Ignorando a Dios

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¿Dónde se encuentra a Dios?

Marcos 2:13–14 NVI
13 De nuevo salió Jesús a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. 14 Al pasar vio a Leví hijo de Alfeo, donde éste cobraba impuestos. —Sígueme—le dijo Jesús. Y Leví se levantó y lo siguió.
¿Cuántos vinieron a encontrarse con Dios?
El chiste de mi papá: la mujer que no quería ir a la Iglesia porque dejaba solas a las gallinas.
Algo de contexto:
Los impuestos:
Se calcula que el judío debía pagar una carga tributaria de aproximadamente el 40 % de sus ingresos.
Los judíos debían pagar doble impuesto: el exigido por Roma y el demandado religiosamente.
La imagen del recaudador de impuestos:
Se le consideraba ceremonialmente igual que un leproso.
Se le consideraba religiosamente igual que un samaritano.
No solo eran despreciados, eran odiados. Considerados al mismo nivel de ladrones, prostitutas y asesinos.
Con ese contexto vamos a responder ¿dónde se encuentra Dios?

Para encontrar a Dios necesitas salir

Jesús salió a la playa, a orillas del lago.
A veces buscamos a Dios adentro.
A veces queremos encerrar a Dios en el templo.

Para encontrar a Dios necesitas observar

Jesús pasaba pero pudo ver quién estaba en la mesa trabajando.
¿Cuántas veces has pasado y no has visto?
¿Cuántos Leví has dejado pasar?

Para encontrar a Dios necesitas compasión

No lástima, compasión. La compasión te mueve a hacer algo.
No puedes tener compasión hacia lo que desprecias.
¿Cómo pudo Jesús tener compasión de alguien despreciable como Leví?

¿Cómo encontramos a Dios?

Podemos encontrar a los Levís que serán increíbles discípulos de Jesús. Para hacerlo quiero darte tres herramientas:

1. Reconoce la chispa de Dios

Recuerda que en cada cristiano está la chispa de Dios.
Esa chispa pretende encender corazones a nuestro alrededor.
El poder de Dios se manifiesta en la necesidad.
¿Para qué es la luz? ¿Para qué es la sal?
La chispa de Dios se te dio en forma de dones, talentos, habilidades, recursos, conocimientos, acceso a ambientes.
Hasta que no consideres que lo que tienes en tu mano es el poder de Dios no te atreverás a usarlo para influir en tu entorno.

2. Relaciónate sin prejuicios

Si de entrada juzgas todo lo que ves no podrás tener compasión.
Procura ponerte en el lugar de la persona sin tomar una opinión sobre lo que estás viendo.
Mira a la persona por encima de lo que hace, lo que cree y lo que dice.
Relaciónate con lo que tienes en común.
La chispa de Dios se conecta mejor a través de las relaciones.
Nunca olvides que tienes un propósito, no puedes desenfocarte.

3. Escucha el silencio de Dios

A veces Dios calla para que escuchemos.
A veces las voces que más hablan y nos confunden son las internas.
Nuestras opiniones, razonamientos y cuestionamientos hacen ruido.
La ilusión del control no nos deja escuchar a Dios.
Cuando empezamos a escuchar el silencio podemos percibir las voces de los que claman.
*Anotaciones del avión.
*Canción: Sal (Alex Sampedro)

Conclusión

Mateo 9:10–13 NVI
10 Mientras Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y comieron con él y sus discípulos. 11 Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos: —¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores? 12 Al oír esto, Jesús les contestó: —No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. 13 Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.” Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.
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