¿Qué hacemos con la gente rota?

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Introducción.

Si hay algo que debe caracterizar a los cristianos es ser seguidores de Jesús. El apóstol Pablo va a decir en Efesios 5: 1-2 Sed imitadores de Cristo.
Efesios 5:1–2 LBLA
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
Es decir, si a alguien nos tenemos que parecer es a Jesús y no precisamente en el aspecto físico sino en el modo de actuar y comportarse. Por ejm: Este año aprendiste a amar como Jesús ama o aprendiste a perdonar como Jesús perdona.
Porque teóricamente suena sencillo decir soy seguidor de Jesús pero no le imito. Sabéis como le llamaban a Jesús “Amigo de publicanos y pecadores” ¿Como es tu circulo de personas?
Claro entiendo que Jesús se acercaba a los círculos de mayor necesidad, con un propósito claro liberarles de su atadura, no acusando sino relacionándose y mostrando gracia.
Mostro gracia en los círculos señalados por la sociedad y mientras la religión organizada acusaba. Jesús sanaba. Para Jesús antes iba al cielo un ladrón, un recaudador de impuestos, una samaritana que un religioso que no reconocía su necesidad de gracia.
Normalmente estos círculos de personas en los tiempos de Jesús y ahora no son atrayentes sino señalados, porque son gente rota, con taras emocionales, espirituales. Ahora, nosotros que somos la Iglesia de Jesús imitadores de Jesús ¿Qué hacemos con la gente rota?
Acompáñame a Juan 8: 1-11
Juan 8:1–11 NVI
Pero Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús: —Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices? Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: —Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí. Entonces él se incorporó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena? —Nadie, Señor. —Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.
La escena es impresionante. Por un lado vemos a los eruditos de aquel tiempo, a los doctores de la ley, a aquellos que se suponen que guardan las Escrituras. Se la saben de memoria incluso, pero hay algo que carecen, carecen de la GRACIA.
Por otro lado esta una mujer, señalada, acusada, avergonzada, por aquellos religiosos que no les importa las personas sino les importa cumplir la ley. No les importa la gente rota como los leprosos, los mendigos, los lisiados. los recaudadores de impuestos, los pecadores y menos una mujer en esa situación. No vemos por ningún lado al hombre con el se le hallo manteniendo relaciones.
Luego esta, aquel Maestro que no solo viene enseñando y haciendo milagros, sino que tiene problemas constante con el primer grupo. Siempre esta arisco con ellos y su público al que apunta es la gente como aquella mujer. La gente rota.
Los Escribas y fariseos intentan hacerle caer en una trampa con la Pregunta ¿Qué Hacemos con ella? ¿Qué hacemos con la gente rota?
Hay una tradición que dice que Jesús probablemente estuvo escribiendo en la arena los pecados de aquellos que estaban presentes, otros que estaba escribiendo los 10 mandamientos.
Sea cual sea Jesús hace silencio mientras que los religiosos levantan voces acusadoras.
No sé si alguna vez has guardado silencio y voces internas te han acusado. Suele pasar, tenemos una conciencia que nos acusa muchas veces, Inclusive aquellos que hemos entendido el evangelio. No das la talla, no oras demasiado, no lees la Biblia, etc.
Hoy entiendo que has venido con una intensión y es alabar a Dios, conocerle más, a lo mejor conocerle si aún no le conoces. Pero no te puedes ir, sin él

1. Todos alguna vez hemos tomado una piedra.

a) nos incomoda la gente rota. Estaremos preparados para que los asientos vacios de esta iglesia se sienten los borrachos, las prostitutas. O tomaremos piedras, para no juntarnos con la gente rota? De esta manera nos separamos.
Romanos 14:1 NVI
Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones.

2. Todos alguna vez hemos recibido una piedra.

Es decir, todos en alguna área de nuestra vida también estamos rotos, ya sea por causa de que el pecado hizo mella en nosotros o porque alguien arrojo una piedra y hasta ahora no lo podemos superar.
Todos somos gente rota también. No hicimos las cosas bien de lo contrario no necesitariamos la gracia de Dios. Los religiosos creen que todo lo hicieron bien, ellos piensan que no necesitan la gracia y por eso condenan.
Y en un mundo roto por el pecado, Aquellos que estamos en el taller del maestro podemos llevar a otros al taller también.

3. Jesús no toma piedras. LAs recibe.

Jesús no vino a condenar al mundo sino a salvarlo. Vino a dar su vida por aquella mujer, por ti y por mí. El va a pagar Porque la gracia no es barata, es gratis pero no barata.
Romanos 3:23–24 NVI
pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
No tenemos licencia para pecar sino para para ser libres de la atadura que trae el pecado.
Romanos 6:15–16 NVI
Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! ¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia.
Conclusión
No debemos olvidar el propósito por el que existimos cómo iglesia. Somos vasos rotos en la casa del alfarero.
Estamos llamados a mostrar gracia y no juicio.
Estamos llamados a Salvar vidas (Historía de la sociedad humanitaria)
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