CONECTADOS - Satisfechos en tiempo de crisis
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Pregunta: Estoy desesperada porque después de 37 años de tener una pequeña empresa familiar que heredé de mi padre, tuve que cerrarla por la cuarentena. No sé qué hacer. Hasta pensé en matarme pero mis hijos me salvan ya que soy viuda y no tienen otro apoyo. María Adela Rocini, Avellaneda
El coronavirus sólo deja a la vista problemáticas ya existentes. De igual manera que muestra el drama de los barrios de emergencia, también evidencia los escasos recursos que en nuestro país se destinan a la salud mental.
Con el agravante de que la crisis económica también afecta a psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras –a cargo de la atención de personas afectadas– que, en general, no reciben las remuneraciones que merecen tanto por el Estado, como de obras sociales o prepagas.
Es difícil evitar que las situaciones de crisis económica no pasen factura en el estado de ánimo cuando se sufre en la propia piel, pero no imposible. Es importante reconocer esta dificultad para evitar males mayores
Hay una realidad, a la cual no podemos escapar…!
Hay una realidad, a la cual no podemos escapar…!
—Tan cierto como que vive el Señor tu Dios—respondió ella—, no me queda ni un pedazo de pan; sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en el jarro. Precisamente estaba recogiendo unos leños para llevármelos a casa y hacer una comida para mi hijo y para mí. ¡Será nuestra última comida antes de morirnos de hambre!
—No temas—le dijo Elías—. Vuelve a casa y haz lo que pensabas hacer. Pero antes prepárame un panecillo con lo que tienes, y tráemelo; luego haz algo para ti y para tu hijo.
Porque así dice el Señor, Dios de Israel: “No se agotará la harina de la tinaja ni se acabará el aceite del jarro, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la tierra.”
Sin embargo, tiempo después, el rey de Aram reunió a todo su ejército y sitió a Samaria.
Como consecuencia, hubo mucha hambre en la ciudad. Estuvo sitiada por tanto tiempo que la cabeza de un burro se vendía por casi ochenta piezas de plata, y doscientos mililitros de estiércol de paloma se vendía por cinco piezas de plata.
Ese día, cuatro hombres que padecían de lepra se hallaban a la entrada de la ciudad. —¿Qué ganamos con quedarnos aquí sentados, esperando la muerte?—se dijeron unos a otros—.
No ganamos nada con entrar en la ciudad. Allí nos moriremos de hambre con todos los demás, pero si nos quedamos aquí, nos sucederá lo mismo. Vayamos, pues, al campamento de los sirios, para rendirnos. Si nos perdonan la vida, viviremos; y si nos matan, de todos modos moriremos.
Al anochecer se pusieron en camino, pero cuando llegaron a las afueras del campamento sirio, ¡ya no había nadie allí!
CUIDADO CON LA INCREDULIDAD…!
CUIDADO CON LA INCREDULIDAD…!
El hombre de Dios le había dicho al rey: «Mañana, a esta hora, en los mercados de Samaria, tres kilos de harina selecta costarán una pieza de plata y seis kilos de grano de cebada costarán una pieza de plata».
El funcionario del rey había respondido: «¡Eso sería imposible aunque el Señor abriera las ventanas del cielo!». Y el hombre de Dios había dicho: «¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!».
Y así fue, las multitudes lo aplastaron y murió a la entrada de la ciudad.
ENFOCARNOS EN EL SEÑOR Y SU REINO
ENFOCARNOS EN EL SEÑOR Y SU REINO
»Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”.
Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades.
Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.
»Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy.
CREER EN LAS PROMESAS
CREER EN LAS PROMESAS
Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
ACTUAR EN LUGAR DE QUEDARNOS PARALIZADOS.
ACTUAR EN LUGAR DE QUEDARNOS PARALIZADOS.
Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará.
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.
Como está escrito: «Repartió sus bienes entre los pobres; su justicia permanece para siempre.»
El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia.
Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.
No seas mezquino sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas.
Gente pobre en esta tierra, siempre la habrá; por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra.
EL CONTENTAMIENTO
EL CONTENTAMIENTO
Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos;
aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!
El Señor omnipotente es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas. Al director musical. Sobre instrumentos de cuerda.
Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero sólo si uno está satisfecho con lo que tiene.
Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos.
Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso.
EL PROBLEMA DEL CORAZÓN
EL PROBLEMA DEL CORAZÓN
»No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar.
Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar.
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.
Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.
CONCLUSIÓN.
CONCLUSIÓN.
Me alegro muchísimo en el Señor de que al fin hayan vuelto a interesarse en mí. Claro está que tenían interés, sólo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo.
No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre.
Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.