La Iglesia y la Ordenación
Notes
Transcript
¿Qué es la ordenación?
¿Qué es la ordenación?
No es una tranferencia de algún poder espiritual sobrenatural que hace que el nuevo líder sea más sabio, más elocuente, más conocido de las Escrituras, más sensible a las necesidades de la congregación. Ojalá fuera así, nos hubiera salvado de unas cuantas situaciones negativas.
La “imposición de manos por el presbiterio” es algo simbólico, un reconocimiento público de la preparación, obra, y guía de Dios sobre la vida de un individuo para la obra del ministerio.
Hch. 20:28 y Ef. 4:11 nos informan que el liderazgo en la iglesia es un oficio al cual Dios guía y establece, por lo tanto, la ordenación solo reconoce esta actividad de Dios de forma pública.
Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
No es una transferencia de autoridad de alguna herarquía religiosa, cómo viniendo del papa, al cardinal, al obispo....
En Hch. 6:2-6, eligieron a siete individuos para servir en la iglesia, y hubieron requisitos.
Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
En Hch. 14:23, Pablo y Bernabé volvieron a las iglesias que establecieron y “constituyeron ancianos”, lo cual hubiera precisado ver si cumplieron con ciertos requisitos.
Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
Pablo se refiere al “obispado” como una obra buena que uno desea, o anhela (1 Tim. 3:1). Luego, da una lista de requisitos que debe cumplir tal individuo, 1 Tim. 3:2-7.
Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
Unos capítulos después, 1 Tim. 5:22, en el contexto de requisitos para líderes en la iglesia, le advierte que “no imponga con ligereza las manos a ninguno”, o sea, que tenga cuidado, que examine bien, a quien pone como lider en la iglesia.
No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.
Pablo en dos diferentes situaciones, 1 Tim. 4:14 y 2 Tim. 1:6 anima al joven Timoteo al recordarle de su ordenación al ministerio para resaltar el hecho que Dios es quién lo ha capacitado, y que no debe desanimarse por el desprecio de otros o acobardarse de cumplir la obra del evangelio.
No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
Pablo le recuerda a Tito el próposito de haberlo dejado en Creta, para corregir lo doctrinalmente deficiente, y establecer ancianos, y sigue con darle una lista de requisitos para aquellos líderes, Ti. 1:5-9.
Dicha de forma simple, en la ordenación, el presbiterio, o concilio, no ordena sino recomienda. La iglesia ordena al pastorado. De cierta forma, la iglesia “contrata” la examinación del candidato al concilio, toma en cuenta su recomendación, y decide ordenar al individuo en base a su cumpliento de los requisitos bíblicos.
¿Qué implica para la iglesia?
¿Qué implica para la iglesia?
La iglesia considerar al líder, Heb. 13:7.
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.
La consideración sigue su ejemplo:
El escritor de Hebreos anima a sus lectores a acordarse de la vida de sus líderes, esto significa “tenerlos en mente”, estar recordando su vida y testimonio.
Les dice que consideren, que observen detenidamente el resultado de su conducta y fe, que lo imiten, pero luego empieza a hablar de Cristo y Su obra como el Mediador Perfecto entre Dios y el hombre en los siguientes versículos.
Esto es similar a lo que Pablo dice en 1 Cor. 11:1.
Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
Esta consideración de la iglesia imita la fe y vida de sus líderes en lo que se asemeja a Cristo. Y cuando no se asemeja, se sigue a Cristo.
Esta consideración da lugar al crecimiento.
Dios prepara y capacita, pero nunca de un día para el otro. Hay un proceso de crecimiento en sabiduría ministerial en la vida de los líderes en la iglesia, al igual que cada miembro en particular.
Hay un proceso para corregir a líderes (1 Tim. 5:19-20), y líderes pueden aún descalificarse, pero cuando es tema de alguna falta de crecimiento en alguna área de la vida cristiana, o en sabiduría ministerial, para eso están los “soportandoos y perdonandoos los unos a otros” que la Palabra de Dios exhorta para la iglesia.
Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.
El miembro que deja la iglesia por algún hombre, debe realmente preguntarse si estuvo siguiendo al hombre o a Cristo.
La iglesia debe confiar al líder, Heb. 13:17a.
Hebreos 13:17 (RVR60)
Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta…
La confianza de su salud espiritual.
Esto implica obediencia, hacer lo que se les dice.
Esto implica sujetarse, ponerse debajo de su cuidado.
La obediencia y sumisión se hace en base a que lo que se está exhortando es de acuerdo a la enseñanza de la Palabra de Dios.
Muchos tienen un problema con esto, pero lo hacen en otras situaciones. Uno va al doctor porque tiene algo, el doctor le diagnostica, le receta un medicamento, y le da instrucciones. El individuo confía su cuidado físico al doctor y sigue las instrucciones porque quiere mejorar y sabe que el doctor conoce de lo que le está instruyendo.
De forma paralela, el individuo busca consejo del pastor, a la luz de la Palabra de Dios el pastor le diagnostica, le receta, y le da instrucciones para su mejoría espiritual. Sin embargo, el individuo va a casa y solo se queja a su esposa que el pastor no sabe nada de su vida, no sabe de lo que habla, no le importa nada, y sólo quiere controlarlo. Y luego se queja porque no se siente cuidado del pastor, y su vida no mejora en nada.
La confianza de que servirán con seriedad.
Hay una seriedad porque el líder espiritual vela por su alma.
El pastor cuida, esta atento a la condición y bienestar de tu alma.
Siempre está pensando en como tus decisiones afectan tu bienestar espiritual, pues sabe que tu relación con el Señor es lo más importante que hay, y determina todo lo demás.
No te dices las cosas porque simplemente es su preferencia, sino que está pensando en como tus acciones y reacciones afectarán tu alma.
Hay una seriedad porque el líder espiritual rendirá cuentas por cómo él impactó tu salud espiritual.
Un día, él se parará frente al Señor y dará cuentas por todas la exhortaciones, enseñanzas, y esfuerzos que empeñó ministrando a cada persona que Dios permitió cruzar su camino.
Será responsable por cada falta de exhortación, cada oportunidad perdida, cada palabra suelta, cada mala administración.
Lleva esa carga en sus hombros cada día, y le pesa. No es ningún secreto que el pastorado es uno de los trabajos más estresantes que hay.
Carnicero incrédulo hablando con mi esposa, al descubrir que yo era pastor, “Eso debe ser una carga muy grande”.
Si los doctores tuvieran que rendir cuentas al principe del los doctores por el bienestar de sus pacientes al final de su vida, te prometo que tomarían tu salud física mucho mas seriamente.
La iglesia debe cuidar al líder, Heb. 13:17b-18.
Hebreos 13:17–18 (RVR60)
… para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.
El cuidado de su espíritu, su ánimo.
No es sólo cuidarlo de forma financiera para que tenga sostén como enseña 1 Tim. 5:17-19, sino es cuidar de su ánimo.
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.
El miembro de la iglesia cuida de su líder al dejarse ser cuidados por el pastor. Ser seguidores fieles, sin ser causa de conflicto, sino causa de gozo.
Uno es conflictivo cuando anda siempre quejando, siempre comparando a su pastor con otro, siempre destacando que pueda hacer mejor la iglesia, siempre esperando que el pastor esté de inmediato a su disposición, y nunca levantando ni un dedo para ayudar y servir.
El gozo del líder es de beneficio a la iglesia en general, es provechoso para el cuerpo de Cristo.
Este ánimo resulta de animar al pastor verbalmente, seguir su ejemplo como él sigue a Cristo, mostrar amor a él y a su familia, acompañarlo en el ministerio sirviendo a los demás.
El cuidado en oración.
El escritor de Hebreos concluye con un pedido de oración.
La oración para vivir y servir a Dios con buena conciencia, habiendose conducido bien en todo.
Conclusión:
El deseo de cada pastor es no sólo escuchar a Dios decirle, “Bien, buen siervo y fiel”, sino que Dios te lo diga a ti también.
Considera e imitad su vida como él sigue a Cristo.
Confía de veras tu salud espiritual a su cuidado.
Cuidalo con tu ánimo, servicio, y oración.