciona! Y cuando eso suceda pensarás ¿qué pasa con Dios? ¿con el Yoga, los astros, pacha mama? La alternativa es pensar ¿qué está mal conmigo? Si eso te llega a pasar es porque tu fe es circunstancial, y es frágil porque no siempre podemos interpretar de manera correcta lo que pasa alrededor.
¿Por qué me fue mal esta semana? ¿por qué Dios no respondió? Quizá Dios está enojado conmigo, mis chacras no están alineadas, sagitario está en conflicto con cáncer, no hice obras de caridad, etc. Fe circunstancial.
Por otra parte, también somos malos interpretando a Dios. Por experiencia sabemos que a veces interpretamos mal lo que sucede. Pensamos que lo que pasó hace 5 años era horrible -lo fue-, pero por eso ahora soy más fuerte, o me conozco más. Entonces, lo que pasó ¿fue bueno o malo? Si te hubieran preguntado en ese momento ¿cómo es Dios? ¿es bueno o malo? Quizá hubieras dicho ¡es malo, ni existe!
Es una fe frágil porque nuestro tiempo no es suficiente, si pasa algo el lunes, queremos que para el jueves esté resuelto, nuestro tiempo es corto y no podemos evaluar la fidelidad de Dios, basados en nuestro tiempo. Una de las historias más bonitas y largas de la Biblia es la de José, por 15 años Dios no aparece en su vida y aún así, José sigue fiel. Al leer la historia sabes que Dios estaba preparando algo, es verdad, pero ¿qué si José abandona a Dios en el año 12? Y dijera ¡Dios me ha olvidado, no existe y si existe, no le importo! Esa sería una fe frágil, porque no interpretamos bien lo que sucede, no sabemos lo que Dios hará a largo plazo, nuestro tiempo es muy corto.
Algo más, muchas veces no interpretamos bien lo que Dios dice. De pronto alguien comenta ¡Dios me habló y me dijo esto? Lo hice y vi el milagro. Yo creo que Dios habla a las personas, pero ¿qué pasa cuando estás seguro de lo que Dios te dijo, lo haces y no pasa nada? Lo que algunos hacen es, decir: ya no confiaré en Dios. Pero, quizá lo que sucedió es que interpretaste mal la voz de Dios. A veces no entiendo lo que dice mi esposa y ella a mí, si la interpreto mal, y eso que hasta le veo la cara cuando me lo dice ¿será posible que interprete mal a Dios? ¡Sí! Y si tu fe está fundada en tu habilidad para oír a Dios es una fe frágil y circunstancial, porque confías en Dios basado en tus experiencias.
Aquí te va una perla: Dios usa ciertas circunstancias que no entendemos para que nuestra fe crezca. Disfrutas la vida, no te importa si Dios es real o no, un día aceptas una invitación a una reunión y durante los cantos o la plática algo sucede, sientes algo, parece que hablan de ti, como que si te conocieran y sabes que es Dios.
Quizá en una dificultad imposible para ti, hablaste con Dios, le pediste ayuda y algo sucedió, y ahí empezó a nacer tu fe; ese momento fue el catalizador para tu fe.
Dios usa esos momentos para aumentar tu fe, creer en ÉL, pero esos momentos no son para que ahí fundamentes tu fe; en esos momentos la fe crece, pero no sostienen nuestra fe. Porque esos momentos van y vienen, algunas veces Dios responde la oración y otras se queda callado. Algunas veces responde a tiempo, otras parece que el tiempo no le preocupa, vemos el reloj y ÉL el calendario.
Creas en Dios, una filosofía, un gurú o lo que sea, si tu fe se basa en las circunstancias, es una fe frágil y llegará el momento que te defraudará, porque el dolor, las tragedias, una decepción harán que experimentes algunas cosas ilógicas y sentirás que ya no puedes confiar en lo que antes confiabas.
Igual con los placeres de la vida, van a provocar que lo que crees ya no sea conveniente; eso que decías que nunca harías, de repente es un estorbo para disfrutar la vida o ser aceptada. Las tentaciones harán que tus creencias o algunas de ellas, no sean convenientes, así que para seguir creyendo -y ser congruente- rechazas esos placeres o, dejas de creerlas, para poder disfrutar esos placeres. Así modificas lo que crees, para hacer lo que quieres.
El problema con hacer eso, es que significa que lo que creías ¡no valía la pena creer! Pues lo abandonaste fácil y rápido. Otro problema es que lo que crees hoy, será diferente a lo que creerás en 10 años y así, hasta que llegues a un punto en tu vida que ¡necesites creer en algo Firme, inmutable!
A diferencia de una filosofía, otras religiones, corrientes culturales, el cristianismo está fundamentado no en una experiencia, tampoco es porque podamos explicar lo que sucede en la vida, no es por una oración respondida.
Quizá has probado algunas cosas que funcionaron por un tiempo, adoptaste creencias para justificar tu estilo de vida, pero un día al despertar te das cuenta de que ¡no funciona! Hay un vacío y dices, pues ¡creo en mí! Pero verás que no eres suficiente y deseas que haya algo más en la vida y la verdad es que ¡sí hay algo más!
El libro de Hebreos fue escrito a judíos cristianos en Roma, iban a dejar su fe porque están en peligro y sufriendo; les dijeron que Jesús regresaría pronto y vendieron sus cosas, las regalaron, pasa el tiempo y Jesús no regresa, empiezan a perder su fe, pero se olvidaron que Jesús dijo: “Vayan a todo el mundo y prediquen el evangelio, mientras me voy a preparar un lugar para ustedes y después regresaré”.
El escritor dice: no abandonen a Jesús, o su fe, sólo por las circunstancias de la vida, no cometan el error de confiar sólo en lo que pueden ver. En los siguientes versos se da el fundamento de nuestra fe y es la diferencia con otras religiones y es, el único lugar dónde cimentar tu fe. No hay otro lugar, no hay otro fundamento.
“Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos.” (Hebreos 4:14, NTV)
El NT dice que Jesús es Sumo Sacerdote, que tenemos acceso a Dios porque Jesús atravesó los cielos, camino con nosotros, hizo milagros, dijo que era Hijo de Dios y lo respaldó con SU vida, por eso ¡aférrate a lo que crees!
En otras palabras: es verdad, la vida no es fácil, Dios no ha respondido todas tus oraciones, Jesús aún no regresa, pero ¡no dejes de creer! No creas porque entiendas las cosas, sino porque ¡mira lo que tenemos! En la historia alguien que apareció, camino entre nosotros, hizo milagros, habló, murió en la cruz frente nuestros ojos, resucitó de la muerte, lo vieron como 5 mil personas, dijo que era Hijo de Dios y que ÉL nos representa ante el Padre ¡Eso es lo que tenemos! Por eso ¡no dejes de creer!
El fundamento de nuestra fe es una persona, el fundamento de nuestra fe no es una oración contestada, o una experiencia, el fundamento de nuestra fe es Jesús el Señor.
La razón por la que podemos creer está por encima de si las cosas van bien o mal, o porque tengamos las respuestas. Creemos porque hace 2 mil años, Jesús caminó entre nosotros; está en la historia, creemos por algo que pasó hace años. No creemos porque podamos interpretar las circunstancias o los caminos de la vida.
Tenemos un Salvador, el Gran Sumo Sacerdote que atravesó los cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre, por eso el fundamento de tu fe no debe ser lo que sientes o experimentes.
Por este fundamento hay personas que creen por encima de sus circunstancias, algunos dicen ¿cómo pueden seguir creyendo cuando no les va bien? ¿Por qué creen en Dios? Su fe no les está funcionando y la respuesta es sencilla: no tienen fe circunstancial, no creen por lo que pase en sus vidas, sino por algo que pasó en la historia.
Me gustan los testimonios de oraciones respondidas ¡claro! Nuestro Dios sigue haciendo milagros, cuando alguien que estuvo enfermo dice: estaba a punto de morir, me llevaban para intubarme, pero clamé y Dios guardó mi vida y no fue necesario ¡nos alegramos por eso! Pero si me apoyo sólo en eso, será una fe circunstancial.
Me sorprende más las historias de quienes son tratados injustamente en el trabajo, los despiden y en lugar de pelear o maldecir, dicen: ¡no hay problema! Confío en Dios, ÉL se encargará y ÉL es mi sustento. Los demás dicen ¿cómo sigue confiando en Dios si le va como en feria? La respuesta es: Su fe no se fundamente en lo que pase en el trabajo, se fundamenta en que hace 2 mil años Dios envió a Su Hijo a morir por sus pecados. ¡Cómo no confiar en Dios que envió a SU Hijo a morir por mí? ¿por qué pensar que Dios no se interesa en mí?
Me sorprende el familiar de quien no fue sanado y falleció, porque no se recupero de la enfermedad, del accidente y frente a la tumba dice: ¡Dios es bueno! Sigo confiando en ÉL como mi Padre ¿por qué habría de abandonarlo?
Los que tienen fe circunstancial dirán: ¡abre los ojos, reatciona! Y la respuesta es: mi fe no se basa en lo que creo que Dios debe hacer, o en entender lo que está haciendo, no se basa en mis experiencias, se fundamenta en lo que pasó hace 2 mil años en la historia, Jesús murió y resucitó ¡ese es el fundamento! ¡ahí está mi esperanza! Por eso puedo caminar en obediencia y depender de ÉL, tanto en los momentos que parece que la vida no tiene sentido, como cuando me va bien, porque ¡ÉL es el fundamento de mi fe!
Lo que tú crees se fundamenta en algo. Tu confianza se basa en algo y necesitas saber ¿en qué? Porque si es fe circunstancial, tarde o temprano te va a defraudar y tendrás que ajustar tus creencias de acuerdo con la realidad de cada día.
Lo asombroso es que Dios te ama tanto que no te pide que confíes en ÉL basado en lo que puedes entender o en tu habilidad para verlo en las circunstancias de la vida. Dios dice: hice algo más importante, te pido que confíes en mí con todas tus fuerzas, que me confíes tu vida, familia, trabajo, finanzas, salud, no por las circunstancias, sino porque hace 2 mil años, envié a mi Hijo a la historia, caminó contigo, sintió como tú, vivió lo que vives y murió por ti y todo ¡porque te amo!
No quiero que creas sólo porque contesto oraciones, te amo y lo demostré más allá de eso; confía en mí y quiero que cimientes tu fe en algo que pasó en la historia, por amor a ti. Ese es el fundamento de la fe cristiana. Si no haces eso llegará el momento que los placeres, las presiones de la vida destruirán lo que hoy crees; los placeres harán que cambies lo que crees ahora, con tal de hacer lo que quieres sin remordimientos.
Las presiones porque en la vida va a suceder algo que no tendrá sentido y hará que cambies lo que crees, perdiendo confianza en lo que sea que confíes hoy.
La buena nueva es que, por miles de años, personas han soportado el dolor, sufrimiento, problemas, angustias y al final dicen: Bendito sea el Nombre del Señor. Confío y sigo creyendo, porque mi fe no es frágil, no es circunstancial, mi fe está fundad en algo que pasó en la historia, cuando Dios envió a SU Hijo a salvar al mundo.
Más adelante el escritor de Hebreos, dice a los mismos judíos cristianos en Roma:
“Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia (ÉL EMPEZÓ) y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, (AHORA CUENTA LO QUE HIZO) Jesús soportó la cruz, (ESTE ES EL FUNDAMENTO) sin importarle la vergüenza que ésta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, (POR ESO PUEDES CONFIAR EN ÉL) junto al trono de Dios.” (Hebreos 12:2, NTV)
El fundamento de nuestra fe no es algo que sentimos, no es que Dios responda todas mis oraciones, el fundamento está en la persona de Jesús; de eso hablaremos la siguiente semana. ¿Qué es confiar en Dios? Lo que significa caminar en Fe. Veremos ¿qué podemos esperar y en quién podemos confiar? Lo que sí nos ha prometido y con quién podemos contar, con Jesucristo, el fundamento de nuestra fe
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