Todo por una bendición
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introducción: Para el creyente siempre habrá una lucha entre lo que debe creer y la realidad que contrasta con lo que él espera.
Ese conflicto aparece varias veces ilustrado en la Biblia: desde Noé pasamos a Abraham, luego José, después David, los profetas, los discípulos Y Jesús mismo fue tentado.
Esta mañana nuestro ejemplo es Abraham.
Leamos Génesis 14.17-23
Al regresar de rescatar a su sobrino Lot y sus bienes, Abraham es puesto delante de 2 personajes que representan ese conflicto, entre esperar por fe la bendición o vivir por lo que la realidad ofrece. Uno es el rey de Sodoma y el otro Melquisedec rey de Salem (Jerusalén) descrito también como sacerdote del Dios altísimo.
Melquisedec ofrece a Abraham pan y vino, alimento para el momento, y le da una bendición.
1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,
2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz;
3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
4 Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín.
El rey de Sodoma le ofrece algo inmediato y práctico, una repartición.
Dame las personas, toma todos los bienes, un ofrecimiento que hubiese enriquecido aún más Abraham
Pero Abraham nos da una respuesta sorprendente, él prefiere quedarse con el pan y el vino, que las riquezas que ofrece el rey de Sodoma. El prefieres la bendición de Dios que la gloria humana.
Dos elementos resaltan de este hombre dispuesto a dar todo por una bendición:
1. Una firme convicción del Dios en el cual cree.
1. Una firme convicción del Dios en el cual cree.
Abraham se identifica plenamente con el Dios altísimo. (EL Elyon) de Melquisedec.
2. Una firme determinación sobre lo que él espera.
2. Una firme determinación sobre lo que él espera.
Abraham estaba claramente entendido que la bendición de Dios viene en la forma que Dios quiere, no como los hombres la determinan. El sabe bien dónde está su parte.