La Mortificación del Pecado 9º parte F.
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Mortificación del Pecado 9º parte F.
Mortificación del Pecado 9º parte F.
Repaso:
Repaso:
Romanos 8.13 “13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”
Motivos incorrectos para querer mortificar el pecado:
Motivos incorrectos para querer mortificar el pecado:
Temor a las consecuencias.
Temor a la vergüenza.
Temor al castigo del infierno.
Motivos correctos para querer mortificar el pacado:
Motivos correctos para querer mortificar el pacado:
El amor a Dios
Un verdadero arrepentimiento
Cap. 9, puntos 5 y 6
Cap. 9, puntos 5 y 6
Seguimos con las señales peligrosas, algunas de las que ya hemos viso son:
Un deseo pecaminoso firmemente establecido.
Un corazón que requiere la paz sin una lucha.
Un deseo pecaminoso que tiene éxito frecuentemente.
5. Cuando Dios usa un deseo pecaminoso para disciplinar.
5. Cuando Dios usa un deseo pecaminoso para disciplinar.
Aunque Dios a veces usa un fuerte deseo pecaminoso no mortificado para disciplinar a un creyente (como ya hemos visto en el capitulo 8), ésta puede ser también la forma en que Dios trata con un incrédulo. Por lo tanto, cuando un creyente tiene motivos para creer que Dios le está disciplinando en esta manera, entonces debe juzgar este síntoma como serio y peligroso. No debería descansar hasta que haya tratado con la causa de su disciplina.Esto sugiere la pregunta: ¿Cuándo puede un creyente saber si un fuerte deseo pecaminoso en su vida está siendo usado por Dios para disciplinarlo? La respuesta es: Examine su corazón y sus caminos. ¿Cuál era el estado y la condición de su corazón antes de que se enredara con el deseo pecaminoso que le está inquietando ahora? ¿Estaba descuidando sus deberes cristianos? ¿Estaba viviendo con mucha preocupación por su propio bienestar y muy poca por los demás? ¿Estaba viviendo bajo la culpa de algún pecado grave del cual no se había arrepentido?¿ Había recibido alguna misericordia especial, protección o alivio sin haber aprovechado el beneficio como debiera, o sin estar agradecido? ¿Había sido ejercitado por alguna aflicción pero sin haber averiguado el propósito divino en ella? ¿Acaso le había dado Dios en su providencia algunas oportunidades para glorificarlo pero usted no las aprovechó? Estas son algunas de las preguntas que usted debería hacerse. Si se siente convicto por alguna de ellas, arrepiéntase y busque el perdón de Dios.
6. Cuando un deseo pecaminoso ha resistido los tratos especiales de Dios.
6. Cuando un deseo pecaminoso ha resistido los tratos especiales de Dios.
Un ejemplo de esta condición es descrita en Isaías 57:17: “Por la iniquidad de su codicia me enojé y heríle, escondí mi rostro y me indigné. Pero él continuó rebelde en el camino de su corazón.”
Otra versión:
17 La codicia de mi pueblo es irritable, por perversa, en mi enojo, lo he castigado; le he dado la espalda, pero él prefirió seguir sus obstinados caminos.
17 »A causa de la iniquidad de su codicia, me enojé y lo herí. Escondí Mi rostro y me indigné, Y él siguió desviándose por el camino de su corazón.
Dios había tratado con el deseo pecaminoso de su codicia en dos formas diferentes, pero este pueblo estaba tan enamorado de su pecado que no le hicieron caso. Esta es una condición muy seria. Solamente la gracia soberana de Dios (tal como el siguiente versículo lo expresa “… pero lo sanaré”) puede tratar con una condición de esta índole.
Isaías 57.18 “18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados;”
En una forma semejante Dios trata con los distintos deseos pecaminosos de su pueblo en todas las edades. Dios hace esto especialmente a través su Palabra por el poder convincente de su Espíritu (cuando la Palabra es leída o predicada). Cuando un deseo pecaminoso tiene control sobre un hombre de tal modo que puede no hacer caso de este poder convincente y continúa sin haber mortificado su pecado, entonces, está en una condición peligrosa.
Estos síntomas y otros que no hemos mencionado, son evidencias de un deseo pecaminoso que es peligroso, si no es que mortal. Tales deseos pecaminosos no pueden ser mortificados en una manera ordinaria. Es necesario un remedio más poderoso.
UNA PALABRA DE ADVERTENCIA
UNA PALABRA DE ADVERTENCIA
Aunque estos síntomas preocupantes que hemos mencionado pueden estar presentes en la vida de un creyente verdadero, ninguno que tiene estos síntomas tiene el derecho de “suponer” que es un creyente verdadero debido a la presencia de estos síntomas. Una persona pudiera concluir que es un creyente verdadero aunque fuera un adúltero, porque David quien fue un creyente verdadero, también fue una vez adúltero. Solamente un necio se pondría a argumentar en la siguiente forma: “Un hombre sabio puede estar enfermo y herido, sí, y aún puede hacer algunas cosas tontas; por lo tanto, cada uno que está enfermo y herido y hace algunas cosas tontas, es un hombre sabio.”¡No! Aquel que tiene tales síntomas pudiera concluir con seguridad: “Si soy un creyente verdadero, soy un creyente muy pobre y miserable.” Si tal persona es un creyente verdadero, no puede tener ninguna paz verdadera mientras que permanezca contenta con tal condición.
Versículos para meditar:
Salmo 38.4-5 “4 Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; Como carga pesada se han agravado sobre mí. 5 Hieden y supuran mis llagas, A causa de mi locura.”
Génesis 39.9 “9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”
Romanos 6.14 “14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”