SEREMOS REALMENTE LIBRES

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Una de los sesgos del cristiano es no comprender que la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la cruz trajo libertad a nuestras almas de la esclavitud del pecado. Para vislumbrar en su esplendor la obra de nuestro Redentor, debemos tener un entendimiento correcto de nuestra esclavitud y de la libertad que Cristo pago por nosotros.

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INTRODUCCIÓN:

Buen día amados hermanos en Cristo. Hoy es un día muy especial porque tenemos la oportunidad de estar en la presencia de Dios como iglesia y como miembros de Su cuerpo.
Es un privilegio para mí estar aquí ante ustedes para exponer estos versículos de la Palabra de Dios con el mensaje que hoy Dios quiere dar a esta iglesia local. Le ruego me use en el poder de Su Espíritu para poder trazar correctamente la Palabra de Dios, y principalmente, me ayude a que lo que hoy voy a compartir con ustedes sea una realidad cotidiana en cada área de mi vida para la gloria de Su Nombre. Por favor les invito a que me acompañen a orar.
Para dar inicio quiero hacer la siguiente pregunta:
¿Alguno aquí presente ha estado alguna vez en su vida secuestrado? // ¿Alguien estuvo por un momento de su vida privado de su libertad?
Traten de recordar por favor. Tal vez castigados por sus padres, por un hermano, por un familiar. Ahora pregunto:
¿Para ti hermano… cuánto vale tu libertad? // Hipóteticamente, si te llegarán a secuestrar, cuánto estarías dispuesto a pagar por tu rescate y libertad?: le dirías a tu familia que vendan todas tus posesiones, que reúnan dinero incluso que no tienen, para que paguen por tu libertad, ¿verdad?
Se imaginan cómo sería la situación que una persona tiene que vivir de un secuestro?… vamos a ver unos vídeos que nos ayudan a ilustrar esto de una mejor manera (son de 5 minutos)
Ustedes recuerdan una enseñanza que compartí hace unos 3 meses que la llame: LA SUBLIME OBRA DE CRISTO. Allí de forma muy resumida expuse de algún modo, todo lo que el Señor hizo por y para nosotros al entregar Su vida en la cruz. Y quise hacer esto, porque muchas veces nosotros como cristianos, no meditamos, reflexionamos y no nos esforzamos por tener, de alguna manera, una dimensión más real de lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz del calvario.
Estoy convencido que nuestro cristianismo tan ligero, tan superficial y poco convincente se debe a que no hemos entendido, no nos esforzamos por comprender el sacrificio que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Lo damos por sentado, lo tenemos como algo seguro en nuestras vidas y poco nos detenemos a pensar todo lo que al Padre y al Hijo les costo la Cruz del calvario.
“Una visión superficial y barata del Sacrificio de Cristo, me lleva a vivir un Cristianismo mediocre y superficial para Cristo y mi prójimo”.
Con esta introducción, vamos a ver hoy hermanos, un resultado de la obra de Cristo a nuestro favor: y esto tiene que ver con la LIBERTAD con que Cristo nos hizo Libres. Y para esto vamos a estar hoy en nuestro pasaje principal en Juan 8.31-47. Vamos a leerlo…
Juan 8.31-36 “31 Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: «Seréis libres»? 34 Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; 35 y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre. 36 Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.”
Juan 8.37-43 “37 Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto con mi Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oísteis de vuestro padre. 39 Ellos le contestaron, y le dijeron: Abraham es nuestro padre. Jesús les dijo*: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. 40 Pero ahora procuráis matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Esto no lo hizo Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le dijeron: Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, es decir, Dios. 42 Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de Dios y vine de Él, pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que El me envió. 43 ¿Por qué no entendéis lo que digo? Porque no podéis oír mi palabra.”
Juan 8.44-47 “44 Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira. 45 Pero porque yo digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios.”

I. SOMOS ESCLAVOS DEL PECADO:

El primer punto que quiero que empecemos a tratar en nuestro mensaje de hoy es que debemos entender que para poder experimentar una verdadera libertad, debemos entender que somos esclavos. Si no tenemos una comprensión correcta de este concepto de que somos esclavos, en este caso, del pecado, no podremos nunca darle el valor a la libertad con la que Cristo nos hizo libres.
Muchas veces nosotros tenemos el pesamiento de estos judíos: “¡Somos descendientes de Abraham!”. De seguro aquí no hay un judío entre nosotros de nacimiento, pero creo que tal vez muchos de nosotros podemos decir: “Soy Cristiano, Cristo murió por mis pecados, soy salvo por la gracia de Dios; La salvación es un regalo inmerecido; entre otras expresiones similares.
Saben hermanos, “no es suficiente tener claro todas estas verdades en mi corazón, si éstas no se reflejan en mi comportamiento diario.” No es suficiente conocer las doctrinas fundamentales del cristianismo, y tener conocimiento teológico si nuestro corazón, nuestros pensamientos, actitudes, comportamiento y palabras no se ciñen de manera digna por las verdades que decimos creer.
El pecado nos tenía en una condición de miseria hermanos, sumergidos en las tinieblas, atados con grilletes sin esperanza. Estábamos muertos, ocupados en malas obras, estábamos sumergidos allí sin una salida. Prisioneros de nuestros propios deseos. Hermanos la Escritura señala todas estas cosas que acabo de mencionar:
Ef 2.1 “1 Y Él os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados,” Ef 2.3 “3 entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” Ef 2.5 “5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados),”
Col 1.21 “21 Y aunque vosotros antes estabais alejados y erais de ánimo hostil, ocupados en malas obras,”
Ro 6.16 “16 ¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?”
Viviamos en ignorancia: 1 P 1.14 “14 Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia,”.
Teníamos una vana manera de vivir: 1 P 1.18 “18 sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata,”
Vivíamos en tinieblas: Jn 3.19-20 “19 Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. 20 Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas.”
Eramos enemigos de Dios por nuestra amistad con el mundo: Stg 4.4 “4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”
La lista de pasajes es muchísimo más extensa. Todo esto éramos hermanos míos, antes de que Cristo nos viniera a rescatar de la Esclavitud del pecado en el que nos encontrábamos. Te pregunto:
¿Realmente sientes que tu vida antes de Cristo era así?
Saben algo, todo el rescate que Cristo hizo por nosotros no fue gratis. ¿Recuerdan que en los vídeos antes de que estas personas fueran rescatadas por el gaula de la polícia y del ejército les estaban exigiendo a los familiares sumas millonarias por su rescate?
Este es el segundo punto de nuestra enseñanza:

II. NUESTRO RESCATE TUVO UN COSTO INCALCULABLE:

Para nosotros Cristo tuvo que pagar un costo muy alto, demasiado alto. Un valor que si quisiéramos juntar las fortunas de los hombres más ricos de todo el mundo, ni siquiera equivaldría a una millonésima parte de lo que Cristo pago por nuestras almas.
Vamos a leerlo con la Escritura:
Efesios 1:7 LBLA
7 En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia
Colosenses 1:13–14 LBLA
13 Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado, 14 en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.
1 P 1.18-19 “18 sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, 19 sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.”
Heb 9.11-12 “11 Pero cuando Cristo apareció como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.”
Así que para poder disfrutar de la libertad con la que Cristo nos hizo libres, vamos al tercer punto de nuestra enseñanza:

III. ES NECESARIO/IMPEARATIVO CREER, PERMANECER Y CONOCER (C - P - C):

Volvamos a nuestro texto principal en Juan. Leemos de nuevo:
Jn 8.31 “31 Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos;”
Juan 8.32 “32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
Tenemos que creer primero en Él, para después permanecer en Su Palabra. Cuando hacemos esto, le podremos conocer más y más como Él es. De esta manera podremos comprender los dos puntos anteriores:
Que nosotros somos Esclavos del pecado.
Que Nuestro rescate tuvo un costo incalculable.
Las preguntas que ahora debemos hacernos es:
¿Hoy realmente crees en Cristo como tu Señor y como tu Salvador?
¿Has nacido de nuevo por el poder de Su Palabra y el poder de Su Espíritu?
¿Cuánto tiempo permaneces en Su Palabra cada día?
¿Estas destinado el tiempo, los recursos, la salud, el dinero, los dones, los talentos, el cuerpo y la vida que Tu creador te ha dado, para CONOCER verdaderamente a tu Salvador?
Si no lo estamos haciendo hermanos, dejeme decirles que estamos viviendo una religión vana como la de estos judíos con los que Jesus hablaba. Y peor aún, no estamos siendo realmente hijos de Dios como creemos, sino estamos siendo hijos del diablo.
El cuarto punto de nuestro mensaje es:

IV. ¿DE QUIÉN ERES HIJO REALMENTE?:

Juan 8.37-42 “37 Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto con mi Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oísteis de vuestro padre. 39 Ellos le contestaron, y le dijeron: Abraham es nuestro padre. Jesús les dijo*: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. 40 Pero ahora procuráis matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Esto no lo hizo Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le dijeron: Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, es decir, Dios. 42 Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de Dios y vine de Él, pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que El me envió.”
Tal vez hoy muchos de nosotros podemos decir como estos judíos: yo soy cristiano, mi padre es Dios. Ellos decían que su padre era Abraham. Pero miren que Jesús los corrige y les dice que no se engañen: si Abraham fuera su padre, como ellos decían, entonces ellos debían hacer las obras de Abraham. Abraham fue un hombre de fe que obedeció a Dios, Abraham creyó en las promesas de Dios y estuvo dispuesto a sacrificar lo más preciado que Dios le había dado, esto es, a Su único hijo Isaac.

V. CONCLUSIONES:

Para ir finalizando…
Te pregunto:
¿A quién estás escuchando más hoy?
Juan 8.43-47 “43 ¿Por qué no entendéis lo que digo? Porque no podéis oír mi palabra. 44 Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira. 45 Pero porque yo digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios.”
Estas son duras palabras de nuestro Señor Jesus…
¿Recuerdan los vídeos de la introducción?… ¿Recuerdan como fue la reacción de estos hombres y mujeres que fueron rescatados de su cautiverio?… ¿Cuál fue su reacción?
Si estos hombres y mujeres que fueron rescatados del cautiverio del secuestro tuvieron una reacción así tan emotiva, tan profunda y de agradecimiento tan grande por quienes los rescataron; y esto solo fue por salvar sus vidas en este mundo terrenal consumido en maldad, pecados, sufrimiento y destrucción; ¿por qué
nosotros no tenemos una actitud, tan siquiera similar, al entender que Cristo, el Creador del universo, el que Sostiene todas las cosas por el poder de Su Palabra, fue quien pago un costo incalculable por rescatarnos del cautiverio del pecado y del poder de la muerte? ¿Por qué no vivimos una vida, como dijo uno de los secuestrados de los vídeos: “es como volver a nacer de nuevo”, como si realmente hubieramos nacido de nuevo para poder amar con todo nuestro corazón a nuestro redentor, a nuestro salvador?
Oremos...
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