MIÉRCOLES 22 DE SETIEMBRE
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1 Corintios
1 Corintios
Recopilemos: Capítulo 1 al 3 el apóstol Pablo les recuerda a los corintios la naturaleza de gracia del evangelio. Pablo llama a los corintios a considerar quiénes eran cuando Dios los llamó a pertenecer a su pueblo. !Dios los eligió!..Dios siempre ha elegido. Desde en Génesis lo vemos.
¿Qué pasó en la caída del hombre? Hasta Satanás se sorprendió de la reacción de Dios…pensó que los mataría o echaría del cielo como a él...
Usted nunca va a conocer a Dios en su totalidad…Ni en el Cielo, sino seríamos perfectos:
Isaías 55.8-9 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
Salmo 50:21 “Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.”
Job 21:22 “¿Enseñará alguien a Dios sabiduría” Job hace una pregunta retórica (osea, no espera respuesta, pues la misma es lógica).
¿Quiénes eramos antes de venir a Cristo?
1 Co.1:26-28 “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio(necio-insensato-cabeza dura-tonto-ingnorante) del mundo escogió (seleccionar)Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,”
¿Cuántas veces del v27 y 28 aparece “escogió Dios”? R-3
ESCOGIDOS
1 Pedro 1.1-2 “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia(destinado desde antes. No quiere decir que Dios ya sabía que usted iba a recibir a Cristo, sino, a una relación predeterminada en el conocimiento) de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.”
Pedro abre esta epístola, como usted sabe, al llamar a sus lectores ‘elegidos’. Elegidos. ¡Qué pensamiento tan tremendo! Somos elegidos de Dios. Elegidos por Dios para disfrutar del privilegio de conocerlo a través de Su Hijo, Jesucristo. Esto no es nuevo. Siempre ha sido el patrón de Dios el elegir de manera soberana:
Nehemías 9:7 dice: “Dios escogió a Abraham.” Génesis 21:12 nos dice: “Dios escogió a Isaac.” Romanos 9:8-15 dice: “Dios escogió a Jacob.”
El profeta Hageo en el 2:23 dice: “Dios escogió a Zorobabel.”
Isaías 42:1 y 1 Pedro 2:6 dice: “Dios escogió a Cristo.”
El Evangelio de Juan inclusive nos recuerda las palabras de nuestro Señor en Juan 15 que Él escogió a los discípulos, los apóstoles.
Gálatas 1:15 nos dice que Él escogió a Pablo, un instrumento escogido.
Y aquí de nuevo, en Corintios, somos confrontados con el hecho de que Él eligió a la Iglesia mediante elección soberana. Dios eligió a aquellos que Le pertenecerían. Recordamos en Efesios 1 en donde dicen el versículo 4: “según nos escogió en Él desde antes de la fundación del mundo.”
El pastor bautista inglés Charles Spurgeon del siglo 18 dijo: “Estoy tan contento de que Dios me haya escogido antes de la fundación del mundo, porque nunca me hubiera escogido después de que nací”
2 Tesalonicenses 2:13: “Dios os ha escogido a vosotros desde el principio para salvación.”
Pablo también les recuerda a los corintios cómo oyeron el evangelio. No se originó en ellos sino en Dios, que le dio a Pablo y Apolos la tarea de plantar y cultivar la semilla del evangelio en Corinto. Pablo y Apolos, entonces, eran colaboradores de Dios y los corintios eran el campo de Dios; edificio de Dios:
1 Co. 3:5-9 “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.”
Pablo les hace una preguntas que debe ubicarnos:
1 Co. 4.7 “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”
Su situación como cristianos, por consiguiente, se originó en Dios.
Dios actuó a favor de los corintios por medio de sus servidores. Los predicadores no deben gloriarse porque lo hace Dios…y la gente que se salva no debe gloriarse porque también lo hace Dios.
Example: Don Orlando...
!No tiene lógica!
Gálatas 2:16 “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo”
Hebreos 10.29 “¿Cuánto mayor(peor) castigo pensáis que merecerá el que pisoteare(tratar con desprecio) al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto(como algo común) en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
Es un hecho interesante, como observa Gleason, que los dos únicos pasajes del Nuevo Testamento que hablan de juicio debido al rechazo de la sangre del pacto son el que acabamos de leer y la otra está en el Libro de Corintios.
1 Co 11:25–30 “Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.”
Pablo advirtió a los creyentes de Corinto que algunos eran culpables de profanar el cuerpo y la sangre del Señor debido a su comportamiento indigno al participar en la Cena del Señor. Este comportamiento resultó en que algunos de los creyentes de Corinto fueran “juzgados”. De hecho, 1 Co 11:30 continúa describiendo este juicio: muchos eran “débiles” y “estaban enfermos” y algunos “estaban dormidos [es decir, habían muerto]”
«Si alguien ha de gloriarse....
1 Co.1.31 “El que se gloría, gloríese en el Señor.”
Jeremías 9.24 “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.”
Lo único en que el hombre puede alabarse es en conocer a Dios e imitarle. Habiendo adquirido este conocimiento, estará entonces determinado siempre a buscar misericordia, juicio y justicia e imitar así los caminos de Dios.
Leer: 1 Co.4.1-8 “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? ”
1 Co.4.8 “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!”
Hay que interpretar las intenciones del autor....En una reprensión severa, Pablo expresa alabanzas sarcásticas en el sentido de que aquellos corintios que se sentían satisfechos en sí mismos ya habían alcanzado la grandeza espiritual. Por eso eran similares a los de Laodicea:
Apocalipsis 3.15-17 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.”
Este pasaje es una seria advertencia a un grupo que se hace llamar iglesia, pero no lo son para el Señor....Example La iglesia Metodista...
Primero, el versículo inicia con palabras que me dan pavor..desnudan el corazón de cualquier persona que cree que puede escoderse..que vive una doble vida y está en la iglesia o se cree parte de la iglesia del Señor...”Yo conozco tus obras”
Como no había nada que elogiar en esta iglesia no regenerada, Cristo va directamente a sus reproches. Las obras siempre muestran el verdadero estado espiritual de las personas, como indicó el Señor al decir
Mt. 7:16 “por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:16; cp. Ro. 2:6–8).
¿Sabías que el salvo y no salvo va a recibir una paga por sus obras?
Ro. 2.6-8 “el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;”
Aunque la salvación es totalmente por la gracia de Dios mediante la fe, las obras confirman o niegan la presencia de la salvación genuina:
Stg. 2.14 “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”
¿Y cuál es la meta-propósito-finalidad que perseguimos al predicar fielmente todo el consejo de Dios y al dedicar especial atención a las doctrinas esenciales de la salvación?
Tito 3.8 “Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.”
Pablo la indica en la frase siguiente: para que los que han creído en Dios procuren ocuparse en buenas obras.
El omnisciente Señor Jesucristo conocía las obras de los laodicenses y que ellas indicaban que era una iglesia no regenerada.
Apocalipsis 3.15 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!”
Cristo los reprendió por no ser [fríos] ni [calientes] sino [tibios].
CONTEXTO: Su lenguaje metafórico viene del suministro de agua para Laodicea. Como viajaba varios kilómetros por un acueducto subterráneo antes de llegar a la ciudad, el agua llegaba impura y sucia. No era lo bastante caliente como para relajar y rehabilitar.Tampoco era fría y refrescante, como la corriente de agua en Colosas. El agua tibia de Laodicea estaba en una condición en la que no podía usarse.
Comparando su estado espiritual con el agua impura y sucia de la ciudad, Cristo dio a la iglesia de Laodicea una reprensión poderosa y estremecedora: por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Algunas iglesias hacen al Señor llorar, otras lo hacen disgustarse; la iglesia de Laodicea lo enfermó.
Las personas calientes son las que están espiritualmente vivas y tienen el fervor de una vida transformada. Las espiritualmente frías, por otra parte, las podemos ver como las que rechazan a Jesucristo. El evangelio no las afecta; no produce en ellas respuesta espiritual alguna. No tienen interés en Cristo, su Palabra, o su Iglesia. Y no pretenden serlo; no son hipócritas.
Las personas tibias no se ajustan a ninguna categoría. No son genuinamente salvas, pero no rechazan abiertamente el evangelio. Asisten a la iglesia y dicen conocer al Señor. Como los fariseos, se contentan con practicar una religión de justicia propia; son hipócritas y viven como si jugaran a ser cristianos. El Señor Jesucristo describió a tales personas en Mateo 7:22–23: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”
Los tibios son como los judíos incrédulos de quienes Pablo decía: “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia” (Ro. 10:2). Son los que tienen “apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Ti. 3:5). Tal insoportable hipocresía le produce náuseas a Cristo.
Estas personas hipócritas y presumidas, que se creen justas, son mucho más difíciles de alcanzar con el evangelio que las de frío corazón que lo rechazan. A estas últimos, al menos, se les puede mostrar que están perdidas. Pero las que piensan que por su propia justicia son salvas, muchas veces ocultan sus sentimientos religiosos y no están dispuestas a reconocer su verdadera condición. No son lo bastante frías como para sentir el amargo aguijón de su pecado. Por consiguiente, no es más que aquel que hace una profesión sin pensarlo bien, pero que nunca experimentan la genuina fe salvadora. No hay otra persona más difícil de alcanzar para Cristo que un falso cristiano.
Lamentablemente, esas iglesias tibias abundan en la actualidad, lo que da gran importancia a la carta a Laodicea
Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Sus acciones demostraron la mentira de sus vacías palabras. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos”, declaró Jesús, “sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt. 7:21). Como el joven rico (Mt. 19:16–22), estaban engañados con relación a su condición espiritual.
¿Qué es vivir bajo la voluntad del Padre?
Romanos 12.1-2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios...No os conforméis a este siglo...comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Como se observó antes, Laodicea era una ciudad muy rica. Esta riqueza les dio a los miembros de la iglesia una falsa sensación de seguridad, ya que imaginaban que su salud espiritual era un reflejo de la riqueza material de la ciudad. Eran ricos en orgullo espiritual, pero estaban arruinados en lo que tenía que ver con la gracia salvadora. Creyendo que se les debía envidiar, en realidad eran dignos de compasión. Esta iglesia, llegó a creer que habían alcanzado un elevado nivel de conocimiento. Ellos sin duda tenían en poco a las personas sencillas que aceptaban plenamente y se sentían satisfechas con la enseñanza bíblica sobre la persona y la obra de Jesucristo. Pero la realidad es, como señaló Jesucristo, que son espiritualmente desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
1 Co.4.9-13 “Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.”
El Padre había permitido que el Hijo fuera sentenciado a muerte e hicieran de Él un espectáculo. Ahora Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte.
ESPECTÁCULO
1 Co.4:9 “hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”.
Cuando un general romano alcanzaba una victoria importante se celebraba con lo que se llamaba un triunfo. El general entraba en la ciudad con gran esplendor militar, a la cabeza de sus oficiales y soldados. Detrás iba un grupo de prisioneros encadenados, con el rey conquistado y sus funcionarios exhibidos de manera bien visible para que todos pudieran verlos y burlarse de ellos. Los prisioneros estaban bajo sentencia de muerte y los llevaban al circo para que lucharan con bestias salvajes. Este es el espectáculo al que se refiere Pablo. En la guerra espiritual en la que estaba enzarzado él eran considerado como uno de aquellos cautivos, aquella clase de prisioneros vencidos, sentenciados a muerte. James Moffatt lo traduce así: “Dios quiere que los apóstoles vayamos los últimos a la arena como gladiadores condenados”.
Poco después de su transfiguración, Jesús habló a sus discípulos acerca de su ya cercano arresto, muerte y resurrección. Ellos no entendieron de qué estaba hablando; pero en vez de pedirle que se lo explicara, ellos comenzaron a discutir acerca de quién de ellos era mayor. Cuando Jesús les preguntó de qué estaban hablando, ellos comprensiblemente se sintieron avergonzados de contestar:
Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos, y tomándolo en sus brazos, les dijo: El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió. (Mr. 9:35–37)
La vida de discipulado es la vida de servicio, y la vida de servicio es la vida de la humildad, una vida que intimidaba tanto al mundo que se pone en peligro de muerte.
1 Co.4:9 “hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”. El sentido general del versículo es que los apóstoles estaban continuamente expuestos a tales peligros, que tanto los ángeles como los hombres (es decir, todos los seres personales, excepto Dios, del Universo) los contemplaban llenos de asombro.
!!Seamos un buen espectáculo, que valga la pena para los ángeles y los hombres!!!