Cristo: Sabiduría, Poder y Gloria
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22 Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, 23 mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, 24 pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
Introducción
Introducción
Aquí tenemos una vez más dos grupos de personas: los judíos y los gentiles.
El apóstol ahora está enfocando su mensaje en las divisiones de religión de parte de los judíos y los intereses mundanos de los gentiles.
Para una definición, obviamente sabemos que, por judíos, se refería a los israelitas. Ellos no creían en el mensaje del apóstol Pablo, aunque sabían muy bien quién era Jesús. ¡Ellos mismos lo habían crucificado! La única manera en que los judíos creerían en Jesús es por la prueba de los “milagros”. ¡Ver para creer!
Por otro lado, a los gentiles no les importaban los milagros. De hecho, no les importaba nada mas que su “sabiduría”. Ellos estaban enfocados en las ganancias de este mundo y no tenían tiempo ni siquiera de pensar en cosas religiosas.
Hoy aprenderemos que, estos dos géneros o grupos de personas todavía siguen en pie y siguen rechazando el evangelio. Es posible que hasta tú mismo, en algún momento de tu vida, llegaste a ser un judío o un gentil en tu actitud.
La sabiduría de Cristo no está en los milagros
La sabiduría de Cristo no está en los milagros
“los judíos piden señales milagrosas…” dice el apóstol Pablo (vs. 22a).
Esto no es nuevo. Al mismo Jesús le demandaron estos milagros, para entonces “creer en él”. En Mateo 12:38-39 le dijeron:
Mateo 12:38-39 “38 Algunos de los fariseos y de los maestros de la ley le dijeron: —Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya. 39 Jesús les contestó: —¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás.”
De nuevo, no era para creer en él, sino para ponerle a prueba. ¡querían tentarlo!
Mateo 16:1-4 “1 Los fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les mostrara una señal del cielo. 2 Él les contestó: «Al atardecer, ustedes dicen que hará buen tiempo porque el cielo está rojizo, 3 y por la mañana, que habrá tempestad porque el cielo está nublado y amenazante. Ustedes saben discernir el aspecto del cielo, pero no las señales de los tiempos. 4 Esta generación malvada y adúltera busca una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás.» Entonces Jesús los dejó y se fue.”
Cada vez que pedían milagro, Jesús les llamaba “generación perversa”.
La razón por esto es porque estas personas en realidad, con o sin milagro, no amaban a Dios en su corazón. No creían en él. Tenían una religión, pero no tenían fe.
Es importante entender, para nosotros, que sin fe es imposible agradar a Dios.
6 En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.
Todo el que quiera tener una relación con Dios debe creer en Dios, y no esperar ver “señales” o “milagros espirituales” para entonces creer.
Muchos andan buscando lo super espiritual. Lo sobrenatural. No se conforman con simplemente creer en Dios. Quieren la “experiencia fuera de este mundo” para entonces “comprobar”, dicen ellos.
En realidad, lo que pasa es que no han aprendido a confiar en Dios. No tienen fe.
No confían en las Escrituras, ni creen la veracidad del testimonio de Jesús.
Un día veremos a Jesús en el cielo, y esta gente que quería o demandaba señales o milagros lo verán, pero se lamentarán, porque no se irán con él. Se quedarán en esta tierra. No serán parte del glorioso arrebatamiento de la iglesia, porque nunca fueron parte de la iglesia.
Si no aprendemos a tener fe en Dios, nuestra religión es vana. Nuestra costumbre religiosa no tiene ningún peso eterno.
El Poder de Dios no está en el mundo
El Poder de Dios no está en el mundo
“… y los gentiles buscan sabiduría” es la segunda advertencia del apóstol (vs. 22b).
¡Ojalá fuera la sabiduría que proclama la Escritura! NO. Es la sabiduría mundana. La filosofía de este mundo, que quiere dar una respuesta a los problemas de esta vida sin incluir a Dios.
La palabra que utiliza el apóstol Pablo acá para sabiduría es la palabra sophía, que significa lo siguiente:
sabiduría finita (capacidad) sust. — la capacidad de adquirir y discernir la verdad acerca de los temas naturales y sobrenaturales sin la ayuda o la revelación de Dios; quizá denota sabiduría de carácter manipulador.
¿Entiendes? Es la sabiduría de un titulo. Una carrera. Una profesión de hombre.
Por gentiles, el apóstol hace referencia a toda persona que no es de sangre judía. No es un israelita, sino de otra nación, otra raza. Es decir, nosotros.
Esto es muy cierto de nosotros hoy en día. Buscamos primero aquello que consideramos importante antes que a Dios: un título profesional, una carrera que pague bien, una posición, un estatus social para ser admirados, una casa, un carro de lujo, y una vida de lujo.
Muchos desprecian a Dios por inclinarse a estas cosas. Adoran a lo creado antes que al creador (Romanos 1:25).
Menosprecian el evangelio, porque para ellos eso es “una pérdida de tiempo”.
Muchos se burlan de nosotros por nuestra fe. Hacen burlas enfrente de sus amistades y nos ridiculizan. Lo que no saben es que, cuando rechazan a Dios, Dios también los rechaza a ellos.
En realidad, no están rechazándote a ti, están rechazando a Jesús. En Lucas 10:16 Jesús dijo:
16 »El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.»
La Gloria de Dios está en el evangelio
La Gloria de Dios está en el evangelio
Regresamos al mismo punto que he estado hablando: la solución que el apóstol Pablo trae es “nosotros predicamos a Cristo crucificado” (vs. 23ª)
Este mensaje es
Tropiezo para los judíos, porque ellos rechazan a Jesús. (vs. 23b)
Locura para los gentiles, porque a ellos no le importa tener una relación personal con Jesús. (vs. 23c)
Pero es importante enfatizar el versículo 24 donde dice:
24 pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
El llamado de Dios es la clave aquí. Es Dios quien inicia nuestro santo llamado a conocer a Cristo.
No es nuestro esfuerzo.
No es nuestra inteligencia.
No es nuestra religión.
Es Dios, quien, en su misericordia y gracia, nos llamó para tener una relación con su hijo Jesús.
No hay logro personal del que podamos estar enorgullecidos. Debemos entender que, por naturaleza, somos pecadores y malos. Fue la gracia de Dios quien nos llamó, y la que nos sostiene.
Esta gracia de Dios, y su gran amor por nosotros hace que:
Su sabiduría sea mucho más grande que la sabiduría humana (vs. 25a)
Y su poder nos capacita a vivir una vida en santidad que antes no hubiéramos tenido (vs. 25b)
Recuerda, sin fe es imposible agradar a Dios, y debemos depender no de nuestras fuerzas, sino de su infinito amor y gracia a nosotros.