Descansar en Dios
Descansar en Dios
(Textos: Mateo 6:19-34 / Lucas 12:22-32)
El “preocupador” profesional
Un día un hombre muy preocupado dijo: “Estoy muy ocupado y preocupado. Voy a emplear a alguien que tenga que preocuparse en mi lugar. Algo como un preocupador profesional.” Dicho esto, él puso el anunció en el periódico de la cuidad: Es busca a alguien que se preocupe en mi lugar. Se garantiza un pago de $ 500 semanal. Muy pronto algunas personas llamaron para una entrevista. Un hombre fuerte y bien educado vino y el hombre preocupado dijo: “Señor, me parece que usted tiene lo necesario. Usted puede empezar inmediatamente.“ Muy feliz y agradecido el preocupador dijo a su nuevo jefe: “Voy a trabajar mucho para ayudarlo. Daré todo de mí. Pero disculpe señor, permítame una preguntita: ¿Cómo va a pagarme $ 500 semanal?“ – “Yo no me preocupo por eso”, su jefe dijo, “este problema es su trabajo ahora.”
Sonreímos sobre una idea tan rara. ¿Pero no es verdad que sería muy bueno tener un preocupador profesional? Definitivamente tenemos bastante porque preocuparnos.
I. ¿Por qué nos preocupamos?
Nos preocupamos por muchas cosas: La ropa, la comida, bebidas. En general nos preocupamos por la plata para comprar las cosas necesarias. Tal vez ustedes están pensando: “¿Porqué el extranjero está hablando sobre estas cosas? Él tiene suficiente plata para estas cosas.” Tal vez es correcto. Tal vez no tengo que preocuparme por la comida o la ropa. Pero yo tengo mis preocupaciones también. Por ejemplo tenemos que ir a Alemania en diciembre porque mi esposa necesita una operación en el corazón. El seguro de salud dijo que necesitamos hacerlo en Alemania. Si no viajamos a Alemania podría suceder que ellos no nos ayuden con la cuenta. Solo en este caso hay bastantes preocupaciones. ¿Cómo puedo conseguir la plata para el vuelo? ¿Tendremos que pagar bastante por la operación? Hablamos de miles de dólares porque el vuelo, la operación y vivir en Alemania es muy caro. Pero sobre todo tengo miedo de perder a mi esposa. La operación es en el corazón. Es probable que algo salga mal. Puede ser que el tiempo de la recuperación sean años, no solo meses. Es probable que no vaya a recuperarse y tendríamos que quedarnos en Alemania. Queremos regresar a Ecuador. Es un país muy lindo. O lo peor que puede ser es que mi esposa muera. Preocupación es algo que cada persona siente.
Aunque Jesús nos dijo que no es tan importante que nos preocupemos por la comida (Lucas 12: 23-24) estamos siempre con las preguntas. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué va a pasar? ¿Cómo puedo sobrevivir este tiempo? ¿Cómo puede soportar esta situación?
Pues bien, el texto para esta predica será Mateo 6:19-34 y Lucas 12:22-32; en él Jesús está hablando a sus discípulos y les dice: “¡No se preocupen!” Acá es posible traducir también ¡No estés fatigado! ¡No estés cansado! ¡No tengas miedo! ¡No sientas aflicción! ¿Por qué? Porque no puedes añadir ni un poco de tiempo a la vida. Ni una hora, ni un día, ni un centímetro más al cuerpo.
Es cierto. No podemos añadir nada a nuestras vidas. Pero todavía nos preocupamos. Nos preocupamos por la vida, por la comida, por la plata. Nos preocupamos por la esposa, por los niños, por la salud. Estamos preocupados mucho tiempo.
¡Nos preocupamos por el bienestar! ¿Qué es el bienestar? El bienestar es tener suficiente. Si claro es importante. Pero ¿Cuáles son los límites para obtener el bienestar? La pregunta es ¿Estamos contentos con lo que Dios nos dio o queremos más y más (riquezas)? Si estamos contentos con Dios. ¿Por qué preocuparnos?
¡Nos preocupamos por el prestigio. En la biblia en Lucas 10 Jesús visito a Marta y María. Pero Marta estaba más preocupado limpiar y cocinar para Jesús y sus discípulos porque ella quería tener una buena reputación. María mientras tanto, estaba interesada en la relación con Jesús escuchando y aprendiendo. La preocupación de Marta fue con buena intención, es decir ella quería servir a Jesús. Pero Jesús dijo: “Marta, Marta, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.”
Preocupación es una palabra muy interesante. Estar preocupados es estar ocupado antes de algo. Es algo en el futuro. ¿Qué será? ¿Qué piensan sobre mí? ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?
Jesús nos dijo en Mateo 6:34 “Por lo tanto, no te angusties por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.” Pero ¿cómo podemos obedecer a Jesús, si tenemos problemas. Tenemos que comer. Necesitamos plata para pagar las cuentas. Tenemos enfermedades que están malas. ¿Cómo no vamos a preocupar? ¡Cómo!
Antes de contestar está pregunta, tengo otra pregunta: ¿Hay algo como “preocupación adecuada”? ¿Es permisible preocuparse por algo o alguien? ¡Es, tal vez, necesario preocuparse por algunas cosas o por algunas personas!
II. ¿Hay algo cómo “preocupación adecuada”?
Creo que hay dos “preocupaciones adecuadas” o más ¡preocupaciones necesarias!
Primera preocupación: Nuestra relación con Dos
Hay dos cositas muy importantes: La salvación y la voluntad de Dios.
1. La salvación
La Biblia dice que todos somos pecadores (Romanos 3:23). Si, podemos hacer buenas cosas. Podemos vivir bien. Pero permítanme una pregunta: ¿Hay alguien acá que nunca hizo algo malo? La Biblia dice que solo una vez que rompemos una ley de Dios somos culpables. Y el castigo es la muerte (Romanos 6:23). Esto es algo que tiene que preocuparnos. Muerte, no solo la muerte acá en el mundo. ¡Peor! el castigo en el infierno. Estar lejos de Dios. Sufriendo en el fuego y sin quemarse. Ahora sí es necesario preocuparse. Porque estamos hablando de algo muy, muy delicado.
Pero “tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16). Y él nos perdona las culpas. 1 Juan 1:9 dice que “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.” Estaremos libres de los pecados. Tendremos la vida eterna. Pero necesitamos a Jesús.
2. La voluntad de Dios (Mateo 6:33)
Una vez salvados, necesitamos preocuparnos por la voluntad de Dios. Juan Stott, un Pastor de Inglaterra, dijo: “La ambición del cristiano no es la seguridad material, sino el reino de Dios.” Todo lo que hacemos ahora será para Él, para Dios. Si trabajamos, vamos a hacerlo para su gloria. Si caminamos, vamos a caminar donde él quiere. Si hablamos, hablamos su verdad.
¿Por qué? Porque quiero que venga el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33) como oramos en la oración del Señor “Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino,….”
Cuando nos preocupamos por la relación con Dios estamos siempre con la pregunta: “¿Estoy salvado? ¿Y en mi vida está el Señor?” Y ésta debe ser nuestra mayor preocupación, como buenos y verdaderos Cristianos: ¡Que nuestras vidas estén llenas de la presencia de Dios!
Segunda preocupación: Nuestra relación con el prójimo
Pablo escribió a los Filipenses: “No tengo a nadie más que, como Timoteo, se preocupe de veras por el bienestar de ustedes, pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo.” (Filipense 2:20) Usualmente estamos preocupados por el bienestar de nosotros mismos. Timoteo estaba preocupado por el bienestar de los Filipenses.
Es posible, no muy usual pero posible que usen la palabra “preocuparse” también en el sentido de cuidar a los demás. Cuidar a quien necesita ayuda: Al prójimo. Nuestros prójimos son la esposa, los hijos, la familia, los vecinos, los que necesitan ayuda y también los que no queremos conocer. La pregunta ¿Cómo estás? es muy frecuente en casi todo el mundo. Pero cuando yo digo que tenga algunos problemas, la mayoría no quiere escuchar. Cuando le preguntaron a Jesús cuál sería la ley más importante, Jesús les dijo: “Amar a Dios y Amar al prójimo”. Amar también es preocuparse por él o ella. Nos preguntamos a veces ¿Qué puedo hacer para que él/ella esté feliz?
Otra pasaje sobre la preocupación está en 1 Corintios 7:32-34, donde dice que necesitamos preocuparnos por la esposa o el esposo. Tenemos las responsabilidades del matrimonio. La esposa/el esposo tienen necesidades y es nuestro trabajo cuidar de él/ella. Tenemos que preocuparnos por los hijos también (Efesios 6:4). Y creo que todos los padres hacen esto naturalmente.
Entonces, lo contrario de preocuparse no es “no preocuparse” sino hacer que se debe hacer y trabajar por ello. Trabajar para la familia. Trabajar para ayudar. Ahorrar y no gastar. En Efesios 4:28 dice “El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.” Con eso estamos acumulando tesoros en el cielo.
Por lo tanto, escuchamos que hay algunas cositas sobre las que es necesario preocuparse. Pero esa preocupación es más en el sentido de cuidar las relaciones que tenemos. La relación con Dios y la relación con el prójimo.
III. ¿Tenemos un “preocupador” profesional?
Todavía tenemos la pregunta ¿Qué hacemos con las preocupaciones de la vida? ¿Podemos orar?: ¡Danos hoy nuestro pan cotidiano!” (Mateo 6:9-13) Claro que sí. Podemos leer en Mateo 7:10 – justo después del texto sobre la preocupación – que Jesús enseña: “¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”
El texto dice que Dios alimenta a los cuervos. Ellos usualmente no siembran ni cosechan pero Dios los alimenta. Los lirios en el campo. ¿Trabajan? No. ¿Hilan? No. “Sin embargo les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.” (Lucas 12:27) Dios nos alimenta. Dios nos viste. ¿Y por qué? Porque nos ama.
Pero la pregunta permanece: ¿Por qué tenemos la pobreza? La respuesta es que estamos en un mundo de pecado. O podemos decir, en un mundo caído. La vida, en este mundo, no es perfecta. Es injusta. Algunos tienen mucho y otros no tienen nada. Y acá necesitamos hacer cómo escuchamos. Ayudar a otros. Preocuparnos por los demás. Cuidar a los prójimos. Pienso que cuando todos los cristianos ayudan a otros cristianos estamos todos mejor. Y, en adición, el mundo va a ver Cristo en nosotros. Esa puede ser una invitación a vivir con Dios. Eso fue la cosa en Hechos 2. Este es nuestro trabajo. Esto es lo que Jesús dijo con las palabras: “Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.”
Pero todavía está la pregunta ¿Qué hacemos con las preocupaciones? Dios nos ayuda. Esto no significa que Él nos da todo que queremos. Pero Él nos da lo que necesitamos. Nosotros no podemos añadir nada a nuestra vida (Lucas 12:25), pero Dios va a añadir todo lo que necesitamos a nuestra vida, cuando busquemos su reino, primero. Es claro, que este mensaje; esta promesa solo es para los cristianos. ¿Por qué? Porque los paganos no buscan el reino de Dios. Y también es claro que Su voluntad, la voluntad de Dios no siempre es cómo nosotros pensamos. Puede ser que su voluntad para nosotros es dejarnos en este problema unas horas, unos días o unos años más. Tal vez es su voluntad también que él va a llevarse la persona enferma al cielo. A su reino perfecto. Es duro para nosotros que debemos quedarnos, pero es el paraíso para la persona que va a estar con Dios.
En todo caso Él puede hacerlo. Él puede ayudarnos. Él puede. Dios es el Creador. Él es el proveedor. Él se preocupa en nuestro lugar. Y Él puede hacer todo lo mejor para sus hijos. Por ejemplo para entender mejor, imaginemos que: Yo llevo mi carro al mecánico, porque él sabe cómo arreglarlo. Y confío en él porque él sabe qué hacer. Yo no sé cómo, pero él sabe. Él es el maestro. El ingeniero.
Regresamos a la pregunta ¿Cómo podemos llevar nuestras preocupaciones a Dios? Es como la pregunta ¿Cómo podemos llevar el carro al mecánico? ¿Cómo podemos llevar nuestras preocupaciones al Señor? El carro necesitamos traerlo al maestro. Hablar con él. Explicarle el problema. Y – lo más importante – necesitamos dejar el carro en el taller.
1 Pedro 5:7 dice “Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes.” Depositar, dejar, soltar el problema y dar las llaves al señor.
Salmos 37:5 dice “Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará.” En el texto Jesús está hablando de “gente de poca fe”. ¿Qué es? Poca fe. No es algo de la mente. No es algún rito que necesitamos hacer. Fe cristiana es la relación con Dios. Saber que Él es Dios. Saber que Él nos ama. Saber que Él es justo. Buscar una relación con Él. Buscar tiempo solo con Él. Agradecer a Él por todo. Agradecer especialmente por su camino de salvación. Amar a Dios. Fe es como una relación entre enamorados. Dios es el novio y nosotros somos la novia. Sería un sermón separado hablar sobre la relación entre novios o enamorados como la biblia enseña. Pero ahora solo quiero decir: Que es necesario buscar la relación con Dios y confiar en Él.
La batalla no es de nosotros (2 Crónicas 20:17). Aunque necesitamos tomar nuestros responsabilidades y trabajar, Dios está en el control y Él va hacer su parte. Necesitamos hacer nuestro trabajo y él hace el suyo. Aprendí esa lección en la isla Yap donde trabajé antes. En un tifón la iglesia estuvo destruida. Necesitamos madera para el techo pero estaba muy caro. Oramos y algún día recibimos una llamada. Alguien de la iglesia tuvo tres árboles en el bosque que podíamos usar. Los cortamos con una moto cierra. Fue un trabajo muy duro pero no pagamos nada. Habíamos trabajado mucho nuestra parte. Pero Dios nos había dado los árboles y la fuerza para trabajar.
Es interesante lo que Jesús en el texto en Lucas 12:32 dice “No tengan miedo, mi rebaño pequeño,…” Somos su rebaño y Él es el Pastor. ¿Cómo leemos en Salmos 23?: “1 El Señor es mi pastor, nada me falta; 2 en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; 3 me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. 4 Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. 5 Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. 6 La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.” Versículo 2 dice “en verdes pastos me hace descansar”.
Unos 3 capítulos después de que Jesús habló sobre la preocupación, él dijo: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. 29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.” (Mateo 11:28-30) El título de esta parte en la Nueva Versión Internacional de la Biblia se llama “Descanso para los cansados.
Así que hoy alegrémonos, hermanos: Podemos dejar los problemas y los preocupaciones en el Dios todopoderoso y descansar en Él. Él es el Maestro. Él puede hacerlo. No sé cómo. Pero Él puede. Él es el preocupador profesional. Y Él no cobra nada. Descanse en él. Se puede descansar en Él. No tardemos más en ponernos en las manos del Señor, porque Él está con los brazos abiertos esperando que pongamos nuestras vidas ante Él.