El tribunal de Cristo

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Introducción

Todos debemos estar conscientes de que el día en que dejemos esta tierra llegará, nadie está exento de la muerte física. La gran pregunta es ¿Qué ocurrirá conmigo el momento después de que haya dejado este mundo?
Cita bíblica:
2 Corintios 5:6–10 RVR60
Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

Qué es el tribunal de Cristo

El tribunal de Cristo es una de las doctrinas que al creyente debe darle ánimo y gozo para seguir sirviendo al Señor. Esta doctrina expresa que Cristo estará en sentado en un lugar específico. El término “bema” tiene relación con “silla de juicio, una corte judicial, asiento de tribunal - James Swanson, Diccionario de idiomas bíblicos: Griego (Nuevo testamento)”. Es el lugar desde donde Cristo no emitirá un juicio de condenación, ya que no se trata de un análisis de la vida en relación al pecado y salvación, sino en relación a las obras que el creyente ha sido encomendado a realizar (Ef. 2:10). Es Cristo el que juzgará en este tribunal, así lo declara Juan 5:22.

La ocasión del tribunal de Cristo

¿Cuándo tendrá lugar el tribunal de Cristo? Es importante partir de la cita bíblica en Lucas 14:14 donde se hace mención la recompensa de las obras a los demás. Dado que las recompensas serán dadas en la resurrección de los justos, ahora nos toca ubicar este evento y para eso se debe revisar 1 Tesalonicenses 4:13-17, en el que se refiere a que la resurrección ocurrirá el día en que Cristo venga por su iglesia, los muertos en Cristo serán los que resucitarán primero. No sólo Lucas hace referencia a la ocasión, sino también 1 Corintios 4:1-5 que refiere al servicio que nadie debe juzgar sino sólo el Señor hasta que venga. Pablo nos da más luz al hablar de que su recompensa será dada en aquel día por el Señor (2 Ti. 4:8), lo propio ocurre con la mención de Juan en Apocalipsis 20:12.

Objetivo de estar ante el Tribunal de Cristo

Habiendo hecho el estudio correspondiente se entiende lo siguiente: el tribunal que se realizará en el futuro cuando la iglesia sea llevada tendrá el objetivo de presentar todas nuestras obras realizadas en esta vida (2 Co. 5:10). Aquí hay un punto muy importante que analizar. “Malo” es el término que explica “inutilidad”, por eso “el juicio no es para determinar lo que es éticamente bueno o malo, sino más bien aquello que es aceptable y aquello que es inútil” (J. Dwight Pentecost). El propósito es recompensar su servicio por aquellas cosas hechas en el nombre del Señor.
Obras buenas
Las obras buenas son representadas por tres elementos: Oro, plata y piedras preciosas (1 Co. 3:12a). Estos tres elementos nos presentan la buena edificación que el creyente hace sobre el buen fundamento que conoce. Como dice Simón J. Kistemaker: “En la antigüedad, los templos eran construidos de mármol y adornados con oro y plata - Comentario al Nuevo Testamento: 1 Corintios, 125.”
Es decir, el buen fundamento requiere buena edificación. Esto es lo que se trata de expresar. Es decir, estás obras serán las hechas manifiestas, es decir, hecha evidente.
Obras malas
Lo propio en cuanto a las obras inútiles, son representadas con: Madera, heno y hojarasca. El edificar con esto sobre el fundamento de Cristo, es no entender el gran valor que Cristo tiene. Continúa diciendo Kistemaker: “Las casas comunes se construían de madera y ladrillos mezclados con heno o paja. - Comentario al Nuevo Testamento: 1 Corintios, 125.”.
En ese sentido, debemos entender que el día del tribunal de Cristo nuestras obras serán presentadas. Las obras buenas son aquellas que se hacen: De corazón (Col 3:23), sabiendo que no es en vano (1 Co. 15:58), diligentes y fervientes (Ro. 12:11), con perseverancia y fidelidad (Jn 12:26), humildad (Mr 9:35), con abnegación (Mr. 10:45), en contraste, las obras malas son las que se hacen: Por fuerza, por ganancia deshonesta, con dura actitud (1 P. 5:2-3), no contencioso, etc. (1 Ti. 3:1-7; 2 Ti. 2:24-26)

Conclusión

¿Con qué te presentarás en el Tribunal de Cristo? Si bien serás salvo, cuáles son las obras que le presentarás. Si no tienes nada con qué presentarte en ese día déjame decirte que hay dos cosas: 1) El creyente que ama a Dios y entiende el valor de la salvación que ha recibido sirve a su Señor, y 2) el que no ha entendido y no sirve al Señor, con mucha probabilidad puede que no sea creyente. Así que si crees que puedes presentarte a Cristo sin obras y seguir así, debes cuestionarte ¿Será que soy creyente?
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