El Rol de La Mujer

ADN ¿Quienes somos?  •  Sermon  •  Submitted
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Una charla donde damos un vistazo a la doctrina de los roles del hombre y la mujer con énfasis en su rol en la Iglesia.

Notes
Transcript

Dios nos ha creado con el mismo valor, la misma capacidad y la misma importancia y nos ha dado roles diferentes

Genesis 1:27-28
Génesis 1:27–28 NBLA
Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Dios los bendijo y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra»

En el diseño y la creación de Dios hay Igualdad pero también hay distinción

Gen 2.18
Génesis 2:18 NBLA
Entonces el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada».
El orden de la creación NO señala superioridad sino responsabilidad y orden. Al hombre se le da una responsabilidad y un rol de liderazgo y a la mujer de “ayuda idonea” cada uno supliendo lo que hace falta en el otro, es un complemento completo porque cada uno es distinto.

La caída del ser humano introduce la subyugación

Génesis 3.16
Génesis 3:16 NBLA
A la mujer dijo: «En gran manera multiplicaré Tu dolor en el parto, Con dolor darás a luz los hijos. Con todo, tu deseo será para tu marido, Y él tendrá dominio sobre ti».

Vemos la importancia y valor de la mujer a lo largo de la BIblia

Éxodo 15:20–21 NBLA
Miriam la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano el pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas. Y Miriam les respondía: «Canten al Señor porque ha triunfado gloriosamente; Al caballo y su jinete ha arrojado al mar.”
Jueces 4:4–5 NBLA
Débora, profetisa, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel en aquel tiempo. Ella se sentaba debajo de la palmera de Débora entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín; y los israelitas subían a ella a pedir juicio.
Jueces 4:6–8 NBLA
Ella mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: «Esto ha ordenado el Señor, Dios de Israel: “Ve, marcha al monte Tabor y lleva contigo a 10,000 hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón. “Y yo atraeré hacia ti a Sísara, comandante del ejército de Jabín, con sus carros y sus muchas tropas hacia el torrente Cisón, y lo entregaré en tus manos”». Barac le respondió: «Si tú vas conmigo, yo iré; pero si no vas conmigo, no iré»
1º Samuel 1:9–11 NBLA
Pero Ana se levantó después de haber comido y bebido estando en Silo, y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en la silla junto al poste de la puerta del templo del Señor, ella, muy angustiada, oraba al Señor y lloraba amargamente. Entonces hizo voto y dijo: «Oh Señor de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de Tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de Tu sierva, sino que das un hijo a Tu sierva, yo lo dedicaré al Señor por todos los días de su vida y nunca pasará navaja sobre su cabeza».
Sin embargo es de gran importancia notar que el rol de Sumo sacerdote no es ejercido por una mujer
Lucas 2:36–38 NBLA
Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era de edad muy avanzada, y había vivido con su marido siete años después de su matrimonio, y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones. Llegando ella en ese preciso momento, daba gracias a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Las mujeres estuvieron presentes en el ministerio de Jesús

Lucas 8:1–3 NBLA
Poco después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios. Con Él iban los doce discípulos, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes; Susana y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos.
Mateo 27:55 NBLA
Y muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle, estaban allí, mirando de lejos.
Juan 4:7–8 NBLA
Una mujer de Samaria vino* a sacar agua, y Jesús le dijo*: «Dame de beber». Pues Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.

Sin embargo, aunque habían discípulos hombres y mujeres Jesús nombró a los 12 apóstoles hombres.

Marcos 16:6–8 NBLA
Pero él les dijo*: «No se asusten; ustedes buscan a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; miren el lugar donde lo pusieron. »Pero vayan, digan a Sus discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán, tal como les dijo”». Y saliendo ellas, huyeron del sepulcro, porque un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas; y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo.

En la Iglesia primitiva hay gran participación de la mujer

Hechos de los Apóstoles 1:14 NBLA
Todos estos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con Sus hermanos.
Hechos de los Apóstoles 9:36 NBLA
Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido al griego es Dorcas; esta mujer era rica en obras buenas y de caridad que hacía continuamente.
Hechos de los Apóstoles 12:12 NBLA
Al darse cuenta de esto, fue a la casa de María, la madre de Juan, llamado también Marcos, donde muchos estaban reunidos y oraban.
Hechos de los Apóstoles 18:26–28 NBLA
Y comenzó a hablar abiertamente en la sinagoga. Pero cuando Priscila y Aquila lo oyeron, lo llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios. Cuando Apolos quiso pasar a Acaya, los hermanos lo animaron, y escribieron a los discípulos que lo recibieran. Cuando llegó, ayudó mucho a los que por la gracia habían creído, porque refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.
Hechos de los Apóstoles 21:8–9 NBLA
Al día siguiente partimos y llegamos a Cesarea, y entrando en la casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, nos quedamos con él. Este tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban.

Igualdad en Valor, Distinción en Roles

Gálatas 3:28 NBLA
No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús.
1 Pedro 3:7 NBLA
Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas.
1 Corintios 11:2–16 NBLA
Los alabo porque en todo se acuerdan de mí y guardan las tradiciones con firmeza, tal como yo se las entregué. Pero quiero que sepan que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios. Todo hombre que cubre su cabeza mientras ora o profetiza, deshonra su cabeza. Pero toda mujer que tiene la cabeza descubierta mientras ora o profetiza, deshonra su cabeza, porque se hace una con la que está rapada. Porque si la mujer no se cubre la cabeza, que también se corte el cabello; pero si es deshonroso para la mujer cortarse el cabello, o raparse, que se cubra. Pues el hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es la imagen y gloria de Dios, pero la mujer es la gloria del hombre. Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre. En verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. Por tanto, la mujer debe tener un símbolo de autoridad sobre la cabeza, por causa de los ángeles. Sin embargo, en el Señor, ni la mujer es independiente del hombre, ni el hombre independiente de la mujer. Porque así como la mujer procede del hombre, también el hombre nace de la mujer; y todas las cosas proceden de Dios. Juzguen ustedes mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿No les enseña la misma naturaleza que si el hombre tiene el cabello largo le es deshonra, pero que si la mujer tiene el cabello largo le es una gloria? Pues a ella el cabello le es dado por velo. Pero si alguien parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni la tienen las iglesias de Dios.

Hay roles establecidos por Dios de liderazgo masculino y sumisión y complemento femenino

Efesios 5:23 NBLA
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo.
Colosenses 3:18 NBLA
Mujeres, estén sujetas a sus maridos, como conviene en el Señor.
1 Timoteo 2:11–12 NBLA
Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada.
1 Pedro 3:1–2 NBLA
Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres al observar ellos su conducta casta y respetuosa.
1 Timoteo 3:1–7 NBLA
Palabra fiel es esta: si alguien aspira al cargo de obispo (supervisor), buena obra desea hacer. Un obispo debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar, no dado a la bebida, no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso. Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad; (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?). No debe ser un recién convertido, no sea que se envanezca y caiga en la condenación en que cayó el diablo. Debe gozar también de una buena reputación entre los de afuera de la iglesia, para que no caiga en descrédito y en el lazo del diablo.

Hay tres pasajes que deben Interpretarse coherentemente al definir el rol de la mujer en la Iglesia

1 Corintios 11:2-16
1 Corintios 14:26; 34-36
1 Timoteo 2:9-16
1 Corintios 11:2–16 NBLA
Los alabo porque en todo se acuerdan de mí y guardan las tradiciones con firmeza, tal como yo se las entregué. Pero quiero que sepan que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios. Todo hombre que cubre su cabeza mientras ora o profetiza, deshonra su cabeza. Pero toda mujer que tiene la cabeza descubierta mientras ora o profetiza, deshonra su cabeza, porque se hace una con la que está rapada. Porque si la mujer no se cubre la cabeza, que también se corte el cabello; pero si es deshonroso para la mujer cortarse el cabello, o raparse, que se cubra. Pues el hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es la imagen y gloria de Dios, pero la mujer es la gloria del hombre. Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre. En verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. Por tanto, la mujer debe tener un símbolo de autoridad sobre la cabeza, por causa de los ángeles. Sin embargo, en el Señor, ni la mujer es independiente del hombre, ni el hombre independiente de la mujer. Porque así como la mujer procede del hombre, también el hombre nace de la mujer; y todas las cosas proceden de Dios. Juzguen ustedes mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿No les enseña la misma naturaleza que si el hombre tiene el cabello largo le es deshonra, pero que si la mujer tiene el cabello largo le es una gloria? Pues a ella el cabello le es dado por velo. Pero si alguien parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni la tienen las iglesias de Dios.
1 Corintios 14:26 NBLA
¿Qué hay que hacer, pues, hermanos? Cuando se reúnan, cada cual aporte salmo, enseñanza, revelación, lenguas o interpretación. Que todo se haga para edificación.
1 Corintios 14:34–36 NBLA
Las mujeres guarden silencio en las iglesias, porque no les es permitido hablar, antes bien, que se sujeten como dice también la ley. Y si quieren aprender algo, que pregunten a sus propios maridos en casa, porque no es correcto que la mujer hable en la iglesia. ¿Acaso la palabra de Dios salió de ustedes, o solo a ustedes ha llegado?
1 Timoteo 2:9–12 NBLA
Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad. Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada.

Conclusiones

Las escrituras afirman la igualdad entre el hombre y la mujer, ambos creados a la imagen de Dios.
Las escrituras afirman que las mujeres y los hombres son distintos y que esa distinción es dada por Dios.
Las Escrituras afirman un orden y rol tanto en el hogar como en la Iglesia de liderazgo amoroso y servicial del hombre y la sumisión que complementa de la mujer.
Las Escrituras muestran que la mujer tiene un gran valor y mucha importancia en la Iglesia usando dones, habilidades y oportunidades para servir a los demás.
El oficio de Anciano (Pastor) no está abierto a la mujer, pero los dones pueden ser ejercidos plenamente.
Las Escrituras indican que la mujer participa abiertamente en la adoración, pero no en la enseñanza pública en la cual tenga autoridad sobre el hombre.
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