CONECTADOS - Cuando el cansancio te redirecciona

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Juan 4:6 (RVR60)
Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.
El cansancio es parte de la vida y muchas veces es un estado ideal para tomar otro rumbo del que estabas imaginando que tomarías.
Existen dos tipos de cansancio:
1) El primero es el resultado del desgaste corporal, mental, o emocional que toda persona puede percibir en sí misma después de realizar una labor agotadora.
Este sentimiento de debilidad se ve compensado al saber que las energías se gastaron en una labor que se considera alentadora, provechosa, o simplemente gratificante. Después de un buen descanso, todo vuelve a la normalidad y estamos listos para volver a empezar.
2) El segundo tipo de cansancio ya es más problemático. Se trata también de un desgaste corporal, mental, o emocional, pero que es producto de una vida agotada por sinsabores, por oportunidades perdidas.
Este cansancio es producto de experimentar la maldad, el rechazo de los que le rodean, o simplemente porque todo esfuerzo acaba en un saco roto sin llegarse a ver nunca los resultados esperados.
Este tipo de cansancio no solo está ligado a nuestras experiencias personales directas, sino también a las situaciones que día a día vamos descubriendo en nuestro entorno, y que le producen a nuestra alma un profundo desaliento.
Esto llega a causarnos una tremenda sensación de extenuación e impotencia para seguir enfrentando los dilemas de la vida.
Y de este segundo cansancio es del que quiero hablar. Porque este segundo cansancio quizá nos está mostrando que no es por ahí.

RECONCIENDO EL CANSANCIO

1º Reyes 19:3–6 NVI
Elías se asustó y huyó para ponerse a salvo. Cuando llegó a Berseba de Judá, dejó allí a su criado y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor!—protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados.» Luego se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido. De repente, un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come.» Elías miró a su alrededor y vio a su cabecera un panecillo cocido sobre carbones calientes y un jarro de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse.
Salmo 73:26 NVI
Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.
Salmo 23:2 NVI
en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;
Salmo 46:10 NVI
«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!»
Salmo 44:3 NVI
Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.

RENOVANDO FUERZAS EN EL SEÑOR:

1º Reyes 19:7–9 NVI
El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje.» Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios. Allí pasó la noche en una cueva. Más tarde, la palabra del Señor vino a él. —¿Qué haces aquí, Elías?—le preguntó.
Isaías 57:10 KJV 1900
Thou art wearied in the greatness of thy way; Yet saidst thou not, There is no hope: Thou hast found the life of thine hand; Therefore thou wast not grieved.

1. BUSCAR AL SEÑOR

Mateo 11:28–29 NVI
»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.
Éxodo 33:14 NVI
—Yo mismo iré contigo y te daré descanso—respondió el Señor.

2. CONFIAR EN EL SEÑOR

Isaías 40:28–31 NVI
¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.

3. BUSCAR COMPAÑEROS DE BATALLA

Eclesiastés 4:12 NVI
Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!
El cansancio nos encierra en nosotros mismos.
Jeremías 6:16 NVI
Así dice el Señor: «Deténganse en los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino, y no se aparten de él. Así hallarán el descanso anhelado. Pero ellos dijeron: “No lo seguiremos.”

4. ENFOCARNOS EN LO PRÓXIMO

Debemos salir de nosotros mismos y conectarnos con la realidad de los demás.
Gálatas 6:9 NVI
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
Hechos de los Apóstoles 18:9–11 NVI
Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue hablando y no te calles, pues estoy contigo. Aunque te ataquen, no voy a dejar que nadie te haga daño, porque tengo mucha gente en esta ciudad.» Así que Pablo se quedó allí un año y medio, enseñando entre el pueblo la palabra de Dios.
2 Corintios 1:4 NVI
quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
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