La nueva vida en Cristo en la familia.

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La vida en Cristo debe ser practicada en el hogar.

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En el cap. 3, el apóstol les habla a los colosenses acerca de la nueva vida en Cristo, una vida mejor que la que les ofrecían los gnosticos, los legalistas, los místicos, y los ascéticos.
En los primeros 17 versos, les dijo como se debía caracterizar dicha vida en el aspecto interior o espiritual. Les manda desechar aquellos pecados de naturaleza sexual que contaminan el cuerpo y el espíritu (fornicación, impureza, pasiones, codicia, y avaricia), también desechar aquellos pecados que contaminan la actitud del creyente (ira, enojo, malicia, insultos, lengua ofensivo, y la mentira).
En la segunda parte del cap., les dice como debe ser la nueva vida en el aspecto exterior, especialmente en las relaciones familiares. Dado que la sociedad era principalmente agrícola o ganadera, la familia era el centro principal de actividad en ese tiempo. Hay que recordar que Colosas era conocida por su producción de lana debido a la abundancia de pastos en el valle del río Lycus.
La familia estaba compuesta de padres, hijos, y esclavos. ¡El perro no era parte de la familia!
El hogar es el lugar primordial para mostrar ese cambio que Cristo ha operado en el creyente.
Las relaciones familiares ponen a prueba ese cambio. El creyente no debe ser, como dice el dicho, “candil en la calle y oscuridad en su casa”.

La nueva vida en la relación marital.

En el N.T., la relación marital entre creyentes es ejemplificada con la relación entre Cristo y la Iglesia. En esa relación, la Iglesia (la esposa) debe someterse a su Señor (Cristo).
Entonces, en la nueva vida en Cristo, la relación marital se caracteriza por dos aspectos principales: la sumisión de la esposa y el amor y trato del esposo hacia ella.

La sumisión de la esposa.

Colossians 3:18–19 NBLA
Mujeres, estén sujetas a sus maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amen a sus mujeres y no sean ásperos con ellas.
Es muy importante entender esta porción. La sumisión mencionada no es una sumisión obligada sino voluntaria. ὑποτάσσω es someterse a las ordenes o direcciones de alguien. Este es un término de uso militar usado para describir cuando alguien, voluntariamente, se enrrolaba en el ejército y se ponía bajo las ordenes de su superior.
Sumisión no significa que el subordinado sea inferior al que le manda sino que es parte de un orden: el soldado se somete al cabo, el cabo al sargento, el sargento al teniente… y así sucesivamente.
El mismo Pablo usa el orden de la creación como una razón para tal sumisión:
1 Timothy 2:12–14 NBLA
Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada. Porque Adán fue creado primero, después Eva. Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión.
y el orden entre Dios y el hombre:
1 Corinthians 11:3 NBLA
Pero quiero que sepan que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.
Mi mujer no se quiere someter a mí”, fueron las palabras de un hombre que se quejó conmigo. “Ese es su problema”, me dijo él. Se molestó mucho conmigo cuando le dije, “ese no es el problema de ella, ese es tu problema. No la estás amando como Cristo amó a la Iglesia.
La sumisión de la mujer no es algo que se demanda sino algo que se gana. ¿Cómo? Con un amor sacrificial y buen trato.

El amor sacrificial del esposo y su trato a ella.

En esta carta, las palabras del apóstol son resumidas en comparación con la carta a los efesios. En esa carta, les da un ejemplo más descriptivo:
Ephesians 5:25 NBLA
Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella,
En ambos textos, usa un verbo que va más allá del amor pasional, del amor sentimental, y del amor filial: ἀγαπάω, la forma más alta de amar, el amor que Dios nos da, el amor que tiene el más alto interés y aprecio por la persona amada.
Cristo nos dio ejemplo de ese amor dando, literalmente, Su vida por nosotros. Cuando tu amas a tu esposa con ese tipo de amor, sin que se lo pidas, ella estará dispuesta a somenterse bajo tu autoridad.
Ese es un amor expresado también en el buen trato a la persona.
La mujer ha sido creada como “vaso frágil”, como alguien que debe ser tratada con mucho cuidado. Escucha las palabras de Pedro:
1 Peter 3:7 NBLA
Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas.
El creyente debe tratar a su esposa como a una frágil flor, como a una reina; y no como a una esclava, ni como propiedad.
La nueva vida debe ser demostrada también en la relación padres-hijos.

La nueva vida en la relación parental.

Colossians 3:20–21 NBLA
Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten.

La obediencia como hijos.

Los hijos creyentes deben someterse a sus padres; cuanto más si sus padres son creyentes.
Los hijos de Dios quieren agradar a Dios. Cuando tu obedeces a tus padres, estás agradando a Dios. Esa es la razón que Pablo añade como base a esa obediencia: “porque esto es agradable al Señor.
Los hogares donde los hijos son obedientes son, generalmente, hogares llenos de paz. Y eso es un buen testimonio a este mundo de “la nueva vida en Cristo”.

La calma que los padres deben infundir.

Los padres no están exemptos en su papel con respecto a la obediencia de los hijos. A ellos les instruye:
“Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten.”
“Padres” incluye a ambos, padre y madre.
Exasperar es “llevar a enojo”, “causar resentimiento en alguien”, “amargar a alguien”.
Aun con buenas intenciones, muchos padres desesperan y hostigan a sus hijos al punto que sus hijos quisieran golpear a sus padres o irse de casa porque no soportan el hostigamiento.
Los padres deben instilar calma y sosiego en los hijos, no desesperación. ¿Cómo hacerlo? Eso dependerá de varios factores como edad y temperamento de los hijos. Lo que si puedo afirmar es que golpes y gritos no traen calma sino enojo y resentimiento, especialmente en la adolescencia.
Por último, la nueva vida debe ser demostrada en la relación entre amos y esclavos.

La nueva vida en la relación laboral.

En los tiempos en que se escribió la carta, la esclavitud era parte normal del diario vivir.
Como en toda esclavitud, era común que un amo abusara de sus esclavos, ya que eran considerados su propiedad. Aunque la ley lo permitía, la nueva vida en Cristo demandaba un trato de hermanos.

El trato a los patrones.

Si la desobediencia está ligada al corazón del hombre, no era extraño que hubiera esclavos rebeldes; y si eran maltratados, aún más.
Pero Pablo instruye a los creyentes que estaban en condición de esclavos diciendo:
Colossians 3:22–25 NBLA
Siervos, obedezcan en todo a sus amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor. Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven. Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas.
Sean obedientes en todo, en todo momento (cuando te vea el amo o cuando no te vea), y sin hipocresía. Obedezcan y sirvan de corazón.
Recuerden que antes de servirles a ellos, están sirviendo al Señor. Quizás sus amos no los recompensen como se lo merecen, pero el Señor sí lo hará.
Aunque ya no existe esclavitud en este país, si tu trabajas para alguien, estas instrucciones se aplican a ti. Por tanto, haz un buen trabajo, se respetuoso con tu empleador, no te robes el tiempo de la compañía.
Si no lo haces, ten por seguro que el jefe principal, el Señor Jesús, tomará cartas en el asunto: “el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas”. (3:25)
Por el otro lado, el del amo, Pablo también instruye a los creyentes sobre como tratar a sus esclavos (empleados, en este tiempo).

El trato al empleado.

Colossians 4:1 NBLA
Amos, traten con justicia y equidad a sus siervos, sabiendo que ustedes también tienen un Señor en el cielo.
“justicia”: estar en acuerdo con lo que Dios requiere (Louw-Nida)
“equidad” es el estado de ser iguales (Louw-Nida);
“equidad” es la disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece (RAE)
La combinación de estas dos palabras, justicia y equidad puede llevarnos a concluir que los amos deben tratar a los empleados como Dios espera que lo hagan, sin favoritismos, viéndoles como iguales, y pagándoles lo que se merecen.
Tal conclusión es apoyada por las palabras del apóstol para concluir el verso: ustedes están en la misma condición de siervos que ellos, siervos del Señor.
Si eres empleador, haz que sea un deleite trabajar para ti.
Si eres empleado, haz que sea un deleite para tu empleador tenerte como empleado.
Mostremos esa nueva vida en todas nuestras relaciones y especialmente en el hogar y el trabajo.
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