SOLA SCRIPTURA

Mes de la Reforma  •  Sermon  •  Submitted
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2 Pedro 1:19 NBLA
Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en sus corazones.
A mediados del siglo XIX, el pastor Charles H. Spurgeon predicó acerca de lo imperioso que es para todo creyente escudriñar las Escrituras. Al comienzo de su sermón comentó lo siguiente:
“Parece probable que la nuestra será una época de predicación más bien que una época de oración… “
Sermones de Spurgeon—Volumen 3 No. 172: Escudriñad las Escrituras

Por tanto se vuelve algo muy serio pues es muy probable—¿y acaso no lo puede ver todo sabio?—que cualquiera que se levante ahora que tenga algunos poderes de oratoria y algunas dotes de elocuencia, será proclive a atraer a la multitud sin importar lo que predique, aunque la palabra que declare sea tan falsa como es verdadera la Palabra de Dios, y sea tan contraria al Evangelio como es opuesto al cielo el infierno.

La pandemia nos ha orillado a buscar estudios y predicaciones por Internet, pero desafortunadamente es difícil encontrar una prédica que verdaderamente exalte “la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Co. 4.4), a través de la exposición de “todo el consejo de Dios” (Hch. 20.27). Ahora lo que abunda en las iglesias, y mayormente en los púlpitos son pláticas motivacionales, con la intención de apelar a las emociones y equivocada autosuficiencia del hombre para buscar y alcanzar aquello que sus corazones no regenerados anhelan. Iglesias llenas cada domingo, con sus miles y diez miles de asistentes, motivados por el pecaminoso deseo de obtener ganancia y estabilidad emocional y material, en lugar de anhelar a Cristo, Fuente de agua viva (Jer.2.13; Jn. 7.37), nuestro Mayor Bien y nuestro Deleite (Gn. 15.1; Sal. 73.25-26; Hab. 3.18), y crecer en santidad (Fil. 2.12; He. 12.14).
Por lo tanto, la pregunta que debiéramos hacernos hoy, siglo XXI año 2021 es:
¿Qué es lo que da dirección a nuestros estudios y predicaciones?
El apóstol Pedro nos exhorta a prestar atención a la revelación divina, la Sagrada Escritura, “hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. Sabemos que Pedro fue uno de los tres privilegiados que no gustaron “muerte hasta que vieron al Hijo del Hombre viniendo en su reino” (Mt. 16.28), y vieron al Señor transfigurado en el monte (Mt. 17.1-8). Si Pedro estuviera en nuestros tiempos, sería el más calificado de todos nosotros de hablar de experiencias propias, y basar sus predicaciones en ello. Pero, a diferencia de todos los que ahora se enfocan en experiencias subjetivas, Pedro apela a lo objetivo: la Revelación Bíblica.
Notemos que Pedro se refiere a ella como la “palabra profética más segura”. No se trataba de palabras sin sentido, extrabíblicas y cargadas de declaraciones absurdas con “Palabra de Fe”. Pedro se refiere a los 39 libros escritos de la TANAK (Antiguo Testamento) y a los escritos de los apóstoles que ya se habían escrito (Nuevo Testamento, c.f. 2 Pe. 3.15-16). NO eran necesarias sus experiencias. NO eran necesarias sus opiniones. NO eran necesarias las revelaciones privadas que pudieran tener (ninguno tuvo revelación privada, sino sólo Pablo y Juan, y se les dijo que no hablaran 2Co 12.4; Ap. 10.4). ¿Por qué el énfasis hoy día de recibir nueva revelaciones? ¿O de corromper versos de las Escrituras para fundamentar pecados e ideas? ¿Por qué una defectuosa hermenéutica al momento de estudiar y predicar la Palabra de Dios en los púlpitos? Porque “la palabra de Dios es más cortante, más que toda espada de dos filos, (capaz de) penetrar hasta la división del alma y del espíritu” de las coyunturas y los tuétanos, y es capaz juzgar los pensamientos y las intenciones del corazón” (He. 4.12). Por tal razón, no se predica la Palabra en toda Su excelencia.
En este mes de la Reforma Protestante, recordemos el inmenso valor que tuvo la Escritura para todos los hombres y mujeres que predicaron la Palabra con sufrimiento y valor a pesar de lo que mundo les quiso implementar u obligar. Miremos a los Reformadores, Puritanos y Pastores evangélicos del pasado. Aprendamos y tomemos valor de su ejemplo de amor y dedicación por la SOLA SCRIPTURA. Memoricemos como ellos. Estudiemos como ellos. Prediquemos como ellos. Glorifiquemos a Dios a través de nuestra entrega y amor por la SOLA SCRIPTURA.
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