12 setiembre.Escuela Dominical

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PAG 63

2 Corintios 12:7 RVR60
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;
Santiago 1.2-4 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”
“sumo gozo” Esa frase es interpretada por varios comentaristas como que significa gozo puro, gozo no adulterado o gozo completo y total. Por el contexto, parece que todos esos significados son correctos. Santiago se refiere a una excepcional plenitud de gozo que el Señor les da a sus hijos cuando de buena gana y sin quejarse soportan pruebas mientras confían en Él, a pesar de la causa, el tipo o la severidad de la aflicción. Él siempre las usará para nuestro beneficio y para su gloria. No es a causa de un tipo de masoquismo religioso, sino por una confianza sincera en la promesa y en la bondad de nuestro Señor, que podemos mirar a las pruebas como a un amigo bien recibido, sabiendo, al igual que José, que lo que se ha planificado para hacernos mal, Dios puede encaminarlo para bien (Gn. 50:20; cp. Ro. 8:28)
Génesis 50.20 “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.”
Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
A lo mejor cuando te fuiste de tu país estabas enojado con Dios....recibiste a Cristo..tu familia está bien y tiene grades oportunidades...
“Paciencia” resistencia, aguante alegre.
Hebreos 12.1-2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
Santiago 5.13-16 “¿Está alguno entre vosotros afligido(la palabra se refiere a soportar maltratos de las personas, no enfermedades físicas.Santiago no se dirige a los que sufren de enfermedades físicas, sino a los que están siendo perseguidos, encarcelados y tratados violentamente? Haga oración(Verbo presente que suguiere una suplica continua de oración: Se puede traducir “que permanezca en oración”.Como antídoto a su sufrimiento, Santiago los exhorta a que oren. Como se observó antes, la oración es indispensable para soportar la aflicción). ¿Está alguno alegre?(Los que logran mantener una ctitud alegre en su sufrimiento, debe cantar alabanzas) Cante alabanzas a Dios por el consule recibido. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
He aquí la parte peor interpretada y más debatida de este pasaje. A primera vista parece estar enseñando que los creyentes enfermos pueden esperar la sanidad física mediante las oraciones de los ancianos. Pero tal interpretación no tiene armonía con el contexto. Y como se observó en el punto anterior, el sufrimiento que Santiago tiene en mente es el maltrato, no la enfermedad física.
El traducir aquí astheneō “enfermo”, en armonía con su uso predominante en las epístolas, nos permite considerar este versículo desde otro punto de vista. Santiago va más allá del sufrimiento de los creyentes del punto anterior, a referirse específicamente a aquellos que se han debilitado por tal sufrimiento. Los débiles son los que han sufrido derrota en la batalla espiritual, los que han perdido la capacidad de soportar su sufrimiento. Son los guerreros espirituales caídos, los cristianos exhaustos, agotados, deprimidos y derrotados. Han tratado de recurrir al poder de Dios mediante la oración, pero han perdido la motivación, cayendo incluso en actitudes pecaminosas. Estando en tan lamentable condición, no pueden orar eficazmente por sí mismos. En tal condición, el débil espiritualmente necesita la ayuda de los espiritualmente más fuertes:
1 ts.5:14 “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.”
Dice Santiago que esa ayuda debe hallarse en los ancianos de la iglesia. Ellos son los espiritualmente fuertes, los espiritualmente maduros, los espiritualmente victoriosos. Los creyentes débiles y derrotados deben ir a ellos y servirse de su poder. Deben llamar (de proskaleō, “llamar al lado de”) a los ancianos para que vayan y los levanten. Es el mismo pensamiento que el apóstol Pablo expresó en Gálatas 6:1: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre”. Las ovejas cansadas, lastimadas y quebrantadas, deben ir a los pastores, quienes intercederán por ellas y pedirán a Dios nuevas fuerzas espirituales para ellas.
“El [ungir] con aceite en el nombre del Señor, hecho por los ancianos, no es una alusión a alguna ceremonia pública. los ancianos literalmente frotaban aceite en los creyentes que habían sufrido lesiones físicas, producto de la persecución (cp. Lc. 10:34). La ciencia médica estaba con certeza en un estado primitivo y había pocos médicos confiables. Habría sido un acto amable y bondadoso, de parte de los ancianos, frotar aceite en las heridas de los que habían sido golpeados o en los adoloridos músculos de los que tenían que trabajar muchas horas bajo un rudo trato.Metafóricamente, el ungir con aceite por parte de los ancianos a los creyentes débiles y abatidos, expresa la responsabilidad que tienen los ancianos de estimular, animar, fortalecer y renovar.
El ministerio de intercesión y restauración de los ancianos debe hacerse en el nombre del Señor. Cualquier consuelo verdaderamente bíblico tiene que ser compatible con quién es Dios.Orar en el nombre de Cristo es pedir lo que Él desearía. Ministrar en el nombre de Cristo es servir a otros en nombre de Él.
El bendito resultado del consuelo y del ministerio de intercesión de los ancianos es que su oración de fe salvará al enfermo.
dComo se ha observado, aquí Santiago se refiere a una restauración espiritual de los creyentes débiles y abatidos. Ni tampoco sōzō (salvará) necesariamente se refiere a la sanidad física; por lo general se traduce “salvar” en el Nuevo Testamento. Aquí la idea es que las oraciones de los ancianos librarán a estos creyentes de su debilidad espiritual y los restaurará a una plenitud espiritual. Estas oraciones, por supuesto, no son sino un canal para el poder de Dios; es el Señor quien levanta al débil. Egeirō (levantará) puede significar también “despertar”. Mediante la oración eficaz de los hombres santos, Dios restaurará su maltratado entusiasmo.
La observación de Santiago, de que si uno de los creyentes espiritualmente débiles ha cometido pecados, le serán perdonados, proporciona evidencia adicional de que este pasaje no se refiere a la sanidad física. En ninguna parte la Biblia enseña que todas las enfermedades sean resultado directo de los pecados de la persona. Sin embargo, la derrota espiritual es a menudo la causa y el resultado del pecado. Cuando esa es la cuestión, el antídoto es confesar esos pecados a Dios y obtener su perdón. “Mi pecado te declaré”, escribió David, “y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Sal. 32:5). Salomón, hijo de David, se hizo eco de esta alentadora verdad: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Pr. 28:13). En las conocidas palabras de 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Si el pecado ha contribuido a la debilidad espiritual de ese creyente, o es el resultado de ella, ese pecado le será perdonado cuando él clame a Dios en busca de perdón. Los ancianos pueden animarlo a confesar, ayudarlo a distinguir sus pecados y unir sus oraciones por el perdón de los mismos. Ese es un elemento esencial de su ministerio de restauración.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”
Cambiando su atención de los pecados de esos creyentes derrotados en batallas espirituales, Santiago se dirige a la congregación en su totalidad, exhortando a los creyentes a que confiesen sus ofensas unos a otros y a que no esperen hasta que esos pecados los arrastren a las profundidades de una derrota espiritual completa. Por lo tanto, Santiago pide sinceridad recíproca y confesión recíproca al orar los creyentes unos por otros. El propósito de la oración recíproca que Santiago pide, es que los creyentes sean sanados. Iaomai (sanados) no se refiere necesariamente a la sanidad física. Santiago la emplea para referirse al perdón de Dios, que restaura espiritualmente al creyente que se arrepiente.
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